Saturday, April 9, 2022

DAB Español, Domingo 10 de Abril

Día 100, DAB Español, Domingo 10 de Abril


Deuteronomio 34:1 - Josué 2:24; Lucas 13:23-14:6; Salmos 79; Proverbios 12:26 (Palabra de Dios para Todos (PDT))









Deuteronomio 34 - Josué 2

Palabra de Dios para Todos

Muerte de Moisés

34 Moisés subió al monte Nebo desde las llanuras de Moab, a la cumbre del monte Pisgá, que está diagonal a Jericó. El SEÑOR le mostró toda la tierra: desde Galaad hasta Dan; 2 todo Neftalí; la tierra de Efraín y Manasés; toda la tierra de Judá hasta el mar occidental; 3 el Néguev y la llanura que es el valle de Jericó, la ciudad de las palmeras, hasta Zoar. 4 Luego el SEÑOR le dijo a Moisés: «Esta es la tierra que les prometí a Abraham, a Isaac y a Jacob. Yo dije: “Les daré esta tierra a tus descendientes”. Te he dejado verla con tus ojos, pero no cruzarás hasta allá».

5 Luego Moisés, el siervo del SEÑOR, murió en la tierra de Moab como el SEÑOR lo había dicho. 6 Lo enterró en el valle en la tierra de Moab cerca de Bet Peor, pero aun hoy en día nadie sabe exactamente dónde está la tumba de Moisés. 7 Moisés tenía 120 años de edad cuando murió. Estaba tan fuerte como siempre y podía ver con claridad. 8 Los israelitas lloraron a Moisés durante 30 días en las llanuras de Moab, así cumplieron el tiempo de llanto y luto por Moisés.

Josué se convierte en el nuevo líder

9 Entonces Josué hijo de Nun se llenó de espíritu de sabiduría porque Moisés había puesto las manos sobre él. Los israelitas lo escucharon a él e hicieron lo que el SEÑOR le había mandado a Moisés.

10 Pero nunca hubo otro profeta en Israel como Moisés, con quien el SEÑOR tratara cara a cara, 11 ni que hiciera todas las señales y los milagros que el SEÑOR le mandó hacer a Moisés en Egipto contra el faraón, contra todos sus funcionarios y contra todo su país. 12 No hubo nadie con tanto poder como el que Moisés demostró en todos los hechos grandiosos e increíbles que hizo a la vista de todo Israel.

Dios nombra a Josué como líder

1 Moisés, siervo del SEÑOR, tenía como ayudante a Josué hijo de Nun. Después de la muerte de Moisés, el SEÑOR le dijo a Josué:

2 «Puesto que mi siervo Moisés ha muerto, prepárate tú para cruzar el río Jordán con toda esta gente y llegar a la tierra que les voy a dar a los israelitas. 3 Le prometí a Moisés que les daría a ustedes todo lugar por donde pasen. 4 Les voy a dar todo el territorio comprendido desde el desierto, al sur, hasta el Líbano, al norte; y desde el río Éufrates, territorio de los hititas, al oriente, hasta el mar Grande, al occidente. 5 Yo estaré contigo así como estuve con Moisés. Nadie podrá derrotarte mientras vivas porque yo nunca te abandonaré ni te dejaré.

6 »Sé fuerte y valiente porque tú guiarás a este pueblo para que pueda tomar la tierra que yo prometí a sus antepasados. 7 Pero tienes que ser fuerte y valiente, obedeciendo los mandamientos que te dio mi siervo Moisés. Si te mantienes fiel a ellos triunfarás donde quiera que vayas. 8 Repite siempre al pueblo las palabras del libro de la ley de Moisés. Práctica día y noche leyéndolo en voz baja, de manera que puedas obrar de acuerdo a lo escrito en él, para que te vaya bien y tengas éxito. 9 Te repito: sé fuerte y valiente. No tengas miedo ni te desanimes porque el SEÑOR tu Dios estará contigo donde quiera que vayas».

Josué toma el mando

10 Entonces Josué les ordenó a los jefes del pueblo de Israel: 11 «Vayan por el campamento y díganles a todos que alisten provisiones para llevar con ellos porque en tres días cruzarán el Jordán, para entrar y ocupar la tierra que el SEÑOR su Dios les da en posesión».

12 Entonces Josué les dijo a los rubenitas, a los gaditas y a una mitad de la tribu de Manasés:

13 —Recuerden la orden que les dio Moisés, siervo del SEÑOR, cuando les dijo que el SEÑOR su Dios les daría un lugar de descanso, la tierra donde estamos. 14 En realidad Moisés ya les entregó este territorio, así que sus esposas, sus hijos y su ganado se pueden quedar aquí, al oriente del río Jordán. Pero todos los hombres aptos para la guerra pasarán armados delante de sus hermanos para ayudarlos. 15 El SEÑOR ya les dio a ustedes un territorio para habitar, así que ustedes ayudarán a sus hermanos hasta que ellos puedan tener su lugar de descanso, la tierra que el SEÑOR les da. Después de eso ustedes podrán volver a su propia tierra, vivirán al oriente del río Jordán, la tierra que les dio Moisés, el siervo del SEÑOR.

16 Ellos le respondieron a Josué:

—Cumpliremos tus órdenes, e iremos a donde tú nos mandes. 17 Te obedeceremos siempre tal y como le obedecimos a Moisés. Lo único que pedimos es que el SEÑOR tu Dios esté contigo como lo estuvo con Moisés. 18 ¡Muerte a todo el que se rebele contra tus órdenes y no obedezca tus órdenes, sea quien sea!

Se envían espías a Jericó

2 Entonces Josué hijo de Nun mandó secretamente a dos espías desde Acacias[a] y les dijo: «Vayan y exploren el territorio, especialmente la ciudad de Jericó». Entonces ellos fueron y entraron a la casa de una prostituta llamada Rajab, y pasaron allí la noche. 2 Pero alguien le dio este aviso al rey de Jericó: «Unos israelitas han venido esta noche a espiar la tierra». 3 Entonces el rey de Jericó le envió este mensaje a Rajab: «Saca a los hombres que llegaron a tu casa porque son espías».

4 Sin embargo, ella los escondió y le contestó al rey: «Es cierto que unos hombres llegaron a mi casa pero yo no sabía de dónde eran. 5 Se fueron al anochecer, antes de cerrarse las puertas de la ciudad. No sé a dónde fueron, pero vayan rápido a buscarlos que todavía los pueden alcanzar». 6 En realidad, ella los había llevado al techo de la casa, y los había escondido en unos bultos de lino que tenía allí. 7 Entonces los hombres del rey salieron en persecución de los espías y de inmediato cerraron las puertas de la ciudad. Ellos buscaron a los espías hasta el lugar donde el camino atraviesa el río Jordán. 8 Entonces, antes de que los espías se acostaran, Rajab subió al techo 9 y les dijo:

—Yo sé que el SEÑOR les ha dado esta tierra a ustedes. Aquí todo el mundo está muerto de miedo por causa de ustedes. 10 Hemos oído que el SEÑOR secó el agua del mar Rojo ante ustedes cuando salieron de Egipto y lo que ustedes les hicieron a los dos reyes amorreos Sijón y Og, del otro lado del Jordán. Ustedes los destruyeron. 11 Cuando nos enteramos de todo eso, nosotros nos atemorizamos porque el SEÑOR su Dios es el verdadero Dios del cielo y de la tierra. 12 Yo fui buena con ustedes y les ayudé, ahora júrenme por el SEÑOR que serán buenos con mi familia. También denme una garantía 13 de que salvarán a mi papá, a mi mamá, a mis hermanos y hermanas y a sus familias. Prométanme que les respetarán la vida a ellos.

14 Los espías le respondieron:

—Si no nos denuncias responderemos con nuestras vidas por las vidas de ustedes. Cuando el SEÑOR nos dé esta tierra, te trataremos bien y cumpliremos nuestra promesa.

15 Entonces ella, utilizando una cuerda, los bajó por la ventana porque la muralla formaba parte de su casa. Ella vivía dentro de la muralla. 16 Rajab les dijo:

—Vayan hacia las montañas para que los que fueron a buscarlos no los encuentren. Escóndanse allí por tres días hasta que los que los persiguen regresen a la ciudad. Después podrán seguir su camino.

17 Los hombres le dijeron:

—Cumpliremos la promesa que te hicimos, 18 pero cuando volvamos a este lugar, tienes que atar esta cuerda roja a la ventana por la que nos has descolgado. Tendrás que reunir a toda tu familia en tu casa: a tus padres, a tus hermanos y a todos los demás. 19 Todo el que salga de tu casa a la calle será responsable de su propia muerte, no será culpa nuestra; pero si matan a alguno de los que estén contigo dentro tu casa, nosotros responderemos por su muerte. 20 Eso sí, si tú nos denuncias, ya no estaremos obligados a cumplir nuestro juramento.

21 Entonces ella dijo:

—Será como ustedes dicen.

Así ella los dejó ir y ellos partieron. Entonces ella ató a su ventana la cuerda roja.

22 Ellos se fueron a las montañas y permanecieron allí tres días, hasta que los que los buscaban volvieron a Jericó. Los buscaron a lo largo de todo el camino, pero no los encontraron. 23 Entonces los espías bajaron de las montañas, cruzaron el Jordán y se presentaron ante Josué hijo de Nun para informarle todo lo que les había pasado. 24 Le dijeron: «Es verdad que el SEÑOR nos ha dado la tierra porque todos los que viven en esa región tienen mucho miedo de nosotros».

Footnotes

  1. 2:1 Acacias o Sitín, un pueblo al oriente del río Jordán. Igual en 3:1.

Lucas 13:23-14:6

Palabra de Dios para Todos

23 Alguien le dijo:

—¿Señor, son pocos los que se salvarán?

Él respondió:

24 —Esfuércense por entrar por la puerta angosta, pues les aseguro que mucha gente tratará de entrar pero no podrá. 25 Supongan que el dueño de una casa ya ha cerrado la puerta, y ustedes se quedan afuera llamando, y entonces dicen: “Señor, ¡ábrenos la puerta!” pero él les responde: “No sé de dónde son ustedes”. 26 Entonces ustedes dicen: “Nosotros comimos y bebimos contigo y tú enseñaste en nuestras calles”. 27 Él les dice, “No sé de dónde son ustedes. Apártense de mí, porque ustedes se dedicaron a hacer el mal”.

28 »Habrá llanto y crujir de dientes cuando vean a Abraham, Isaac, Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero ustedes sean echados fuera. 29 Vendrá gente del oriente y del occidente, del norte y del sur, y ocuparán su lugar en la mesa en el reino de Dios. 30 Tengan en cuenta que los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos.

Jesús habla de morir en Jerusalén

(Mt 23:37-39)

31 En ese momento, algunos fariseos se acercaron a Jesús, y le dijeron:

—Huye de aquí a otro lugar, porque Herodes te quiere matar.

32 Él les dijo:

—Vayan y díganle a ese zorro[a]: “Expulsaré a los demonios de la gente, la sanaré hoy y mañana, y al tercer día terminaré mi trabajo”. 33 Después de eso, tendré que irme, porque no está bien para un profeta que lo maten fuera de Jerusalén.

34 »¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los mensajeros que Dios le envía! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, así como la gallina junta a sus pollitos bajo sus alas, pero ustedes no quisieron! 35 Ahora su templo quedará abandonado por Dios. Les digo que no me verán más, sino hasta que llegue el tiempo en que digan ustedes: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”[b]

¿Está bien sanar en el día de descanso?

14 Un día de descanso, Jesús fue a comer a la casa de uno de los líderes fariseos. La gente que estaba allí estaba pendiente de lo que Jesús haría. 2 En ese momento se le acercó un hombre que tenía una enfermedad que hinchaba el cuerpo. 3 Jesús les preguntó a los expertos de la ley y a los fariseos:

—¿Está permitido sanar en el día de descanso o no?

4 Pero ellos se quedaron callados. Entonces Jesús tomó al enfermo, lo sanó y le dijo que podía irse. 5 Jesús les dijo a los fariseos y a los expertos de la ley:

—¿No es verdad que si su hijo o su buey se cae a un pozo ustedes lo sacarían de inmediato, incluso en el día de descanso?

6 No pudieron responderle nada.

Footnotes

  1. 13:32 zorro Significa que Herodes es tan astuto y asesino como un zorro.

  2. 13:35 Cita de Sal 118:26.

Salmos 79

Palabra de Dios para Todos

Dios no abandona a su pueblo

Canción de Asaf.

1 Dios mío, gente de otras naciones

    ha invadido tu pueblo.

Destruyeron tu templo sagrado

    y dejaron a Jerusalén en ruinas.

2 Han dejado el cuerpo de tus siervos

    como alimento para las aves del cielo;

el cuerpo de tu gente fiel

    para que lo devoren las fieras.

3 La sangre de los muertos corría como agua

    por toda la ciudad de Jerusalén;

    no hubo quien enterrara los cuerpos.

4 Ya somos un refrán para los países vecinos;

    los que nos rodean se burlan y se ríen de nosotros.

5 SEÑOR, ¿hasta cuándo seguirás enojado con nosotros?

    ¿En tú ira ardiente seguirás castigándonos para siempre?

6 Muestra toda tu ira a las naciones que no te conocen,

    que no adoran tu nombre.

7 Pues ellos fueron los que destruyeron a Jacob,

    dejaron en ruinas al país.

8 No nos castigues por los pecados de nuestros antepasados.

    Muéstranos tu compasión rápidamente,

    porque estamos muy abatidos.

9 ¡Dios y Salvador nuestro, ayúdanos!

    Por el prestigio de tu nombre, sálvanos;

    por tu propio honor borra nuestros pecados.

10 No dejes que otros pueblos nos digan:

    «¿Dónde está su Dios?»

Queremos ver cómo castigas

    a los que derraman la sangre de tus siervos.

11 Escucha el lamento de los prisioneros.

    Muestra todo tu poder y salva a los condenados a muerte.

12 Señor, haz que la vergüenza que ellos nos hicieron pasar

    recaiga sobre ellos siete veces peor.

13 Nosotros somos tu pueblo, las ovejas de tu prado,

    y por siempre te alabaremos.

De generación en generación

    te cantaremos alabanzas.

Proverbios 12:26

Palabra de Dios para Todos

26 El justo orienta bien a sus semejantes,

    pero el perverso siempre se equivoca.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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