Sunday, February 19, 2023

DAB Español, Lunes 20 de Febrero

Día 051, DAB Español, Lunes 20 de Febrero


Levítico 9:7-10:20; Marcos 4:26-5:20; Salmos 37:29-40; Proverbios 10:6-7 (Dios Habla Hoy (DHH))








Levítico 9:7-10:20

Dios Habla Hoy


7 Luego le dijo Moisés a Aarón: «Acércate al altar, y presenta tu sacrificio por el pecado y el animal que vas a ofrecer en holocausto para el perdón de tus pecados y de los pecados de los israelitas. Presenta también la ofrenda de los israelitas para el perdón de sus pecados, tal como el Señor lo ha ordenado.»


8 Aarón se acercó al altar y degolló el becerro que ofrecía por sus pecados. 9 En seguida sus hijos le acercaron la sangre, y Aarón, mojando sus dedos en ella, la untó en los cuernos del altar y derramó la sangre restante al pie del altar. 10 Luego quemó sobre el altar la grasa, los riñones y la parte grasosa del hígado del animal sacrificado por el pecado, tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés. 11 Pero la carne y la piel las quemó fuera del campamento.


12 Aarón degolló también el animal que se ofrecía en holocausto, y sus hijos le llevaron la sangre, y con ella roció Aarón los costados del altar. 13 Luego le llevaron la cabeza y los pedazos cortados del animal que se ofrecía en holocausto, y Aarón los quemó sobre el altar; 14 luego lavó las vísceras y las piernas, y las quemó en el altar, lo mismo que el animal entero.


15 Aarón presentó también la ofrenda por los israelitas. Tomó el chivo, que era el sacrificio por el pecado del pueblo, y lo degolló, ofreciéndolo por el pecado como había hecho con la ofrenda anterior. 16 Al presentar el animal que se ofrece en holocausto, lo hizo según lo establecido. 17 Luego presentó la ofrenda de cereales, de la que tomó un puñado y lo quemó sobre el altar, además de los holocaustos de la mañana.


18 Aarón degolló también el toro y el carnero que los israelitas ofrecían como sacrificio de reconciliación. Sus hijos le entregaron la sangre, y él roció con ella los costados del altar. 19 También le entregaron las grasas del toro y del carnero, la cola, la grasa que cubre las vísceras, los riñones y la parte grasosa del hígado, 20 y pusieron las grasas junto con los pechos. Entonces Aarón quemó las grasas en el altar, 21 pero con los pechos y los muslos derechos sólo celebró ante el Señor el rito de presentación, tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés.


22 Aarón levantó sus manos sobre los israelitas y los bendijo, y después de haber presentado el sacrificio por el pecado, el holocausto y el sacrificio de reconciliación, se retiró del altar. 23 Luego Moisés y Aarón entraron en la tienda del encuentro, y al salir bendijeron a los israelitas. Entonces el Señor se manifestó con gran esplendor a todo el pueblo: 24 salió fuego de la presencia del Señor y consumió el animal que iba a ser quemado y las grasas que estaban sobre el altar.


Al ver esto, todos los israelitas lanzaron gritos de alegría y se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente.

El pecado de Nadab y Abihú


10 Nadab y Abihú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su brasero, pusieron lumbre e incienso en ellos y ofrecieron ante el Señor un fuego extraño que él no les había ordenado. 2 Entonces salió fuego de la presencia del Señor y los quemó por completo. Así murieron ante el Señor. 3 Después Moisés le dijo a Aarón:


—Esto es lo que el Señor quería decir cuando dijo:


“A los que se acercan a mí les mostraré mi santidad,

y a todos los israelitas les mostraré mi gloria.”


Y Aarón se quedó callado.


4 Luego Moisés llamó a Misael y a Elsafán, hijos de Uziel, tío de Aarón, y les dijo:


—Vengan ustedes a sacar del santuario a sus parientes, y llévenselos fuera del campamento.


5 Ellos se acercaron y en sus propias túnicas se los llevaron fuera del campamento, tal como lo había ordenado Moisés.

Deberes y obligaciones de los sacerdotes


6 Luego Moisés les dijo a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar:


—No se dejen suelto el pelo ni se rasguen la ropa en señal de luto, no sea que ustedes mueran y que Dios descargue su enojo sobre la comunidad. Lo que sí deben lamentar sus hermanos de raza, todos los israelitas, es que el Señor haya tenido que provocar este incendio. 7 No se alejen tampoco de la entrada de la tienda del encuentro, para que no mueran, pues ustedes han sido consagrados con el aceite del Señor.


Y tal como Moisés lo ordenó, así lo hicieron.


8 Además, el Señor le habló a Aarón y le dijo:


9 «Cuando tú o tus hijos tengan que entrar en la tienda del encuentro, no deberán beber vino ni bebidas fermentadas, no sea que mueran. Es una ley permanente, que pasará de padres a hijos, 10 para que ustedes puedan distinguir entre lo sagrado y lo profano, y entre lo puro y lo impuro, 11 y puedan también instruir a los israelitas en todas las leyes que el Señor les ha dado por medio de Moisés.»


12 Después Moisés les dijo a Aarón y a Eleazar e Itamar, los dos hijos que le quedaban a Aarón:


—Tomen la ofrenda de cereales que ha quedado de las ofrendas quemadas al Señor, y cómanla sin levadura junto al altar, porque es una cosa santísima. 13 Cómanla en un lugar sagrado, porque eso es lo que les ha tocado a ti y a tus hijos de las ofrendas que se queman en honor del Señor. Eso es lo que se me ha ordenado. 14 Y el pecho, que es la ofrenda especial, y el muslo, que es la contribución, los deberán comer en un lugar puro tú, y tus hijos e hijas, porque ésa es la parte que les corresponde de los sacrificios de reconciliación de los israelitas. 15 El muslo, que es la contribución, y el pecho, que es la ofrenda especial, serán llevados ante el Señor y presentados como ofrenda especial, junto con las grasas que se ofrecen para ser quemadas. Esta parte será siempre tuya y de tus hijos, tal como el Señor lo ha ordenado.


16 Entonces Moisés preguntó por el chivo que se sacrifica por el pecado, y se encontró con que ya lo habían quemado. Entonces se enojó con Eleazar e Itamar, los dos hijos que le quedaban a Aarón, y les dijo:


17 —¿Por qué no comieron el sacrificio por el pecado en un lugar sagrado? Es una cosa santísima, y el Señor se lo dio a ustedes para que ustedes carguen con la culpa de la comunidad y obtengan del Señor el perdón de sus pecados. 18 Puesto que la sangre no fue llevada al interior del santuario, ustedes tenían que haber comido el sacrificio en ese lugar sagrado, tal como yo lo había ordenado.


19 Y Aarón le contestó:


—Mira, hoy han presentado ellos ante el Señor sus sacrificios por el pecado y sus holocaustos, y a mí me han sucedido cosas como estas. Si yo hubiera comido hoy del sacrificio por el pecado, ¿le habría agradado al Señor?


20 Al oír esto, Moisés se dio por satisfecho.

Marcos 4:26-5:20

Dios Habla Hoy

La parábola del crecimiento de la semilla


26 Jesús dijo también: «Con el reino de Dios sucede como con el hombre que siembra semilla en la tierra: 27 que lo mismo da que esté dormido o despierto, que sea de noche o de día, la semilla nace y crece, sin que él sepa cómo. 28 Y es que la tierra produce por sí misma: primero el tallo, luego la espiga y más tarde los granos que llenan la espiga. 29 Y cuando ya el grano está maduro, lo recoge, porque ha llegado el tiempo de la cosecha.»

La parábola de la semilla de mostaza


30 También dijo Jesús: «¿A qué se parece el reino de Dios, o con qué podremos compararlo? 31 Es como una semilla de mostaza que se siembra en la tierra. Es la más pequeña de todas las semillas del mundo, 32 pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las otras plantas del huerto, con ramas tan grandes que hasta las aves pueden posarse bajo su sombra.»

El uso que Jesús hacía de las parábolas


33 De esta manera les enseñaba Jesús el mensaje, por medio de muchas parábolas como éstas, según podían entender. 34 Pero no les decía nada sin parábolas, aunque a sus discípulos se lo explicaba todo aparte.

Jesús calma la tormenta


35 Al anochecer de aquel mismo día, Jesús dijo a sus discípulos:


—Vamos al otro lado del lago.


36 Entonces dejaron a la gente y llevaron a Jesús en la barca en que ya estaba; y también otras barcas lo acompañaban. 37 En esto se desató una tormenta, con un viento tan fuerte que las olas caían sobre la barca, de modo que se llenaba de agua. 38 Pero Jesús se había dormido en la parte de atrás, apoyado sobre una almohada. Lo despertaron y le dijeron:


—¡Maestro! ¿No te importa que nos estemos hundiendo?


39 Jesús se levantó y dio una orden al viento, y dijo al mar:


—¡Silencio! ¡Quédate quieto!


El viento se calmó, y todo quedó completamente tranquilo. 40 Después dijo Jesús a los discípulos:


—¿Por qué están asustados? ¿Todavía no tienen fe?


41 Ellos se llenaron de miedo, y se preguntaban unos a otros:


—¿Quién será éste, que hasta el viento y el mar lo obedecen?

El endemoniado de Gerasa


5 Llegaron al otro lado del lago, a la tierra de Gerasa. 2 En cuanto Jesús bajó de la barca, se le acercó un hombre que tenía un espíritu impuro. Este hombre había salido de entre las tumbas, 3 porque vivía en ellas. Nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. 4 Pues aunque muchas veces lo habían atado de pies y manos con cadenas, siempre las había hecho pedazos, sin que nadie lo pudiera dominar. 5 Andaba de día y de noche por los cerros y las tumbas, gritando y golpeándose con piedras. 6 Pero cuando vio de lejos a Jesús, echó a correr, y poniéndose de rodillas delante de él 7 le dijo a gritos:


—¡No te metas conmigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo! ¡Te ruego por Dios que no me atormentes!


8 Hablaba así porque Jesús le había dicho:


—¡Espíritu impuro, deja a ese hombre!


9 Jesús le preguntó:


—¿Cómo te llamas?


Él contestó:


—Me llamo Legión, porque somos muchos.


10 Y rogaba mucho a Jesús que no enviara los espíritus fuera de aquella región. 11 Y como cerca de allí, junto al cerro, había gran número de cerdos comiendo, 12 los espíritus le rogaron:


—Mándanos a los cerdos y déjanos entrar en ellos.


13 Jesús les dio permiso, y los espíritus impuros salieron del hombre y entraron en los cerdos. Éstos, que eran unos dos mil, echaron a correr pendiente abajo hasta el lago, y allí se ahogaron.


14 Los que cuidaban de los cerdos salieron huyendo, y fueron a contar en el pueblo y por los campos lo sucedido. La gente acudió a ver lo que había pasado. 15 Y cuando llegaron a donde estaba Jesús, vieron sentado, vestido y en su cabal juicio al endemoniado que había tenido la legión de espíritus. La gente estaba asustada, 16 y los que habían visto lo sucedido con el endemoniado y con los cerdos, se lo contaron a los demás. 17 Entonces comenzaron a rogarle a Jesús que se fuera de aquellos lugares.


18 Al volver Jesús a la barca, el hombre que había estado endemoniado le rogó que lo dejara ir con él. 19 Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo:


—Vete a tu casa, con tus parientes, y cuéntales todo lo que el Señor te ha hecho, y cómo ha tenido compasión de ti.


20 El hombre se fue, y comenzó a contar por los pueblos de Decápolis lo que Jesús había hecho por él; y todos se quedaron admirados.

Salmos 37:29-40

Dios Habla Hoy


29

Los hombres buenos heredarán la tierra

y vivirán en ella para siempre.


30

El hombre bueno habla con sabiduría;

el hombre bueno habla con justicia.

31

Lleva en el corazón la enseñanza de su Dios;

¡jamás resbalarán sus pies!


32

El malvado espía al hombre bueno,

con la intención de matarlo;

33

pero el Señor no dejará que caiga en sus manos,

ni dejará tampoco que lo declaren culpable.


34

Tú, confía en el Señor, y obedécelo,

pues él te enaltecerá y te dará el país como herencia.

¡Con tus ojos verás la destrucción de los malvados!


35

He visto al malvado, lleno de altanería,

extenderse como un árbol frondoso;

36

pero se fue, dejó de existir;

lo busqué, y no pude encontrarlo.


37

Fíjate en el hombre honrado y sin tacha:

el futuro de ese hombre es la paz.

38

Pero los rebeldes serán destruidos por completo;

el futuro de los malos será su destrucción.


39

La ayuda a los hombres buenos viene del Señor,

que es su refugio en tiempos difíciles.

40

El Señor los ayuda a escapar.

Los hace escapar de los malvados, y los salva,

porque en él buscaron protección.

Proverbios 10:6-7

Dios Habla Hoy


6

Sobre el hombre bueno llueven bendiciones,

pero al malvado lo ahoga la violencia.


7

Al hombre bueno se le recuerda con bendiciones;

al malvado, muy pronto se le olvida.

Dios Habla Hoy (DHH)


Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.

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