Tuesday, October 21, 2025

DAB Español, Miércoles 22 de Octubre

Día 296, DAB Español, Miércoles 22 de Octubre


Jeremías 39:1-41:18; 2 Timoteo 1:1-18; Salmos 90-91; Proverbios 26:1-2 (Nueva Biblia Viva (NBV))










    

Jeremías 39-41

Nueva Biblia Viva

La caída de Jerusalén


39 Fue en enero del noveno año del reinado del rey Sedequías de Judá que el rey Nabucodonosor y su ejército volvieron a atacar a Jerusalén y la sitiaron. 2 Dos años después, en el mes de julio, abrieron una brecha en la muralla, por la cual entraron y la ciudad cayó rendida. 3 Todos los oficiales del ejército babilónico entraron y, triunfantes, se sentaron delante de la puerta principal de la ciudad. Nergal Sarézer estaba allí, con Samgar, Nebo Sarsequín y Nergal Sarézer, el hombre de confianza del rey, y muchos otros.


4 Cuando el rey Sedequías y sus soldados se dieron cuenta de que la ciudad estaba perdida, huyeron de noche por la puerta que hay entre las dos murallas detrás del jardín del palacio, atravesando los campos hacia el valle del Jordán. 5 Pero los babilonios persiguieron al rey, lo capturaron en los llanos de Jericó y se lo llevaron a Nabucodonosor, rey de Babilonia, que estaba en Riblá, en tierra de Jamat, en donde lo sentenció. 6 El rey de Babilonia obligó a Sedequías a presenciar cómo mataban a sus hijos y a todos los nobles de Judá. 7 Luego le sacó los ojos a Sedequías y lo envió encadenado como esclavo a Babilonia.


8 Mientras tanto el ejército incendió a Jerusalén, inclusive el palacio, y derribó las murallas de la ciudad. 9 Entonces Nabuzaradán, capitán de la guardia, y sus hombres enviaron a Babilonia al resto de la población de Jerusalén y a los que se habían pasado de su lado. 10 Pero por toda la tierra de Judá dejó unos cuantos, de entre los más pobres, y les dio tierras y viñedos.


11-12 Mientras tanto el rey Nabucodonosor le había ordenado a Nabuzaradán que buscara a Jeremías.


―Encárgate de que no sufra ningún daño, le dijo. Cuídalo bien y dale cuanto quiera.


13 Así es que Nabuzaradán, capitán de la guardia, Nabusazbán, jefe de los eunucos, Nergal Sarézer, consejero del rey, y todos los oficiales tomaron medidas para cumplir lo que el rey había ordenado. 14 Enviaron soldados a que sacaran a Jeremías de la cárcel y lo pusieron al cuidado de Guedalías, hijo de Ajicán, hijo de Safán, para que lo llevara de regreso a su casa. Y Jeremías vivió allí entre la gente de su pueblo que había quedado en el país.


15 El Señor dio el siguiente mensaje a Jeremías antes de la llegada de los babilonios, mientras aún estaba en la cárcel:


16 Mándale decir a Ebedmélec el etíope: El Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Cumpliré todas mis amenazas contra esta ciudad; la destruiré ante tus ojos, 17 pero a ti te libraré, no serás muerto por aquellos a quienes tanto temes. 18 Como recompensa por confiar en mí, yo preservaré tu vida y te guardaré a salvo.

Liberación de Jeremías


40 Nabuzaradán, capitán de la guardia, llevó a Jeremías a Ramá junto con todo el pueblo exiliado de Jerusalén y Judá que eran enviados a Babilonia, pero luego lo soltó.


2-3 El capitán llamó aparte a Jeremías y le dijo:


―El Señor tu Dios ha traído este desastre sobre esta tierra tal como dijo que lo haría, porque este pueblo ha ofendido mucho al Señor cometiendo tantas maldades, por eso ocurrió todo este mal. 4 Ahora voy a quitarte las cadenas y a dejarte ir. Si quieres venir conmigo a Babilonia, muy bien, yo me encargaré de que te atiendan bien. Pero si no deseas venir, quédate. Tienes la decisión; ve a donde quieras. 5 Si decides quedarte, vuelve adonde está Guedalías, que ha sido nombrado gobernador de Judá por el rey de Babilonia, y quédate con el resto del pueblo que él gobierna. Pero es cosa tuya; ve a donde quieras.


Nabuzaradán le dio a Jeremías alimentos y dinero y lo dejó ir. 6 Jeremías volvió entonces a donde estaba Guedalías y vivió en Judá con el pueblo que se había quedado en el país.

Asesinato de Guedalías


7 Y cuando los jefes de los guerrilleros judíos que andaban por el campo oyeron que el rey de Babilonia había nombrado a Guedalías gobernador de los pobres de la tierra que se habían quedado, y no había exiliado a todos a Babilonia, 8 fueron a ver a Guedalías en Mizpa, donde tenía su cuartel general. Los jefes que acudieron fueron estos: Ismael, hijo de Netanías, Johanán y Jonatán, hijos de Carea, Seraías, hijo de Tanjumet, los hijos de Efay (el netofatita), Jezanías, hijo de un macateo, y sus hombres. 9 Y Guedalías les aseguró que rindiéndose a los babilonios estarían a salvo.


―Quédense aquí y sírvanle al rey de Babilonia —dijo—, y en todo les irá bien. 10 En lo que a mí respecta, me quedaré en Mizpa e intercederé por ustedes ante los babilonios que vendrán acá como supervisores de mi administración. Establézcanse en cualquier ciudad que deseen, y vivan del producto de la tierra. Cosechen las uvas, los frutos de verano, las aceitunas, y almacénenlos.


11 Cuando los judíos que estaban en Moab, entre los amonitas, en Edom y en otras tierras vecinas, oyeron que unos cuantos del pueblo estaban aún en Judá, y que el rey de Babilonia no se los había llevado a todos, y que aquel Guedalías era el gobernador, 12 comenzaron a volver a Judá desde los muchos lugares a donde habían huido. Se detuvieron en Mizpa para exponer sus planes a Guedalías y luego se fueron a las haciendas desiertas y recogieron una gran cosecha de uvas para vino, y otros productos.


13-14 Pero poco después Johanán, hijo de Carea, y los demás jefes guerrilleros fueron a Mizpa para advertirle a Guedalías que Balís, el rey de los amonitas, había enviado a Ismael, hijo de Netanías, para asesinarlo. Pero Guedalías no quiso creerles. 15 Entonces Johanán tuvo una conferencia privada con Guedalías, en la que Johanán se ofreció para matar a Ismael en secreto.


―¿Por qué habríamos de permitirle que venga a asesinarte? —preguntó Johanán—. ¿Qué les ocurrirá a los judíos que se han quedado si tú mueres? ¡Seguro serían esparcidos y se perdería este remanente del pueblo que aun queda!


16 Pero Guedalías dijo:


―Les prohíbo hacer tal cosa, pues lo que dicen de Ismael es mentira.


41 Pero en octubre Ismael, hijo de Netanías, hijo de Elisama, que era miembro de la familia real y uno de los principales oficiales del rey, llegó a Mizpa, acompañado de diez hombres. Guedalías los invitó a comer. 2 Mientras comían, Ismael y los diez hombres apalabrados con él se pusieron de pie de un salto, sacaron sus espadas y mataron a Guedalías. 3 Después salieron e hirieron de muerte con sus armas a todos los oficiales judíos y a todos los oficiales babilonios que estaban en Mizpa con Guedalías.


4 Al día siguiente, antes que nadie se enterara de lo ocurrido, 5 ochenta hombres procedentes de Siquem, Siló y Samaria marcharon a Mizpa para adorar en el templo del Señor. Se habían rasurado la barba, habían rasgado sus vestiduras y herido sus cuerpos; y traían ofrendas y perfumes delicados. 6 Ismael salió a su encuentro desde la ciudad, llorando mientras marchaba. Cuando se topó con ellos les dijo:


―¡Vengan y vean lo que le ha ocurrido a Guedalías!


7 Luego, cuando estuvieron dentro de la ciudad, Ismael y sus hombres mataron a todos, excepto a diez, y arrojaron sus cadáveres a una cisterna. 8 Los diez habían convencido a Ismael que los dejara partir y que ellos le traerían sus tesoros de trigo, cebada, aceite y miel que habían escondido. 9 La cisterna en que Ismael echó los cadáveres de los hombres que había asesinado era la grande construida por el rey Asá cuando fortificó a Mizpa para protegerse contra Basá, rey de Israel.


10 Ismael aprisionó a las hijas del rey y al pueblo que Nabuzaradán, capitán de la guardia, había dejado al cuidado de Guedalías en Mizpa. Poco después los llevó consigo cuando se dirigió hacia el territorio de los amonitas.


11 Pero cuando Johanán, hijo de Carea, y el resto de los jefes guerrilleros oyeron lo que Ismael había hecho, 12 tomaron a todos los hombres y fueron a detenerlo. Lo alcanzaron en el estanque cerca de Gabaón. 13-14 El pueblo que acompañaba a Ismael gritó de alegría al ver a Johanán y sus hombres, y corrieron a su encuentro.


15 Mientras tanto Ismael escapó con ocho de sus hombres a la tierra de los amonitas.

Huida a Egipto


16-17 Entonces Johanán y sus hombres fueron al pueblo de Guerut Quimán, cerca de Belén, llevando consigo a los que habían rescatado: soldados, mujeres, niños y eunucos, para prepararse para salir huyendo a Egipto, 18 porque tenían miedo de lo que harían los babilonios cuando tuvieran noticia de que Ismael había matado al gobernador Guedalías, pues este había sido escogido y nombrado por el rey babilónico.



2 Timoteo 1

Nueva Biblia Viva


1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús porque Dios así lo quiso, de acuerdo con la promesa de vida que tenemos en Cristo Jesús, 2 a Timoteo, mi amado hijo:


Que Dios el Padre y Jesucristo nuestro Señor derramen en ti su gracia, su misericordia y su paz.

Exhortación a la fidelidad


3 ¡Siempre doy gracias a Dios por ti, Timoteo! De día y de noche elevo oraciones por ti al Dios de mis antepasados. A él le sirvo con la conciencia limpia.


4 Cuando recuerdo tus lágrimas, anhelo tener la alegría de volver a verte. 5 ¿Cómo he de olvidar la sinceridad de tu fe, que es como la que animó a tu madre Eunice y a tu abuela Loida? Estoy seguro de que es así.


6 Por eso te aconsejo que avives la llama del don que Dios te dio cuando puse las manos sobre ti. 7 El Espíritu que es don de Dios, no quiere que temamos a la gente, sino que tengamos fortaleza, amor y dominio propio.


8 Así que no te avergüences de hablar de nuestro Señor, ni de mí, que estoy preso por la causa de Cristo. Al contrario, debes ser capaz de sufrir por el evangelio, pues Dios te dará fuerzas. 9 Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no porque lo mereciéramos sino por su amor y porque así lo planeó. Antes que el mundo comenzara, su plan era mostrarnos su bondad a través de Cristo Jesús.


10 Esto se hizo patente con la venida de nuestro Salvador Jesucristo, quien quebrantó el poder de la muerte y nos mostró la vida incorruptible por medio del evangelio. 11 Dios me nombró apóstol suyo, con la tarea de predicar y enseñar ese mensaje. 12 Por ese motivo padezco estos sufrimientos. Mas no me avergüenzo, porque sé en quién he creído, y estoy seguro de que puede guardar lo que le he encomendado hasta el día de su retorno.


13 Ten por norma las sanas verdades que te enseñé, especialmente las concernientes al amor y a la fe en Cristo. 14 Guarda bien la preciosa enseñanza que Dios te dio, mediante el Espíritu Santo que mora en nosotros.


15 Como sabrás, los de la provincia de Asia me han abandonado, aun Figelo y Hermógenes. 16 Que el Señor sea misericordioso con Onesíforo y toda su familia, porque muchas veces me confortó y nunca se avergonzó de que yo estuviera preso. 17 Al contrario, cuando estuvo en Roma me buscó por todas partes y por fin me halló. 18 Que el Señor le conceda hallar misericordia delante de Dios en aquel día. Tú sabes mejor que yo lo mucho que me ayudó en Éfeso.



Salmos 90-91

Nueva Biblia Viva

Oración de Moisés, hombre de Dios.


90 ¡Señor, tú has sido nuestro refugio en todas las generaciones! 2 Antes que los montes fueran creados, antes que la tierra fuera formada, tú eras Dios sin principio ni fin.


3 Tú haces que el ser humano vuelva al polvo, cuando dices: «Vuelve al polvo». 4 ¡Mil años son como el día de ayer para ti! ¡Son como unas cuantas horas! 5 Acabas con la gente como si fueran sueños que desaparecen; como hierba que nace en la mañana, 6 que al amanecer brota verde y fresca, y por la noche ya está marchita y seca. 7 Morimos bajo tu ira; tu enojo es como una carga muy pesada para nosotros. 8 Frente a ti extiendes nuestros pecados, nuestros pecados secretos, y los ves todos. 9 Vivimos nuestras vidas bajo tu ira. Llegamos al fin de nuestras vidas como en un suspiro.


10 Algunos llegamos a vivir hasta setenta años, quizás algunos alcancemos hasta los ochenta. Pero aun los mejores años de entre todos ellos, están llenos de dolor y problemas; pronto pasan y nosotros pasamos con ellos. 11 ¿Quién puede darse cuenta de los terrores de tu ira? ¿Quién de nosotros puede temer tu gran ira como debe?


12 Enséñanos a contar bien nuestros días para que nuestro corazón se llene de sabiduría.


13 Oh Señor vuelve a nosotros. ¿Cuánto tardarás? Ten compasión de tus siervos. 14 Llénanos con tu amor por la mañana, y toda nuestra vida cantaremos de alegría. 15 Hemos sufrido días y años; ¡devuélvenos ahora esos días y años en alegría! 16 Que volvamos a ver tus milagros; que nuestros hijos vean maravillas; como las que antes hacías. 17 Que el Señor nuestro Dios nos muestre su favor. Que el trabajo de nuestras manos tenga éxito; sí, que el trabajo de nuestras manos tenga éxito.


91 El que vive al abrigo del Altísimo, descansará bajo la sombra del Todopoderoso.


2 Yo le digo al Señor: «Tú eres mi refugio y en ti estoy seguro; eres mi Dios, y en ti confío». 3 Porque él te libra de todas las trampas y te protege de plagas mortales. 4 Él te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas encontrarás refugio. ¡Sus fieles promesas son tu armadura y protección! 5 No tienes que temer al terror de la noche, ni asustarte por los peligros del día, 6 ni atemorizarte por las plagas que se ocultan en las tinieblas ni por los desastres del mediodía.


7 Podrán caer mil al lado tuyo, y al otro lado diez mil casi muertos, pero el mal a ti no te tocará. 8 Lo verás tú mismo; verás como castiga a los malvados. 9 Si haces del Señor tu refugio, del Altísimo tu protección, 10 ningún mal te dominará; ninguna calamidad llegará a tu hogar.


11 Porque él ordena a sus ángeles que te protejan por dondequiera que vayas. 12 Te sostendrán con sus manos y evitarán que tropieces con las piedras del camino. 13 Pisotearás al león y a la serpiente venenosa; aplastarás a leones feroces y víboras bajo tus pies.


14 Porque el Señor dice: «Por cuanto me ama, yo lo libraré; lo protegeré porque confía en mi nombre. 15 Cuando me llame, yo responderé; estaré con él en la angustia, lo libraré y lo honraré. 16 Le daré muchos años de vida y le daré mi salvación».



Proverbios 26:1-2

Nueva Biblia Viva


26 Ni la nieve es para el verano, ni la lluvia para la cosecha, ni los honores para el necio.


2 Como gorrión que vuela sin rumbo o la golondrina sin nido, la maldición sin motivo jamás llega a destino.

Nueva Biblia Viva (NBV)


Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.

Monday, October 20, 2025

DAB Español, Martes 21 de Octubre

Día 295, DAB Español, Martes 21 de Octubre


Jeremías 37:1-38:28; 1 Timoteo 6:1-21; Salmos 89:38-52; Proverbios 25:28 (Nueva Biblia Viva (NBV))











Jeremías 37-38

Nueva Biblia Viva

Encarcelamiento de Jeremías


37 Nabucodonosor, rey de Babilonia, no nombró a Jeconías, hijo del rey Joacim, como nuevo rey de Judá, sino que eligió a Sedequías, hijo de Josías. 2 Pero ni el rey Sedequías ni sus oficiales ni el pueblo que se quedó en el país prestaron atención a lo que el Señor decía mediante Jeremías. 3 Sin embargo, el rey Sedequías envió a Jucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maseías, a pedirle a Jeremías que orara por ellos. 4 (Fue en el tiempo en que Jeremías todavía no había sido encarcelado, así es que podía andar por todas partes).


5 Cuando el ejército del faraón Hofra apareció en la frontera sur de Judá para ayudar a la sitiada ciudad de Jerusalén, el ejército babilonio se retiró de Jerusalén para hacer frente a los egipcios.


6 Entonces el Señor envió este mensaje a Jeremías:


7 El Señor, el Dios de Israel, dice: Dile al rey de Judá que envió a preguntarme qué va a ocurrir, que el ejército del faraón, aunque vino acá para ayudarte, está a punto de volverse huyendo a Egipto. Los babilonios derrotarán a los egipcios y los harán regresar corriendo a su país. 8 Esos babilonios tomarán esta ciudad, la incendiarán y la dejarán convertida en cenizas. 9 No te hagas la ilusión de que los babilonios se han retirado definitivamente. ¡No es así! 10 Aunque destruyeras a todo el ejército babilónico, aunque sólo quedara un puñado de sobrevivientes que yacieran heridos en sus tiendas, aún así saldrían tambaleantes de sus tiendas, te derrotarían y prenderían fuego a esta ciudad.


11 Cuando el ejército babilónico se apartó de Jerusalén para entrar en batalla con el ejército del faraón, 12 Jeremías intentó salir de la ciudad rumbo a la tierra de Benjamín para ver la propiedad que había comprado. 13 Pero cuando salía por la llamada puerta de Benjamín un centinela lo detuvo como traidor, acusándolo de querer pasarse al lado de los babilonios. El centinela que lo detuvo era Irías, hijo de Selemías, nieto de Jananías.


14 ―¡No es cierto! —dijo Jeremías—. ¡No tengo la menor intención de hacer tal cosa! Pero Irías no le hizo caso; llevó a Jeremías ante los funcionarios de la ciudad. 15-16 Estos, enfurecidos contra Jeremías, lo hicieron azotar y echar en un calabozo subterráneo de la casa del escriba Jonatán, la cual había sido convertida en prisión. Allí tuvieron varios días a Jeremías, 17 pero al fin el rey Sedequías lo mandó a llevar secretamente al palacio. El rey le preguntó si había recibido algún mensaje reciente del Señor.


―Sí —dijo Jeremías—, lo he recibido. ¡Serás derrotado por el rey de Babilonia! 18 Entonces Jeremías planteó la cuestión de su encarcelamiento:


―¿Qué hice yo para merecer esto? —le preguntó al rey—. ¿Qué delito he cometido? Dime lo que haya hecho contra ti, tus oficiales o el pueblo. 19 ¿Dónde están ahora aquellos profetas que te decían que el rey de Babilonia no vendría? 20 Escucha, oh rey, señor mío: Te suplico no enviarme otra vez a aquel calabozo, pues allí moriría.


21 Entonces el rey Sedequías mandó que no volvieran a llevar a Jeremías al calabozo, sino que lo pusieran en la cárcel del palacio, y ordenó que le dieran cada día un pedazo de pan fresco mientras en la ciudad quedara qué comer. Así tuvieron a Jeremías en la cárcel del palacio.

Jeremías en la cisterna


38 Pero cuando Sefatías, hijo de Matán, Guedalías, hijo de Pasur, Jucal, hijo de Selemías, y Pasur, hijo de Malquías, oyeron lo que Jeremías le había estado diciendo al pueblo, 2 que cuantos permanecieran en Jerusalén morirían por herida de espada o de hambre o enfermedad, pero que los que se rindieran a los babilonios vivirían, 3 y que la ciudad de Jerusalén sería inevitablemente conquistada por el rey de Babilonia, 4 fueron al rey y le dijeron:


―Señor, hay que matar a este hombre. Ese modo de hablar minará la moral de los pocos soldados que nos quedan, y del resto del pueblo. Este hombre es un traidor. 5 Y el rey Sedequías estuvo de acuerdo.


―Está bien —dijo—, hagan como les parezca más conveniente; no puedo impedírselos.


6 Sacaron pues, a Jeremías de su celda y atado con cuerdas lo bajaron a una cisterna seca en el patio de la cárcel. (La cisterna pertenecía a Malquías, miembro de la familia real). No había agua en ella, pero sí una gruesa capa de lodo en el fondo, en la cual se hundió Jeremías. 7 Cuando el etíope Ebedmélec, importante oficial del palacio, oyó que Jeremías estaba en la cisterna, 8 fue corriendo a la llamada puerta de Benjamín en donde el rey estaba presidiendo la corte.


9 ―Rey y señor mío —dijo—, estos hombres han procedido muy mal echando a Jeremías en la cisterna. Va a morirse de hambre, pues ya casi no hay nada que comer en la ciudad.


10 Entonces el rey ordenó a Ebedmélec que llevara treinta hombres consigo y sacaran a Jeremías del pozo antes que muriera. 11 Tomó pues Ebedmélec treinta hombres, fue al depósito del palacio donde se guardaban suministros de desecho y ropa usada. Encontró allí harapos y ropa vieja que llevó a la cisterna y los bajó a Jeremías con una cuerda. 12 Ebedmélec le gritó a Jeremías:


―¡Ponte esos harapos bajo las axilas para protegerte de las cuerdas!


Luego, cuando Jeremías estuvo listo, 13 lo izaron y después lo llevaron a la cárcel del palacio, en donde permaneció.

Sedequías interroga a Jeremías


14 Un día el rey Sedequías envió a llamar a Jeremías para reunirse con él en la puerta lateral del templo.


―Quiero preguntarte algo —dijo el rey—. No trates de ocultarme la verdad.


15 Jeremías dijo:


―Si te digo la verdad me matarás. Y de todos modos no querrás escucharme.


16 Juró entonces el rey Sedequías ante el Señor, Creador suyo, que no mataría a Jeremías ni lo entregaría a quienes tramaban su muerte. 17 Entonces Jeremías le dijo a Sedequías:


―El Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Si te rindes a Babilonia, tú y tu familia vivirán y la ciudad no será incendiada. 18 Si rehúsan rendirse, esta ciudad será incendiada por el ejército babilónico y ustedes no escaparán.


19 ―Pero temo rendirme —le dijo el rey—, porque los babilonios me entregarán a los judíos que se han pasado del lado suyo, ¡y quién sabe qué me harán!


20 Jeremías respondió:


―Basta con que obedezcas al Señor y no caerás en manos de ellos; tu vida será respetada y todo te saldrá bien. 21-22 Pero si rehúsas rendirte, el Señor ha dicho que todas las mujeres que queden en tu palacio serán sacadas y entregadas a los oficiales del ejército babilónico; y estas mujeres se burlarán de ti amargamente. “¡Qué amigos tienes!” dirán, “¡qué egipcios esos! ¡Te traicionaron y te entregaron a tu destino!”. 23 Todas tus esposas e hijos serán entregados a los babilonios, y tú no escaparás. El rey de Babilonia te capturará y esta ciudad será incendiada.


24 Entonces Sedequías dijo a Jeremías:


«¡Bajo pena de muerte, no le cuentes a nadie lo que me has dicho esto! 25 Y si mis oficiales oyen que he hablado contigo y te amenazan de muerte si no les dices de qué hemos tratado, 26 diles simplemente que me suplicaste que no te volviera al calabozo en casa de Jonatán, pues allí morirías».


27 Y no mucho después todos los oficiales de la ciudad fueron a donde estaba Jeremías y le preguntaron por qué lo había mandado llamar el rey. Y él dijo lo que el rey le había ordenado, y ellos se fueron sin descubrir la verdad, pues la conversación entre Jeremías y el rey no había sido escuchada por nadie. 28 Y Jeremías permaneció en el patio de la prisión hasta el día en que Jerusalén fue conquistada por los babilonios.



1 Timoteo 6

Nueva Biblia Viva


6 Todos los que aún son esclavos deben reconocer que sus amos son dignos de respeto. Así evitarán que se hable mal del nombre de Dios y de nuestra doctrina.


2 Los que tienen un amo que es creyente, no por eso deben faltarle al respeto. Al contrario, deben servirle mejor, pues con su trabajo están ayudando a un hermano en la fe. Enseña estas verdades y exhorta a que las pongan en práctica.

El amor al dinero


3 Si alguien enseña falsas doctrinas y se aparta de la sana enseñanza de nuestro Señor Jesucristo y de lo que enseña la verdadera religión, 4 es un orgulloso y un ignorante; es una persona que tiene el vicio de provocar discusiones que dan lugar a envidias, pleitos, ofensas, desconfianzas 5 y peleas entre quienes tienen la mente depravada y no conocen la verdad. Para ellas, el evangelio es un gran negocio.


6 Sí, es cierto que con la verdadera religión uno puede obtener la mayor de las riquezas, pero sólo si uno está feliz con lo que tiene. 7 Después de todo, nada trajimos a este mundo y nada podremos llevarnos. 8 Así que, mientras tengamos ropa y comida, debemos estar contentos. 9 Los que anhelan volverse ricos caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Esos afanes tontos y dañinos hunden a la gente en la ruina y la destrucción, 10 porque ¡el amor al dinero es la raíz de todos los males! Hay quienes han dejado la fe por correr tras las riquezas y al fin se han causado a sí mismos muchísimos sufrimientos.

Encargo de Pablo a Timoteo


11 Tú, en cambio, eres un hombre de Dios. Huye de estas cosas y dedícate de lleno a lo que es justo y bueno, a la fe y al amor, a la constancia y a la humildad. 12 Lucha la buena batalla de la fe; echa mano de la vida eterna que Dios te ha dado y que has confesado ante tantos testigos.


13 Te ordeno en el nombre de Dios, que da vida a todas las cosas, y en el nombre de Cristo Jesús, que admirablemente dio testimonio delante de Poncio Pilato, 14 que hagas lo que te he mandado hacer, para que vivas irreprochablemente hasta el día en que nuestro Señor Jesucristo regrese. 15 A su debido tiempo Dios hará que se cumpla.


Al único y bendito Soberano, Rey de reyes y Señor de señores, 16 al único inmortal, el que habita en luz tan deslumbrante que ningún humano puede acercársele, y a quien nadie ha visto ni verá jamás. A él sea la honra y el poder para siempre. Amén.


17 Di a los ricos de este mundo que no sean orgullosos y que no depositen sus esperanzas en las efímeras riquezas sino en Dios, que siempre nos proporciona todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 18 Diles que empleen el dinero en hacer el bien, que se enriquezcan en buenas obras y que sean generosos, dispuestos a compartir lo que tengan. 19 De esta forma estarán acumulando un verdadero tesoro para el futuro y obtendrán la vida verdadera.


20 Oh Timoteo, no dejes de cumplir con lo que Dios te ha encomendado. Evita las discusiones necias y mundanas y los argumentos de la falsa ciencia. 21 Algunos, por abrazarla, se han apartado de la fe.


Que el Señor derrame su amor sobre ustedes.



Salmos 89:38-52

Nueva Biblia Viva


38 Pero tú lo has rechazado. ¿Por qué enojarse tanto con aquel que elegiste por rey? 39 Has renunciado a tu pacto con él. Porque tú has echado su corona en el polvo. 40 Has quebrantado los muros que lo protegían y has convertido en ruinas todas las fortalezas que lo defendían. 41 Todos los que pasan le roban, mientras sus vecinos se burlan. 42 Has fortalecido a sus enemigos contra él y los has llenado de alegría. 43 Has hecho que su espada no sirva para nada y te has negado a darle ayuda en la batalla. 44 Has puesto fin a su esplendor y has derribado su trono. 45 Lo has hecho que se haga viejo antes de tiempo y lo has avergonzado frente a todos.


46 Oh Señor, ¿hasta cuándo seguirá esto? ¿Te ocultarás de mí para siempre? ¿Hasta cuándo arderá como fuego tu ira? 47 ¡Acuérdate de lo corta que es mi vida! Es una vida vacía e inútil la de los mortales. 48 Ningún ser humano puede vivir eternamente. Todos morirán. ¿Quién puede librar su vida del poder del sepulcro?


49 Señor, ¿dónde está el amor que me tenías?; ¿dónde la bondad que prometiste a David con fiel juramento? 50 Señor, mira cómo todos desprecian a tus siervos; como llevo en mi corazón los insultos de muchos pueblos. 51 Tus enemigos se burlan de mí, oh Señor, del que tú ungiste como rey de ellos. 52 ¡Bendito sea el Señor por siempre! ¡Amén y amén!



Proverbios 25:28

Nueva Biblia Viva


28 Como ciudad con sus murallas destrozadas es el hombre que no se sabe dominar.

Nueva Biblia Viva (NBV)


Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.

Sunday, October 19, 2025

DAB Español, Lunes 20 de Octubre

Día 294, DAB Español, Lunes 20 de Octubre


Jeremías 35:1-36:32; 1 Timoteo 5:1-25; Salmos 89:14-37; Proverbios 25:25-27 (Nueva Biblia Viva (NBV))










    

Jeremías 35-36

Nueva Biblia Viva

El ejemplo de los recabitas


35 Este es el mensaje que el Señor dio a Jeremías cuando Joacim, hijo de Josías, era rey de Judá:


2 Ve a la colonia donde moran las familias de los recabitas e invítalos a ir al templo. Llévalos a uno de los aposentos interiores y bríndales una copa de vino.


3 Fui, pues, a ver a Jazanías, hijo de Jeremías, hijo de Jabasinías, y lo llevé con todos sus hermanos e hijos —que representaban a todas las familias de Recab— 4 al templo, al aposento dedicado a Janán el profeta, hijo de Igdalías. Este aposento estaba contiguo al que usaba el dignatario del palacio, directamente encima del aposento de Maseías, hijo de Salún, quien era el guarda de la entrada. 5 Puse ante ellos copas y jarros de vino y los invité a beber, 6 pero se negaron.


¡No!, dijeron. No bebemos porque Jonadab nuestro padre, hijo de Recab, nos ordenó que ninguno de nosotros bebiera jamás y tampoco ninguno de nuestros hijos. 7 Nos dijo también que no construyéramos casa ni tuviéramos viñedos ni otras plantaciones ni fuéramos dueños de fincas, sino que viviéramos siempre en tiendas, y que si obedecíamos tendríamos larga y buena vida en nuestra tierra. 8 Y lo hemos obedecido en todo esto. Desde entonces jamás hemos bebido vino nosotros ni nuestras esposas ni nuestros hijos ni nuestras hijas. 9 No hemos edificado casas ni tenido fincas ni sembrado plantaciones. 10 Hemos vivido en tiendas y hemos obedecido plenamente cuanto nuestro padre Jonadab nos mandó. 11 Pero cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó a este país, tuvimos miedo y decidimos trasladarnos a Jerusalén. Por eso estamos aquí.


12 Entonces el Señor le dio este mensaje a Jeremías:


13 El Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Ve y di a Judá y a Jerusalén: ¿No van a aprender la lección de las familias de Recab, tomándolas como ejemplo? 14 No beben vino porque su padre se lo prohibió. Pero yo les he hablado a los habitantes de Judá e Israel una y otra vez y no quieren escuchar ni obedecer.


15 Les he enviado profeta tras profeta a decirles que se vuelvan de sus malas conductas y dejen de rendir homenaje a otros dioses, y que si obedecían yo los dejaría vivir aquí en paz en la tierra que di a ustedes y a sus antepasados. Pero no quisieron oír ni obedecer. 16 Las familias de Recab han obedecido a su padre plenamente, pero ustedes, se han negado a escucharme. 17 Por lo tanto el Señor Dios de los ejércitos dice: ¡Como se niegan a escuchar o a responder cuando llamo, yo enviaré sobre Judá e Israel todo el mal que les he advertido!


18-19 Entonces Jeremías se volvió a los recabitas y dijo:


El Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, dice que puesto que han obedecido a su padre en todos los sentidos, este tendrá siempre descendientes que le rindan homenaje.

El rey Joacim quema el rollo de Jeremías


36 El cuarto año del reinado del rey Joacim de Judá, hijo de Josías, el Señor dio a Jeremías este mensaje:


2 Toma un rollo y escribe todos mis mensajes contra Israel, Judá y las demás naciones. Comienza con el primer mensaje desde los días de Josías, y escribe luego cada uno de los demás. 3 Quizá cuando el pueblo de Judá vea por escrito todas las terribles cosas que voy a hacerles, se arrepientan, y entonces podré perdonarlos.


4 Entonces Jeremías envió a llamar a Baruc, hijo de Nerías, y conforme Jeremías dictaba, Baruc escribía todas las profecías.


5 Cuando todo estuvo terminado, Jeremías le dijo a Baruc:


―Ya que estoy preso aquí, 6 lee tú el rollo en el templo el próximo día de Ayuno, porque ese día habrá allí gente de todo Judá. 7 Quizá todavía se vuelvan de sus malas conductas y le pidan al Señor perdón antes que sea demasiado tarde, aunque ya se les hayan echado estas predicciones de castigo de Dios.


8 Baruc hizo como Jeremías le ordenaba, y leyó todos estos mensajes del Señor al pueblo en el templo, tal como Jeremías le había pedido. 9 Esto ocurrió el día de Ayuno que se celebró en diciembre del quinto año del reinado del rey Joacim, hijo de Josías. Y llegó gente de todo Judá para asistir a los servicios del templo aquel día. 10 Baruc fue a la oficina de Guemarías el escriba, hijo de Safán, para leer el rollo. (Este cuarto quedaba al lado del salón de asambleas que el templo tenía arriba, cerca de la entrada de la Puerta Nueva).


11 Cuando Micaías, hijo de Guemarías, hijo de Safán, oyó los mensajes del Señor, 12 bajó al palacio, al salón de conferencias en donde estaban reunidos los encargados de la administración. Elisama (el escriba) estaba allí, así como Delaías, hijo de Semaías, Elnatán, hijo de Acbor, Guemarías, hijo de Safán, Sedequías, hijo de Ananías, y todos los demás que tenían cargos administrativos semejantes. 13 Cuando Micaías les contó acerca de los mensajes que Baruc estaba leyéndole al pueblo, 14-15 los dignatarios enviaron a Yehudi, hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusí, a pedirle a Baruc que viniera a leerles a ellos también los mensajes, y Baruc lo hizo.


16 Cuando terminó, estaban llenos de temor.


―Tenemos que contárselo al rey —dijeron—. 17 Pero primero, dinos cómo obtuviste estos mensajes.


18 Entonces Baruc les explicó que Jeremías se los había dictado palabra por palabra, y él los había escrito con tinta en el rollo.


19 ―Escóndanse tú y Jeremías —le dijeron los dignatarios a Baruc—. ¡No le digan a nadie dónde están!


20 Luego los dignatarios ocultaron el rollo en el cuarto de Elisama el escriba y fueron a hablarle al rey.


21 El rey envió a Yehudi que trajera el rollo. Yehudi lo trajo del cuarto de Elisama el escriba y se lo leyó al rey mientras todos los dignatarios se mantenían de pie. 22 El rey estaba por entonces en un aposento de invierno en el palacio, sentado al frente de un gran brasero con fuego, porque era diciembre y hacía frío. 23 Y cada vez que Yehudi terminaba de leer tres o cuatro columnas, el rey tomaba su cuchillo, cortaba la sección del rollo y la arrojaba al fuego, hasta que se consumió todo el rollo. 24-25 Y nadie protestó, sino Elnatán, Delaías y Guemarías. Suplicaron al rey que no quemara el rollo, pero no les hizo caso. Ninguno de los otros dignatarios del rey dio señales de temor o ira por lo que había hecho.


26 Entonces el rey ordenó a Jeramel, su hijo, a Seraías, hijo de Azriel, y a Selemías, hijo de Abdel, que detuvieran a Baruc y a Jeremías. Pero el Señor los ocultó.


27 Después que el rey quemó el rollo, el Señor le dijo a Jeremías:


28 Consigue otro rollo y escribe todo de nuevo igual que hiciste primero, 29 y dile esto al rey: El Señor dice: Tú quemaste el rollo porque decía que el rey de Babilonia destruiría esta tierra y cuanto en ella hay. 30 Y ahora el Señor añade esto respecto a ti, Joacim, rey de Judá: Este no tendrá un heredero que ocupe el trono de David. Su cadáver será dejado sin sepultar a la intemperie, expuesto al ardiente sol y a las heladas noches, 31 y yo lo castigaré a él y a su familia, así como a sus oficiales, por causa de sus malvadas acciones. Haré que sufran todo el mal que he anunciado; sobre ellos y sobre todo el pueblo de Judá y Jerusalén, porque no quisieron escuchar mis advertencias.


32 Entonces Jeremías tomó otro rollo y volvió a dictarle a Baruc todo lo que había escrito antes, sólo que esta vez el Señor añadió mucho más.



1 Timoteo 5

Nueva Biblia Viva

Cómo tratar a viudas, ancianos y esclavos


5 No reprendas al anciano con dureza, sino exhórtalo con respeto, como a un padre; a los más jóvenes trátalos como a hermanos; 2 a las ancianas, como a madres; y a las jóvenes, como a hermanas, con absoluta pureza.


3 Debes ayudar a las viudas, si estas no tienen quien las ayude. 4 Pero si tienen hijos o nietos, estos deben hacerse cargo de ellas, porque su responsabilidad empieza con los de su propia familia. Así corresponderán al amor de sus padres y abuelos, porque eso le agrada a Dios.


5 La viuda que ha quedado enteramente sola, acude a Dios en busca de ayuda y pasa día y noche en oración y súplica. 6 Pero la viuda que se entrega al placer, ya está muerta en vida.


7 Encárgales a todos estas reglas para que no tengan de qué acusarlos. 8 El que no se ocupa de los suyos, especialmente de los de su propia familia, ha negado la fe y es peor que un infiel.


9 Para que una viuda pueda estar inscrita en la lista, debe tener por lo menos sesenta años de edad y no haber tenido más de un esposo. 10 Tiene que haberse labrado una sana reputación por sus buenas obras, como por ejemplo, haber educado bien a sus hijos, haber sido hospitalaria, haber lavado los pies de los que son del pueblo santo, haber brindado ayuda a los que sufren y haber sido bondadosa en todo.


11 Las viudas más jóvenes no deben figurar en la lista porque lo más probable es que más adelante se dejen llevar por sus deseos, se alejen de Cristo y se quieran casar. 12 Así serán culpables de haber faltado a su compromiso anterior. 13 Además, se acostumbran a estar ociosas y andar de casa en casa y se vuelven perezosas, chismosas y entrometidas, hablando de lo que no deben.


14 Por eso, exhorto a las viudas jóvenes a que se casen de nuevo, que tengan hijos y que lleven bien su hogar. Así el enemigo no podrá hablar mal de ellas. 15 Temo que algunas ya se hayan descarriado para seguir a Satanás.


16 Si alguna mujer creyente tiene una viuda en la familia, está obligada a mantenerla, y no debe dejarle esta carga a la iglesia. Así la iglesia puede dedicar sus recursos al cuidado de las viudas que no tienen a nadie en este mundo.


17 Los ancianos que cumplen bien con su deber en la iglesia, especialmente los que se dedican a predicar y enseñar, deben ser doblemente apreciados y recompensados. 18 Recordemos que la Escritura dice: «No le pondrás bozal al buey que trilla el grano; ¡déjale comer mientras trabaja!». Y en otro lugar dice: «El obrero es digno de su salario».


19 No hagas caso a ninguna acusación contra un anciano si no está respaldada por dos o tres testigos. 20 Si de veras ha pecado, repréndelo ante la iglesia en pleno, para que nadie siga su ejemplo. 21 Delante de Dios, de Cristo Jesús y de los santos ángeles, te encarezco que sigas estas instrucciones sin dejarte llevar de prejucios y favoritismos.


22 No impongas con ligereza las manos a nadie, porque corres el peligro de hacerte cómplice de pecados ajenos. Consérvate limpio de pecado.


23 No sigas bebiendo sólo agua; toma también un poco de vino por el bien de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.


24 Los pecados de algunos se echan de ver aun antes de ser investigados, pero hay pecados ocultos que sólo después saldrán a la luz. 25 De la misma manera, las buenas obras de algunos se ven claramente, pero hay cosas bien hechas que no se sabrán sino hasta mucho después.



Salmos 89:14-37

Nueva Biblia Viva


14 Dos fuertes columnas sostienen tu trono: una es la justicia y la otra la rectitud. La verdad y tu amor están ante ti como tus servidores. 15 Dichosos aquellos que escuchan el alegre llamado a la adoración; porque ellos caminarán en la luz de tu presencia, Señor. 16 Todo el día se alegran en tu maravillosa fama y en tu justicia son enaltecidos. 17 Tú eres su fuerza gloriosa. ¡Nuestro poder se funda en tu favor! 18 Sí, nuestra protección viene del Señor, y él, el Santo de Israel, es nuestro rey.


19 Una vez en una visión hablaste a tu profeta y dijiste: «Le he dado mi ayuda a un joven valiente; lo he elegido de entre el pueblo para que sea rey. 20 ¡Es mi siervo David! Lo he ungido con mi aceite sagrado. 21 Le daré firmeza y lo haré fuerte. 22 No lo superará el enemigo ni lo vencerán los malos. 23 Aplastaré delante de él, a los que están en su contra; destruiré a quienes lo odian. 24 Mi fidelidad y mi gran amor lo acompañarán, y por mí su poder se levantará. 25 Gobernará desde el río Éufrates hasta el mar Mediterráneo. 26 Y él me dirá: Tú eres mi Padre, mi Dios y la roca de mi salvación.


27 »Yo lo trataré como a primogénito mío y lo haré el más grande rey de toda la tierra. 28 Lo amaré para siempre, y para siempre seré bondadoso con él; mi pacto con él no terminará jamás. 29 Siempre tendrá un heredero. Su trono será tan eterno como los días del cielo. 30 Si sus hijos se desvían de mis leyes y no viven de acuerdo a ellas; 31 si ellos no obedecen mis órdenes y no cumplen mis mandamientos; 32 entonces castigaré con vara su pecado y con azotes su desobediencia. 33 Pero nunca lo dejaré de amar ni mis promesas le faltarán. 34 No, no romperé mi pacto; no me arrepentiré de ninguna de las palabras que dije. 35 Porque a David le juré, y yo que soy santo, no puedo mentir, 36 que su descendencia continuará para siempre y que su trono es tan seguro como lo es el sol. 37 Será tan eterno como la luna, fiel testigo mío en el cielo».



Proverbios 25:25-27

Nueva Biblia Viva


25 Las buenas noticias de tierras lejanas son como agua fría para la garganta sedienta.


26 Como fuente turbia o manantial lodoso es el justo que tiembla ante el malvado.


27 Así como comer mucha miel es malo, también es malo que los hombres busquen su propia gloria.

Nueva Biblia Viva (NBV)


Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.

DAB Español, Miércoles 22 de Octubre

Día 296, DAB Español, Miércoles 22 de Octubre Jeremías 39:1-41:18; 2 Timoteo 1:1-18; Salmos 90-91; Proverbios 26:1-2 (Nueva Biblia Viva (NBV...