Friday, April 12, 2024

DAB Español, Sábado 13 de Abril

Día 104, DAB Español, Sábado 13 de Abril


Josué 7:16-9:2; Lucas 16:1-18; Salmos 82; Proverbios 13:2-3 (Nueva Biblia Viva (NBV))








Josué 7:16-9:2

Nueva Biblia Viva

El castigo de Acán


16 Al día siguiente, siendo muy temprano, Josué presentó las tribus de Israel delante del Señor y fue señalada la tribu de Judá. 17 Entonces se presentaron los clanes de Judá y fue señalado el clan de Zera. Luego se presentaron las familias de aquel clan delante del Señor y fue apartada la familia de Zabdí. 18 Los hombres de la familia de Zabdí se presentaron uno por uno y Acán fue señalado como culpable del pecado. 19 Josué entonces le dijo a Acán:


―Hijo mío, da gloria al Dios de Israel y haz tu confesión. Dime lo que has hecho.


20 Acán contestó:


―He pecado contra el Señor, el Dios de Israel. 21 Vi un hermoso manto importado de Babilonia, casi dos kilos y medio de plata y una barra de oro como de seiscientos gramos. Sentí tanto deseo de poseer todo aquello que lo tomé y lo escondí en la tierra debajo de mi tienda. Allí están, y la plata está debajo de todo.


22 Josué envió a algunos hombres a buscar el botín. Corrieron a la tienda y hallaron las cosas robadas donde Acán había dicho, y la plata estaba debajo de todo. 23 Trajeron todo a Josué y lo dejaron en tierra frente al Señor. 24 Josué y todos los israelitas tomaron a Acán, la plata, el manto; el oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus burros, sus ovejas, la tienda y todo lo que él tenía, y lo llevaron al valle de Acor. 25 Allí Josué dijo a Acán:


―¿Por qué has traído esta calamidad sobre nosotros? Ahora el Señor traerá calamidad sobre ti.


Los hombres de Israel los apedrearon y luego quemaron sus cuerpos 26 e hicieron un gran montón de piedras sobre ellos. Las piedras todavía están allí hasta el día de hoy, y ese lugar aún es conocido como el valle de la Calamidad. Entonces el Señor calmó su ira.

Obediencia y victoria


8 El Señor le dijo a Josué: «No temas ni desmayes, toma contigo toda la gente de guerra, y levántate y sube a Hai. La he entregado en tus manos para que la conquistes. He entregado en tus manos al rey de Hai y a todo su pueblo, su ciudad y su tierra. 2 Harás con ellos lo mismo que hiciste con Jericó y su rey. Pero esta vez podrán quedarse con el botín y el ganado. Prepara una emboscada detrás de la ciudad».


3-4 Antes que todos los hombres de guerra emprendieran la marcha hacia Hai, Josué envió treinta mil soldados de entre los más valientes para que emboscaran por detrás a Hai y estuvieran listos para entrar en acción.


5 «Este es el plan —les explicó—. Cuando ataquemos, los hombres de Hai saldrán a pelear de la manera que lo hicieron antes, entonces, nosotros huiremos. 6 Dejaremos que nos persigan hasta que todos hayan salido de la ciudad. Dirán: “Los israelitas están huyendo nuevamente”. 7 Entonces ustedes saldrán de su escondite y entrarán en la ciudad, porque el Señor nos la entregó. 8 Prendan fuego a la ciudad como el Señor lo ha ordenado. Bien, ya saben lo que tienen que hacer».


9 Se pusieron en marcha aquella noche y tendieron una emboscada entre Betel y el lado occidental de Hai. Pero Josué y el resto de los hombres se quedaron en el campamento de Jericó.


10 A la mañana siguiente, temprano, Josué hizo que sus hombres se levantaran y emprendieron la marcha hacia Hai acompañados por los ancianos de Israel, 11-13 y se detuvieron a la orilla de un valle al norte de la ciudad. Aquella noche Josué envió otros cinco mil hombres a que se unieran a los soldados que estaban emboscados en el lado occidental de la ciudad, y él pasó la noche en el valle.


14 El rey de Hai, al ver a los israelitas al otro lado del valle, salió en la madrugada y los atacó en la llanura del Arabá; pero no sabía que había una emboscada detrás de la ciudad. 15 Josué y todo Israel huyeron a través del desierto como si estuvieran completamente derrotados, 16 y todos los soldados de la ciudad salieron en su persecución. La ciudad quedó indefensa. 17 No quedó un solo soldado en Hai, y las puertas de la ciudad quedaron abiertas de par en par. 18 Entonces el Señor le dijo a Josué: «Levanta tu lanza hacia Hai porque te entregaré la ciudad».


19 Cuando los hombres que estaban ocultos vieron la señal, salieron de su escondite y entraron en la ciudad y la tomaron y sin perder tiempo le prendieron fuego. 20-21 Los hombres de Hai miraron hacia atrás y vieron que el humo de la ciudad llenaba el cielo, y no supieron qué hacer. Pero cuando Josué y sus soldados vieron el humo, se dieron cuenta que los hombres que habían estado listos para emboscar a Hai habían entrado en la ciudad, de modo que dieron media vuelta y comenzaron a atacar a sus perseguidores. 22 Los israelitas que estaban dentro de la ciudad salieron y comenzaron a atacar a sus enemigos por la retaguardia. Los hombres de Hai cayeron en la trampa y todos murieron. Ninguno sobrevivió ni escapó, 23 salvo el rey de Hai que fue capturado y llevado a la presencia de Josué.


24 Cuando Israel terminó la matanza de todos los que estaban fuera de la ciudad, regresaron y acabaron con todos los que quedaban en ella. 25 De esta manera todos los habitantes de Hai, doce mil en total, fueron exterminados en ese día. 26 Josué había mantenido su lanza señalando hacia Hai hasta que la última persona murió. 27 Solamente el ganado y el botín no fueron destruidos, porque los israelitas conservaron estas cosas para sí mismos. El Señor le había dicho a Josué que podían hacerlo. 28 Así Hai se convirtió en un desolado montón de ruinas, y así permanece hasta el día de hoy.


29 Josué colgó al rey de Hai de un árbol hasta la tarde, pero cuando el sol estaba declinando bajó el cuerpo, lo arrojó frente al portón de la ciudad, y lo cubrió con un montón de piedras que todavía está allí.

Lectura de la ley en el monte Ebal


30 Luego Josué construyó un altar al Señor Dios de Israel en el monte Ebal 31 de la manera que Moisés le había ordenado en el libro de la ley. «Hazme un altar de piedras que no hayan sido labradas ni talladas con hierro», había dicho el Señor. Entonces allí los israelitas ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz al Señor.


32 Y mientras el pueblo de Israel observaba, Josué grabó sobre las piedras del altar cada uno de los Diez Mandamientos. 33 Todo el pueblo de Israel, incluidos los ancianos, los oficiales, los jueces, y los extranjeros que vivían entre el pueblo se dividieron en dos grupos, la mitad de ellos al pie del monte Guerizín y la otra mitad al pie del monte Ebal. Entre ellos estaban de pie los sacerdotes con el cofre, listos para pronunciar la bendición. (Todo esto fue hecho de acuerdo con las instrucciones que Moisés había dejado). 34 Josué entonces les leyó todas las bendiciones y maldiciones que Moisés había escrito en el libro de la ley de Dios. 35 Cada mandamiento que Moisés les había dado fue leído delante de toda la asamblea, incluyendo a las mujeres, a los niños y a los extranjeros que vivían en medio de Israel.

Astucia de los gabaonitas


9 Cuando los reyes de los alrededores oyeron lo que le había ocurrido a Jericó, rápidamente se unieron para defender sus vidas de los ataques de Josué y los israelitas. 2 Eran los reyes de las naciones que estaban al occidente del río Jordán, a lo largo de las costas del Mediterráneo hasta los montes del Líbano: los hititas, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.


Lucas 16:1-18

Nueva Biblia Viva

Parábola del administrador astuto


16 Jesús les contó esta parábola a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador al que acusaron de estarle malgastando sus bienes. 2 Entonces lo llamó y le dijo: “¿Qué es eso que me dicen de ti? Prepárame un informe de tu administración, porque ya no puedes seguir siendo mi administrador”. 3 El administrador se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón ya no quiere que sea su administrador? No tengo fuerzas para cavar, y me da vergüenza pedir limosna. 4 Ya sé lo que voy a hacer para que cuando me quiten el trabajo haya gente que me reciba en sus casas”.


5 »Llamó a cada uno de los que le debían algo a su patrón. Al primero le preguntó: “¿Cuánto le debes a mi patrón?”. 6 Este le contestó: “Cien barriles de aceite”. El administrador le dijo: “Toma tu factura, siéntate, date prisa y escribe cincuenta”. 7 Después le preguntó al segundo: “Y tú, ¿cuánto le debes?”. Él contestó: “Cien bultos de trigo”. El administrador le dijo: “Toma tu factura y anota ochenta”.


8 »El patrón felicitó al administrador porque hizo las cosas con astucia. Es que la gente de este mundo es más astuta en su trato con los que también son de este mundo, que los que han recibido la luz. 9 Por eso yo les aconsejo que usen las riquezas de este mundo para ganar amigos y así, cuando esas riquezas se les acaben a ustedes, los reciban en las viviendas eternas.


10 »El que es honesto en lo poco, también es honesto en lo mucho; y el que no es honesto en lo poco, tampoco será honesto en lo mucho. 11 Por eso, si ustedes no son honestos con las riquezas de este mundo, ¿quién les confiará las riquezas verdaderas? 12 Si no son honrados con lo que no es de ustedes, ¿quién les dará lo que les pertenece a ustedes?


13 »Nadie puede ser sirviente de dos patrones, porque despreciará a uno y amará al otro. Nadie puede servir al mismo tiempo a Dios y a las riquezas».


14 Los fariseos oían todas estas cosas y se burlaban de Jesús porque a ellos les gustaba mucho el dinero.


15 Jesús les dijo: «Ustedes se hacen pasar por buenos delante de la gente, pero Dios conoce sus corazones. Les digo que aquello que la gente piensa que tiene mucho valor para Dios es despreciable.

Otras enseñanzas


16 »La ley y los profetas se anunciaron hasta Juan. Desde entonces, se anuncian las buenas nuevas del reino de Dios, y todos se esfuerzan por entrar en él. 17 Pero es más fácil que desaparezcan el cielo y la tierra, que deje de cumplirse una sola tilde de la ley.


18 »Todo hombre que se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la divorciada, también comete adulterio.


Salmos 82

Nueva Biblia Viva

Salmo de Asaf.


82 Dios está en el tribunal del cielo. Pronuncia sentencia contra los jueces. 2 ¿Hasta cuándo, jueces, tomarán decisiones injustas? ¿Hasta cuándo concederán favores especiales a los malvados? 3 Juzguen rectamente al pobre y al huérfano, y al desvalido y al oprimido háganles justicia. 4 Rescaten de las garras de los malvados al pobre y al necesitado. 5 ¡Pero qué necios e ignorantes son ustedes! Como están en tinieblas, los cimientos de la tierra se estremecen. 6 Yo les he dicho: «Ustedes son dioses e hijos del Altísimo». 7 Mas para la muerte, ustedes no son sino hombres. Caerán como cualquier príncipe, pues todos han de morir.


8 ¡Levántate, oh Dios, y juzga a la tierra! Todas las naciones te pertenecen.


Proverbios 13:2-3

Nueva Biblia Viva


2 El que habla el bien, cosechará el bien, pero los traidores tienen hambre de violencia.


3 El que cuida sus palabras, cuida su vida; el que descuida sus palabras provoca su propia ruina.

Nueva Biblia Viva (NBV)


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