Monday, April 10, 2023

DAB Español, Martes 11 de Abril

Día 101, DAB Español, Martes 11 de Abril


Josué 3:1-4:24; Lucas 14:7-35; Salmos 80; Proverbios 12:27-28 (Nueva Traducción Viviente (NTV))








Josué 3-4

Nueva Traducción Viviente

Los israelitas cruzan el Jordán


3 Temprano a la mañana siguiente, Josué y todos los israelitas salieron de la arboleda de Acacias[a] y llegaron a la orilla del río Jordán, donde acamparon antes de cruzar. 2 Tres días después, los jefes israelitas fueron por el campamento 3 y dieron al pueblo las siguientes instrucciones: «Cuando vean a los sacerdotes levitas llevar el arca del pacto del Señor su Dios, dejen sus puestos y síganlos. 4 Dado que ustedes nunca antes viajaron por este camino, ellos los guiarán. Quédense como a un kilómetro[b] detrás de ellos, mantengan una buena distancia entre ustedes y el arca. Asegúrense de no acercarse demasiado».


5 Entonces Josué le dijo al pueblo: «Purifíquense, porque mañana el Señor hará grandes maravillas entre ustedes».


6 Por la mañana, Josué les dijo a los sacerdotes: «Levanten el arca del pacto y guíen al pueblo hasta el otro lado del río». Así que ellos se pusieron en marcha y fueron delante del pueblo.


7 El Señor le dijo a Josué: «A partir de hoy, empezaré a convertirte en un gran líder a los ojos de todos los israelitas. Sabrán que yo estoy contigo, tal como estuve con Moisés. 8 Dales la siguiente orden a los sacerdotes que llevan el arca del pacto: “Cuando lleguen a la orilla del río Jordán, den unos cuantos pasos dentro del río y deténganse allí”».


9 Entonces Josué les dijo a los israelitas: «Vengan y escuchen lo que dice el Señor su Dios. 10 Hoy sabrán que el Dios viviente está entre ustedes. Sin lugar a dudas, él expulsará a los cananeos, a los hititas, a los heveos, a los ferezeos, a los gergeseos, a los amorreos y a los jebuseos de delante de ustedes. 11 ¡Miren, el arca del pacto que pertenece al Señor de toda la tierra los guiará al cruzar el río Jordán! 12 Elijan ahora a doce hombres de las tribus de Israel, uno de cada tribu. 13 Los sacerdotes llevarán el arca del Señor, el Señor de toda la tierra. En cuanto sus pies toquen el agua, la corriente de agua se detendrá río arriba, y el río se levantará como un muro».


14 Entonces los israelitas salieron del campamento para cruzar el Jordán, y los sacerdotes que llevaban el arca del pacto iban delante de ellos. 15 Era la temporada de la cosecha, y el Jordán desbordaba su cauce. Pero en cuanto los pies de los sacerdotes que llevaban el arca tocaron el agua a la orilla del río, 16 el agua que venía de río arriba dejó de fluir y comenzó a amontonarse a una gran distancia de allí, a la altura de una ciudad llamada Adán, que está cerca de Saretán. Y el agua que estaba río abajo desembocó en el mar Muerto[c] hasta que el lecho del río quedó seco. Después, todo el pueblo cruzó cerca de la ciudad de Jericó.


17 Mientras tanto, los sacerdotes que llevaban el arca del pacto del Señor se quedaron parados en tierra seca, en medio del lecho, mientras el pueblo pasaba frente a ellos. Los sacerdotes esperaron allí hasta que toda la nación de Israel terminó de cruzar el Jordán por tierra seca.

Monumentos del cruce del Jordán


4 Una vez que todo el pueblo terminó de cruzar el Jordán, el Señor le dijo a Josué: 2 «Ahora elige a doce hombres, uno de cada tribu. 3 Diles: “Tomen doce piedras del medio del Jordán, del mismo lugar donde están parados los sacerdotes. Llévenlas al lugar donde van a acampar esta noche y amontónenlas allí”».


4 Entonces Josué convocó a los doce hombres que había elegido, uno por cada tribu de Israel. 5 Les dijo: «Vayan a la mitad del Jordán, frente al arca del Señor su Dios. Cada uno de ustedes debe tomar una piedra y cargarla al hombro; serán doce piedras en total, una por cada tribu de Israel. 6 Las usaremos para levantar un monumento conmemorativo. En el futuro, sus hijos les preguntarán: “¿Qué significan estas piedras?”. 7 Y ustedes podrán decirles: “Nos recuerdan que el río Jordán dejó de fluir cuando el arca del pacto del Señor cruzó por allí”. Esas piedras quedarán como un recordatorio en el pueblo de Israel para siempre».


8 Así que los hombres hicieron lo que Josué les había ordenado. Tomaron doce piedras del medio del río Jordán, una por cada tribu, tal como el Señor le había dicho a Josué. Las llevaron al lugar donde acamparon esa noche y construyeron allí el monumento.


9 Josué también apiló otras doce piedras a la mitad del Jordán, en el lugar donde estaban parados los sacerdotes que llevaban el arca del pacto. Y las piedras siguen allí hasta el día de hoy.


10 Los sacerdotes que llevaban el arca estuvieron en medio del río hasta que se llevaron a cabo todos los mandatos del Señor que Moisés le había dado a Josué. Mientras tanto, el pueblo se apresuró a cruzar el lecho del río. 11 Y cuando todos estaban a salvo en la otra orilla, los sacerdotes terminaron de cruzar con el arca del Señor mientras el pueblo observaba.


12 Los guerreros armados de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la media tribu de Manasés iban delante de los israelitas al cruzar el Jordán, tal como Moisés había indicado. 13 Esos hombres armados—unos cuarenta mil en total—estaban listos para la guerra, y el Señor iba con ellos mientras cruzaban hacia la llanura de Jericó.


14 Ese día, el Señor convirtió a Josué en un gran líder a los ojos de todos los israelitas, quienes, por el resto de su vida, lo respetaron tanto como habían respetado a Moisés.


15 El Señor le había dicho a Josué: 16 «Ordénales a los sacerdotes que llevan el arca del pacto[d] que salgan del lecho del río». 17 Así que Josué dio la orden. 18 En cuanto los sacerdotes que llevaban el arca del pacto del Señor salieron del lecho del río y sus pies pisaron tierra firme, las aguas del Jordán volvieron a fluir y desbordaron el cauce como antes.


19 El pueblo cruzó el Jordán el décimo día del primer mes.[e] Después acamparon en Gilgal, al oriente de Jericó. 20 Fue allí, en Gilgal, donde Josué apiló las doce piedras que había tomado del río Jordán.


21 Entonces Josué les dijo a los israelitas: «En el futuro, sus hijos preguntarán: “¿Qué significan estas piedras?”. 22 Y ustedes podrán decirles: “Aquí es donde los israelitas cruzaron el Jordán sobre tierra seca”. 23 Pues el Señor su Dios secó el río a la vista de ustedes y lo mantuvo seco hasta que todos cruzaran, tal como hizo con el mar Rojo[f] cuando lo secó hasta que todos terminamos de cruzar. 24 Lo hizo para que todas las naciones de la tierra supieran que la mano del Señor es poderosa, y para que ustedes temieran al Señor su Dios para siempre».

Footnotes


3:1 En hebreo Sitim.

3:4 En hebreo alrededor de 2000 codos [0,5 millas].

3:16 En hebreo el mar del Arabá, el mar Salado.

4:16 En hebreo arca del testimonio.

4:19 En el antiguo calendario lunar hebreo, ese día caía a fines de marzo, en abril o a principios de mayo.

4:23 En hebreo mar de juncos.


Lucas 14:7-35

Nueva Traducción Viviente

Jesús enseña acerca de la humildad


7 Cuando Jesús vio que todos los invitados a la cena trataban de sentarse en los lugares de honor, cerca de la cabecera de la mesa, les dio el siguiente consejo: 8 «Cuando te inviten a una fiesta de bodas, no te sientes en el lugar de honor. ¿Qué pasaría si invitaron a alguien más distinguido que tú? 9 El anfitrión vendría y te diría: “Cédele tu asiento a esta persona”. Te sentirías avergonzado, ¡y tendrías que sentarte en cualquier otro lugar que haya quedado libre al final de la mesa!


10 »Más bien, ocupa el lugar más humilde, al final de la mesa. Entonces, cuando el anfitrión te vea, vendrá y te dirá: “¡Amigo, tenemos un lugar mejor para ti!”. Entonces serás honrado delante de todos los demás invitados. 11 Pues aquellos que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan a sí mismos serán exaltados».


12 Luego Jesús se dirigió al anfitrión: «Cuando ofrezcas un almuerzo o des un banquete—le dijo—, no invites a tus amigos, hermanos, parientes y vecinos ricos. Pues ellos también te invitarán a ti, y esa será tu única recompensa. 13 Al contrario, invita al pobre, al lisiado, al cojo y al ciego. 14 Luego, en la resurrección de los justos, Dios te recompensará por invitar a los que no podían devolverte el favor».

Parábola de la gran fiesta


15 Al oír esto, un hombre que estaba sentado a la mesa con Jesús exclamó: «¡Qué bendición será participar de un banquete[a] en el reino de Dios!».


16 Jesús respondió con la siguiente historia: «Un hombre preparó una gran fiesta y envió muchas invitaciones. 17 Cuando el banquete estuvo listo, envió a su sirviente a decirles a los invitados: “Vengan, el banquete está preparado”; 18 pero todos comenzaron a poner excusas. Uno dijo: “Acabo de comprar un campo y debo ir a inspeccionarlo. Por favor, discúlpame”. 19 Otro dijo: “Acabo de comprar cinco yuntas de bueyes y quiero ir a probarlas. Por favor, discúlpame”. 20 Otro dijo: “Acabo de casarme, así que no puedo ir”.


21 »El sirviente regresó y le informó a su amo lo que le habían dicho. Su amo se puso furioso y le dijo: “Ve rápido a las calles y callejones de la ciudad e invita a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”. 22 Después de hacerlo, el sirviente informó: “Todavía queda lugar para más personas”. 23 Entonces su amo dijo: “Ve por los senderos y detrás de los arbustos y a cualquiera que veas, insístele que venga para que la casa esté llena. 24 Pues ninguno de mis primeros invitados probará ni una migaja de mi banquete”».

El costo de ser discípulo


25 Una gran multitud seguía a Jesús. Él se dio vuelta y les dijo: 26 «Si quieres ser mi discípulo, debes aborrecer a los demás—a tu padre y madre, esposa e hijos, hermanos y hermanas—sí, hasta tu propia vida. De lo contrario, no puedes ser mi discípulo. 27 Además, si no cargas tu propia cruz y me sigues, no puedes ser mi discípulo.


28 »Sin embargo, no comiences sin calcular el costo. Pues, ¿quién comenzaría a construir un edificio sin primero calcular el costo para ver si hay suficiente dinero para terminarlo? 29 De no ser así, tal vez termines solamente los cimientos antes de quedarte sin dinero, y entonces todos se reirán de ti. 30 Dirán: “¡Ahí está el que comenzó un edificio y no pudo terminarlo!”.


31 »¿O qué rey entraría en guerra con otro rey sin primero sentarse con sus consejeros para evaluar si su ejército de diez mil puede vencer a los veinte mil soldados que marchan contra él? 32 Y, si no puede, enviará una delegación para negociar las condiciones de paz mientras el enemigo todavía esté lejos. 33 Así que no puedes convertirte en mi discípulo sin dejar todo lo que posees.


34 »La sal es buena para condimentar, pero si pierde su sabor, ¿cómo la harán salada de nuevo? 35 La sal sin sabor no sirve ni para la tierra ni para el abono. Se tira. ¡El que tenga oídos para oír, que escuche y entienda!».

Footnotes


14:15 En griego será comer pan.


Salmos 80

Nueva Traducción Viviente

Para el director del coro: salmo de Asaf; cántese con la melodía de «Lirios del pacto».


80 Te pido que escuches, oh Pastor de Israel,

    tú, que guías como a un rebaño a los descendientes de José.

Oh Dios, entronizado por encima de los querubines,

    despliega tu radiante gloria

2

    ante Efraín, Benjamín y Manasés.

Muéstranos tu gran poder.

    ¡Ven a rescatarnos!


3

Oh Dios, haznos volver a ti;

    haz que tu rostro brille sobre nosotros.

    Solo entonces seremos salvos.

4

Oh Señor, Dios de los Ejércitos Celestiales,

    ¿hasta cuándo seguirás enojado con nuestras oraciones?

5

Nos diste tristeza por comida,

    y nos hiciste beber lágrimas en abundancia.

6

Nos convertiste en el desprecio[a] de las naciones vecinas.

    Nuestros enemigos nos tratan como si fuéramos una broma.


7

Haznos volver a ti, oh Dios de los Ejércitos Celestiales;

    haz que tu rostro brille sobre nosotros.

    Solo entonces seremos salvos.

8

Nos sacaste de Egipto como a una vid;

    expulsaste a las naciones paganas y nos trasplantaste a tu tierra.

9

Limpiaste el terreno para nosotros,

    y echamos raíces y llenamos la tierra.

10

Nuestra sombra cubrió las montañas;

    nuestras ramas cubrieron los poderosos cedros.

11

Extendimos las ramas al occidente, hacia el mar Mediterráneo;

    nuestros retoños se extendieron al oriente, hacia el río Éufrates.[b]

12

Pero ahora, ¿por qué has derribado nuestras murallas

    de modo que todos los que pasan pueden robarse nuestros frutos?

13

Los jabalíes del bosque los devoran,

    y los animales salvajes se alimentan de ellos.


14

Te suplicamos que regreses, oh Dios de los Ejércitos Celestiales.

    Observa desde los cielos y mira nuestro aprieto.

Cuida de esta vid

15

    que tú mismo plantaste,

    este hijo que criaste para ti.

16

Somos cortados y quemados por nuestros enemigos;

    que perezcan al ver tu ceño fruncido.

17

Fortalece al hombre que amas,

    al hijo que elegiste.

18

Entonces jamás volveremos a abandonarte.

    Revívenos para que podamos invocar tu nombre una vez más.


19

Haznos volver a ti, oh Señor Dios de los Ejércitos Celestiales;

    haz que tu rostro brille sobre nosotros.

    Solo entonces seremos salvos.

Footnotes


80:6 Así aparece en la versión siríaca; en hebreo dice conflicto.

80:11 En hebreo al occidente, hacia el mar [...] al oriente, hacia el río.


Proverbios 12:27-28

Nueva Traducción Viviente


27

Los perezosos ni siquiera cocinan la presa que han atrapado,

    pero los diligentes aprovechan todo lo que encuentran.


28

El camino de los justos conduce a la vida;

    ese rumbo no lleva a la muerte.

Nueva Traducción Viviente (NTV)


La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.

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