Friday, April 29, 2022

DAB Español, Sábado 30 de Abril

Día 120, DAB Español, Sábado 30 de Abril


Jueces 11:1-12:15; Juan 1:1-28; Salmos 101; Proverbios 14:13-14 (Nueva Versión Internacional (NVI))









Jueces 11-12

Nueva Versión Internacional

11 Jefté el galaadita era un guerrero valiente, hijo de Galaad y de una prostituta. 2 Galaad también tuvo hijos con su esposa, quienes cuando crecieron echaron a Jefté. «No tendrás parte en la herencia de nuestra familia —le dijeron—, porque eres hijo de otra mujer». 3 Entonces Jefté huyó de sus hermanos y se fue a vivir en la región de Tob, donde se le juntaron unos hombres sin escrúpulos, que salían con él a cometer fechorías.

4 Después de algún tiempo, cuando los amonitas hicieron la guerra contra Israel, 5 los ancianos de Galaad fueron a traer a Jefté de la tierra de Tob.

6 —Ven —le dijeron—, sé nuestro jefe, para que podamos luchar contra los amonitas.

7 Jefté les contestó:

—¿No eran ustedes los que me odiaban y me echaron de la casa de mi padre? ¿Por qué vienen a verme ahora, cuando están en apuros?

8 Los ancianos de Galaad le dijeron:

—Por eso ahora venimos a verte. Ven con nosotros a luchar contra los amonitas, y serás el caudillo de todos los que vivimos en Galaad.

9 Jefté respondió:

—Si me llevan con ustedes para luchar contra los amonitas y el Señor me los entrega, entonces de veras seré el caudillo de ustedes.

10 Los ancianos de Galaad le aseguraron:

—El Señor es nuestro testigo: haremos lo que tú digas.

11 Jefté fue con los ancianos de Galaad, y el pueblo lo puso como su caudillo y jefe. Y reiteró en Mizpa todas sus palabras en presencia del Señor.

12 Entonces Jefté envió unos mensajeros al rey de los amonitas, para que le preguntaran:

—¿Qué tienes contra mí, que has venido a hacerle la guerra a mi país?

13 El rey de los amonitas respondió a los mensajeros de Jefté:

—Cuando Israel salió de Egipto, se apoderó de mi tierra desde el Arnón hasta el Jaboc, e incluso hasta el Jordán. Ahora devuélvemela por las buenas.

14 Jefté volvió a enviar mensajeros al rey amonita, 15 diciéndole:

«Así dice Jefté: “Israel no se apoderó de la tierra de los moabitas ni de los amonitas. 16 Cuando los israelitas salieron de Egipto, caminaron por el desierto hasta el Mar Rojo y siguieron hasta Cades. 17 Entonces enviaron mensajeros al rey de Edom, diciéndole: ‘Danos permiso para pasar por tu país’. Pero el rey de Edom no les hizo caso. Le enviaron el mismo mensaje al rey de Moab, pero él tampoco aceptó. Así que Israel se quedó a vivir en Cades.

18 »”Después anduvieron por el desierto, y bordeando los territorios de Edom y Moab, entraron en territorio moabita por la parte oriental, y acamparon al otro lado del río Arnón. No entraron en el territorio moabita, pues el Arnón era la frontera.

19 »”Entonces Israel mandó mensajeros a Sijón, rey de los amorreos, que gobernaba en Hesbón, y le dijo: ‘Permítenos pasar por tu país hasta nuestro territorio’. 20 Pero Sijón desconfió de Israel[a] en cuanto a dejarlo pasar por su territorio, por lo que reunió a todo su ejército y acampó en Yahaza y luchó contra Israel.

21 »”El Señor, Dios de Israel, entregó a Sijón y a todo su ejército en manos de Israel, y los derrotó. Así tomó Israel posesión de toda la tierra de los amorreos que vivían en aquel país, 22 ocupándolo todo, desde el Arnón hasta el Jaboc y desde el desierto hasta el Jordán.

23 »”El Señor, Dios de Israel, les quitó esta tierra a los amorreos para dársela a su pueblo Israel, ¿y tú nos la vas a quitar? 24 ¿Acaso no consideras tuyo lo que tu dios Quemós te da? Pues también nosotros consideramos nuestro lo que el Señor nuestro Dios nos ha dado. 25 ¿Acaso te crees mejor que Balac hijo de Zipor, rey de Moab? ¿Acaso alguna vez entró él en litigio con Israel, o luchó contra ellos? 26 Hace ya trescientos años que Israel ocupó a Hesbón y Aroer, con sus poblados y todas las ciudades en la ribera del Arnón. ¿Por qué no las recuperaron durante ese tiempo? 27 Yo no te he hecho ningún mal. Tú, en cambio, obras mal conmigo al librar una guerra contra mí. Que el Señor, el gran Juez, dicte hoy su sentencia en esta contienda entre israelitas y amonitas”».

28 Sin embargo, el rey de los amonitas no prestó atención al mensaje que le envió Jefté.

29 Entonces Jefté, poseído por el Espíritu del Señor, recorrió Galaad y Manasés, pasó por Mizpa de Galaad, y desde allí avanzó contra los amonitas. 30 Y Jefté le hizo un juramento solemne al Señor: «Si verdaderamente entregas a los amonitas en mis manos, 31 quien salga primero de la puerta de mi casa a recibirme, cuando yo vuelva de haber vencido a los amonitas, será del Señor y lo ofreceré en holocausto».

32 Jefté cruzó el río para luchar contra los amonitas, y el Señor los entregó en sus manos. 33 Derrotó veinte ciudades, desde Aroer hasta las inmediaciones de Minit, y hasta Abel Queramín. La derrota fue muy grande; así los amonitas quedaron sometidos a los israelitas.

34 Cuando Jefté volvió a su hogar en Mizpa, salió a recibirlo su hija, bailando al son de las panderetas. Ella era hija única, pues Jefté no tenía otros hijos. 35 Cuando Jefté la vio, se rasgó las vestiduras y exclamó:

—¡Ay, hija mía, me has destrozado por completo! ¡Eres la causa de mi desgracia! Le juré algo al Señor, y no puedo retractarme.

36 —Padre mío —replicó ella—, le has dado tu palabra al Señor. Haz conmigo conforme a tu juramento, ya que el Señor te ha vengado de tus enemigos, los amonitas. 37 Pero concédeme esta sola petición —añadió—. Ya que nunca me casaré, dame un plazo de dos meses para retirarme a las montañas y llorar allí con mis amigas.

38 —Está bien, puedes ir —le respondió él.

Y le permitió irse por dos meses. Ella y sus amigas se fueron a las montañas, y lloró porque nunca se casaría. 39 Cumplidos los dos meses volvió a su padre, y él hizo con ella conforme a su juramento. Ella era virgen.

De allí se originó la costumbre israelita 40 de que todos los años, durante cuatro días, las muchachas de Israel fueran a conmemorar la muerte de la hija de Jefté de Galaad.

Jefté y Efraín

12 Los hombres de Efraín se alistaron, y cruzaron el río hacia Zafón y le dijeron a Jefté:

—¿Por qué fuiste a luchar contra los amonitas sin llamarnos para ir contigo? ¡Ahora prenderemos fuego a tu casa, contigo adentro!

2 Jefté respondió:

—Mi pueblo y yo estábamos librando una gran contienda con los amonitas y, aunque yo los llamé, ustedes no me libraron de su poder. 3 Cuando vi que ustedes no me ayudarían, arriesgué mi vida, marché contra los amonitas, y el Señor los entregó en mis manos. ¿Por qué, pues, han subido hoy a luchar contra mí?

4 Entonces Jefté reunió a todos los hombres de Galaad y lucharon contra los de la tribu de Efraín. Los de Galaad derrotaron a los de Efraín porque estos les habían dicho: «Ustedes los galaaditas son renegados de Efraín y Manasés». 5 Los galaaditas ocuparon los vados del Jordán que conducen a Efraín, y cada vez que algún sobreviviente de Efraín decía: «Déjenme cruzar», los hombres de Galaad le preguntaban: «¿Eres de la tribu de Efraín?» Si él contestaba: «No», 6 ellos decían: «Muy bien, di “Shibolet”». Si decía: «Sibolet», porque no podía pronunciar la palabra correctamente, lo agarraban y allí mismo, en los vados del Jordán, lo degollaban. En aquella ocasión murieron cuarenta y dos mil hombres de la tribu de Efraín.

7 Jefté gobernó a Israel durante seis años. Cuando murió Jefté el galaadita, fue sepultado en su pueblo[b] de Galaad.

Ibsán, Elón y Abdón

8 Después de Jefté, gobernó a Israel Ibsán de Belén. 9 Tuvo treinta hijos y treinta hijas. A sus hijas las dio en matrimonio a gente que no pertenecía a su clan, y para sus hijos trajo como esposas a treinta muchachas que no eran de su tribu. Ibsán gobernó a Israel por siete años. 10 Cuando murió, fue sepultado en Belén.

11 Después de Ibsán gobernó a Israel Elón, de la tribu de Zabulón, durante diez años. 12 Cuando murió Elón el zabulonita, fue sepultado en Ayalón, en el territorio de Zabulón.

13 Después de Elón gobernó a Israel Abdón hijo de Hilel, de Piratón. 14 Tuvo cuarenta hijos y treinta nietos, cada uno de los cuales montaba su propio asno. Gobernó a Israel durante ocho años. 15 Cuando murió Abdón hijo de Hilel, fue sepultado en Piratón, que está en el territorio de Efraín, en la región montañosa de los amalecitas.

Footnotes

  1. 11:20 desconfió de Israel. Alt. no acordó con Israel.

  2. 12:7 su pueblo (LXX); las ciudades (TM).

Juan 1:1-28

Nueva Versión Internacional

El Verbo se hizo hombre

1 En el principio ya existía el Verbo,

    y el Verbo estaba con Dios,

    y el Verbo era Dios.

2 Él estaba con Dios en el principio.

3 Por medio de él todas las cosas fueron creadas;

    sin él, nada de lo creado llegó a existir.

4 En él estaba la vida,

    y la vida era la luz de la humanidad.

5 Esta luz resplandece en las tinieblas,

    y las tinieblas no han podido extinguirla.[a]

6 Vino un hombre llamado Juan. Dios lo envió 7 como testigo para dar testimonio de la luz, a fin de que por medio de él todos creyeran. 8 Juan no era la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. 9 Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo.[b]

10 El que era la luz ya estaba en el mundo, y el mundo fue creado por medio de él, pero el mundo no lo reconoció. 11 Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron. 12 Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. 13 Estos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios.

14 Y el Verbo se hizo hombre y habitó[c] entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

15 Juan dio testimonio de él, y a voz en cuello proclamó: «Este es aquel de quien yo decía: “El que viene después de mí es superior a mí, porque existía antes que yo”». 16 De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia, 17 pues la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo. 18 A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, que es Dios[d] y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer.

Juan el Bautista niega ser el Cristo

19 Este es el testimonio de Juan cuando los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a preguntarle quién era. 20 No se negó a declararlo, sino que confesó con franqueza:

—Yo no soy el Cristo.

21 —¿Quién eres entonces? —le preguntaron—. ¿Acaso eres Elías?

—No lo soy.

—¿Eres el profeta?

—No lo soy.

22 —¿Entonces quién eres? ¡Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron! ¿Cómo te ves a ti mismo?

23 —Yo soy la voz del que grita en el desierto: “Enderecen el camino del Señor”[e] —respondió Juan, con las palabras del profeta Isaías.

24 Algunos que habían sido enviados por los fariseos 25 lo interrogaron:

—Pues, si no eres el Cristo ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?

26 —Yo bautizo con[f] agua, pero entre ustedes hay alguien a quien no conocen, 27 y que viene después de mí, al cual yo no soy digno ni siquiera de desatarle la correa de las sandalias.

28 Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.

Footnotes

  1. 1:5 extinguirla. Alt. comprenderla.

  2. 1:9 Esa … mundo. Alt. Esa era la luz verdadera que alumbra a todo ser humano que viene al mundo.

  3. 1:14 habitó. Lit. puso su carpa.

  4. 1:18 el Hijo unigénito, que es Dios. Lit. Dios unigénito. Var. el Hijo unigénito.

  5. 1:23 Is 40:3

  6. 1:26 con. Alt. en; también en vv. 31 y 33.

Salmos 101

Nueva Versión Internacional

Salmo de David.

101 Quiero cantar al amor y a la justicia:

    quiero, Señor, cantarte salmos.

2 Quiero triunfar en el camino de perfección:

    ¿cuándo me visitarás?

Quiero conducirme en mi propia casa

    con integridad de corazón.

3 No me pondré como meta

    nada en que haya perversidad.

Las acciones de gente desleal las aborrezco;

    no tendrán nada que ver conmigo.

4 Alejaré de mí toda intención perversa;

    no tendrá cabida en mí la maldad.

5 Al que en secreto calumnie a su prójimo,

    lo haré callar para siempre;

al de ojos altivos y corazón soberbio

    no lo soportaré.

6 Pondré mis ojos en los fieles de la tierra,

    para que habiten conmigo;

solo estarán a mi servicio

    los de conducta intachable.

7 Jamás habitará bajo mi techo

    nadie que practique el engaño;

jamás prevalecerá en mi presencia

    nadie que hable con falsedad.

8 Cada mañana reduciré al silencio

    a todos los impíos que hay en la tierra;

extirparé de la ciudad del Señor

    a todos los malhechores.

Proverbios 14:13-14

Nueva Versión Internacional

13 También de reírse duele el corazón,

    y hay alegrías que acaban en tristeza.

14 El inconstante recibirá todo el pago de su inconstancia;

    el hombre bueno, el premio de sus acciones.

Nueva Versión Internacional (NVI)

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