Tuesday, October 22, 2019

DAB Español, Miércoles 23 de Octubre

Día 296, DAB Español, Miércoles 23 de Octubre

Jeremías 42:1-44:23; 2 Timoteo 2:1-21; Salmos 92-93; Proverbios 26:3-5 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))






Jeremías 42:1-44:23 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Consulta a Jeremías y huida a Egipto
42 Entonces los oficiales, acompañados de Yojanán, hijo de Caréaj, de Jezanías, hijo de Osaías, y de toda la gente, pequeños y adultos, acudieron 2 al profeta Jeremías y le dijeron:

— Acepta, por favor, nuestra súplica y consulta al Señor, tu Dios, por nosotros y por todo este resto, pues quedamos muy pocos de tantos que éramos, como tú mismo puedes comprobar. 3 Que el Señor, tu Dios, nos indique el camino que hemos de seguir y lo que tenemos que hacer.

4 El profeta Jeremías les respondió:

— De acuerdo. Voy a consultar al Señor, su Dios, conforme a su petición; y todo lo que responda el Señor sobre ustedes, se lo transmitiré. No les ocultaré nada.

5 Ellos dijeron a Jeremías:

— Que el Señor sea testigo veraz y firme contra nosotros si no hacemos todo lo que el Señor, tu Dios, te mande decirnos. 6 Sea favorable o desfavorable lo que responda, haremos caso al Señor, nuestro Dios, a quien te enviamos, para que nos vaya bien. Haremos caso al Señor, nuestro Dios.

7 Al cabo de diez días, Jeremías recibió la palabra del Señor. 8 Llamó a Yojanán, hijo de Caréaj, a todos los oficiales que lo acompañaban y al resto de la gente, pequeños y adultos 9 y les dijo:

— Así dice el Señor, Dios de Israel, a quien ustedes me enviaron para hacerle llegar su súplica: 10 Si se instalan en esta tierra, los construiré y no los destruiré, los plantaré y no los arrancaré, pues me arrepiento del daño que les he hecho. 11 No tengan miedo del rey de Babilonia, a quien ahora temen; no le tengan miedo —oráculo del Señor—, pues yo estoy con ustedes para auxiliarlos y para librarlos de su mano. 12 Le daré entrañas para que se compadezca de ustedes y los deje volver a su tierra. 13 Pero si deciden no instalarse en esta tierra, haciendo caso omiso al Señor, su Dios; 14 si dicen: “No; vamos a ir al país de Egipto, donde no veremos guerras ni oiremos el toque de trompeta ni pasaremos hambre; allí nos instalaremos”, 15 entonces escuchen la palabra del Señor, resto de Judá: Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Si se empeñan en ir a Egipto a instalarse allí como forasteros, 16 la espada que tanto temen los alcanzará en el país de Egipto, y el hambre que tanto los asusta no los dejará tranquilos en Egipto. Allí morirán. 17 Todos los que se empeñen en ir a Egipto a residir allí como forasteros morirán víctimas de la espada, del hambre y de la peste. No quedará superviviente que pueda ponerse a salvo de la calamidad que pienso traer sobre ellos. 18 Pues así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Del mismo modo que se derramaron mi ira y mi cólera sobre los habitantes de Jerusalén, así se derramará mi cólera sobre ustedes cuando vayan a Egipto. Se convertirán en maldición y espanto, en objeto de execración e ignominia; y no volverán a ver este lugar. 19 Esto les dice el Señor, resto de Judá: No vayan a Egipto; ténganlo bien en cuenta, pues yo se lo atestiguo hoy. 20 Se engañaron a ustedes mismos cuando me enviaron al Señor, su Dios, pidiéndome que consultara por ustedes y diciendo que les comunicara lo que decía el Señor, para ponerlo en práctica. 21 Esto es lo acabo de comunicarles hoy, pero no han hecho caso al Señor, su Dios, en nada de lo que me ha enviado a decirles. 22 Pues ahora, ténganlo bien presente: morirán víctimas de la espada, del hambre y de la peste en el lugar que han elegido para residir como forasteros.

43 Cuando Jeremías acabó de transmitir a toda aquella gente las palabras del Señor, su Dios, —todas las palabras que le había encomendado el Señor, su Dios—, 2 Azarías, hijo de Osaías y Yojanán, hijo de Caréaj, junto con todos los demás hombres dijeron con insolencia a Jeremías:

— Lo que estás diciendo es mentira. El Señor, nuestro Dios, no te ha enviado a decirnos que no vayamos a Egipto a residir allí como forasteros. 3 Es Baruc, hijo de Nerías, quien te incita contra nosotros para que nos entregues en manos de los caldeos y nos maten o nos lleven cautivos a Babilonia.

4 Ni Yojanán, hijo de Caréaj, ni los oficiales ni el resto del pueblo quisieron obedecer al Señor, que les mandaba establecerse en tierras de Judá. 5 Así pues, Yojanán, hijo de Caréaj, y sus oficiales reunieron al resto de Judá que había vuelto de todas las naciones de la dispersión para establecerse en Judá: 6 hombres, mujeres, niños, princesas reales y cuantas personas había encomendado Nabusardán, jefe de la guardia, a Godolías, hijo de Ajicán y nieto de Safán; y también al profeta Jeremías y a Baruc, hijo de Nerías. 7 Desobedeciendo al Señor, se dirigieron al país de Egipto y llegaron a Tafne. 8 Jeremías recibió en Tafne la palabra del Señor, en estos términos:

9 — Toma unas piedras grandes y entiérralas en la argamasa del pavimento que hay a la entrada del palacio del faraón en Tafne, en presencia de los judaítas. 10 Luego les dices: “Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Voy a mandar que traigan a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia; pondré su trono sobre estas piedras que he enterrado y desplegará encima su dosel. 11 Cuando llegue, destruirá el país de Egipto: los destinados a la muerte, morirán; los destinados al destierro, irán desterrados; los destinados a la espada, morirán a espada. 12 Yo prenderé fuego a los templos de los dioses de Egipto y él los incendiará y se llevará cautivos a sus dioses. Se cubrirá [el Señor] en el país de Egipto como un pastor se arropa con su manta y saldrá de allí sin obstáculos. 13 Hará pedazos las estelas del templo del Sol, en Egipto, e incendiará los templos de los dioses egipcios”.

Oráculos contra los judaítas de Egipto
44 Palabra que recibió Jeremías sobre los judaítas instalados en territorio egipcio: en Migdol, en Tafne, en Menfis y en la región de Patros. Estas fueron sus palabras:

2 — Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Ustedes son testigos de las desgracias que he traído sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá, que aún siguen arruinadas y deshabitadas, 3 debido a las maldades que cometieron: me irritaron quemando ofrendas de incienso y dando culto a dioses extraños que ni ellos, ni ustedes ni sus antepasados conocían. 4 Les envié continuamente a mis siervos los profetas para que les dijeran: “No cometan esas abominaciones que tanto odio”. 5 Pero no quisieron escuchar, no obedecieron mi mandato de abandonar la maldad y dejar de quemar ofrendas de incienso a otros dioses. 6 Por eso estallaron mi ira y mi cólera, que prendieron en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, dejándolas desoladas y arruinadas hasta el día de hoy. 7 Ahora pues, así dice el Señor, Dios del universo, Dios de Israel: ¿Por qué se hacen tanto daño a ustedes mismos provocando en Judá el exterminio de hombres y mujeres, niños y lactantes? ¿No se dan cuenta de que no les quedará un resto? 8 Además me irritan con sus obras, pues queman ofrendas de incienso a dioses extraños en el país de Egipto, al que han venido a vivir como forasteros; de esa forma ustedes mismos serán exterminados y se convertirán en maldición e ignominia para todas las naciones de la tierra. 9 ¿Han olvidado las maldades de sus antepasados, las de los reyes de Judá y de sus mujeres, las propias maldades de ustedes y las de sus mujeres, las que todos cometieron en territorio de Judá y en las calles de Jerusalén? 10 Hasta el presente no se han arrepentido, no me han respetado ni han vivido conforme a mi ley y a mis preceptos que les di a ustedes y a sus antepasados. 11 Por eso, así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Estoy dirigiendo mi mirada hacia ustedes para mal, para extirpar a todos los de Judá. 12 Aniquilaré al resto de Judá que dirigió su mirada hacia Egipto con el deseo de residir allí como forasteros; todos tendrán su fin en Egipto: serán víctimas de la espada y del hambre. Morirán pequeños y grandes, víctimas de la espada y del hambre; y se convertirán en maldición y espanto, en objeto de execración e ignominia. 13 Castigaré a los habitantes del país de Egipto como castigué a Jerusalén: con la espada, el hambre y la peste; 14 y de los supervivientes de Judá que vinieron a Egipto a residir como forasteros, no quedará uno con vida, nadie podrá ponerse a salvo. Tampoco podrán regresar a Judá, a pesar de que ansían ardientemente volver para instalarse allí. [Sólo algunos fugitivos conseguirán volver].

15 Todos los hombres que sabían que sus mujeres quemaban ofrendas de incienso a dioses extraños, todas las mujeres presentes en aquella gran asamblea y la gente en general residente en Patros, en el país de Egipto, respondieron a Jeremías:

16 — No queremos escuchar la palabra que nos has dirigido en nombre del Señor, 17 sino que vamos a hacer todo lo que hemos decidido: quemar ofrendas de incienso a la Reina del Cielo y hacerle libaciones, como hemos venido haciendo nosotros, nuestros antepasados, nuestros reyes y nuestros dignatarios en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Entonces nos saciábamos de comida, nos iba bien y no experimentábamos desgracias. 18 Pero desde que hemos dejado de quemar ofrendas de incienso a la Reina del Cielo y de hacerle libaciones, nos falta de todo y vamos muriendo a espada o de hambre. 19 Y cuando nosotras quemamos ofrendas de incienso a la Reina del Cielo, le ofrecemos libaciones o le hacemos tortas con su efigie, no lo hacemos sin el consentimiento de nuestros maridos.

20 Respondió Jeremías a toda la gente, hombres, mujeres y niños, que así le habían contestado:

21 — ¿Piensan que el Señor no recordaba y tenía presente el incienso que ofrecían en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, ustedes, sus padres, sus reyes, sus dignatarios y la gente del país? 22 El Señor ya no pudo aguantar la maldad de sus acciones y las abominaciones que cometían, y su tierra se convirtió en ruinas, desolación y maldición, y se quedó sin habitantes hasta el día de hoy. 23 Y es que quemaban ofrendas de incienso y pecaban contra el Señor, sin hacerle caso y sin vivir conforme a su ley, a sus mandatos y a sus decisiones. Por eso les sobrevino aquella desgracia, que continúa hoy.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

2 Timoteo 2:1-21 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
El buen soldado de Cristo
2 Así pues, tú, hijo mío, mantente fuerte, apoyado en la gracia de Cristo Jesús. 2 Y lo que me oíste proclamar en presencia de tantos testigos, confíalo a personas fieles, capaces a su vez de enseñarlo a otras personas.

3 Como fiel soldado de Cristo, no te eches atrás a la hora de las penalidades. 4 Ningún soldado en activo se enreda en asuntos civiles a fin de estar a entera disposición de quien lo alistó. 5 Lo mismo sucede con los atletas: sólo si se ajustan a las reglas de juego, pueden ser declarados vencedores; 6 o con el labrador, que sólo si se afana en su trabajo, tendrá derecho antes que nadie a recoger los frutos. 7 Supongo que entenderás lo que quiero decirte; en cualquier caso, el Señor hará que lo comprendas plenamente.

Salvados en Jesucristo
8 Ten siempre presente a Jesucristo, que nació de la estirpe de David y resucitó triunfante de la muerte conforme al mensaje evangélico que yo anuncio 9 y por el que sufro hasta encontrarme encarcelado como si fuera un malhechor. Pero nadie puede encadenar la palabra de Dios. 10 Por eso, lo aguanto todo por amor a los elegidos a fin de que también ellos alcancen la salvación que nos ha conquistado Jesucristo junto con la gloria eterna. 11 Es esta una palabra digna de crédito:

Si morimos con Cristo, viviremos con él;
12 si nos mantenemos firmes, reinaremos con él;
si lo negamos, también él nos negará;
13 si le somos infieles, él permanece fiel,
pues no puede faltar a su palabra.

II.— FIRMEZA ANTE LAS FALSAS DOCTRINAS Y LAS DIFICULTADES (2,14—3,9)
El verdadero y el falso servidor
14 No eches en saco roto estas cosas y en nombre de Dios ordena que nadie se enzarce en disputas que no sirven para nada, sino únicamente para ruina de quienes participan en ellas. 15 Esfuérzate por merecer la aprobación de Dios, como un trabajador que no tiene de qué avergonzarse, como alguien que sigue fielmente la palabra de la verdad. 16 Evita la palabrería estéril y profana que sólo conduce a una vida irreligiosa 17 y que es como carcoma que todo lo devora. Tal es el caso de Himeneo y Fileto, 18 que se han desviado de la verdad y andan haciendo estragos en la fe de algunos al decir que la resurrección de los muertos ya ha tenido lugar. 19 Pero el Señor ha puesto un fundamento inconmovible con esta inscripción: El Señor conoce a los suyos; y con esta otra: “Apártese del mal todo el que invoca el nombre del Señor”.

20 En una casa bien surtida hay diferentes utensilios: unos son de oro y plata, otros de arcilla y madera; unos se destinan a usos nobles, otros, en cambio, a los más viles menesteres. 21 Así pues, quien se mantenga incontaminado de estas cosas, será un utensilio noble, consagrado, útil a su dueño y a punto para toda obra buena.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Salmos 92-93 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Salmo 92 (91)
¡Qué bueno es alabar al Señor!
92 Salmo. Canto para el sábado.
2 Qué bueno es alabar al Señor,
elogiar, oh Altísimo, tu nombre,
3 pregonar tu amor durante el día,
tu fidelidad durante la noche,
4 al son del arpa y la cítara,
con los acordes de la lira.
5 Tú, Señor, con tus actos me alegras,
con la obra de tus manos me regocijas.
6 Señor, ¡qué grandes son tus obras,
qué profundos tus pensamientos!
7 El ignorante nada sabe,
el necio no entiende nada de esto:
8 aunque broten los malvados como hierba,
aunque todos los malhechores prosperen,
acabarán destruidos para siempre.
9 Mas tú, Señor, por siempre eres excelso.
10 Señor, aquí tienes a tus enemigos,
a los enemigos que han de perecer,
a los malvados que se dispersarán.
11 Pero tú me has dado la fuerza del búfalo,
me has ungido con aceite nuevo.
12 Mis ojos verán caer a mis rivales,
mis oídos se enterarán
de quiénes son los que me atacan.
13 El justo florecerá cual palmera,
crecerá como un cedro del Líbano;
14 plantado en la casa del Señor,
brotará en los atrios de nuestro Dios.
15 Aún en la vejez darán su fruto,
se mantendrán fecundos y frondosos,
16 para anunciar la rectitud del Señor,
mi refugio, en quien no hay maldad.

Salmo 93 (92)
El Señor reina
93 El Señor es rey, está vestido de majestad;
el Señor está vestido y ceñido de poder;
la tierra está segura, no se derrumbará.
2 Tu trono está firme desde siempre,
desde la eternidad tú existes.
3 Señor, alzaron los ríos su fragor,
elevaron su estruendo los torrentes.
4 Poderoso es el Señor en el cielo
más que el fragor de aguas caudalosas,
más que las impetuosas olas del mar.
5 Tus mandamientos son perpetuos,
la santidad engalana tu casa, Señor,
por días sin término.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Proverbios 26:3-5 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
3 Látigo para el caballo, ramal para el asno
y vara para la espalda de los necios.
4 No respondas al necio con su insensatez
no sea que también tú te vuelvas como él.
5 Responde al necio por su insensatez
no vaya a presumir de sabio.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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