Friday, February 10, 2023

DAB Español, Sábado 11 de Febrero

Día 042, DAB Español, Sábado 11 de Febrero


Éxodo 32:1-33:23; Mateo 26:69-27:14; Salmos 33:1-11; Proverbios 8:33-36 (Traducción en lenguaje actual (TLA))








Éxodo 32-33

Traducción en lenguaje actual

El toro de oro


32 Como Moisés tardaba mucho en bajar de la montaña del Sinaí, los israelitas se reunieron con Aarón y le dijeron:


—Moisés nos sacó de Egipto, pero ahora no sabemos qué le sucedió. Es mejor que hagas un dios, para que sea nuestro guía y protector.


2 Aarón les contestó:


—Para eso necesito oro. Así que tráiganme las joyas que llevan puestas sus esposas, sus hijos y sus hijas.


3 Ellos se las llevaron a Aarón, 4 y él las tomó y las fundió, y trabajó el oro hasta darle la forma de un toro. Al verlo, el pueblo dijo: «¡Israel, aquí tienes a tu Dios que te sacó de Egipto!»


5 Cuando Aarón vio esto, le construyó un altar al toro, y le anunció al pueblo: «¡Mañana tendremos una fiesta en honor de nuestro Dios!»


6 Al día siguiente, todos se levantaron muy temprano y ofrecieron en el altar sacrificios y ofrendas para pedir perdón a Dios. Después de comer y beber, se pusieron a bailar. 7-9 Entonces Dios le dijo a Moisés:


—Baja ya de la montaña, porque el pueblo que sacaste de Egipto se está portando muy mal. ¡Qué pronto se han olvidado de obedecerme! Han fabricado un toro de oro, y lo están adorando. Le han ofrecido sacrificios y dicen que ese toro soy yo, y que los sacó de Egipto. Los he estado observando, y me he dado cuenta de que son muy tercos. 10 ¡Estoy tan enojado que voy a destruirlos a todos! ¡No trates de detenerme! Sin embargo, con tus descendientes formaré una gran nación.


11 Moisés trató de calmar a Dios, y le dijo:


—Dios mío, ¡no te enojes con este pueblo! ¡Tú mismo lo sacaste de Egipto usando tu gran poder! 12 ¡No te enojes! ¡No destruyas a tu pueblo! No permitas que los egipcios se burlen de ti, y digan: “Dios los ha engañado, pues los sacó para matarlos en las montañas”. 13 Recuerda el juramento que les hiciste a Abraham, a Isaac y a Jacob. Tú les juraste que con sus descendientes formarías un pueblo tan numeroso como las estrellas del cielo, y que para siempre les darías el país de Canaán.


14 En cuanto Dios se calmó y decidió no destruir al pueblo, 15-16 Moisés comenzó a bajar de la montaña del Sinaí. En sus manos llevaba las dos tablas de piedra que Dios mismo había preparado, y en las que había escrito la ley por ambos lados.


17 Cuando Josué oyó los gritos de la gente, le dijo a Moisés:


—Se oyen gritos de guerra en el campamento.


18 Pero Moisés le contestó:


—También yo escucho las canciones, pero no son de victoria ni de derrota.


19 Cuando Moisés llegó al campamento vio a la gente bailando. Al ver al toro, se enojó tanto que allí mismo, al pie de la montaña, arrojó contra el suelo las tablas de la ley y las hizo pedazos. 20 Luego fue y echó el toro al fuego, lo molió hasta hacerlo polvo, y mezcló el polvo con el agua. Entonces les dijo a los israelitas: «¡Ahora, beban!» 21 Después de eso, le reclamó a Aarón:


—¿Qué daño te ha hecho este pueblo, para que lo hagas pecar de manera tan terrible?


22 Aarón le contestó:


—Por favor, no te enojes conmigo. Tú bien sabes que a este pueblo le gusta hacer lo malo. 23 Ellos me pidieron que les hiciera un dios que los guiara y protegiera, porque no sabían lo que había pasado contigo. 24 Entonces les pedí oro y ellos me lo trajeron. Yo tan sólo eché el oro al fuego, ¡y salió este toro!


25 Moisés se dio cuenta de que los israelitas no tenían quién los dirigiera, pues Aarón no había sabido controlarlos. También se dio cuenta de que los enemigos del pueblo se burlarían de ellos, 26 así que se puso a la entrada del campamento y les dijo: «Los que estén de parte del Dios de Israel, vengan conmigo».


Todos los de la tribu de Leví se unieron a Moisés, 27 quien les dijo: «El Dios de Israel, ha ordenado que cada uno de ustedes tome una espada, regrese al campamento, y vaya casa por casa matando a su hermano, amigo o vecino».


28 Los de la tribu de Leví hicieron lo que Moisés ordenó, y ese día mataron como a tres mil varones. 29 Luego Moisés les dijo: «Hoy Dios los bendice y les da autoridad como sus sacerdotes, pues ustedes se opusieron a sus propios hermanos e hijos, para obedecerlo a él».


30 Al día siguiente, Moisés les dijo a todos: «Ustedes han cometido un pecado terrible. Por eso voy a subir a la montaña para hablar con Dios, a ver si él los perdona».


31 Moisés subió a la montaña donde estaba Dios, y le dijo:


—Reconozco que el pueblo se ha portado muy mal al haberse hecho un dios de oro. 32 Yo te ruego que los perdones. Pero si no los perdonas, ¡bien puedes matarme a mí también!


33 Dios le contestó:


—Yo le quito la vida al que peca contra mí. 34 Así que vete y lleva este pueblo al país que prometí darles. Mi ángel te guiará. Pero cuando llegue el momento indicado, los castigaré por lo que han hecho.


35 Y por haber adorado al toro que hizo Aarón, Dios les mandó una terrible enfermedad.

Hacia la tierra prometida


33 1-6 Dios le dijo a Moisés:


«Deja este lugar y lleva al pueblo que sacaste de Egipto a la tierra que les prometí a Abraham, a Isaac y a Jacob. Yo les aseguré que esa tierra sería para sus descendientes. ¡Es tan rica que siempre hay abundancia de alimentos! Enviaré a mi ángel para que te guíe, y echaré de allí a todos los pueblos que no me obedecen.


»Diles a los israelitas que yo no iré con ellos. Son tan tercos que, si vuelven a pecar, hasta podría destruirlos en el camino. Por lo pronto, que se quiten sus joyas. Más tarde veré qué hago con ellos».


Cuando Moisés les dijo esto, los israelitas se pusieron muy tristes, pues Dios los había reprendido con dureza. Y desde ese momento ninguno de ellos volvió a usar sus joyas.

La Carpa comunitaria


7 Moisés colocó una carpa fuera del campamento, y la llamó Carpa comunitaria. Si alguno quería hablar con Dios, salía del campamento y entraba en la carpa. 8 Y cuando Moisés entraba en ella, todos se quedaban de pie junto a su propia tienda de campaña y lo seguían con la mirada hasta verlo entrar en la carpa. 9-10 Tan pronto como Moisés entraba, la columna de nube bajaba y se colocaba a la entrada; entonces todos se arrodillaban a la entrada de su propia tienda de campaña, mientras Dios hablaba con Moisés.


11 Siempre que Moisés entraba en la Carpa comunitaria, hablaba con Dios personalmente, como si hablara con un amigo. Después, Moisés regresaba al campamento. Pero Josué, que era su ayudante, nunca se alejaba de la carpa.

Moisés pide ver a Dios


12 Moisés le dijo a Dios:


—Tú me ordenaste guiar a este pueblo, pero no me dijiste quién me ayudaría a hacerlo. También me dijiste que me amas y que confías en mí. 13 Si eso es verdad, dime qué piensas hacer, para que yo también llegue a amarte y tú sigas confiando en mí. No olvides que este pueblo es tuyo y no mío.


14 Dios le contestó:


—Yo mismo voy a acompañarte y te haré estar tranquilo.


15 Moisés le dijo:


—Si no vas a acompañarnos, no nos pidas que salgamos de aquí. 16 Acompáñanos, y seremos diferentes de los otros pueblos de esta tierra. ¿Cómo van a saber los israelitas que tú confías en mí, si no vienes con nosotros?


17 Dios le respondió:


—Está bien, voy a acompañarlos, porque realmente te amo y confío en ti.


18 Entonces Moisés le dijo a Dios:


—Permíteme verte.


19 Pero Dios le respondió:


—Yo soy muy bondadoso con quien quiero serlo. Así que voy a mostrarte todo mi esplendor, y voy a darte a conocer mi nombre. 20-21 Pero no podrás ver mi rostro, porque cualquiera que vea mi rostro morirá. Quédate junto a la roca que está a mi lado. 22 Cuando pase yo delante de ti, te colocaré en un hueco de la roca y te taparé los ojos con mi mano, hasta que haya pasado. 23 Después quitaré mi mano, y podrás ver mi espalda; pero mi rostro no lo verás.

Mateo 26:69-27:14

Traducción en lenguaje actual

Pedro niega conocer a Jesús


69 Mientras sucedía todo esto, Pedro estaba sentado en el patio del palacio. De pronto, una sirvienta se le acercó y le dijo:


—Tú siempre estabas con Jesús, el de Galilea.


70 Y delante de todos, Pedro le contestó:


—Eso no es cierto; ¡no sé de qué me hablas!


71 Pedro salió por la puerta del patio, pero otra sirvienta lo vio y dijo a los que estaban allí:


—Éste también estaba con Jesús, el que vino de Nazaret.


72 Pedro lo negó de nuevo y dijo:


—¡Les juro que no conozco a ese hombre!


73 Un poco más tarde, algunos de los que estaban por allí se acercaron a Pedro y le dijeron:


—Estamos seguros de que tú eres uno de los seguidores de Jesús; hablas como los de Galilea.


74 Pedro les contestó con más fuerza:


—¡Ya les dije que no conozco a ese hombre! ¡Que Dios me castigue si no estoy diciendo la verdad!


En ese momento un gallo cantó, 75 y Pedro se acordó de lo que Jesús le había dicho: «Antes de que el gallo cante, vas a decir tres veces que no me conoces.» Entonces Pedro salió de aquel lugar y se echó a llorar con mucha tristeza.

Jesús en el palacio de Pilato


27 Al amanecer, todos los sacerdotes principales y los líderes del país hicieron juntos un plan para matar a Jesús. 2 Lo ataron, lo sacaron del palacio de Caifás y lo entregaron a Poncio Pilato, el gobernador romano.

Judas se mata


3 Cuando Judas supo que habían condenado a muerte a Jesús, se sintió muy mal por haberlo traicionado. Entonces fue a donde estaban los sacerdotes principales y los líderes del país, les devolvió las treinta monedas de plata, 4 y les dijo:


—He pecado contra Dios porque entregué a Jesús, y él es inocente.


Ellos le contestaron:


—¡Y eso qué nos importa! ¡Es problema tuyo!


5 Entonces Judas tiró las monedas en el templo, y fue y se ahorcó. 6 Los sacerdotes principales recogieron las monedas y dijeron: «Estas monedas son el precio de la vida de un hombre; la ley no nos permite que las pongamos en la caja de las ofrendas.»


7 Entonces decidieron comprar con ese dinero el terreno conocido como «Campo del Alfarero», para enterrar allí a los extranjeros. 8 Por eso, aquel terreno se conoce con el nombre de «Campo de Sangre». 9 Así se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías:


«La gente de Israel puso el precio

que se pagó por la vida de aquel hombre:

¡Treinta monedas de plata!

10

Y ellos tomaron las monedas,

y compraron el Campo del Alfarero,

como Dios me lo había ordenado.»

Jesús y Pilato


11 Cuando llevaron a Jesús ante Pilato, éste le preguntó:


—¿Eres en verdad el rey de los judíos?


Jesús respondió:


—Tú lo dices.


12 Los sacerdotes principales y los líderes del país acusaban a Jesús delante de Pilato, pero Jesús no respondía nada. 13 Pilato le preguntó:


—¿No oyes todo lo que dicen contra ti?


14 Y como Jesús no respondió nada, el gobernador se quedó muy asombrado.

Salmos 33:1-11

Traducción en lenguaje actual

Alabanzas al Dios creador

SALMO 33 (32)


33 Ustedes, pueblo de Dios,

¡canten a Dios con alegría!

En labios de gente sincera,

suenan bien las alabanzas.

2

¡Alaben a Dios con himnos

y con música de arpas!

3

¡Alábenlo con buena música!

Cántenle canciones

nunca antes escuchadas,

y lancen gritos en su honor.


4-5

Dios es digno de confianza;

Dios ama lo que es justo y recto.

Por todas partes se pueden ver

sus grandes actos de bondad.


6

Con su sola palabra

Dios hizo los cielos,

el sol, la luna y las estrellas,

7

y juntó en un solo lugar

el agua de todos los mares.


8

Habitantes de toda la tierra,

¡honren a Dios!

Habitantes del mundo entero,

¡muéstrenle reverencia!

9

Él creó todo lo que existe

por medio de su palabra.

Bastó una orden suya

para que todo quedara firme.


10

Dios no deja que las naciones

lleven a cabo sus planes;

Dios no deja que los pueblos

realicen sus planes malvados.

11

Pero Dios cumple sus propios planes,

y realiza sus propósitos.

Proverbios 8:33-36

Traducción en lenguaje actual


33

Acepta mis enseñanzas;

no las rechaces.

¡Piensa con la cabeza!

34

Si todos los días

vienes a mi casa

y escuchas mis enseñanzas,

Dios te bendecirá.

35

Los que me encuentran,

encuentran también la vida

y reciben bendiciones de Dios;

36

pero los que me ofenden

ponen su vida en peligro;

odiarme es amar la muerte».

Traducción en lenguaje actual (TLA)


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