Día 233, DAB Español, Miércoles 21 de Agosto
Job 1:1-3:26; 1 Corintios 14:1-17; Salmos 37:12-28; Proverbios 21:25-26 (Nueva Biblia Viva (NBV))
Job
1-3 Nueva Biblia Viva (NBV)
Prólogo
1 En la tierra de Uz vivía un hombre llamado Job,
hombre bueno que temía a Dios y se abstenía de lo malo. 2-3 Tenía una familia
grande formada por siete hijos y tres hijas, y era inmensamente rico, pues
poseía siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes,
quinientas burras, y muchísimos siervos. Era en efecto el más rico hacendado de
toda aquella región. 4 Los hijos de Job, acostumbraban turnarse para celebrar
banquetes en sus respectivas casas e invitaban a sus hermanos y hermanas a
comer y beber con ellos. 5 Al terminar el ciclo de los banquetes, Job reunía a
sus hijos y los santificaba; se levantaba muy de mañana y presentaba una
ofrenda por cada uno de ellos. Porque pensaba: «Quizás mis hijos hayan pecado y
en su corazón se hayan alejado de Dios». Estas cosas eran costumbre en Job.
Primera prueba de Job
6 Cierto día en que los ángeles se presentaron ante el
Señor, acudió también con ellos el ángel acusador.
7 ―¿De dónde vienes? —le preguntó el Señor al
acusador. Y este respondió:
―De rondar la tierra y recorrerla por todas partes.
8 Entonces Dios preguntó al acusador:
―¿Te has fijado en mi siervo Job? No hay otro como él
en toda la tierra: hombre perfecto y recto, que me teme y se abstiene de todo
mal.
9 ―¿Y cómo no habría de serlo si lo recompensas tan
bien? —dijo burlonamente el acusador—. 10 Siempre has librado de todo daño su
persona, su hogar y sus bienes. Has hecho prosperar cuanto hace. ¡Mira cómo se
ha enriquecido! ¡Razón tiene para adorarte! 11 Pero quítale sus riquezas, ¡y ya
verás cómo te maldice en tu propia cara! 12-13 El Señor replicó al ángel
acusador:
―Tienes permiso para hacer con su riqueza lo que
quieras; pero no lo perjudiques en su cuerpo.
Entonces el ángel acusador se fue; y como era de
esperarse, no mucho después, en un banquete que los hijos e hijas de Job
tuvieron en casa del hermano mayor, ocurrió la tragedia.
14-15 Llegó corriendo a casa de Job un mensajero con
esta noticia:
―Estaban sus bueyes arando, y las burras pastaban
junto a ellos, cuando nos asaltaron los sabeanos, se llevaron los animales y
mataron a los demás siervos. ¡Sólo yo escapé!
16 Aún estaba hablando este mensajero, cuando llegó
otro con más noticias malas: —Del cielo cayó un rayo que calcinó a las ovejas y
a todos los criados. ¡Sólo yo escapé para contárselo!
17 No había terminado este, cuando otro mensajero
entró corriendo.
―Tres bandas de caldeos se llevaron sus camellos y
mataron a sus siervos. ¡Sólo yo escapé para contárselo!
18 Mientras aún estaba hablando este, llegó otro
mensajero y dijo:
―Sus hijos e hijas estaban celebrando un banquete en
casa de su hermano mayor, 19 cuando de pronto un fuerte viento del desierto
arrasó la casa; desplomó el techo sobre ellos y los mató a todos. ¡Sólo yo
escapé para contárselo!
20 Job se levantó y rasgó su manto y se rasuró la
cabeza en señal de duelo y se postró en tierra en actitud de adoración.
21 Entonces dijo: «Desnudo salí del vientre de mi
madre, y nada tendré cuando muera. El Señor me dio cuanto yo tenía; suyo era, y
tenía derecho de llevárselo. Bendito sea el nombre del Señor».
22 En todo esto Job no pecó ni maldijo a Dios.
Segunda prueba de Job
2 Llegaron nuevamente los ángeles a presentarse ante
el Señor, y con ellos el ángel acusador.
2 ―¿De dónde vienes? —le preguntó el Señor al
acusador. Y este respondió: —De rondar la tierra.
3 ―Bien, ¿te fijaste en mi siervo Job? —preguntó el
Señor—. Es el mejor hombre de toda la tierra; hombre que me teme y se abstiene
de todo mal. Ha mantenido su fe en mí no obstante haberme incitado tú a que te
dejara perjudicarlo sin causa alguna.
4-5 ―¿Y qué si lo perjudico en carne propia?
—respondió el acusador—. El hombre dará cualquier cosa por salvar su vida.
¡Dáñalo con una enfermedad, y te maldecirá en tu propia cara!
6 ―Haz con él como quieras —respondió el Señor—, pero
no le quites la vida. 7 Entonces el ángel acusador salió de la presencia del
Señor e hizo brotar en Job dolorosas llagas desde la cabeza hasta los pies. 8 Y
Job, sentado en medio de las cenizas, tomó un pedazo de teja para rascarse
constantemente. 9 Su esposa le reprochó:
―¿Persistes en tu vida piadosa viendo todo lo que Dios
te ha hecho? ¡Maldícelo y muérete!
10 Pero él respondió:
―Hablas como una necia. ¿Pues qué? ¿Hemos de recibir
de manos de Dios únicamente lo agradable y nunca lo desagradable?
En todo esto Job no pecó ni de palabra.
Los tres amigos de Job
11 Había tres amigos de Job, que al enterarse de la
gran tragedia que le había sobrevenido, se pusieron de acuerdo para ir a
consolarlo y animarlo. Se llamaban Elifaz de Temán, Bildad de Súah y Zofar de
Namat. 12 Job estaba tan cambiado que casi no lo reconocieron. Sus amigos
rompieron a llorar, rasgaron su ropa, lanzaron polvo al aire y se echaron
tierra en la cabeza en señal de dolor. 13 Luego se sentaron silenciosos en el
suelo junto a Job durante siete días y siete noches, y ninguno dijo nada;
comprendían que su aflicción era tal que no había lugar para las palabras.
Primer discurso de Job
3 Al fin habló Job, y maldijo el día de su nacimiento.
2-3 «Maldito sea el día en que nací —dijo— y la noche
en que fui concebido. 4 Que ese día se vuelva oscuridad; que Dios en lo alto no
lo tome en cuenta; que no brille en él ninguna luz. 5 Que las tinieblas se
adueñen de él; que una nube negra lo cubra con su sombra. 6 Que sea borrado del
calendario y jamás vuelva a contarse entre los días del mes de ese año. 7 Que
aquella noche sea helada y sin alegría. 8 Que la maldigan los que profieren
maldiciones. 9 Que se esfumen las estrellas de esa noche; que suspire por la
luz, y no la vea jamás; que nunca vea la luz matutina. 10 Maldita sea por no
haber cerrado el vientre de mi madre; por dejarme nacer para llegar a ver toda
esta aflicción.
11 »¿Por qué no morí al nacer? 12 ¿Por qué la partera
me dejó vivir? ¿Por qué me amamantaron con pechos? 13 Si hubiera muerto al
nacer, ahora estaría yo tranquilo, dormido y en reposo, 14-15 junto con
dignatarios y reyes con toda su pompa; con opulentos príncipes cuyos castillos
están llenos de ricos tesoros. 16 ¡Ojalá hubiera sido un aborto! ¡No haber
respirado ni visto la luz jamás! 17 Porque en la muerte dejan los malvados de
hostigar y los cansados hallan reposo. 18 Allá, hasta los cautivos tienen
alivio, sin un brutal carcelero que los maltrate. 19 Ricos y pobres por igual
están allí, y el esclavo se ve al fin libre de su amo.
20-21 »¡Ay! ¿Por qué dar luz y vida a quienes yacen en
aflicción y amargura, que suspiran por la muerte, y no llega; que buscan la
muerte como otros buscan alimento o dinero? 22 ¡Qué bendito alivio reciben al
fin al morir! 23 ¿Por qué dejar que nazca un hombre si Dios lo ha de encerrar
en una vida de incertidumbre y frustración? 24 Los suspiros no me dejan comer;
mis gemidos se derraman como agua. 25 Lo que siempre temí me ha sobrevenido. 26
No encuentro paz ni sosiego; no hallo reposo, sino sólo agitación».
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1
Corintios 14:1-17 Nueva Biblia Viva (NBV)
El don de lenguas y el de profecía
14 ¡Que el amor sea siempre para ustedes la más alta
meta! Desde luego, busquen también los otros dones que da el Espíritu Santo,
especialmente el don de profecía.
2 El que habla en lenguas, le habla a Dios y no a los
demás, y ellos no le entienden, pues habla misterios mediante el poder del
Espíritu. 3 En cambio, el que profetiza proclama mensajes de Dios que edifican,
exhortan y consuelan a los oyentes.
4 Por eso, la persona que habla en lenguas se ayuda a
sí misma, pero el que profetiza contribuye a que la iglesia crezca. 5 Ojalá
todos pudieran hablar en lenguas, pero preferiría que profetizaran, porque este
es un don superior al hablar en lenguas, a menos que después de hablar
interpreten lo que estaban diciendo para que la iglesia sea edificada.
6 Díganme ustedes, hermanos, si voy ahora y les hablo
en lenguas, ¿de qué les sirve? Pero si les digo con claridad lo que Dios me ha
revelado, si les comunico lo que sé, si les profetizo o les enseño, entonces sí
les será útil.
7 Aun respecto de los instrumentos musicales —la
flauta o el arpa, digamos—, ¿cómo se distinguirá lo que tocan si no dan un
sonido distinto? 8 Y si el trompeta del ejército no toca las notas que debe,
¿cómo sabrán los soldados que se les está ordenando prepararse para la batalla?
9 De la misma manera, si uno le habla a una persona en
un idioma que no entiende, ¿cómo sabrá lo que se le está diciendo? Sería como
hablarle al aire. 10 En el mundo existen cientos de idiomas diferentes y cada
uno tiene su propio significado. 11 Sin embargo, si alguien me habla en uno de
esos idiomas y no lo entiendo, yo seré extranjero para él y él lo será para mí.
12 Si tanto anhelan tener alguno de los dones del
Espíritu Santo, pídanle que les dé los mejores, los que de veras puedan ser
útiles a la iglesia en general. 13 Si alguien recibe el don de hablar en
lenguas, ore para que el Señor le dé también el don de interpretar, 14 porque
si uno ora en lenguas, el espíritu ora, pero uno no sabe lo que está diciendo.
15 En un caso así, ¿qué debo hacer? Debo orar con el espíritu, pero también con
el entendimiento. Debo cantar con el espíritu siempre que se entienda la
alabanza que estoy ofreciendo, 16 porque si alabas y das gracias a Dios en otro
idioma, ¿cómo podrán alabar a Dios contigo los que no entienden tus palabras?
¿Cómo podrán decir «amén», si no saben lo que estás diciendo? 17 Tu oración de
acción de gracias podrá ser hermosa, pero no edificará a los presentes.
Nueva Biblia Viva (NBV)
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Salmos
37:12-28 Nueva Biblia Viva (NBV)
12 Los malvados conspiran contra los justos y truenan
la boca contra ellos. 13 Pero el Señor se ríe de quienes traman contra los
justos, pues sabe que para aquellos viene el día del juicio. 14 Los malvados
apuntan el arma para matar al pobre; están listos para asesinar a los que hacen
el bien. 15 Pero la espada se les hundirá en su propio corazón y todas sus
armas serán destruidas.
16 Mejor es tener poco y ser justo que poseer mucho y
ser malvado. 17 La fuerza de los malos será quebrantada, pero el Señor toma en
sus manos a los justos.
18 Día tras día el Señor cuida de los justos, y les
concede recompensas eternas. 19 Cuida de ellos en tiempos de estrechez; aun en
la hambruna tendrán suficiente. 20 Pero los malos perecerán. Los enemigos de
Dios se secarán como la hierba, y desaparecerán como el humo. 21 Los malos
piden prestado y no pagan, pero el bueno paga lo que debe y da más. 22 Aquellos
a quienes el Señor bendice heredarán la tierra, pero los que él maldice
perecerán.
23 Los pasos de los buenos son guiados por el Señor.
Él se deleita en cada paso que dan. 24 Si se tropiezan, no caen, porque el
Señor los sostiene con su mano.
25 Fui joven y estoy viejo, y en todos mis años jamás
vi al justo en la miseria; tampoco he visto a los hijos de los justos pasar
hambre. 26 Por el contrario, los justos pueden ser generosos dando obsequios y
préstamos al prójimo, y sus hijos son una bendición.
27 De modo que si quieres tener siempre donde vivir,
abandona tus costumbres malas y vive en santidad. 28 Porque el Señor ama la
justicia y la rectitud. Nunca abandonará a su pueblo. Ellos serán eternamente
guardados a salvo; pero los hijos de los que aman la maldad perecerán.
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Proverbios
21:25-26 Nueva Biblia Viva (NBV)
25 La codicia del perezoso lo lleva a la muerte,
porque sus manos se niegan a trabajar; 26 todo el día se lo pasa codiciando,
pero el justo da con generosidad.
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