Monday, April 25, 2022

DAB Español, Martes 26 de Abril

Día 116, DAB Español, Martes 26 de Abril


Jueces 6:1-40; Lucas 22:55-23:10; Salmos 95-96; Proverbios 14:5-6 (Nueva Versión Internacional (NVI))









Jueces 6

Nueva Versión Internacional

Gedeón

6 Los israelitas hicieron lo que ofende al Señor, y él los entregó en manos de los madianitas durante siete años. 2 Era tal la tiranía de los madianitas que los israelitas se hicieron escondites en las montañas, las cuevas y otros lugares de refugio. 3 Siempre que los israelitas sembraban, los madianitas, amalecitas y otros pueblos del oriente venían y los atacaban. 4 Acampaban y arruinaban las cosechas por todo el territorio, hasta la región de Gaza. No dejaban en Israel nada con vida: ni ovejas, ni bueyes ni asnos. 5 Llegaban con su ganado y con sus carpas como plaga de langostas. Tanto ellos como sus camellos eran incontables, e invadían el país para devastarlo. 6 Era tal la miseria de los israelitas por causa de los madianitas que clamaron al Señor pidiendo ayuda.

7 Cuando los israelitas clamaron al Señor a causa de los madianitas, 8 el Señor les envió un profeta que dijo: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo los saqué de Egipto, tierra de esclavitud, 9 y los libré de su poder. También los libré del poder de todos sus opresores, a quienes expulsé de la presencia de ustedes para entregarles su tierra”. 10 Les dije: “Yo soy el Señor su Dios; no adoren a los dioses de los amorreos, en cuya tierra viven”. Pero ustedes no me obedecieron».

11 El ángel del Señor vino y se sentó bajo la encina que estaba en Ofra, la cual pertenecía a Joás, del clan de Abiezer. Su hijo Gedeón estaba trillando trigo en un lagar, para protegerlo de los madianitas. 12 Cuando el ángel del Señor se le apareció a Gedeón, le dijo:

—¡El Señor está contigo, guerrero valiente!

13 —Pero, señor —replicó Gedeón—, si el Señor está con nosotros, ¿cómo es que nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas las maravillas que nos contaban nuestros padres, cuando decían: “¡El Señor nos sacó de Egipto!”? ¡La verdad es que el Señor nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián!

14 El Señor lo encaró y le dijo:

—Ve con la fuerza que tienes, y salvarás a Israel del poder de Madián. Yo soy quien te envía.

15 —Pero, señor —objetó Gedeón—, ¿cómo voy a salvar a Israel? Mi clan es el más débil de la tribu de Manasés, y yo soy el más insignificante de mi familia.

16 El Señor respondió:

—Tú derrotarás a los madianitas como si fueran un solo hombre, porque yo estaré contigo.

17 —Si me he ganado tu favor, dame una señal de que en realidad eres tú quien habla conmigo —respondió Gedeón—. 18 Te ruego que no te vayas hasta que yo vuelva y traiga mi ofrenda y la ponga ante ti.

—Esperaré hasta que vuelvas —le dijo el Señor.

19 Gedeón se fue a preparar un cabrito; además, con una medida[a] de harina hizo panes sin levadura. Luego puso la carne en una canasta y el caldo en una olla, y los llevó y se los ofreció al ángel bajo la encina.

20 El ángel de Dios le dijo:

—Toma la carne y el pan sin levadura, y ponlos sobre esta roca; y derrama el caldo.

Y así lo hizo Gedeón. 21 Entonces, con la punta del bastón que llevaba en la mano, el ángel del Señor tocó la carne y el pan sin levadura, ¡y de la roca salió fuego, que consumió la carne y el pan! Luego el ángel del Señor desapareció de su vista. 22 Cuando Gedeón se dio cuenta de que se trataba del ángel del Señor, exclamó:

—¡Ay de mí, Señor y Dios! ¡He visto al ángel del Señor cara a cara!

23 Pero el Señor le dijo:

—¡Quédate tranquilo! No temas. No vas a morir.

24 Entonces Gedeón construyó allí un altar al Señor, y lo llamó «El Señor es la paz», el cual hasta el día de hoy se encuentra en Ofra de Abiezer.

25 Aquella misma noche el Señor le dijo: «Toma un toro del rebaño de tu padre; el segundo, el que tiene siete años.[b] Derriba el altar que tu padre ha dedicado a Baal, y el poste con la imagen de la diosa Aserá que está junto a él. 26 Luego, sobre la cima de este lugar de refugio, construye un altar apropiado[c] para el Señor tu Dios. Toma entonces la leña del poste de Aserá que cortaste, y ofrece el segundo toro[d] como un holocausto».

27 Gedeón llevó a diez de sus siervos e hizo lo que el Señor le había ordenado. Pero en lugar de hacerlo de día lo hizo de noche, pues tenía miedo de su familia y de los hombres de la ciudad.

28 Cuando los hombres de la ciudad se levantaron por la mañana, vieron que el altar de Baal estaba destruido, que el poste con la imagen de la diosa Aserá estaba cortado, y que el segundo toro había sido sacrificado sobre el altar recién construido.

29 Entonces se preguntaban el uno al otro: «¿Quién habrá hecho esto?» Luego de investigar cuidadosamente, llegaron a la conclusión: «Gedeón hijo de Joás lo hizo». 30 Entonces los hombres de la ciudad le exigieron a Joás:

—Saca a tu hijo, pues debe morir, porque destruyó el altar de Baal y derribó la imagen de Aserá que estaba junto a él.

31 Pero Joás le respondió a todos los que lo amenazaban:

—¿Acaso van ustedes a defender a Baal? ¿Creen que lo van a salvar? ¡Cualquiera que defienda a Baal, que muera antes del amanecer! Si de veras Baal es un dios, debe poder defenderse de quien destruya su altar.

32 Por eso aquel día llamaron a Gedeón «Yerubaal»,[e] diciendo: «Que Baal se defienda contra él», porque él destruyó su altar.

33 Todos los madianitas y amalecitas, y otros pueblos del oriente, se aliaron y cruzaron el Jordán, acampando en el valle de Jezrel. 34 Entonces Gedeón, poseído por el Espíritu del Señor, tocó la trompeta, y todos los del clan de Abiezer fueron convocados a seguirlo. 35 Envió mensajeros a toda la tribu de Manasés, convocándolos para que lo siguieran, y además los envió a Aser, Zabulón y Neftalí, de modo que también estos se le unieron.

36 Gedeón le dijo a Dios: «Si has de salvar a Israel por mi conducto, como has prometido, 37 mira, tenderé un vellón de lana en la era, sobre el suelo. Si el rocío cae solo sobre el vellón y todo el suelo alrededor queda seco, entonces sabré que salvarás a Israel por mi conducto, como prometiste».

38 Y así sucedió. Al día siguiente Gedeón se levantó temprano, exprimió el vellón para sacarle el rocío, y llenó una taza de agua. 39 Entonces Gedeón le dijo a Dios: «No te enojes conmigo. Déjame hacer solo una petición más. Permíteme hacer una prueba más con el vellón. Esta vez haz que solo el vellón quede seco, y que todo el suelo quede cubierto de rocío».

40 Así lo hizo Dios aquella noche. Solo el vellón quedó seco, mientras que todo el suelo estaba cubierto de rocío.

Footnotes

  1. 6:19 una medida. Lit. un efa, es decir, aprox. veintidós litros.

  2. 6:25 Toma un toro … siete años. Alt. Toma un toro crecido, plenamente desarrollado, del rebaño de tu padre.

  3. 6:26 construye un altar apropiado. Alt. construye con capas de piedra un altar.

  4. 6:26 el segundo toro. Alt. el toro crecido; también en v. 28.

  5. 6:32 En hebreo, Yerubaal significa que Baal defienda.

Lucas 22:55-23:10

Nueva Versión Internacional

55 Pero luego, cuando encendieron una fogata en medio del patio y se sentaron alrededor, Pedro se les unió. 56 Una criada lo vio allí sentado a la lumbre, lo miró detenidamente y dijo:

—Este estaba con él.

57 Pero él lo negó.

—Muchacha, yo no lo conozco.

58 Poco después lo vio otro y afirmó:

—Tú también eres uno de ellos.

—¡No, hombre, no lo soy! —contestó Pedro.

59 Como una hora más tarde, otro lo acusó:

—Seguro que este estaba con él; miren que es galileo.

60 —¡Hombre, no sé de qué estás hablando! —replicó Pedro.

En el mismo momento en que dijo eso, cantó el gallo. 61 El Señor se volvió y miró directamente a Pedro. Entonces Pedro se acordó de lo que el Señor le había dicho: «Hoy mismo, antes de que el gallo cante, me negarás tres veces». 62 Y saliendo de allí, lloró amargamente.

Los soldados se burlan de Jesús

63 Los hombres que vigilaban a Jesús comenzaron a burlarse de él y a golpearlo. 64 Le vendaron los ojos, y le increpaban:

—¡Adivina quién te pegó!

65 Y le lanzaban muchos otros insultos.

Jesús ante Pilato y Herodes

66 Al amanecer, se reunieron los ancianos del pueblo, tanto los jefes de los sacerdotes como los maestros de la ley, e hicieron comparecer a Jesús ante el Consejo.

67 —Si eres el Cristo, dínoslo —le exigieron.

Jesús les contestó:

—Si se lo dijera a ustedes, no me lo creerían 68 y, si les hiciera preguntas, no me contestarían. 69 Pero de ahora en adelante el Hijo del hombre estará sentado a la derecha del Dios Todopoderoso.

70 —¿Eres tú, entonces, el Hijo de Dios? —le preguntaron a una voz.

—Ustedes mismos lo dicen.

71 —¿Para qué necesitamos más testimonios? —resolvieron—. Acabamos de oírlo de sus propios labios.

23 Así que la asamblea en pleno se levantó, y lo llevaron a Pilato. 2 Y comenzaron la acusación con estas palabras:

—Hemos descubierto a este hombre agitando a nuestra nación. Se opone al pago de impuestos al emperador y afirma que él es el Cristo, un rey.

3 Así que Pilato le preguntó a Jesús:

—¿Eres tú el rey de los judíos?

—Tú mismo lo dices —respondió.

4 Entonces Pilato declaró a los jefes de los sacerdotes y a la multitud:

—No encuentro que este hombre sea culpable de nada.

5 Pero ellos insistían:

—Con sus enseñanzas agita al pueblo por toda Judea.[a] Comenzó en Galilea y ha llegado hasta aquí.

6 Al oír esto, Pilato preguntó si el hombre era galileo. 7 Cuando se enteró de que pertenecía a la jurisdicción de Herodes, se lo mandó a él, ya que en aquellos días también Herodes estaba en Jerusalén.

8 Al ver a Jesús, Herodes se puso muy contento; hacía tiempo que quería verlo por lo que oía acerca de él, y esperaba presenciar algún milagro que hiciera Jesús. 9 Lo acosó con muchas preguntas, pero Jesús no le contestaba nada. 10 Allí estaban también los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, acusándolo con vehemencia.

Footnotes

  1. 23:5 toda Judea. Alt. toda la tierra de los judíos.

Salmos 95-96

Nueva Versión Internacional

95 Vengan, cantemos con júbilo al Señor;

    aclamemos a la roca de nuestra salvación.

2 Lleguemos ante él con acción de gracias,

    aclamémoslo con cánticos.

3 Porque el Señor es el gran Dios,

    el gran Rey sobre todos los dioses.

4 En sus manos están los abismos de la tierra;

    suyas son las cumbres de los montes.

5 Suyo es el mar, porque él lo hizo;

    con sus manos formó la tierra firme.

6 Vengan, postrémonos reverentes,

    doblemos la rodilla

    ante el Señor nuestro Hacedor.

7 Porque él es nuestro Dios

    y nosotros somos el pueblo de su prado;

    ¡somos un rebaño bajo su cuidado!

Si ustedes oyen hoy su voz,

8     no endurezcan el corazón, como en Meribá,[a]

    como aquel día en Masá,[b] en el desierto,

9 cuando sus antepasados me tentaron,

    cuando me pusieron a prueba,

    a pesar de haber visto mis obras.

10 Cuarenta años estuve enojado

    con aquella generación,

y dije: «Son un pueblo mal encaminado

    que no reconoce mis senderos».

11 Así que, en mi enojo, hice este juramento:

    «Jamás entrarán en mi reposo».

96 Canten al Señor un cántico nuevo;

    canten al Señor, habitantes de toda la tierra.

2 Canten al Señor, alaben su nombre;

    anuncien día tras día su victoria.

3 Proclamen su gloria entre las naciones,

    sus maravillas entre todos los pueblos.

4 ¡Grande es el Señor y digno de alabanza,

    más temible que todos los dioses!

5 Todos los dioses de las naciones no son nada,

    pero el Señor ha creado los cielos.

6 El esplendor y la majestad son sus heraldos;

    hay poder y belleza en su santuario.

7 Tributen al Señor, pueblos todos,

    tributen al Señor la gloria y el poder.

8 Tributen al Señor la gloria que merece su nombre;

    traigan sus ofrendas y entren en sus atrios.

9 Póstrense ante el Señor en la majestad de su santuario;

    ¡tiemble delante de él toda la tierra!

10 Que se diga entre las naciones:

    «¡El Señor es rey!»

Ha establecido el mundo con firmeza;

    jamás será removido.

    Él juzga a los pueblos con equidad.

11 ¡Alégrense los cielos, regocíjese la tierra!

    ¡Brame el mar y todo lo que él contiene!

12 ¡Canten alegres los campos y todo lo que hay en ellos!

    ¡Canten jubilosos todos los árboles del bosque!

13 ¡Canten delante del Señor, que ya viene!

    ¡Viene ya para juzgar la tierra!

Y juzgará al mundo con justicia,

    y a los pueblos con fidelidad.

Footnotes

  1. 95:8 En hebreo, Meribá significa altercado.

  2. 95:8 En hebreo, Masá significa prueba o provocación.

Proverbios 14:5-6

Nueva Versión Internacional

5 El testigo verdadero jamás engaña;

    el testigo falso propaga mentiras.

6 El insolente busca sabiduría y no la halla;

    para el entendido, el conocimiento es cosa fácil.

Nueva Versión Internacional (NVI)

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