Friday, June 17, 2022

DAB Español, Sábado 18 de Junio

Día 169, DAB Español, Sábado 18 de Junio


1 Reyes 19:1-21; Hechos 12:1-23; Salmos 136; Proverbios 17:14-15 (Reina Valera Contemporánea (RVC))









1 Reyes 19

Reina Valera Contemporánea

Elías huye a Horeb

19 Cuando Ajab le contó a Jezabel todo lo que Elías había hecho, y cómo había degollado a los profetas de Baal, 2 Jezabel mandó un mensajero a Elías, a que le dijera:

«¡Que los dioses me castiguen, y más aún, si mañana a esta misma hora no te he cortado la cabeza como lo hiciste tú con los profetas de Baal.»

3 Al verse en peligro, Elías huyó para ponerse a salvo. Se fue a Berseba, en la región de Judá, y allí dejó a su criado. 4 Se internó en el desierto y, después de caminar todo un día, se sentó a descansar debajo de un enebro. Con deseos de morirse, exclamó:

«Señor, ¡ya no puedo más! ¡Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados!»

5 Se recostó entonces bajo la sombra del enebro, y se quedó dormido. Más tarde, un ángel vino y lo despertó. Le dijo:

«Levántate, y come.»

6 Cuando Elías se sentó, vio cerca de su cabecera un pan que se cocía sobre las brasas y una vasija con agua. Comió y bebió, y se volvió a dormir. 7 Pero el ángel del Señor volvió por segunda vez, lo despertó y le dijo:

«Levántate y come, que todavía tienes un largo camino por recorrer.»

8 Elías comió y bebió y recuperó sus fuerzas, y con aquella comida pudo caminar durante cuarenta días con sus noches, hasta llegar a Horeb, el monte de Dios. 9 Buscó una cueva donde pasar la noche, y allí el Señor le dijo:

«¿Qué haces aquí, Elías?»

10 Y Elías respondió:

«Es muy grande mi amor por ti, Señor, Dios de las ejércitos. Los israelitas se han olvidado de tu pacto, han destruido tus altares, han matado a tus profetas, ¡y sólo quedo yo! Pero me andan buscando para quitarme la vida.»

11 Entonces el Señor le dijo:

«Sal de tu cueva y espérame en el monte, delante de mí.»

Elías pudo sentir que el Señor estaba pasando, porque se desató un viento poderoso que a su paso desgajaba los montes y partía las rocas. Pero el Señor no estaba en el huracán. Tras el viento vino un terremoto. Pero el Señor no estaba en el terremoto. 12 Tras el terremoto vino un fuego. Pero el Señor tampoco estaba en el fuego. Luego vino un silvo apacible y delicado, 13 y cuando Elías lo percibió, se cubrió el rostro con su manto y se quedó a la entrada de la cueva; entonces escuchó una voz que le preguntaba:

«¿Qué haces aquí, Elías?»

14 Y Elías respondió:

«Es muy grande mi amor por ti, Señor, Dios de los ejércitos. Los israelitas se han apartado de tu pacto, han destruido tus altares, han matado a tus profetas, ¡y sólo quedo yo! ¡Pero me andan buscando para quitarme la vida!»

15 El Señor le dijo:

«Regresa por donde viniste, y ve por el desierto camino a Damasco. Cuando llegues allá, busca a Jazael y úngelo como rey de Siria. 16 Luego busca a Jehú hijo de Nimsi, y úngelo como rey de Israel; y a Eliseo hijo de Safat, del pueblo de Abel Meholá, úngelo para que ocupe tu lugar como profeta. 17 Si alguien escapa de la espada de Jazael, Jehú lo matará; y si alguien escapa de la espada de Jehú, Eliseo se encargará de que muera. 18 Yo voy a hacer que queden siete mil israelitas que nunca se arrodillaron ante Baal, ni jamás besaron su estatua.»

Llamamiento de Eliseo

19 Cuando Elías salió de la cueva para dirigirse a Damasco, en el camino se encontró con Eliseo hijo de Safat, que estaba arando el campo con doce yuntas; él llevaba la última. Cuando Elías pasó cerca de él, echó sobre él su manto. 20 Entonces Eliseo dejó la yunta y corrió tras Elías, pero le dijo:

«Permíteme despedirme de mi padre y de mi madre y besarlos; después de eso te seguiré.»

Y Elías le respondió:

«Puedes ir. Yo no te lo voy a impedir.»

21 Entonces Eliseo fue a su casa, tomó un par de bueyes y los mató. Con la leña del arado coció la carne, e invitó al pueblo al banquete. Después se levantó y se fue tras Elías, y se dedicó a servirle.

Hechos 12:1-23

Reina Valera Contemporánea

Muerte de Jacobo; encarcelamiento de Pedro

12 Por eso mismos días el rey Herodes mandó aprehender a algunos miembros de la iglesia para maltratarlos. 2 A Jacobo, hermano de Juan, lo mató a filo de espada 3 Y al ver que esto agradó a los judíos, mandó aprehender también a Pedro, en la fiesta de los panes sin levadura. 4 Luego lo encarceló y lo entregó a cuatro grupos de soldados, para que lo vigilaran. Cada grupo estaba compuesto de cuatro soldados, y Herodes tenía la intención de presentarlo ante el pueblo después de la pascua. 5 Mientras que Pedro era bien vigilado en la cárcel, en la iglesia se oraba constantemente a Dios por él.

Pedro es librado de la cárcel

6 La noche en que Herodes lo iba a sacar, Pedro estaba durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y frente a la puerta había también guardias que vigilaban la cárcel. 7 De pronto una luz iluminó la cárcel y apareció un ángel del Señor, el cual tocó a Pedro en el costado para despertarlo, y le dijo: «¡De prisa, levántate!» Y al instante las cadenas se le cayeron de las manos. 8 Entonces el ángel le dijo: «Recoge tu ropa y átate las sandalias; envuélvete en tu manto y sígueme.» Y Pedro obedeció. 9 Salieron de la celda y Pedro lo siguió, aunque creía que lo que el ángel hacía era una visión. 10 Pasaron la primera y la segunda guardia, y al llegar a la puerta de hierro que daba a la ciudad, ¡ésta se abrió por sí misma! Una vez afuera, cruzaron una calle y luego el ángel desapareció. 11 Entonces Pedro volvió en sí, y dijo: «Ahora me doy cuenta de que en verdad el Señor envió su ángel para librarme de Herodes y de todo lo que el pueblo judío esperaba hacer.»

12 Mientras pensaba así, llegó a casa de María, la madre de Juan, a quien todos conocían como Marcos. Muchos hermanos se habían reunido allí para orar. 13 Cuando Pedro llamó a la puerta del patio, una muchacha llamada Rode salió a ver quien llamaba, 14 y al reconocer la voz de Pedro se puso tan alegre que no abrió, sino que corrió a decir que Pedro estaba a la puerta. 15 Ellos le dijeron que estaba loca. Pero ante su insistencia, ellos dijeron: «¡Ha de ser su ángel!» 16 Mientras tanto, Pedro seguía llamando; así que cuando abrieron y lo vieron, se quedaron atónitos. 17 Pero Pedro les hizo señas con la mano para que callaran, y entonces les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. Y añadió: «Digan esto a Jacobo y a los hermanos.» Luego salió, y se fue a otro lugar.

18 Cuando amaneció, hubo mucho alboroto entre los soldados, pues no sabían qué había pasado con Pedro. 19 Herodes lo buscó y, como no lo halló, hizo interrogar a los guardias y luego ordenó que los mataran. Pedro, por su parte, salió de Judea y se fue a Cesarea, donde se quedó.

Muerte de Herodes

20 Herodes estaba muy enojado con los habitantes de Tiro y de Sidón, pero ellos se pusieron de acuerdo y sobornaron al camarero mayor del rey, un hombre llamado Blasto, para que los llevara ante él; y es que querían llegar a un arreglo amistoso, pues sus abastos los recibían a través del territorio del rey. 21 El día convenido, Herodes llegó vestido con sus ropas reales y se sentó en el trono para dirigirles un discurso formal. 22 El pueblo estaba muy emocionado y lo aclamaba a grandes gritos: «¡Queremos voz de Dios, y no voz de un hombre!» 23 En ese momento, un ángel del Señor lo hirió porque no le dio la gloria a Dios, y Herodes murió agusanado.

Salmos 136

Reina Valera Contemporánea

La misericordia del Señor

136 ¡Alabemos al Señor, porque él es bueno!

¡Su misericordia permanece para siempre!

2 Alabemos al Dios de dioses;

¡su misericordia permanece para siempre!

3 Alabemos al Señor de señores;

¡su misericordia permanece para siempre!

4 El Señor hace grandes maravillas.

¡Su misericordia permanece para siempre!

5 El Señor creó los cielos con sabiduría.

¡Su misericordia permanece para siempre!

6 El Señor extendió la tierra sobre las aguas.

¡Su misericordia permanece para siempre!

7 El Señor formó las grandes lumbreras.

¡Su misericordia permanece para siempre!

8 El Señor hizo el sol para dominar en el día.

¡Su misericordia permanece para siempre!

9 Y la luna y las estrellas para dominar en la noche.

¡Su misericordia permanece para siempre!

10 El Señor hirió de muerte a los primogénitos egipcios.

¡Su misericordia permanece para siempre!

11 El Señor sacó de Egipto a los israelitas.

¡Su misericordia permanece para siempre!

12 Lo hizo con mano fuerte y brazo extendido.

¡Su misericordia permanece para siempre!

13 El Señor partió en dos el Mar Rojo.

¡Su misericordia permanece para siempre!

14 El Señor hizo pasar por él a Israel.

¡Su misericordia permanece para siempre!

15 El Señor sepultó en el Mar Rojo al faraón y a su ejército.

¡Su misericordia permanece para siempre!

16 El Señor condujo a su pueblo por el desierto.

¡Su misericordia permanece para siempre!

17 El Señor hirió de muerte a grandes reyes.

¡Su misericordia permanece para siempre!

18 El Señor les quitó la vida a reyes poderosos.

¡Su misericordia permanece para siempre!

19 A Sijón, el rey de los amorreos.

¡Su misericordia permanece para siempre!

20 También a Og, el rey de Basán.

¡Su misericordia permanece para siempre!

21 Esas tierras se las dio en propiedad a su pueblo.

¡Su misericordia permanece para siempre!

22 Fueron la herencia de su pueblo Israel.

¡Su misericordia permanece para siempre!

23 El Señor se acuerda de nosotros cuando estamos abatidos.

¡Su misericordia permanece para siempre!

24 El Señor nos libra de nuestros enemigos.

¡Su misericordia permanece para siempre!

25 El Señor alimenta a todos los seres vivos.

¡Su misericordia permanece para siempre!

26 ¡Alabemos al Dios de los cielos!

¡Su misericordia permanece para siempre!

Proverbios 17:14-15

Reina Valera Contemporánea

14 El comienzo de un conflicto pronto se vuelve un río desbordado;

es mejor controlarlo, antes de que se desborde.

15 Justificar al malvado y condenar al justo

es igual de repugnante para el Señor.

Reina Valera Contemporánea (RVC)

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