Tuesday, December 16, 2025

DAB Español, Miércoles 17 de Diciembre

Día 352, DAB Español, Miércoles 17 de Diciembre


Nahúm 1:1-3:19; Apocalipsis 8:1-13; Salmos 136; Proverbios 30:7-9 (Reina Valera Contemporánea (RVC))










    

Nahúm 1-3

Reina Valera Contemporánea


1 Profecía acerca de Nínive. Libro de la visión de Nahúm de Elcos.


2

El Señor es un Dios celoso y vengador;

es el Señor de la venganza y de la ira.

El Señor se venga de sus adversarios

y mantiene su enojo contra sus enemigos.

3

El Señor es lento para la ira,

y su poder es impresionante.

El Señor no tiene por inocente al culpable.


El Señor marcha en la tempestad y en el torbellino;

las nubes son el polvo que levantan sus pies.

4

El Señor reprende al mar,

y el mar y todos los ríos se secan.

Basán y el Carmelo fueron destruidos,

y destruido también lo mejor del Líbano.

5

Ante el Señor tiemblan los montes

y se desmoronan las colinas;

ante su presencia la tierra se estremece,

y tiemblan el mundo y sus habitantes.

6

¿Quién puede enfrentarse a su ira?

¿Quién puede resistir el ardor de su enojo?

Su ira se extiende como el fuego,

y hace que las peñas se desgajen.


7

El Señor es bueno;

es un refugio en el día de la angustia.

El Señor conoce a los que en él confían,

8

pero destruye a sus adversarios

con una impetuosa inundación

y persigue con las tinieblas a sus enemigos.

9

¿Hacen ustedes planes contra el Señor?

¡Él los deshará por completo,

y no tendrá que vengarse dos veces!

10

Podrán hacer estrechas alianzas,

como entretejidos espinos,

y saturarse de vino para darse valor,

pero serán consumidos como la hojarasca.


11

De ti, Nínive, salió el consejero perverso,

¡el que pensó hacerle daño al Señor!

12

Pero así ha dicho el Señor:

«Aunque ellos sean muchos y vivan tranquilos,

aun así serán destruidos y dejarán de existir.

Ya te he afligido bastante, Jerusalén,

y no volveré a afligirte.

13

Voy a hacer pedazos el yugo y las coyundas

que Nínive te ha impuesto.»


14

Acerca de ti, Nínive, el Señor ha ordenado

que no quede ni memoria de tu nombre.

Por causa de tu vileza serán destruidas

todas las esculturas y las estatuas fundidas

que hay en el templo de tu dios,

y allí se pondrá tu sepulcro.

Anuncio de la caída de Nínive


15

Ya se oyen sobre los montes

los pies del que trae buenas nuevas,

del que anuncia la paz.

¡Celebra tus fiestas, Judá, y cumple tus votos!

¡Los malvados han perecido por completo,

y nunca más volverán a conquistarte!


2 Ya avanza contra ti el destructor.

Vigila, pues, tu fortaleza y el camino.

Vístete y refuerza al máximo tu poder.

2

Los saqueadores despojaron a Jacob,

¡estropearon las viñas de Israel!

Pero el Señor restaurará su antigua gloria.


3

Rojos son los escudos de los guerreros.

Rojos son también sus uniformes.

Sus carros de guerra brillan como antorchas.

Llegó el día del ataque, y ya agitan las lanzas.

4

Los carros se precipitan a las plazas

y ruedan con estruendo por las calles.

Su aspecto es el de antorchas encendidas,

que pasan como súbitos relámpagos.


5

El rey manda llamar a sus valientes,

y éstos en su prisa se atropellan.

Corren a las murallas y preparan la defensa.

6

Se abren las compuertas de los ríos,

y las aguas inundan el palacio.

7

La reina es apresada y llevada en vilo.

Sus criadas gimen como palomas,

y en su angustia se golpean el pecho.


8

La gente en Nínive parece una represa

cuyas aguas se hubieran desbordado.

Algunos gritan: «¡Deténganse, deténganse!»,

pero nadie retrocede.

9

Unos se roban la plata, otros se roban el oro,

¡parecieran no tener fin tantas riquezas

y tantos objetos codiciables y valiosos!


10

Nínive queda vacía, vencida, despojada.

El corazón le desfallece, le tiemblan las rodillas,

le duelen las entrañas, su rostro palidece.

11

¿Qué hay de la guarida de los leones?

¿Qué pasó con la guarida de cachorros,

donde el león y la leona descansaban,

donde nadie osaba espantar a los cachorros?

12

El león mataba para alimentar a sus cachorros,

desgarraba su presa y alimentaba a sus leonas;

¡con los despojos de sus víctimas

llenaba sus cuevas y guaridas!

Destrucción total de Nínive


13

«Pero yo estoy contra ti.

Voy a quemar tus carros de guerra,

y los reduciré a cenizas.

La espada acabará con tus leoncillos;

pondré fin al pillaje que hay en el país,

y nunca más volverá a escucharse

la voz de tus mensajeros.»


—Palabra del Señor de los ejércitos.


3 «¡Ay de ti, ciudad sanguinaria!

¡Rebosando estás de mentira y de rapiña,

pero no renuncias al pillaje!


2

»Chasquido de látigos, fragor de ruedas,

galope de caballos, estridencia de carruajes,

3

¡y carga de la caballería!

¡Brillan las espadas, centellean las lanzas!

¡Son muchos los caídos! ¡Abundan los cadáveres!

¡No es posible contar los cuerpos inertes

con los que todo el mundo tropieza!


4

»¡Y todo por culpa tuya,

ramera de cara bonita, maestra en hechizos!

Con tus muchos encantos y tu procaz liviandad

sedujiste a pueblos y naciones!

5

¡Pero yo estoy contra ti!

Voy a levantarte la falda hasta el rostro,

y expondré ante naciones y reinos

tu desnudez y tu vergüenza.


—Palabra del Señor de los ejércitos.


6

»Voy a humillarte.

Voy a lanzar inmundicias sobre ti.

¡Voy a ponerte como estiércol!

7

Todos los que te vean dirán,

mientras se apartan de ti:

“Nínive ha sido devastada.

¿Quién se compadecerá de ella?

¿Dónde hallaré quien la consuele?”


8

»¿Acaso eres tú mejor que Tebas,

la ciudad asentada junto al Nilo,

que se creía protegida por el mar,

por estar rodeada de tantas aguas?

9

Etiopía y Egipto la apoyaban siempre,

Fut y Libia le brindaban su apoyo.

10

Sin embargo, Tebas marchó al cautiverio.

Sus niños fueron estrellados contra el suelo

en los cruceros de las calles;

sus varones fueron repartidos por sorteo,

y todos sus magnates fueron encadenados.


11

»También tú serás embriagada y encarcelada.

También tú buscarás esconderte del enemigo.

12

Tus fortalezas serán como las higueras:

cuando las brevas ya están maduras,

a la menor sacudida caen en la boca

del que se las quiere comer.

13

En tus calles, los hombres se acobardarán;

el país quedará indefenso ante el enemigo,

y el fuego consumirá tus cerrojos.


14

»Aunque te abastezcas de agua para el asedio,

aunque refuerces tus fortalezas,

aunque te metas en el lodo y lo apisones,

y prepares el horno para hacer ladrillos,

15

te consumirá el fuego y te derribará la espada.

Aunque te multipliques como las langostas,

la espada te consumirá como el pulgón.


16

»Tus mercaderes llegaron a multiplicarse

más que las estrellas del cielo,

pero llenos de miedo se dieron a la fuga.

17

Eran tus príncipes y tus magnates

tan voraces como una nube de langostas;

en los días fríos se sentaban en los muros.

¡Pero el sol salió, y desaparecieron,

y nunca más se supo de ellas!


18

»Rey de Asiria, tus pastores ya han muerto.

Para siempre reposan tus valientes.

Tu pueblo anda disperso por las montañas,

y no hay nadie que pueda congregarlos.

19

Tus fracturas no tienen remedio.

Tus heridas son incurables.

Todos los que sepan lo que te ha pasado

batirán las manos y se alegrarán de ti.

¿Y quién no sufrió tu constante maldad?



Apocalipsis 8

Reina Valera Contemporánea

El séptimo sello


8 Cuando el Cordero abrió el séptimo sello, hubo silencio en el cielo durante una media hora. 2 Vi entonces que a los siete ángeles que estaban de pie ante Dios se les dieron siete trompetas, 3 y otro ángel vino con un incensario de oro, y se detuvo ante el altar. A ese ángel se le dio mucho incienso para que lo añadiera a las oraciones de todos los santos, y lo ofreciera sobre el altar de oro que estaba delante del trono. 4 De la mano del ángel subió el humo del incienso a la presencia de Dios, junto con las oraciones de los santos. 5 El ángel tomó el incensario, lo llenó con fuego del altar, y ese fuego lo arrojó a la tierra. Hubo entonces truenos, voces, relámpagos y un terremoto.

Las trompetas


6 Los siete ángeles se dispusieron a tocar las siete trompetas que tenían.


7 Cuando el primer ángel tocó su trompeta, cayeron sobre la tierra granizo y fuego mezclados con sangre, con lo que se quemó la tercera parte de la tierra, la tercera parte de los árboles y toda la hierba verde.


8 Cuando el segundo ángel tocó su trompeta, cayó sobre el mar algo parecido a una gran montaña en llamas, y la tercera parte del mar se convirtió en sangre, 9 con lo que murió la tercera parte de todo lo que vivía en el mar y fue destruida la tercera parte de las embarcaciones.


10 Cuando el tercer ángel tocó su trompeta, del cielo cayó una gran estrella, la cual ardía como una antorcha. Cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre los manantiales de agua. 11 El nombre de esa estrella es Amargura, así que la tercera parte de las aguas se volvió amarga, y mucha gente murió por causa de esas aguas amargas.


12 Cuando el cuarto ángel tocó su trompeta, fue tal el daño que sufrieron el sol, la luna y las estrellas, que perdieron una tercera parte de su brillo, y también se oscureció una tercera parte del día, lo mismo que una tercera parte de la noche.


13 Miré entonces, y oí que un águila revoloteaba en medio del cielo y a grandes voces gritaba: «¡Ay, ay, ay! ¡Pobres de los habitantes de la tierra cuando suenen las trompetas que están a punto de tocar los otros tres ángeles!»



Salmos 136

Reina Valera Contemporánea

La misericordia del Señor


136 ¡Alabemos al Señor, porque él es bueno!

¡Su misericordia permanece para siempre!

2

Alabemos al Dios de dioses;

¡su misericordia permanece para siempre!

3

Alabemos al Señor de señores;

¡su misericordia permanece para siempre!


4

El Señor hace grandes maravillas.

¡Su misericordia permanece para siempre!

5

El Señor creó los cielos con sabiduría.

¡Su misericordia permanece para siempre!

6

El Señor extendió la tierra sobre las aguas.

¡Su misericordia permanece para siempre!

7

El Señor formó las grandes lumbreras.

¡Su misericordia permanece para siempre!

8

El Señor hizo el sol para dominar en el día.

¡Su misericordia permanece para siempre!

9

Y la luna y las estrellas para dominar en la noche.

¡Su misericordia permanece para siempre!


10

El Señor hirió de muerte a los primogénitos egipcios.

¡Su misericordia permanece para siempre!

11

El Señor sacó de Egipto a los israelitas.

¡Su misericordia permanece para siempre!

12

Lo hizo con mano fuerte y brazo extendido.

¡Su misericordia permanece para siempre!

13

El Señor partió en dos el Mar Rojo.

¡Su misericordia permanece para siempre!

14

El Señor hizo pasar por él a Israel.

¡Su misericordia permanece para siempre!

15

El Señor sepultó en el Mar Rojo al faraón y a su ejército.

¡Su misericordia permanece para siempre!

16

El Señor condujo a su pueblo por el desierto.

¡Su misericordia permanece para siempre!

17

El Señor hirió de muerte a grandes reyes.

¡Su misericordia permanece para siempre!

18

El Señor les quitó la vida a reyes poderosos.

¡Su misericordia permanece para siempre!

19

A Sijón, el rey de los amorreos.

¡Su misericordia permanece para siempre!

20

También a Og, el rey de Basán.

¡Su misericordia permanece para siempre!

21

Esas tierras se las dio en propiedad a su pueblo.

¡Su misericordia permanece para siempre!

22

Fueron la herencia de su pueblo Israel.

¡Su misericordia permanece para siempre!


23

El Señor se acuerda de nosotros cuando estamos abatidos.

¡Su misericordia permanece para siempre!

24

El Señor nos libra de nuestros enemigos.

¡Su misericordia permanece para siempre!

25

El Señor alimenta a todos los seres vivos.

¡Su misericordia permanece para siempre!


26

¡Alabemos al Dios de los cielos!

¡Su misericordia permanece para siempre!



Proverbios 30:7-9

Reina Valera Contemporánea


7

Solamente dos cosas te he pedido;

¡concédemelas antes de que muera!

8

Aparta de mí la vanidad y la mentira,

y no me des pobreza ni riquezas.

Dame sólo el pan necesario,

9

no sea que, una vez satisfecho,

te niegue y diga: «¿Y quién es el Señor?»

O que, por ser pobre, llegue yo a robar

y ofenda el nombre de mi Dios.

Reina Valera Contemporánea (RVC)


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