Eclesiastés 7:1-9:18; 2 Corintios 7:8-16; Salmos 48; Proverbios 22:17-19 (Nueva Versión Internacional (NVI))
Eclesiastés 7-9 Nueva Versión
Internacional (NVI)
Nueva
escala de valores
7
Vale más el buen nombre
que el buen perfume.
Vale
más el día en que se muere
que el día en que se nace.
2
Vale
más ir a un funeral
que a un festival.
Pues
la muerte es el fin de todo hombre, y los que viven debieran tenerlo presente.
3
Vale
más llorar que reír;
pues entristece el rostro,
pero le hace bien al corazón.
4
El
sabio tiene presente la muerte;
el necio solo piensa en la diversión.
5
Vale
más reprensión de sabios
que lisonja de necios.
6
Pues las carcajadas de los necios son como el crepitar de las espinas bajo la
olla. ¡Y también esto es absurdo!
7
La
extorsión entorpece al sabio,
y el soborno corrompe su corazón.
8
Vale
más el fin de algo
que su principio.
Vale
más la paciencia
que la arrogancia.
9
No
te dejes llevar por el enojo
que solo abriga el corazón del necio.
10
Nunca preguntes por qué todo tiempo pasado fue mejor. No es de sabios hacer
tales preguntas.
11
Buena es la sabiduría sumada a la heredad, y provechosa para los que viven. 12
Puedes ponerte a la sombra de la sabiduría o a la sombra del dinero, pero la
sabiduría tiene la ventaja de dar vida a quien la posee.
13
Contempla las obras de Dios: ¿quién puede enderezar lo que él ha torcido? 14
Cuando te vengan buenos tiempos, disfrútalos; pero, cuando te lleguen los
malos, piensa que unos y otros son obra de Dios, y que el hombre nunca sabe con
qué habrá de encontrarse después.
15
Todo esto he visto durante mi absurda vida: hombres justos a quienes su
justicia los destruye, y hombres malvados a quienes su maldad les alarga la
vida.
16
No
seas demasiado justo,
ni tampoco demasiado sabio.
¿Para
qué destruirte
a ti mismo?
17
No
hay que pasarse de malo,
ni portarse como un necio.
¿Para
qué morir
antes de tiempo?
18
Conviene
asirse bien de esto,
sin soltar de la mano aquello.
Quien
teme a Dios
saldrá bien en todo.
19
Más
fortalece la sabiduría al sabio
que diez gobernantes a una ciudad.
20
No
hay en la tierra nadie tan justo
que haga el bien y nunca peque.
21
No prestes atención a todo lo que se dice, y así no oirás cuando tu siervo
hable mal de ti, 22 aunque bien sabes que muchas veces también tú has hablado
mal de otros.
Tras
la razón de las cosas
23
Todo esto lo examiné muy bien y con sabiduría, pues me dispuse a ser sabio,
pero la sabiduría estaba fuera de mi alcance. 24 Lejos y demasiado profundo
está todo cuanto existe. ¿Quién puede dar con ello?
25
Volví entonces mi atención hacia el conocimiento, para investigar e indagar
acerca de la sabiduría y la razón de las cosas, y me di cuenta de la insensatez
de la maldad y la locura de la necedad. 26 Y encontré algo más amargo que la
muerte: a la mujer que es una trampa, que por corazón tiene una red y por
brazos tiene cadenas. Quien agrada a Dios se librará de ella, pero el pecador
caerá en sus redes.
27
Y dijo el Maestro: «Miren lo que he hallado al buscar la razón de las cosas,
una por una: 28 ¡que todavía estoy buscando lo que no he encontrado! Ya he dado
con un hombre entre mil, pero entre todas las mujeres aún no he encontrado
ninguna. 29 Tan solo he hallado lo siguiente: que Dios hizo perfecto al género
humano, pero este se ha buscado demasiadas complicaciones».
8
¿Quién como el sabio? ¿Quién conoce las respuestas? La sabiduría del hombre
hace que resplandezca su rostro y se ablanden sus facciones.
La
obediencia al rey
2
Yo digo: Obedece al rey, porque lo has jurado ante Dios. 3 No te apresures a
salir de su presencia. No defiendas una mala causa, porque lo que él quiere
hacer, lo hace. 4 Puesto que la palabra del rey tiene autoridad, ¿quién puede
pedirle cuentas?
5
El que acata sus órdenes no sufrirá daño alguno. El corazón sabio sabe cuándo y
cómo acatarlas. 6 En realidad, para todo lo que se hace hay un cuándo y un
cómo, aunque el hombre tiene en su contra un gran problema: 7 que no sabe lo
que está por suceder, ni hay quien se lo pueda decir. 8 No hay quien tenga
poder sobre el aliento de vida, como para retenerlo, ni hay quien tenga poder
sobre el día de su muerte. No hay licencias durante la batalla, ni la maldad
deja libre al malvado.
Sinrazones
de la vida
9
Todo esto vi al dedicarme de lleno a conocer todo lo que se hace en esta vida:
hay veces que el hombre domina a otros para su propio mal. 10 Vi también a los
malvados ser sepultados —los que solían ir y venir del lugar santo—; a ellos se
les echó al olvido en la ciudad donde así se condujeron.[a] ¡Y también esto es
absurdo! 11 Cuando no se ejecuta rápidamente la sentencia de un delito, el
corazón del pueblo se llena de razones para hacer lo malo.
12
El pecador puede hacer lo malo cien veces, y vivir muchos años; pero sé también
que le irá mejor a quien teme a Dios y le guarda reverencia. 13 En cambio, a
los malvados no les irá bien ni vivirán mucho tiempo. Serán como una sombra,
porque no temen a Dios.
14
En la tierra suceden cosas absurdas, pues hay hombres justos a quienes les va
como si fueran malvados, y hay malvados a quienes les va como si fueran justos.
¡Y yo digo que también esto es absurdo!
15
Por tanto, celebro la alegría, pues no hay para el hombre nada mejor en esta
vida que comer, beber y divertirse, pues solo eso le queda de tanto afanarse en
esta vida que Dios le ha dado.
16
Al dedicarme al conocimiento de la sabiduría y a la observación de todo cuanto
se hace en la tierra, sin poder conciliar el sueño ni de día ni de noche, 17
pude ver todo lo hecho por Dios. ¡El hombre no puede comprender todo lo que
Dios ha hecho en esta vida! Por más que se esfuerce por hallarle sentido, no lo
encontrará; aun cuando el sabio diga conocerlo, no lo puede comprender.
Un
destino común
9
A todo esto me dediqué de lleno, y en todo esto comprobé que los justos y los
sabios, y sus obras, están en las manos de Dios; que el hombre nada sabe del
amor ni del odio, aunque los tenga ante sus ojos. 2 Para todos hay un mismo
final:
para
el justo y el injusto,
para
el bueno y el malo,
para
el puro y el impuro,
para
el que ofrece sacrificios
y para el que no los ofrece;
para
el bueno y para el pecador,
para
el que hace juramentos
y para el que no los hace.
3
Hay un mal en todo lo que se hace en esta vida: que todos tienen un mismo
final. Además, el corazón del hombre rebosa de maldad; la locura está en su
corazón toda su vida, y su fin está entre los muertos. 4 ¿Por quién, pues, decidirse?
Entre todos los vivos hay esperanza, pues
vale
más perro vivo
que león muerto.
5
Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada ni
esperan nada, pues su memoria cae en el olvido. 6 Sus amores, odios y pasiones
llegan a su fin, y nunca más vuelven a tener parte en nada de lo que se hace en
esta vida.
7
¡Anda, come tu pan con alegría! ¡Bebe tu vino con buen ánimo, que Dios ya se ha
agradado de tus obras! 8 Que sean siempre blancos tus vestidos, y que no falte
nunca el perfume en tus cabellos. 9 Goza de la vida con la mujer amada cada día
de la vida sin sentido que Dios te ha dado en este mundo. ¡Cada uno de tus
absurdos días! Esto es lo que te ha tocado de todos tus afanes en este mundo.
10 Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en el
sepulcro, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni
sabiduría.
Más
vale maña que fuerza
11
Me fijé que en esta vida la carrera no la ganan los más veloces, ni ganan la
batalla los más valientes; que tampoco los sabios tienen qué comer, ni los
inteligentes abundan en dinero, ni los instruidos gozan de simpatía, sino que a
todos les llegan buenos y malos tiempos.
12
Vi además que nadie sabe cuándo le llegará su hora. Así como los peces caen en
la red maligna y las aves caen en la trampa, también los hombres se ven
atrapados por una desgracia que de pronto les sobreviene.
13
También vi en este mundo un notable caso de sabiduría: 14 una ciudad pequeña,
con pocos habitantes, contra la cual se dirigió un rey poderoso que la sitió, y
construyó a su alrededor una impresionante maquinaria de asalto. 15 En esa
ciudad había un hombre, pobre pero sabio, que con su sabiduría podría haber
salvado a la ciudad, ¡pero nadie se acordó de aquel hombre pobre!
16
Yo digo que «más vale maña que fuerza», aun cuando se menosprecie la sabiduría
del pobre y no se preste atención a sus palabras.
17
Más
se atiende a las palabras tranquilas de los sabios
que a los gritos del jefe de los necios.
18
Vale
más la sabiduría
que las armas de guerra.
Un
solo error
acaba con muchos bienes.
Footnotes:
8:10 a ellos … se condujeron. Frase de
difícil traducción.
Nueva
Versión Internacional (NVI)
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2 Corintios 7:8-16 Nueva Versión
Internacional (NVI)
8
Si bien los entristecí con mi carta, no me pesa. Es verdad que antes me pesó,
porque me di cuenta de que por un tiempo mi carta los había entristecido. 9 Sin
embargo, ahora me alegro, no porque se hayan entristecido, sino porque su
tristeza los llevó al arrepentimiento. Ustedes se entristecieron tal como Dios
lo quiere, de modo que nosotros de ninguna manera los hemos perjudicado. 10 La
tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a la
salvación, de la cual no hay que arrepentirse, mientras que la tristeza del
mundo produce la muerte. 11 Fíjense lo que ha producido en ustedes esta
tristeza que proviene de Dios: ¡qué empeño, qué afán por disculparse, qué
indignación, qué temor, qué anhelo, qué preocupación, qué disposición para ver
que se haga justicia! En todo han demostrado su inocencia en este asunto. 12
Así que, a pesar de que les escribí, no fue por causa del ofensor ni del
ofendido, sino más bien para que delante de Dios se dieran cuenta por ustedes
mismos de cuánto interés tienen en nosotros. 13 Todo esto nos reanima.
Además
del consuelo que hemos recibido, nos alegró muchísimo el ver lo feliz que
estaba Tito debido a que todos ustedes fortalecieron su espíritu. 14 Ya le
había dicho que me sentía orgulloso de ustedes, y no me han hecho quedar mal.
Al contrario, así como todo lo que les dijimos es verdad, también resultaron
ciertos los elogios que hice de ustedes delante de Tito. 15 Y él les tiene aún
más cariño al recordar que todos ustedes fueron obedientes y lo recibieron con
temor y temblor. 16 Me alegro de que puedo confiar plenamente en ustedes.
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Salmos 48 Nueva Versión Internacional
(NVI)
Canción.
Salmo de los hijos de Coré.
48
Grande es el Señor, y digno de suprema alabanza
en la ciudad de nuestro Dios.
Su
monte santo, 2 bella colina,
es la alegría de toda la tierra.
El
monte Sión, en la parte norte,
es la ciudad del gran Rey.
3
En
las fortificaciones de Sión
Dios se ha dado a conocer como refugio
seguro.
4
Hubo
reyes que unieron sus fuerzas
y que juntos avanzaron contra la ciudad;
5
pero
al verla quedaron pasmados,
y asustados emprendieron la retirada.
6
Allí
el miedo se apoderó de ellos,
y un dolor de parturienta les sobrevino.
7
¡Con
un viento huracanado
destruiste las naves de Tarsis!
8
Tal
como lo habíamos oído,
ahora lo hemos visto
en
la ciudad del Señor Todopoderoso,
en la ciudad de nuestro Dios:
¡Él la hará permanecer para siempre! Selah
9
Dentro
de tu templo, oh Dios,
meditamos en tu gran amor.
10
Tu
alabanza, oh Dios, como tu nombre,
llega a los confines de la tierra;
tu derecha está llena de justicia.
11
Por
causa de tus justas decisiones
el monte Sión se alegra
y las aldeas de Judá se regocijan.
12
Caminen
alrededor de Sión,
caminen en torno suyo
y cuenten sus torres.
13
Observen
bien sus murallas
y examinen sus fortificaciones,
para que se lo cuenten a las generaciones
futuras.
14
¡Este
Dios es nuestro Dios eterno!
¡Él nos guiará para siempre![a]
Footnotes:
48:14 para siempre (LXX); sobre muerte (TM).
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Proverbios 22:17-19 Nueva Versión
Internacional (NVI)
Los
treinta dichos de los sabios
17
Presta
atención, escucha mis palabras;[a]
aplica tu corazón a mi conocimiento.
18
Grato
es retenerlas dentro de ti,
y tenerlas todas a flor de labio.
19
A
ti te las enseño en este día,
para que pongas tu confianza en el Señor.
Footnotes:
22:17 mis palabras (LXX); las palabras de
los sabios (TM).
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