Monday, December 8, 2025

DAB Español, Martes 09 de Diciembre

Día 344, DAB Español, Martes 09 de Diciembre


Joel 1:1-3:21; Apocalipsis 1:1-20; Salmos 128; Proverbios 29:18 (Traducción en lenguaje actual (TLA))










    

Joel 1-3

Traducción en lenguaje actual

El ataque de los saltamontes


1 Dios le dio un mensaje a Joel hijo de Petuel, y Joel se lo comunicó al pueblo de Israel:


2-4

«¡Pongan mucha atención

ustedes, jefes del pueblo,

y todos los que viven en este país!

¡Cuatro plagas de saltamontes

han venido sobre nuestra tierra

y han acabado con nuestras siembras!

¿Cuándo han visto ustedes algo así?

¡Ni siquiera los antepasados de ustedes

vieron en su vida algo parecido!


»¡Cuéntenselo a sus hijos,

para que ellos, a su vez,

se lo cuenten a sus nietos,

bisnietos y tataranietos!


5

»¡Vamos, borrachos, levántense!

¡Despierten y pónganse a llorar,

pues ya no van a tener vino!

6

Una plaga de saltamontes

ha invadido nuestro país,

como si fuera un gran ejército.

Sus dientes tienen tanto filo

que hasta parecen leones furiosos.

7

Destruyeron nuestras viñas

y despedazaron nuestras higueras;

¡pelaron las ramas por completo!


8

»La gente llora desconsolada,

como la novia que llora de tristeza

porque se ha muerto su novio.

9

También lloran los sacerdotes

que están al servicio de Dios,

pues ya nadie lleva al templo

ofrendas de vino y de cereales.


10

»Ya no hay trigo,

ya no hay vino ni aceite,

pues los campos se secaron

y quedaron hechos un desierto.


11

»Ustedes, los campesinos,

y ustedes, los agricultores:

¡lloren de tristeza!

Ya se han perdido las cosechas

de trigo y de cebada;

12

ya se han secado los viñedos,

las higueras, los granados,

las palmeras, los manzanos

y todos los árboles del campo;

¡la gente misma ha perdido la alegría!


13

»Ustedes, los sacerdotes,

que sirven a Dios en el altar,

pónganse ropa de luto

y pasen la noche llorando,

pues ya nadie trae al templo

ofrendas de vino y de cereales.

14

Reúnan en el templo

a los israelitas y a sus jefes,

para que ayunen y oren a Dios.

15

¡Nuestro Dios viene!

¡Ya está cerca el día!

¡Será un día de destrucción

por parte del Todopoderoso!


16

»En nuestra propia cara

nos quitaron la comida;

nos quitaron la alegría de estar

en el templo de nuestro Dios.

17

La siembra de trigo se secó,

por eso están vacíos

todos nuestros graneros.

18

¡Mugen nuestras vacas

y balan nuestras ovejas!

¡Los ganados se mueren de hambre

porque ya no encuentran pastos!


19

»Dios nuestro,

¡en ti buscamos ayuda

porque el fuego ha quemado

nuestros campos y nuestros bosques!

20

¡También te piden ayuda

los animales del campo,

pues los arroyos están secos

y el fuego ha acabado con los pastos!

La invasión de un ejército enemigo


2 »¡Que toquen la trompeta en Jerusalén!

¡Que suene la alarma en el templo!

¡Que comiencen a temblar

todos los habitantes de este país!

¡Nuestro Dios viene!

¡Ya está cerca el día!

2

Será un día de gran oscuridad,

un día de nubes y de sombras.


»Un ejército grande y poderoso

se extenderá sobre los montes,

y caerá sobre toda la tierra

como las sombras al anochecer.

No hubo antes, ni habrá después,

otro ejército que se le parezca.

3

Ese ejército es como el fuego,

que quema todo lo que encuentra:

antes de su llegada,

la tierra es un paraíso;

después de su llegada,

la tierra queda hecha un desierto.

¡No hay nada que se le escape!


4

»Ese ejército de saltamontes

ataca como la caballería;

5

cuando saltan sobre los montes,

el ruido que hacen se parece

al que hacen los carros de guerra;

son como el crujido de hojas secas

que se queman en el fuego;

son como un ejército poderoso

que está listo para el ataque.


6-9

»Estos saltamontes

parecen una banda de ladrones,

son como un ejército

que ataca por sorpresa la ciudad,

y siempre ataca de frente.

Escalan las murallas,

se trepan a las casas,

se meten por las ventanas,

sin chocar unos con otros.

Todos mantienen el paso,

jamás rompen la formación,

¡jamás dan un paso atrás!

¡Ni una lluvia de flechas

puede hacer que se detengan!

Al ver estos saltamontes

la gente tiembla

y se pone pálida de miedo.

10

Tiemblan el cielo y la tierra,

se oscurecen el sol y la luna,

y pierden su brillo las estrellas.


11

»Al frente de este ejército,

que es muy grande y poderoso,

Dios deja oír su voz de mando

y este ejército lo obedece.

Nuestro Dios viene.

¡El día de su llegada

será impresionante y terrible!

¡Nadie podrá mantenerse firme!

El pueblo de Dios debe arrepentirse


12

»Nuestro Dios nos dice:


“¡Arrepiéntanse ahora mismo

y cambien su manera de vivir!

¡Lloren, ayunen y vístanse de luto!

13

¡Arrepiéntanse y vuelvan a mí,

pero háganlo de todo corazón,

y no sólo de palabra!

Yo soy tierno y bondadoso,

y no me enojo fácilmente;

yo los amo mucho

y estoy dispuesto a perdonarlos”.


14

»¡Tal vez Dios decida perdonarnos!

¡Tal vez nos dé en abundancia

vino y cereal para las ofrendas!


15-16

»¡Toquen la trompeta en Jerusalén!

¡Que se reúna todo el pueblo!

¡Que vengan los ancianos y los niños,

y hasta los recién casados!

¡Que ayunen y se preparen para adorar a Dios!

17

¡Que vengan los sacerdotes,

los servidores de Dios!

Que se paren ante el altar,

y con lágrimas en los ojos

oren de esta manera:


“¡Dios nuestro,

perdona a tu pueblo!

¡No permitas que las naciones

nos desprecien y nos humillen!

No permitas que con tono burlón

nos pregunten:

‘¿Dónde está su Dios?’”

Dios ama a los que se arrepienten


18-19

»Dios ama mucho a esta tierra,

por eso nos tendrá compasión

y nos responderá:


“Pongan mucha atención:

Voy a llenar sus graneros de trigo,

y sus bodegas de vino y de aceite.

No volveré a permitir

que las naciones los humillen.

20-21

A ese enemigo del norte,

que se atrevió a atacarlos,

lo arrojaré al desierto;

a los que venían al frente

los ahogaré en el Mar Muerto,

y a los que venían atrás

los ahogaré en el Mediterráneo.

¡Sus cadáveres despedirán mal olor!”


»Patria mía, ¡no tengas miedo!

Al contrario, llénate de gozo,

pues Dios hace grandes maravillas;

¡sí, Dios hace grandes maravillas!


22

»Bestias salvajes, ¡no tengan miedo!

Los campos se cubrirán de pasto,

los árboles se llenarán de frutos,

y habrá higos y uvas en abundancia.


23

»Ustedes, habitantes de Jerusalén,

¡hagan fiesta en honor de nuestro Dios!

En el momento justo

Dios nos enviará la lluvia,

como lo hacía en tiempos pasados.

Como prueba de su perdón,

hará que llueva en primavera,

así como llueve en invierno.

24

Así habrá una buena cosecha,

y tendremos gran abundancia

de trigo, vino y aceite.


25

»Dios habrá de devolvernos

todo lo que perdimos estos años

por culpa de los saltamontes

que él mandó contra nosotros.

26-27

Tendremos mucha comida,

y alabaremos a nuestro Dios

por todas las grandes maravillas

que ha hecho en favor nuestro».

Dios promete enviar su espíritu


Dios le dijo al profeta:


«Yo soy el Dios de los israelitas.

Yo vivo en medio de mi pueblo.

Ellos me reconocerán como su único Dios,

pues no hay otro como yo.

¡Y no volverán a ser humillados!


28

»Cuando esto haya pasado,

les daré a todos mi espíritu:

hombres y mujeres hablarán de parte mía;

a los ancianos les hablaré en sueños

y a los jóvenes, en visiones.


29

»También en esos tiempos

daré mi espíritu

a los esclavos y a las esclavas.


30

»Daré muestras de mi poder

en el cielo y en la tierra:

habrá sangre y fuego,

y grandes columnas de humo.

31

El sol dejará de alumbrar,

y la luna se pondrá roja,

como si estuviera bañada en sangre.


»Esto pasará antes de que llegue

el maravilloso día

en que juzgaré a este mundo.

32

Pero yo salvaré

a los que me reconozcan como su Dios.

Mi templo está en Jerusalén,

y en esta ciudad vivirán

los que hayan escapado,

junto con mis elegidos.

Dios juzgará a las naciones


3 »Cuando llegue ese día,

haré que los de Judá y de Jerusalén

vuelvan de las naciones

a donde los llevaron prisioneros.

2-3

Reuniré a todas las naciones

en el valle de Josafat,

y las declararé culpables

por todo lo que le hicieron

a mi querido pueblo Israel:

lo dispersaron por todas partes,

y echando suertes entre ellos

se repartieron su territorio;

vendieron como esclavos

a los niños y a las niñas,

¡y con ese dinero compraron

vino para emborracharse,

y les pagaron a las prostitutas!


4

»Ciudades de Tiro y de Sidón,

no les conviene ponerse en mi contra.

Y a ustedes, provincias de Filistea,

no les conviene desquitarse conmigo,

porque yo les daré su merecido

más pronto de lo que piensan.

5

Ustedes se han robado

todo mi oro y toda mi plata;

¡mis más ricos tesoros

se los llevaron a sus templos!


6-7

»Ustedes, gente de Tiro y de Sidón,

se llevaron muy lejos a la gente de Judá;

a los habitantes de Jerusalén

los vendieron como esclavos.

Pero yo los rescataré;

los haré volver de Grecia,

donde ustedes los vendieron.


»Ahora yo haré con ustedes

lo mismo que hicieron con mi pueblo:

8

venderé a sus hijos y a sus hijas

al pueblo de Judá,

para que ellos los revendan

a las tribus del desierto.

Les juro que así lo haré».

El profeta anuncia el juicio


9 El profeta Joel les dijo a las naciones vecinas:


«¡Preparen sus ejércitos!

¡Prepárenlos para la batalla!

¡Dios les declara la guerra!

10

¡Conviertan sus herramientas

en armas de guerra!

¡Conviertan a los más cobardes

en hombres de valor!


11-12

»¡Vengan, naciones vecinas!

Reúnanse pronto en el valle de Josafat.

¡Allí Dios las juzgará

y las declarará culpables!

13

Dios las cortará como al trigo

cuando está listo para la cosecha;

las aplastará como a las uvas

cuando están listas para hacer vino.

¡Ya es demasiada su maldad!


14

»Mucha gente se ha reunido

en el Valle de la Decisión,

porque allí llegará nuestro Dios.

¡Cercano está el día de su llegada!

15

Cuando Dios llegue,

se oscurecerán el sol y la luna,

y perderán su brillo las estrellas;

16

temblarán el cielo y la tierra,

y nuestro Dios se enojará

y hablará desde Jerusalén.

Pero protegerá a los israelitas

y será un refugio para ellos».

Habla Dios


17

Dios le dijo a su pueblo:


«Cuando llegue ese día,

ustedes reconocerán que yo soy su Dios.

Me quedaré a vivir en mi templo,

y Jerusalén será mi ciudad preferida.

¡Nunca más un ejército extranjero

volverá a poner un pie en ella!


18

»Cuando llegue ese día,

en los cerros y en las colinas

habrá vino y leche en abundancia;

y nunca faltará el agua

en los arroyos de Judá,

pues del templo saldrá un manantial

que regará el valle de Sitim.


19

»A Egipto y a Edom

los convertiré en un desierto,

porque atacaron sin motivo

a los habitantes de Judá,

y en su propio país

mataron a gente inocente.

20-21

Pero yo vengaré su muerte;

el culpable no quedará sin castigo.

Las ciudades de Judá y de Jerusalén

serán habitadas todo el tiempo,

y yo viviré en mi templo

para castigar al culpable

y defender al inocente».



Apocalipsis 1

Traducción en lenguaje actual

Bendiciones para el lector


1 1-2 Dios le ha mostrado a Jesucristo lo que pronto sucederá, para que él se lo enseñe a sus servidores. Por eso Jesucristo se lo ha comunicado a Juan, su servidor, por medio de un ángel; y Juan ha puesto por escrito toda la verdad.


3 ¡Dios bendiga a quien lea en público este mensaje! ¡Y bendiga también a los que lo escuchen y lo obedezcan! ¡Ya viene el día en que Dios cumplirá todo lo que se anuncia en este libro!

Saludo


4-5 Yo, Juan, saludo a las siete iglesias[a] que están en la provincia de Asia.[b] Dios es el que vive, el que siempre ha vivido, y el que está por venir. Deseo que Dios y Jesucristo, y los siete espíritus[c] que están delante de su trono, los amen a ustedes y les den su paz. Podemos confiar en que Jesucristo nos ama y dice la verdad acerca de Dios. Él fue el primero en resucitar, y es también el que gobierna sobre todos los reyes de la tierra.


Por medio de la muerte de Jesucristo, Dios nos ha perdonado nuestros pecados. 6 Además, Cristo nos permite gobernar como reyes, y nos ha puesto como sacerdotes al servicio de Dios su Padre. Por eso, ¡alaben todos a Jesucristo, y que sólo él tenga todo el poder del mundo! Amén.


7

¡Miren!

¡Cristo viene en las nubes!


Todos lo verán venir,

aun los que lo mataron;

y todos los habitantes del mundo

llorarán por él.

Así sucederá. Amén.


8 El Señor todopoderoso, el que vive y siempre ha vivido, y que está por llegar, dice: «Yo soy el principio y el fin».[d]

Visión sobre Jesucristo


9 Yo, Juan, soy su hermano en Cristo, pues ustedes y yo confiamos en él. Y por confiar en él, pertenezco al reino de Dios, lo mismo que ustedes; tengo los mismos problemas y dificultades, pero también tengo la fuerza que Dios nos da para soportar esos sufrimientos. Por anunciar el mensaje de Dios y hablar de Jesucristo fui enviado a la isla de Patmos.[e] 10 Pero un domingo[f] quedé bajo el poder del Espíritu Santo. Entonces escuché detrás de mí una voz muy fuerte, que sonaba como una trompeta. 11 Esa voz me dijo: «Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias de la provincia de Asia, es decir, a las iglesias de Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea.»


12 Cuando me volví para ver quién me hablaba, vi siete candelabros de oro.[g] 13 En medio de los candelabros vi a alguien que parecía ser Jesús, el Hijo del hombre. Vestía una ropa que le llegaba hasta los pies, y a la altura del pecho llevaba un cinturón de oro. 14 Su cabello era tan blanco como la lana, y hasta parecía estar cubierto de nieve. Sus ojos parecían llamas de fuego, 15 y sus pies brillaban como el bronce que se funde en el fuego y luego se pule. Su voz resonaba como enormes y estruendosas cataratas. 16 En su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una espada delgada y de doble filo. Su cara brillaba como el sol de mediodía.


17 Al verlo, caí a sus pies como muerto. Pero él puso su mano derecha sobre mí, y me dijo:


«No tengas miedo. Yo soy el primero y el último, 18 y estoy vivo. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre, y tengo poder sobre la muerte.


19 »Escribe lo que has visto, tanto lo que ahora sucede como lo que sucederá después. 20 Yo te explicaré el significado secreto de las siete estrellas que viste en mi mano, y de los siete candelabros de oro. Las siete estrellas representan a los ángeles[h] de las siete iglesias, y los siete candelabros representan a las siete iglesias.

Footnotes


Apocalipsis 1:4 Siete iglesias: En la Biblia, el número siete representa la perfección y la totalidad. Así, las siete iglesias representan a toda la iglesia.

Apocalipsis 1:4 Asia era la región oriental del Imperio Romano, lo que hoy día se conoce como Turquía. No debe confundirse con el actual continente asiático.

Apocalipsis 1:4 Siete espíritus: El hecho de que se mencione a los siete espíritus junto con Dios y con Jesucristo nos indica que los siete espíritus representan al Espíritu Santo.

Apocalipsis 1:8 Lit. Yo soy el alfa y la omega. Alfa es la primera letra del alfabeto griego, y omega es la última.

Apocalipsis 1:9 Patmos era una isla pequeña que los romanos usaban como cárcel para los presos políticos.

Apocalipsis 1:10 Domingo: lit. Día del Señor.

Apocalipsis 1:12 Candelabros de oro: Estos siete candelabros, o portalámparas, representan a las siete iglesias que se mencionan en el versículo 11.

Apocalipsis 1:20 La palabra ángel significa mensajero. Aquí, los siete ángeles pueden representar a seres espirituales que protegen a las iglesias, o a seres humanos (líderes de las iglesias) enviados por Dios.



Salmos 128

Traducción en lenguaje actual

Dios bendice a la familia

SALMO 128 (127)

Cántico para las peregrinaciones.


128 ¡Dios bendice

a todos los que lo obedecen

y siguen sus enseñanzas!


2-3

Si tú eres uno de ellos,

Dios te bendecirá mucho.

En el seno de tu hogar

comerás y disfrutarás

de lo que ganes con tu trabajo.

Tu esposa tendrá muchos hijos.

¡Parecerá un racimo de uvas!

Nunca en tu mesa faltará comida,

y tus hijos crecerán

fuertes como los olivos.


4

¡Así es como Dios bendice

a todos los que lo obedecen!


5

¡Que Dios te bendiga

desde su templo en el monte Sión!


¡Que veas prosperar a Jerusalén

todos los días de tu vida!


6

¡Que Dios te deje ver crecer

a tus hijos y a tus nietos!


¡Que haya paz en Israel!



Proverbios 29:18

Traducción en lenguaje actual


18

Donde no hay un buen gobernante,

el pueblo no sabe qué hacer;

pero Dios bendice

a los que obedecen su ley.

Traducción en lenguaje actual (TLA)


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