Día 215, DAB Español, Sábado 3 de Agosto
2 Crónicas 33:14-34:33; Romanos 16:8-27; Salmos 26; Proverbios 20:19 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))
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Crónicas 33:14-34:33 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
14 Luego reconstruyó la muralla exterior de la Ciudad
de David, al oeste del torrente Guijón hasta la puerta del Pescado, rodeando el
Ófel, y la elevó considerablemente. Además, puso jefes militares en todas las
ciudades fortificadas de Judá. 15 Retiró del Templo los dioses extranjeros y el
ídolo, así como todos los altares que había levantado en el monte del Templo y
en Jerusalén, y los arrojó fuera de la ciudad. 16 Restauró el altar del Señor,
ofreció sobre él sacrificios de comunión y de acción de gracias, y ordenó a
Judá que sirviera al Señor, Dios de Israel. 17 Sin embargo, el pueblo seguía
ofreciendo sacrificios en los santuarios locales de los altos, aunque sólo al
Señor su Dios.
18 El resto de la historia de Manasés, su oración al
Señor y los oráculos de los profetas que le hablaron en nombre del Señor, está
escrito en la historia de los Reyes de Israel. 19 Su oración y la escucha
divina, todos sus pecados e infidelidades, los lugares donde construyó
santuarios locales y erigió columnas e ídolos antes de convertirse, están
escritos en la historia de Jozay. 20 Cuando Manasés murió fue enterrado en su
palacio, y su hijo Amón le sucedió como rey.
Reinado de Amón (2 Re 21,19-20.23-24)
21 Amón tenía veintidós años cuando comenzó a reinar,
y reinó en Jerusalén durante dos años. 22 Amón ofendió al Señor como su padre
Manasés, dando culto y ofreciendo sacrificios a todos los ídolos que había
hecho su padre. 23 Sin embargo, no se humilló ante el Señor, como había hecho
su padre Manasés, sino que multiplicó sus culpas. 24 Sus servidores conspiraron
contra él y lo asesinaron en su palacio. 25 Pero el pueblo mató a todos los que
habían conspirado contra el rey Amón y en su lugar nombraron rey a su hijo
Josías.
Reinado de Josías (2 Re 21,1-2)
34 Josías tenía ocho años cuando comenzó a reinar, y
reinó en Jerusalén durante treinta y un años. 2 Actuó correctamente ante el
Señor y siguió las huellas de su antepasado David, sin desviarse lo más mínimo.
Reforma religiosa en Judá e Israel
3 En el octavo año de su reinado, cuando era joven,
empezó a consultar al Dios de su antepasado David, y en el duodécimo año empezó
a limpiar Judá y Jerusalén de los santuarios locales, postes sagrados, ídolos e
imágenes. 4 Se demolieron en su presencia los altares de los baales y derribó
los altares para el incienso que había encima; trituró y redujo a polvo los
postes sagrados, los ídolos y las imágenes, y luego lo esparció sobre las
tumbas de sus adoradores. 5 Quemó los huesos de los sacerdotes sobre los
altares, purificando así a Judá y Jerusalén. 6 En las ciudades de Manasés,
Efraín, Simeón, Neftalí y lugares de alrededor 7 destruyó también los altares,
redujo a polvo los postes sagrados y los ídolos, y derribó todos los altares de
incienso del territorio de Israel. Finalmente regresó a Jerusalén.
Las obras del Templo (2 Re 22,3-6.8-20; 23,1-3)
8 En el año décimo octavo de su reinado, después de
haber purificado el país y el Templo, Josías envió a Safán, hijo de Asalías, a
Maasías, gobernador de la ciudad y al canciller Joaj, hijo de Joajaz, a reparar
el Templo del Señor, su Dios. 9 Ellos se presentaron al sumo sacerdote Jilquías
con el dinero ingresado en el Templo y recogido por los levitas porteros en
Manasés y Efraín, en el resto de Israel, en todo Judá y Benjamín y en
Jerusalén; 10 dinero que entregaron a los encargados de las obras del Templo,
para que pagasen a los obreros que llevaban a cabo la reparación de los
desperfectos del Templo. 11 Se lo dieron a los carpinteros y constructores para
comprar piedras labradas y madera de carpintería para las vigas de los
edificios arruinados por la desidia de los reyes de Judá. 12 Estos hombres
hacían su trabajo con honradez, bajo la supervisión de los levitas Jájat y
Abdías, del clan de Merarí, y de Zacarías y Mesulán, del clan de Queat, que los
dirigían. Los levitas, todos ellos expertos en instrumentos musicales, 13
dirigían a los acarreadores y a todos los trabajadores en cada una de sus
tareas. Otros levitas eran secretarios, inspectores y porteros.
14 Cuando estaban sacando el dinero ingresado en el
Templo, el sumo sacerdote Jilquías encontró el Libro de la Ley del Señor
escrito por Moisés. 15 Jilquías comunicó al secretario Safán:
— He encontrado en el Templo el Libro de la Ley.
Y Jilquías entregó el libro a Safán. 16 Safán lo llevó
al rey y le rindió cuentas:
— Tus servidores están haciendo todo lo que se les ha
encargado. 17 Han recogido el dinero que estaba destinado al Templo y se lo han
entregado a los encargados y a los trabajadores.
18 Luego Safán dio la noticia al rey:
— El sacerdote Jilquías me ha entregado un libro.
Y Safán se lo leyó al rey. 19 Cuando el rey oyó las
palabras de la ley, se rasgó las vestiduras 20 y ordenó lo siguiente al
sacerdote Jilquías, a Ajicán, el hijo de Safán, a Abdón, el hijo de Miqueas, al
secretario Safán y a Asaías, el oficial del rey:
21 — Vayan a consultar al Señor por mí, por el resto
de Israel y por Judá sobre el contenido de este libro que se acaba de
encontrar, pues el Señor estará muy furioso contra nosotros, ya que nuestros
antepasados no han obedecido las palabras del Señor ni han cumplido todo cuanto
está escrito en este libro.
22 El sacerdote Jilquías y los enviados del rey fueron
a ver a la profetisa Julda, esposa de Salún, el hijo de Ticuá y nieto de
Jarjás, encargado del guardarropa, que vivía en el Barrio Nuevo de Jerusalén, y
le contaron lo sucedido. 23 Ella les contestó:
— Esto dice el Señor, Dios de Israel: Digan al hombre
que los ha enviado: 24 “Así dice el Señor: Voy a traer la desgracia sobre este
lugar y sus habitantes; se cumplirán todas las maldiciones escritas en el libro
que han leído ante el rey de Judá. 25 Puesto que me han abandonado y han
quemado incienso a otros dioses, provocando mi indignación con todas sus
acciones, mi cólera estallará contra este lugar y no se apagará”. 26 Y al rey
de Judá que los ha enviado a consultar al Señor le dirán: “Esto dice el Señor,
Dios de Israel, con relación a las palabras que has escuchado: 27 Puesto que te
has conmovido de corazón y te has humillado ante el Señor, al escuchar sus
palabras contra este lugar y sus habitantes, que se convertirán en objeto de
ruina y maldición; puesto que te has humillado ante mí, has desgarrado tus
vestiduras y has llorado ante mí, yo también te he escuchado —oráculo del
Señor—. 28 Cuando yo te reúna con tus antepasados, te enterrarán en paz y no
llegarás a ver toda la desgracia que voy a traer sobre este lugar y sobre sus
habitantes”.
A continuación los enviados llevaron la respuesta al
rey.
29 El rey mandó convocar a todos los ancianos de Judá
y Jerusalén. 30 Luego el rey subió al Templo, acompañado por toda la gente de
Judá, los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los levitas y todo el
pueblo, pequeños y grandes, y allí les leyó en voz alta todo el contenido del
Libro de la Alianza encontrado en el Templo. 31 Entonces se puso en pie sobre
su estrado y selló la alianza ante el Señor, comprometiéndose a seguir a Dios,
a observar sus mandamientos, normas y preceptos con todo el corazón y toda el
alma y a poner en práctica todas las estipulaciones de la alianza contenidas en
este libro. 32 Josías hizo que todos los que se hallaban en Jerusalén
ratificasen la alianza. Y los habitantes de Jerusalén actuaron de acuerdo con
la alianza del Señor, Dios de sus antepasados. 33 Suprimió Josías todas las
prácticas abominables en todo el territorio israelita y comprometió a todos los
que residían en Israel a rendir culto al Señor su Dios. Y durante su vida no
abandonaron al Señor, Dios de sus antepasados.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
Romanos
16:8-27 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
8 Saluden a Ampliato, mi querido amigo en el Señor; 9
a Urbano, que ha sido nuestro colaborador en Cristo; a mi buen amigo Estaquis.
10 Saluden a Apeles que ha dado sobradas pruebas de fidelidad a Cristo, y
también a los de la casa de Aristóbulo.
11 Saludos para mi paisano Herodión y para los
creyentes de la casa de Narciso; 12 saludos para Trifena y Trifosa que trabajan
con afán por el Señor; saludos para Pérsida, la hermana tan querida que tanto
se ha fatigado por servir al Señor.
13 Saludad a Rufo, que es un creyente distinguido, y a
su madre, que es como si fuera mía. 14 Saluden a Asíncrito, a Flegón, a Hermes,
a Patrobas, a Hermas y a los hermanos que están con ellos. 15 Saluden a
Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, a Olimpo y a los creyentes que
están con ellos. 16 Salúdense, en fin, unos a otros con un beso fraterno. Los
saludan, por su parte, todas las iglesias de Cristo.
17 Les ruego, hermanos, que tengan cuidado con los que
suscitan divisiones y ponen en peligro la enseñanza que ustedes han recibido;
aléjense de ellos. 18 Es gente que no está al servicio de Cristo nuestro Señor,
sino de sus propios apetitos, y con sus halagos y lisonjas embaucan a los
incautos. 19 La respuesta de ustedes a la fe ha llegado a conocimiento de todos
y eso me alegra; quiero, sin embargo, que sean sagaces para hacer el bien y
limpios frente al mal. 20 El Dios de la paz pondrá muy pronto a Satanás bajo
los pies de ustedes. Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo los acompañe.
21 Los saludan Timoteo, mi colaborador, y también
Lucio, Jasón y Sosípatro, que son paisanos míos. 22 Los saludo yo, Tercio, que
he sido el amanuense de esta carta como servicio al Señor. 23 Saludos de Gayo,
en cuya casa me alojo y donde se reúne toda esta iglesia. Saludos de Erasto,
tesorero de la ciudad, y del hermano Cuarto. 24 .
Doxología final
25 Al que tiene poder para consolidarlos a ustedes en
la fe de acuerdo con el mensaje evangélico que anuncio y la proclamación que
hago de Jesucristo, a quien ha revelado su plan secreto mantenido durante
siglos oculto, 26 y lo ha manifestado ahora por medio de las Escrituras
proféticas, según la disposición del Dios eterno, de modo que al conocerlo
todas las naciones respondan a la fe, 27 a ese Dios, el único sabio, sea la
gloria por siempre a través de Jesucristo. Amén.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
Salmos
26 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Salmo 26 (25)
Hazme justicia, Señor.
26 De David.
Hazme justicia, Señor, pues camino con rectitud.
En el Señor confío, jamás dudaré.
2 Señor, examíname, ponme a prueba,
sondea mi conciencia y mis pensamientos.
3 Ante mí tengo presente tu amor
y con tu verdad recorro mi camino.
4 No tomo asiento con los falsos
ni me alío con los hipócritas;
5 detesto la asamblea de los malvados
y no me siento con los perversos.
6 Lavo mis manos en señal de inocencia
y me acerco a tu altar, Señor,
7 para hacer resonar un clamor de gratitud
y proclamar todas tus maravillas.
8 Señor, yo amo la casa en que habitas,
el lugar que es morada de tu gloria.
9 No me reúnas con pecadores,
ni con gente sanguinaria,
10 que el mal está en sus manos
y el soborno colma su diestra.
11 Pero yo camino con rectitud,
sálvame y apiádate de mí.
12 Mis pies están firmes en el camino recto.
En medio de la asamblea bendeciré al Señor.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
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Proverbios
20:19 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
19 El chismoso divulga secretos,
no te juntes con gente parlanchina.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
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