Día 214, DAB Español, Viernes 2 de Agosto
2 Crónicas 32:1-33:13; Romanos 15:23-16:7; Salmos 25:12-22; Proverbios 20:16-18 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))
2
Crónicas 32:1-33:13 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Invasión de Senaquerib (2 Re 18,13.17.19.22.33)
32 Después de estas muestras de fidelidad, Senaquerib,
el rey de Asiria, invadió Judá, puso cerco a las ciudades fortificadas y ordenó
conquistarlas. 2 Cuando Ezequías advirtió que Senaquerib venía con intención de
atacar a Jerusalén, 3 propuso a sus jefes y oficiales cegar las fuentes de agua
que había fuera de la ciudad y ellos lo apoyaron. 4 Se reunió mucha gente que
cegó todos los manantiales y el arroyo subterráneo, diciendo:
— ¡Cuando lleguen los reyes de Asiria no van a
encontrar mucha agua!
5 Ezequías se armó de valor y reconstruyó todas las
partes derruidas de la muralla, levantó torres y una segunda muralla exterior,
fortificó el terraplén de la ciudad de David y mandó fabricar gran cantidad de
lanzas y escudos. 6 Puso también jefes militares al frente del pueblo y luego
reunió a todo el mundo en la plaza principal de la ciudad y los arengó con
estas palabras:
7 — ¡Valor y coraje! No teman ni se asusten del rey de
Asiria y de la multitud que lo acompaña, pues contamos con algo más que él: 8
él cuenta con fuerzas humanas, pero nosotros contamos con el Señor nuestro Dios
que está dispuesto a ayudarnos y a combatir con nosotros.
Y la gente quedó reconfortada con las palabras de
Ezequías, rey de Judá.
9 Más adelante, Senaquerib, el rey de Asiria, que
estaba en Laquis con todas sus tropas, envió una embajada a Jerusalén para
decir al rey Ezequías y a todos los judaítas reunidos en Jerusalén:
10 — Esto dice Senaquerib, el rey de Asiria: ¿En qué
confían para resistir sitiados en Jerusalén? 11 Ezequías los engaña, para luego
hacerlos morir de hambre y sed, prometiéndoles que el Señor su Dios los librará
del poder del rey de Asiria. 12 ¿No es ese el Dios al que Ezequías le ha
quitado los santuarios y altares locales, ordenando a Judá y a Jerusalén que
sólo deben adorarlo y quemarle incienso en un único altar? 13 ¿Es que no saben
cómo hemos tratado mis antepasados y yo a todos los pueblos de la tierra?
¿Acaso los dioses de estas naciones han podido librar a sus territorios de mi
poder? 14 Y si ninguno de los dioses de las naciones a las que mis antepasados
exterminaron pudo salvarlos de mi poder, ¿cómo va a poder librarlos a ustedes
su Dios? 15 Así que no se dejen engatusar o engañar por Ezequías. Y no le
crean; pues si ningún dios ha podido librar de mi poder o del poder de mis
antepasados a ninguna nación o reino, tampoco su Dios podrá salvarlos ahora.
16 Los súbditos de Senaquerib continuaron hablando
contra Dios, el Señor, y contra su siervo Ezequías. 17 El rey asirio también
había escrito cartas insultando al Dios de Israel y hablando contra él en estos
términos: “Lo mismo que los dioses de las naciones de la tierra no han podido
librar a sus pueblos de mi poder, tampoco el Dios de Ezequías podrá librar a su
pueblo”. 18 Gritaban a plena voz y en hebreo a la gente de Jerusalén que había
sobre la muralla, para asustarla e intimidarla y poder conquistar la ciudad. 19
Y hablaban del Dios de Jerusalén como de los dioses de las demás naciones,
fabricados por manos humanas.
20 En tal coyuntura el rey Ezequías y el profeta
Isaías, hijo de Amón, se pusieron a orar, clamando al cielo. 21 Entonces el
Señor envió un ángel que aniquiló a todos los valientes del ejército y a sus
jefes y oficiales en el campamento del rey de Asiria, que tuvo que regresar
abochornado a su tierra. Y cuando entraba en el templo de sus dioses fue
asesinado por sus propios hijos. 22 El Señor salvó a Ezequías y a los
habitantes de Jerusalén del poder del rey de Asiria y de todos los enemigos,
concediéndoles la paz con los vecinos de alrededor. 23 Muchos fueron a
Jerusalén a llevar ofrendas al Señor y regalos a Ezequías, rey de Judá, que a
partir de entonces adquirió un gran prestigio ante las demás naciones.
Curación de Ezequías
24 Por aquellos días Ezequías cayó gravemente enfermo.
Pero suplicó al Señor, que le habló y le concedió un prodigio. 25 Sin embargo,
Ezequías no correspondió al don recibido, pues se llenó de orgullo, y el Señor
se enfureció contra él y contra Judá y Jerusalén. 26 Pero se arrepintió de su
orgullo, junto con los habitantes de Jerusalén, por lo que la cólera del Señor
no llegó a estallar contra ellos en vida de Ezequías.
Sumario final de su reinado (2 Re 20,20-21)
27 Ezequías gozó de grandes riquezas y honores y
adquirió tesoros de plata, oro, piedras preciosas, perfumes, escudos y objetos
de valor de todo tipo. 28 Hizo también almacenes para las cosechas de cereales,
mosto y aceite, establos para toda clase de ganado y rediles para los rebaños.
29 Construyó ciudades y tuvo gran cantidad de ganado mayor y menor, pues Dios
le concedió una inmensa riqueza. 30 También fue Ezequías quien cegó la salida
de las aguas del Guijón y las condujo por vía subterránea a la parte occidental
de la Ciudad de David. Ezequías tuvo éxito en todas sus empresas. 31 Y así, en
el asunto de la embajada de los príncipes de Babilonia enviados para indagar
sobre el prodigio que había sucedido en el país, Dios lo abandonó sólo para
probarlo y conocer todas sus intenciones.
32 El resto de la historia de Ezequías y de sus obras
piadosas está escrito en el libro de las visiones del profeta Isaías, hijo de
Amós, en el libro de los Reyes de Judá e Israel. 33 Cuando Ezequías murió, fue
enterrado en la cuesta donde están las tumbas de los hijos de David, y a su
muerte todo Judá y los habitantes de Jerusalén le rindieron honores. Su hijo
Manasés le sucedió como rey.
Últimos reyes de Judá (33—36)
Reinado de Manasés (2 Re 21,1-9.18)
33 Manasés tenía doce años cuando comenzó a reinar, y
reinó en Jerusalén durante cincuenta y cinco años. 2 Manasés ofendió al Señor
imitando las perversiones de los pueblos que el Señor había expulsado ante los
israelitas. 3 Reconstruyó los santuarios locales de los altos que su padre
Ezequías había derruido, levantó altares a los baales, erigió columnas y adoró
y dio culto a todos los astros del cielo. 4 Construyó altares en el Templo del
que el Señor había dicho: “En Jerusalén estará siempre mi nombre”. 5 Levantó
altares a todos los astros del cielo en los dos patios del Templo. 6 Quemó a
sus hijos en sacrificio en el valle de Ben Hinón, practicó el espiritismo, la
brujería y la hechicería, instituyó nigromantes y adivinos y ofendió tanto al
Señor, que provocó su indignación. 7 Hizo una estatua idolátrica y la colocó en
el Templo del que Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: “En este Templo
y en Jerusalén, mi ciudad elegida entre todas las tribus de Israel, residirá mi
nombre por siempre. 8 No volveré a dejar que Israel abandone la tierra que di a
sus antepasados, con tal que guarden y cumplan todo lo que les he mandado por
medio de Moisés: la ley, los preceptos y las normas”. 9 Pero Manasés indujo a
Judá y a los habitantes de Jerusalén a portarse peor que las naciones que el
Señor había aniquilado ante los israelitas.
10 El Señor habló a Manasés y a su pueblo, pero no le
hicieron caso. 11 Entonces el Señor hizo venir contra ellos a los jefes del
ejército del rey de Asiria, que apresaron a Manasés con ganchos, lo ataron con
cadenas de bronce y lo llevaron a Babilonia. 12 Pero en la adversidad trató de
buscar al Señor, su Dios: se humilló profundamente ante el Dios de sus
antepasados, 13 le suplicó, y Dios lo atendió, lo escuchó e hizo que regresara
a Jerusalén y a su reino. Entonces Manasés reconoció que el Señor era el
verdadero Dios.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
Romanos
15:23-16:7 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
23 Pero mi labor ha terminado ya en estos lugares, y
como hace ya muchos años que deseo verlos, 24 confío en que, al fin, de paso
para España, se logre mi deseo. Así lo espero, como también que me encaminen
hacia allá después de haber disfrutado algún tiempo de la compañía de ustedes.
25 En este momento estoy a punto de emprender viaje a Jerusalén para prestar un
servicio a aquellos hermanos en la fe. 26 Y es que los de Macedonia y Acaya han
tenido a bien organizar una colecta en favor de los creyentes necesitados de
Jerusalén. 27 Han tenido a bien, aunque en realidad es una obligación, ya que,
si los paganos han participado en los bienes espirituales de los judíos, justo
es que ahora los ayuden en lo material. 28 Cumplida esta misión, y una vez que
haya entregado el fruto de la colecta, partiré para España pasando por Roma. 29
Estoy seguro de que la visita que pienso hacerles cuenta con la plena bendición
de Cristo.
30 Finalmente, hermanos, un favor les pido por nuestro
Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu: apóyenme con sus oraciones ante
Dios 31 para que pueda escapar con bien de los que en Judea se oponen a la fe y
para que la ayuda que llevo a Jerusalén sea bien acogida por aquellos hermanos.
32 De este modo, cuando, Dios mediante, vaya a visitarlos, será grande mi
alegría y podré descansar entre ustedes. 33 Que Dios, fuente de paz, esté con
todos ustedes. Amén.
Recomendaciones y saludos personales
16 Les recomiendo a nuestra hermana Febe, que está al
servicio de la iglesia de Cencreas. 2 Acójanla en el nombre del Señor, como
debe hacerse entre creyentes, y atiéndanla en todo cuanto necesite de ustedes,
pues también ella se ha desvelado por ayudar a muchos, entre ellos, a mí mismo.
3 Saludos para Prisca y Áquila que han colaborado
conmigo en Cristo Jesús 4 y se jugaron la vida por salvar la mía. Y no sólo yo
tengo que agradecérselo, sino todas las iglesias de origen pagano. 5 Saludos
igualmente para la iglesia que se reúne en su casa. Saludos para mi querido
amigo Epéneto, el primer cristiano de la provincia de Asia.
6 Saluden a María que tanto se ha fatigado por
ustedes. 7 Saluden a Andrónico y a Junias, paisanos míos y compañeros de
prisión; su labor apostólica es bien conocida, e incluso creyeron en Cristo
antes que yo.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
Salmos
25:12-22 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
12 A quien venere al Señor,
él le enseñará qué camino elegir;
13 vivirá con prosperidad
y su descendencia heredará la tierra.
14 El Señor se confía a sus fieles
anunciándoles su alianza.
15 Mis ojos tengo siempre en el Señor,
él libera mis pies de la trampa.
16 Atiéndeme, apiádate de mí
que estoy solo y desvalido.
17 Mis angustias se multiplican,
líbrame tú de mis pesares.
18 Mira mis aflicciones y penas,
perdóname mis pecados;
19 mira cuántos son mis enemigos
y el rencor con que me odian.
20 Protégeme, sálvame,
no me defraudes, pues en ti confío.
21 La integridad y la rectitud me protejan
porque en ti tengo puesta mi esperanza.
22 ¡Señor, libera a Israel
de todas sus angustias!
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
Proverbios
20:16-18 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
16 Quítale el vestido por ser fiador de extraños,
tómale prenda, pues avaló a un desconocido.
17 Resulta sabroso el pan fraudulento,
mas luego es como arena en la boca.
18 Confirma los proyectos con consejos
y emprende la guerra después de calcular bien.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
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