Día 291, DAB Español, Miércoles 18 de Octubre
Jeremías 31:27-32:44; 1 Timoteo 3:1-16; Salmos 88:1-18; Proverbios 25:20-22 (La Palabra (Hispanoamérica))
27 Ya llegan días
—oráculo del Señor— en que sembraré a Israel y a Judá con simiente humana y
simiente de animales. 28 Y del mismo modo que los vigilé para arrancar y
destruir, para arrasar, aniquilar y maltratar, también los vigilaré para
reconstruir y plantar —oráculo del Señor—. 29 En aquellos días ya no dirán:
“los padres comieron los agraces y los hijos padecen dentera”, 30 sino: “cada
cual morirá por su propia culpa: todas las personas que coman agraces,
padecerán dentera”.
31 Ya llegan días
—oráculo del Señor— en que pactaré una nueva alianza con Israel y con Judá, 32
no como la alianza que pacté con sus antepasados el día que los tomé de la mano
para sacarlos del país de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo los
había desposado —oráculo del Señor—. 33 Esta es la alianza que voy a pactar con
Israel después de aquellos días —oráculo del Señor—: Pondré mi ley en su
interior, la escribiré en sus corazones y yo seré su Dios y ellos serán mi
pueblo. 34 Nadie enseñará a nadie diciendo: “Conozcan al Señor”, porque todos
me conocerán, del más pequeño al más grande —oráculo del Señor—; perdonaré sus
culpas y ya no me acordaré de sus pecados.
35 Así dice el Señor,
que ha puesto el sol
para alumbrar de día,
la luna y las
estrellas
para alumbrar la noche;
el que agita el mar
y hace que bramen sus
olas:
su nombre es Señor
del universo.
36 Sólo cuando fallen
estas leyes
—oráculo del Señor—,
dejará Israel de ser
nación para mí.
37 Así dice el Señor:
Si pudieran medirse
los cielos allá arriba
y escrutarse abajo
los cimientos de la tierra,
también yo rechazaría
a la estirpe de Israel
en pago de todo lo
que ha hecho
—oráculo del Señor—.
38 Ya llegan días
—oráculo del Señor— en que la ciudad del Señor será reconstruida, desde la
Torre de Jananel hasta la Puerta del Ángulo. 39 Una vez más la cuerda de medir
irá derecha hasta la loma de Gareb y luego girará hacia Goá. 40 Todo el valle
de los cadáveres y de las cenizas, y los campos que llegan hasta el torrente
Cedrón y hasta la esquina de la Puerta de los Caballos, a oriente, estarán
consagrados al Señor. Ya no volverán a ser destruidos ni arrasados.
Compra de un campo en
Anatot
32 Palabra que
recibió Jeremías de parte del Señor el año décimo de Sedecías, rey de Judá, que
corresponde al año décimo octavo de Nabucodonosor. 2 Por aquel entonces las
fuerzas del rey de Babilonia estaban asediando Jerusalén, y el profeta Jeremías
estaba preso en el patio de la guardia, en el palacio del rey de Judá. 3 Lo
había encarcelado Sedecías, rey de Judá, con esta acusación:
— Tú has profetizado
que el Señor va a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia para que
la conquiste, 4 y que Sedecías, rey de Judá, no escapará de manos de los
caldeos, pues será entregado sin remedio en manos del rey de Babilonia, con
quien hablará directamente y a quien podrá ver cara a cara; 5 y has dicho que
se llevarán a Sedecías a Babilonia, donde permanecerá hasta que el Señor —según
su palabra— se ocupe personalmente de él, y que, aunque luchemos contra los
caldeos, no vamos a conseguir nada.
6 Jeremías le había
respondido:
— Yo he recibido la
palabra del Señor en estos términos: 7 Janamel, hijo de tu tío Salún, vendrá a
decirte: “Compra mi campo de Anatot, porque tuyo es el derecho de rescatarlo
mediante compra”.
8 Pues bien, tal como
había dicho el Señor, mi primo Janamel vino a verme al patio de la guardia y me
dijo: “Compra mi campo de Anatot, en territorio de Benjamín, pues tú tienes el
derecho de adquisición y de rescate; cómpramelo”. Yo me di cuenta de que se
trataba de la palabra del Señor. 9 Así que compré el campo de Anatot a mi
primo. El dinero que pesé ascendía a diecisiete siclos de plata. 10 Firmé el
contrato y lo sellé en presencia de los testigos, y pesé la plata en la
balanza. 11 Después tomé el contrato de compra, ya sellado, con el acuerdo y
las condiciones, y una copia abierta. 12 A continuación entregué el contrato de
compra a Baruc, hijo de Nerías y nieto de Majsías, en presencia de mi primo
Janamel, de los testigos que habían firmado el contrato y de los judaítas que
estaban en el patio de la guardia. 13 En presencia de todos, di esta orden a
Baruc:
14 — Así dice el
Señor del universo, Dios de Israel: Toma estos contratos de compra, el que está
sellado y la copia abierta, y mételos en un recipiente de loza, para que se
conserven durante mucho tiempo. 15 Pues así dice el Señor del universo, Dios de
Israel: Se volverán a comprar casas, campos y viñas en esta tierra.
16 Después de
entregar el contrato de compra a Baruc, hijo de Nerías, oré al Señor así:
17 — ¡Ay, Señor mi
Dios! Tú eres quien ha hecho el cielo y la tierra con gran poder y brazo
extendido. Nada te resulta imposible. 18 Aunque pones de manifiesto tu amor por
generaciones, castigas la culpa de los padres en sus descendientes. Eres un
Dios grande y poderoso: ¡Te llamas Señor del universo! 19 Tus proyectos son
soberbios, magníficas tus acciones; tus ojos advierten la conducta humana y
pagas a cada uno conforme a sus obras, según merecen sus acciones. 20 Hiciste
signos y prodigios en el país de Egipto, en Israel y entre todas las gentes, y
te has ganado un renombre que dura hasta hoy. 21 Sacaste a tu pueblo Israel del
país de Egipto con signos y prodigios, con mano dura y brazo extendido, y con
gran terror. 22 Les diste esta tierra, que habías jurado dar a sus antepasados,
una tierra que mana leche y miel. 23 Vinieron a tomar posesión de ella, pero no
hicieron caso ni a ti ni a tus leyes; no cumplieron las normas que les diste,
por eso convocaste contra ellos todas estas desgracias. 24 En estos momentos
los taludes llegan a la ciudad para conquistarla, y la ciudad está condenada a
caer en manos de los caldeos, que la atacan con la espada, el hambre y la
peste. Lo que anunciaste ha tenido lugar; tú mismo lo estás viendo. 25 ¿Cómo,
pues, me dices, Señor Dios, que compre el campo delante de testigos, cuando la
ciudad está siendo entregada a los caldeos?
26 Jeremías recibió
la palabra del Señor en estos términos:
27 — Yo soy el Señor,
Dios de todo viviente; ¿crees que algo me resulta imposible? 28 Por eso, así
dice el Señor: Voy a entregar esta ciudad en manos de los caldeos y en manos de
Nabucodonosor, rey de Babilonia, que la conquistará. 29 Los caldeos que la atacan
vendrán y prenderán fuego a esta ciudad, y la quemarán junto con las casas
sobre cuyas terrazas se quemaban ofrendas de incienso a Baal y se hacían
libaciones a dioses extranjeros, con el ánimo de irritarme. 30 Porque los
israelitas y los judaítas hacen desde su juventud lo que me parece mal, me han
irritado con sus obras —oráculo del Señor—. 31 Esta ciudad ha provocado mi ira
y mi cólera desde el día en que la construyeron hasta hoy, hasta el punto de
tener que apartarla de mi vista, 32 debido a todas las maldades que cometieron
israelitas y judaítas para irritarme; y no sólo el pueblo llano, sino también
sus reyes, dignatarios, sacerdotes y profetas, la gente de Judá y los
habitantes de Jerusalén. 33 Me dieron la espalda, que no la cara; yo los instruía
continuamente, pero no escuchaban ni aprendían la lección. 34 Metieron sus
ídolos abominables en el Templo que lleva mi nombre, profanándolo. 35
Construyeron santuarios a Baal en el valle de Ben Hinón, para pasar a fuego a
sus hijos e hijas en honor a Moloc, algo que no les había ordenado ni me había
pasado por la imaginación. Con esas abominaciones hicieron pecar a Judá. 36
Pues ahora, así dice el Señor, Dios de Israel, a esta ciudad de la que dicen
que ha sido entregada en manos del rey de Babilonia mediante la espada, el
hambre y la peste: 37 Voy a reunirlos de todos los países adonde los dispersé
con ira, con cólera y con rabia incontrolada. Los haré volver a este lugar y lo
habitarán tranquilos. 38 Serán mi pueblo y yo seré su Dios. 39 Les daré otro corazón
y haré que se comporten de tal modo que me respeten continuamente y les vaya
bien a ellos y a sus descendientes. 40 Pactaré con ellos una alianza perpetua,
y así no dejaré de hacerles el bien; haré que me respeten de corazón, para que
no se aparten de mí. 41 Me alegraré de poder hacerles el bien; los plantaré de
verdad en esta tierra, con todo mi corazón y con toda mi alma. 42 Pues así dice
el Señor: Del mismo modo que traje contra este pueblo esa gran calamidad, ahora
voy a traerles todos los bienes que les estoy prometiendo. 43 Se comprarán
campos en esta tierra de la que dicen que es una desolación, sin gente y sin
animales, y que ha sido entregada en manos de los caldeos. 44 La gente comprará
campos, firmará los contratos y los sellará ante testigos en el territorio de
Benjamín, en las pedanías de Jerusalén, en las ciudades de Judá, en las
ciudades de la montaña, en las ciudades de la Sefela y en las ciudades del
Négueb, pues voy a cambiar su suerte —oráculo del Señor—.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
1 Timoteo 3 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La función del obispo
3 Es esta una palabra
digna de crédito: quien aspira al episcopado, aspira a una noble tarea. 2 Ahora
bien, es preciso que el obispo, sea un hombre sin tacha, marido de una sola
mujer. Debe ser sobrio, equilibrado, cortés, hospitalario, con capacidad para
enseñar. 3 No ha de ser borracho ni pendenciero, sino ecuánime, pacífico y
desinteresado. 4 Que sepa gobernar bien su propia casa y educar a sus hijos con
autoridad y pleno equilibrio, 5 pues quien no sabe gobernar su propia casa,
¿cómo cuidará de la Iglesia de Dios? 6 Que no sea un recién convertido para que
no se le suba el cargo a la cabeza y se haga acreedor de la misma condenación
que el diablo. 7 Es necesario, finalmente, que goce también de buena fama entre
los no creyentes, para que no incurra en descrédito ni el diablo lo atrape en
sus trampas.
Cualidades del
diácono
8 Que los diáconos
sean igualmente personas responsables, hombres de palabra, no dados al vino ni
a los negocios sucios; 9 que guarden las verdades de la fe con una conciencia
limpia. 10 Antes de nada debe comprobarse su conducta y sólo si son
irreprochables podrán ejercer el diaconado.
11 Del mismo modo,
que también las mujeres sean responsables, no calumniadoras, sobrias y
plenamente fieles. 12 Los diáconos, por su parte, deben ser maridos de una sola
mujer, que sepan gobernar a sus hijos y a sus propias casas, 13 pues los que
desempeñan bien la función de diáconos se harán dignos de un puesto honorífico
y alcanzarán una gran confianza en lo que respecta a la fe en Cristo Jesús.
Cristo en el plan de
Dios
14 Te escribo estas
cosas con la esperanza de ir a verte pronto. 15 Por si me retraso, quiero que
sepas cómo debes comportarte en la casa de Dios, es decir, en la Iglesia del
Dios viviente, columna y fundamento de la verdad. 16 Grande es, sin lugar a
dudas, el misterio de nuestra religión:
Cristo vino al mundo
como ser mortal,
el Espíritu dio
testimonio de él,
lo contemplaron los
ángeles,
fue anunciado a las
naciones,
en el mundo le
creyeron,
Dios lo recibió en su
gloria.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
Salmos 88:1-18 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Salmo 88 (87)
Estoy harto de males
88 Canto. Salmo de
los hijos de Coré. Al maestro del coro. Para la enfermedad. Para responder.
Poema de Hemán el Ezraíta.
2 Señor, Dios
salvador mío,
día y noche ante ti
grito.
3 Que mi súplica
llegue a ti,
que escuche tu oído
mi clamor;
4 porque estoy harto
de males
y roza mi vida el
reino de los muertos.
5 Me ven ya entre los
difuntos,
parezco un ser
acabado.
6 Entre los muertos
me encuentro,
estoy como los que
yacen en su tumba
sin que tú ya los
recuerdes,
pues están alejados
de ti.
7 En una fosa
profunda me has dejado,
en las tinieblas, en
las sombras;
8 sobre mí ha caído
tu ira,
con tus olas me
golpeas. [ Pausa]
9 Has alejado de mí a
mis amigos,
me has hecho odioso
para ellos;
estoy encerrado y no
puedo salir;
10 mis ojos se
consumen de pena.
Señor, a ti clamo sin
cesar,
hacia ti elevo mis
manos.
11 ¿Harás un milagro
por los muertos?
¿Se alzarán para
alabarte las sombras?
12 ¿Se proclama tu
amor en la tumba,
tu fidelidad en el
mundo de los muertos?
13 ¿Se conocen tus
prodigios en la fosa,
tu justicia en la
tierra del olvido?
14 Pero yo, Señor, te
imploro,
de mañana mi ruego a
ti llega.
15 Señor, ¿por qué me
rechazas
y me ocultas tu
rostro?
16 Débil, agonizante
desde mi juventud,
aguanto tus horrores
y estoy desconcertado.
17 Tu ira ha pasado
sobre mí,
tus terrores me han
destruido.
18 Como agua me
rodean todo el día
y me cercan todos
juntos.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
Proverbios 25:20-22 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
20 Cantar coplas a un
corazón malherido
es como echar vinagre
en la llaga
o tiritar de frío sin
tener con qué abrigarse.
21 Si tu enemigo
tiene hambre, dale de comer;
si tiene sed, dale de
beber;
22 así harás que la
cara le arda de vergüenza
y el Señor te
recompensará.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
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hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
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