Isaías 41:17-43:13; Efesios 2:1-22; Salmos 67; Proverbios 23:29-35 (Dios Habla Hoy (DHH))
Isaías 41:17-43:13 Dios Habla Hoy
(DHH)
17
»La
gente pobre y sin recursos busca agua
y
no la encuentra.
Tienen
la lengua reseca por la sed;
pero
yo, el Señor, los atenderé,
yo,
el Dios de Israel, no los abandonaré.
18
Haré
brotar ríos en los cerros desiertos
y
manantiales en medio de los valles;
convertiré
el desierto en ciénagas,
haré
brotar arroyos en la tierra seca.
19
En
el desierto plantaré cedros,
acacias,
arrayanes y olivos;
en
la tierra seca haré crecer pinos
juntamente
con abetos y cipreses,
20
para
que todo el mundo vea y sepa,
y
ponga atención y entienda
que
yo, el Señor, he hecho esto con mi poder,
que
yo, el Dios Santo de Israel, lo he creado.»
Dios
desafía a los falsos dioses
21
El
Señor, el rey de Jacob, dice:
«Vengan,
ídolos, a presentar su defensa,
vengan
a defender su causa.
22
Vengan
a anunciarnos el futuro
y
a explicarnos el pasado,
y
pondremos atención;
anúnciennos
las cosas por venir,
para
ver en qué terminan;
23
dígannos
qué va a suceder después,
demuéstrennos
que en verdad son dioses.
Hagan
lo que puedan, bueno o malo,
algo
que nos llene de miedo y de terror.
24
¡Pero
ustedes no son nada
ni
pueden hacer nada!
Despreciable
es aquel que los escoge a ustedes.
25
»Hice
aparecer un hombre en el oriente;
lo
he llamado por su nombre,
y
llega por el norte.
Pisotea
a los gobernantes como si fueran barro;
como
el alfarero, que amasa el barro con sus pies.
26
¿Quién
anunció esto desde el comienzo,
para
que lo supiéramos?
¿Quién
lo predijo desde antes,
para
que admitiéramos que tiene la razón?
Ninguno
de ustedes lo anunció,
nadie
les oyó decir una palabra.
27
Yo
fui quien lo anunció a Sión desde el principio,
y
quien envió a Jerusalén un mensajero
para
decirle que su gente pronto volvería.
28
Miro,
y ninguno de los otros dioses aparece;
nadie
que pueda dar consejo,
nadie
que responda a mis preguntas.
29
¡Ninguno
de ellos es nada!
Nada
pueden hacer;
no
son más que ídolos vacíos.
El
siervo del Señor
42
»Aquí está mi siervo, a quien sostengo,
mi
elegido, en quien me deleito.
He
puesto en él mi espíritu
para
que traiga la justicia a todas las naciones.
2
No
gritará, no levantará la voz,
no
hará oír su voz en las calles,
3
no
acabará de romper la caña quebrada
ni
apagará la mecha que arde débilmente.
Verdaderamente
traerá la justicia.
4
No
descansará ni su ánimo se quebrará,
hasta
que establezca la justicia en la tierra.
Los
países del mar estarán atentos a sus enseñanzas.»
5
Dios,
el Señor, que creó el cielo y lo extendió,
que
formó la tierra y lo que crece en ella,
que
da vida y aliento a los hombres que la habitan,
dice
a su siervo:
6
«Yo,
el Señor, te llamé
y
te tomé por la mano,
para
que seas instrumento de salvación;
yo
te formé, pues quiero que seas
señal
de mi alianza con el pueblo,
luz
de las naciones.
7
Quiero
que des vista a los ciegos
y
saques a los presos de la cárcel,
del
calabozo donde viven en la oscuridad.
8
Yo
soy el Señor, ése es mi nombre,
y
no permitiré que den mi gloria a ningún otro
ni
que honren a los ídolos en vez de a mí.
9
Miren
cómo se cumplió todo lo que antes anuncié,
y
ahora voy a anunciar cosas nuevas;
se
las hago saber a ustedes antes que aparezcan.»
Himno
de alabanza por la acción salvadora de Dios
10
Canten
al Señor un canto nuevo;
desde
lo más lejano de la tierra alábenle
quienes
navegan por el mar
y
los animales que viven en él,
los
países del mar y sus habitantes.
11
Que
se alegren el desierto y sus ciudades
y
los campamentos de la tribu de Quedar.
Que
canten de gozo los habitantes de Selá;
que
alcen la voz desde las cumbres de los montes.
12
Que
den gloria al Señor
y
proclamen su alabanza en los países del mar.
13
El
Señor saldrá como un héroe
y
luchará con ardor como un guerrero;
alzará
la voz, dará el grito de batalla
y
derrotará a sus enemigos.
14
El
Señor dice:
«Por
mucho tiempo me quedé callado,
guardé
silencio y me contuve;
pero
ahora voy a gritar como mujer de parto,
gimiendo
y suspirando.
15
Voy
a destruir montañas y colinas,
y
a dejar seca toda su vegetación;
voy
a convertir los ríos en desiertos
y
a dejar secas las lagunas.
16
Llevaré
a los ciegos por caminos
y
senderos que no conocían.
Convertiré
la oscuridad en luz delante de ellos,
y
en terreno llano los lugares quebrados.
Estas
cosas las haré sin falta.
17
Los
que confían en un ídolo,
los
que a unas estatuas dicen:
“Ustedes
son nuestros dioses”,
se
alejarán avergonzados.
Ceguera
de Israel
18
»Sordos,
escuchen;
ciegos,
fíjense y vean.
19
Nadie
hay tan ciego ni tan sordo
como
mi siervo, mi enviado,
nadie
tan ciego ni tan sordo
como
mi mensajero, el siervo del Señor.
20
Ha
visto muchas cosas, pero no se fija en ellas;
puede
oír, pero no escucha nada.
21
El
Señor, por ser un Dios que salva,
quiso
hacer grande y gloriosa su enseñanza;
22
pero
a este pueblo lo roban y saquean,
a
todos los han hecho caer presos,
los
han encerrado en calabozos;
se
apoderan de ellos, y no hay quien los libre;
los
secuestran, y no hay quien los rescate.»
23
¿Pero
quién de ustedes hace caso de esto?
¿Quién
está dispuesto a escuchar lo que va a suceder?
24
¿Quién
permitió que Israel, el pueblo de Jacob,
fuera
conquistado y secuestrado?
¿No
es verdad que fue el Señor?
Ellos
pecaron contra él,
no
quisieron seguir por el camino
que
él les había señalado,
ni
obedecieron su enseñanza.
25
Por
eso se enojó con ellos y los castigó
con
una guerra violenta que los hizo arder en llamas;
mas
ni aun así quisieron entender.
El
Señor es el único Salvador
43
Pero ahora, Israel, pueblo de Jacob,
el
Señor que te creó te dice:
«No
temas, que yo te he libertado;
yo
te llamé por tu nombre, tú eres mío.
2
Si
tienes que pasar por el agua, yo estaré contigo,
si
tienes que cruzar ríos, no te ahogarás;
si
tienes que pasar por el fuego, no te quemarás,
las
llamas no arderán en ti.
3
Pues
yo soy tu Señor, tu salvador,
el
Dios Santo de Israel.
Yo
te he adquirido;
he
dado como precio de rescate
a
Egipto, a Etiopía y a Sabá,
4
porque
te aprecio,
eres
de gran valor y yo te amo.
Para
tenerte a ti y para salvar tu vida
entrego
hombres y naciones.
5
No
tengas miedo, pues yo estoy contigo.
Desde
oriente y occidente
haré
volver a tu gente para reunirla.
6
Diré
al norte: “Devuélvelos”,
y
al sur: “No te quedes con ellos.
Trae
a mis hijos y mis hijas
desde
lejos, desde el extremo del mundo,
7
a
todos los que llevan mi nombre,
a
los que yo creé y formé,
a
los que hice para gloria mía.”
8
»Hagan
venir a mi pueblo,
que
tiene ojos pero está ciego,
y
tiene oídos pero está sordo.
9
Reúnanse
todos los pueblos,
júntense
las naciones.
¿Quién
entre ellas había predicho esto,
o
había anunciado los sucesos pasados?
Que
presenten testigos y prueben tener razón,
para
que se oiga y se diga que es la verdad.»
10
El
Señor afirma:
«Ustedes
son mis testigos,
mis
siervos, que yo elegí
para
que me conozcan y confíen en mí
y
entiendan quién soy.
Antes
de mí no ha existido ningún dios,
ni
habrá ninguno después de mí.
11
Sólo
yo soy el Señor;
fuera
de mí nadie puede salvar.»
12
El
Señor afirma:
«Yo
lo anuncié y lo proclamé: yo los he salvado;
no
lo hizo un dios extraño,
y
ustedes son mis testigos.
13
Desde
siempre, yo soy Dios.
Nadie
puede librar de mi poder.
Nadie
puede deshacer lo que yo hago.»
Dios
Habla Hoy (DHH)
Dios
habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Efesios 2 Dios Habla Hoy (DHH)
Dios
nos libró de la muerte por medio de Cristo
2
Antes ustedes estaban muertos a causa de las maldades y pecados 2 en que
vivían, pues seguían los criterios de este mundo y hacían la voluntad de aquel
espíritu que domina en el aire y que anima a los que desobedecen a Dios. 3 De
esa manera vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, siguiendo nuestros
malos deseos y cumpliendo los caprichos de nuestra naturaleza pecadora y de
nuestros pensamientos. A causa de eso, merecíamos con toda razón el terrible
castigo de Dios, igual que los demás. 4 Pero Dios es tan misericordioso y nos
amó con un amor tan grande, 5 que nos dio vida juntamente con Cristo cuando
todavía estábamos muertos a causa de nuestros pecados. Por la bondad de Dios
han recibido ustedes la salvación. 6 Y en unión con Cristo Jesús nos resucitó,
y nos hizo sentar con él en el cielo. 7 Hizo esto para demostrar en los tiempos
futuros su generosidad y su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8 Pues
por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe. No
es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido, sino que es un don de Dios. 9
No es el resultado de las propias acciones, de modo que nadie puede gloriarse
de nada; 10 pues es Dios quien nos ha hecho; él nos ha creado en Cristo Jesús
para que hagamos buenas obras, siguiendo el camino que él nos había preparado
de antemano.
Todos
formamos un solo pueblo
11
Así pues, ustedes, que no son judíos, y a quienes llaman «no circuncidados» los
judíos (que circuncidan al hombre en el cuerpo, y a sí mismos se llaman
«circuncidados»), 12 recuerden que en otro tiempo estaban sin Cristo, separados
de la nación de Israel, y no tenían parte en las alianzas ni en la promesa de
Dios. Vivían en este mundo, sin Dios y sin esperanza. 13 Pero ahora, unidos a
Cristo Jesús por la sangre que él derramó, ustedes que antes estaban lejos
están cerca.
14
Cristo es nuestra paz. Él hizo de judíos y de no judíos un solo pueblo,
destruyó el muro que los separaba y anuló en su propio cuerpo la enemistad que
existía. 15 Puso fin a la ley que consistía en mandatos y reglamentos, y en sí
mismo creó de las dos partes un solo hombre nuevo. Así hizo la paz. 16 Él puso
fin, en sí mismo, a la enemistad que existía entre los dos pueblos, y con su
muerte en la cruz los reconcilió con Dios, haciendo de ellos un solo cuerpo.
17
Cristo vino a traer buenas noticias de paz a todos, tanto a ustedes que estaban
lejos de Dios como a los que estaban cerca. 18 Pues por medio de Cristo, los
unos y los otros podemos acercarnos al Padre por un mismo Espíritu. 19 Por eso,
ustedes ya no son extranjeros, ya no están fuera de su tierra, sino que ahora
comparten con el pueblo santo los mismos derechos, y son miembros de la familia
de Dios. 20 Ustedes son como un edificio levantado sobre los fundamentos que
son los apóstoles y los profetas, y Jesucristo mismo es la piedra principal. 21
En Cristo, todo el edificio va levantándose en todas y cada una de sus partes,
hasta llegar a ser, en el Señor, un templo santo. 22 En él también ustedes se
unen todos entre sí para llegar a ser un templo en el cual Dios vive por medio
de su Espíritu.
Dios
Habla Hoy (DHH)
Dios
habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Salmos 67 Dios Habla Hoy (DHH)
¡Que
te alaben todos los pueblos!
(1)
Del maestro de coro, con instrumentos de cuerda. Salmo y cántico.
67
(2) Que el Señor tenga compasión y nos bendiga,
que
nos mire con buenos ojos,
2
(3)
para que todas las naciones de la tierra
conozcan
su voluntad y salvación.
3
(4) Oh Dios,
que te alaben los pueblos;
¡que todos los pueblos te alaben!
4
(5)
Que las naciones griten de alegría,
pues
tú gobiernas los pueblos con justicia;
¡tú
diriges las naciones del mundo!
5
(6) Oh Dios,
que te alaben los pueblos;
¡que todos los pueblos te alaben!
6
(7)
La tierra ha dado su fruto;
¡nuestro
Dios nos ha bendecido!
7
(8)
¡Que Dios nos bendiga!
¡Que
le rinda honor el mundo entero!
Dios
Habla Hoy (DHH)
Dios
habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Proverbios 23:29-35 Dios Habla Hoy
(DHH)
-
18 -
29
¿Quién
sufre? ¿Quién se queja?
¿Quién
anda en pleitos y lamentos?
¿Quién
es herido sin motivo?
¿Quién
tiene turbia la mirada?
30
El
que no abandona jamás el vino
y
anda ensayando nuevas bebidas.
31
No
te fijes en el vino.
¡Qué
rojo se pone y cómo brilla en la copa!
¡Con
qué suavidad se resbala!
32
Pero
al final es como una serpiente
que
muerde y causa dolor.
33
Te
hará ver cosas extrañas,
y
pensar y decir tonterías;
34
te
hará sentir que estás en alta mar,
recostado
en la punta del palo mayor,
35
y
dirás:
«Me
golpearon, y no lo sentí;
me
azotaron, y no me di cuenta;
pero
en cuanto me despierte
iré
en busca de más vino.»
Dios
Habla Hoy (DHH)
Dios
habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
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