Saturday, February 10, 2024

DAB Español, Domingo 11 de Febrero

Día 042, DAB Español, Domingo 11 de Febrero


Éxodo 32:1-33:23; Mateo 26:69-27:14; Salmos 33:1-11; Proverbios 8:33-36 (Reina Valera Contemporánea (RVC))








Éxodo 32-33

Reina Valera Contemporánea


32 Al ver el pueblo que Moisés tardaba en bajar del monte, fueron a ver a Aarón y le dijeron:


«Anda, haznos unos dioses que vayan delante de nosotros, porque a este Moisés, que nos sacó de Egipto, no sabemos qué pudo haberle sucedido.»


2 Aarón les dijo:


«Aparten los zarcillos de oro que sus mujeres, sus hijos y sus hijas llevan en las orejas, y tráiganmelos.»


3 Todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que llevaban en las orejas, y se los llevaron a Aarón. 4 Éste los recibió de sus manos, y con un buril les dio forma, hasta hacer de ellos un becerro de oro fundido. Y ellos dijeron entonces:


«Israel, ¡éstos son los dioses que te sacaron de Egipto!»


5 Cuando Aarón vio esto, levantó un altar delante del becerro y proclamó:


«¡Mañana celebraremos una fiesta en honor del Señor!»


6 Al día siguiente todos madrugaron, y ofrecieron holocaustos y presentaron ofrendas de paz, y el pueblo se sentó a comer y a beber, y comenzó a divertirse.


7 Entonces el Señor le dijo a Moisés:


«Anda, baja del monte, porque el pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido. 8 Muy pronto se han apartado del camino que yo les señalé. Se han hecho un becerro de oro fundido, y lo están adorando, y le ofrecen sacrificios, mientras dicen: “Israel, ¡éstos son los dioses que te sacaron de Egipto!”»


9 El Señor también le dijo a Moisés:


«Ya he podido ver que este pueblo es de dura cerviz. 10 Déjame, que mi ira contra ellos se va a encender y los voy a consumir. Pero de ti haré una gran nación.»


11 Entonces Moisés oró delante del Señor su Dios, y dijo:


«Señor, ¿por qué habría de encenderse tu furor contra tu pueblo, si tú lo sacaste de Egipto con gran poder y con mano fuerte? 12 Los egipcios van a decir: “¡Dios los sacó para su mal! ¡Los sacó para matarlos en los montes y para borrarlos de la faz de la tierra!” ¿Y por qué van a decirlo? ¡Calma el ardor de tu ira, y no cometas este mal contra tu pueblo! 13 Acuérdate de tus siervos Abrahán, Isaac e Israel, a quienes les juraste por ti mismo: “Yo multiplicaré la descendencia de ustedes como las estrellas del cielo, y les daré toda esta tierra, de la cual les he hablado, para que sea su herencia para siempre.”»


14 Entonces el Señor cambió de parecer y ya no le hizo daño a su pueblo. 15 Moisés, por su parte, bajó del monte trayendo en su mano las dos tablas del testimonio, las cuales estaban escritas por ambos lados. 16 Las tablas eran obra de Dios, lo mismo que la escritura que estaba grabada sobre las tablas.


17 Josué oyó que el pueblo gritaba, así que le dijo a Moisés:


«Hay en el campamento alaridos de guerra.»


18 Pero él respondió:


«No son voces de vencedores. Ni son voces de gente derrotada. Lo que oigo son cantos de alegría.»


19 Y cuando Moisés llegó al campamento y vio el becerro y las danzas, se encendió su enojo y, arrojando lejos de sí las tablas, las quebró al pie del monte. 20 Luego tomó el becerro que habían hecho y lo quemó en el fuego, moliéndolo hasta reducirlo a polvo, y ese polvo lo esparció sobre las aguas y se las dio a beber a los hijos de Israel. 21 Luego, le dijo a Aarón:


«¿Qué te ha hecho este pueblo, que lo has hecho cometer tan gran pecado?»


22 Aarón respondió:


«Mi señor, no te enojes. Tú sabes que este pueblo se inclina a hacer lo malo. 23 Ellos me dijeron: “Haz unos dioses que nos vayan abriendo el paso. La verdad, no sabemos qué pudo haberle pasado a este Moisés que nos sacó de Egipto.” 24 Yo les respondí: “El que tenga oro, que lo aparte.” Entonces ellos me lo dieron, yo lo eché en el fuego, ¡y salió este becerro!»


25 Al ver Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque, para vergüenza de ellos ante sus enemigos, Aarón se lo había permitido, 26 se puso a la entrada del campamento y dijo:


«¿Quién está de parte del Señor? ¡Únase a mí!»


Y todos los hijos de Leví se le unieron. 27 Entonces él les dijo:


«Así ha dicho el Señor, el Dios de Israel: “Fájese cada uno de ustedes la espada al cinto, y vaya de puerta en puerta por el campamento, y mate cada uno a su hermano, a su amigo, o a su pariente.”»


28 Y los hijos de Leví hicieron lo que Moisés les ordenó, y ese día cayeron a filo de espada como tres mil hombres del pueblo. 29 Entonces Moisés dijo:


«Hoy ustedes se han consagrado al Señor. Hoy el Señor les ha dado su bendición, pues cada uno de ustedes se ha consagrado en su hijo y en su hermano.»


30 Al día siguiente, Moisés le dijo al pueblo:


«Ustedes han cometido un gran pecado. Pero voy ahora a subir al monte, y hablaré con el Señor; tal vez pueda apaciguarlo acerca del pecado de ustedes.»


31 Y volvió Moisés para hablar con el Señor, y le dijo:


«Este pueblo ha cometido un gran pecado, pues se hicieron dioses de oro. Te ruego 32 que les perdones su pecado. De lo contrario, ¡bórrame ya del libro que has escrito!»


33 Y el Señor le respondió:


«Borraré de mi libro al que peque contra mí. 34 Tú ve y lleva ya a este pueblo al lugar que te he dicho. Mi ángel irá delante de ti. Pero cuando tenga que castigarlos por su pecado, los castigaré.»


35 Y el Señor hirió al pueblo por el becerro que Aarón había hecho para ellos.

Dios promete estar presente


33 El Señor le dijo a Moisés:


«Anda, vete ya de aquí, con el pueblo que sacaste de Egipto, y llévalos a la tierra que prometí darles a Abrahán, Isaac y Jacob, cuando dije: “Se la daré a tu descendencia.” 2 Yo enviaré un ángel para que vaya delante de ti, y expulsaré a los cananeos y a los amorreos, a los hititas y a los ferezeos, y a los jivitas y jebuseos. 3 Esa tierra fluye leche y miel. Pero yo no iré contigo, porque eres un pueblo de dura cerviz y bien podría yo consumirte en el camino.»


4 Cuando el pueblo se enteró de esta mala noticia, se vistieron de luto y ninguno se puso sus joyas. 5 Y es que el Señor le había dicho a Moisés: «Diles a los hijos de Israel: “Ustedes son un pueblo de dura cerviz. Si acaso los acompañara, en cualquier momento podría acabar con ustedes.” Así que, quítense ahora sus joyas, para que yo sepa lo que tengo que hacer.» 6 Y así, desde que partieron del monte Horeb los hijos de Israel se despojaron de sus joyas.


7 Moisés tomó el tabernáculo y lo plantó lejos, fuera del campamento, y lo llamó «Tabernáculo de Reunión». Todo el que buscaba al Señor iba hasta el tabernáculo de reunión, el cual estaba fuera del campamento. 8 Cada vez que Moisés iba al tabernáculo, todo el pueblo se levantaba y se quedaba de pie, a la entrada de su tienda, y seguían a Moisés con la mirada, hasta que él entraba en el tabernáculo. 9 Al entrar Moisés en el tabernáculo, la columna de nube descendía y se quedaba a la entrada del tabernáculo, y entonces el Señor hablaba con Moisés. 10 Y cuando todo el pueblo veía la columna de nube a la entrada del tabernáculo, se levantaba cada uno e iba a la entrada de su tienda para adorar. 11 Y el Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla cualquiera con su compañero. Después Moisés volvía al campamento, pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba del tabernáculo.


12 Moisés le dijo entonces al Señor:


«Mira, tú me has dicho: “Llévate de aquí a este pueblo”; pero no me has dicho a quién vas a enviar conmigo. Lejos de eso, insistes: “Yo te conozco. Sé quién eres, y te has ganado mi favor.” 13 Ahora bien, si en verdad me he ganado tu favor, te ruego que me hagas saber qué planes tienes. Así sabré si en verdad me he ganado tu favor. ¡Toma en cuenta que esta gente es tu pueblo!»


14 Y el Señor le dijo:


«Mi presencia irá contigo, y te haré descansar.»


15 Pero Moisés respondió:


«Si tú no vas a venir conmigo, no nos saques de aquí. 16 ¿Cómo vamos a saber tu pueblo y yo que en verdad me he ganado tu favor? ¡Lo sabremos sólo si vienes con nosotros, y sólo si tu pueblo y yo somos apartados de todos los pueblos que hay sobre la faz de la tierra!»


17 El Señor le dijo a Moisés:


«Tan cierto es que te has ganado mi favor, y que te conozco por nombre, que voy a hacer lo que me has pedido.»


18 Entonces Moisés dijo:


«Te ruego que me muestres tu gloria.»


19 Y el Señor le respondió:


«Voy a hacer que todo mi bien pase delante de ti, y delante de ti voy a proclamar mi nombre, que es EL SEÑOR. Porque soy misericordioso con quien quiero ser misericordioso, y soy clemente con quien quiero ser clemente.»


20 El señor dijo también:


«Mi rostro no podrás verlo, porque nadie puede ver mi rostro y seguir viviendo.»


21 Y añadió:


«¡Mira! Aquí en la roca, junto a mí, hay un lugar. Quédate allí; 22 y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la roca y te cubriré con mi mano mientras paso. 23 Después de eso apartaré mi mano, y podrás ver mis espaldas, pero no mi rostro.»



Mateo 26:69-27:14

Reina Valera Contemporánea

Pedro niega a Jesús


69 Mientras Pedro estaba sentado afuera, en el patio, se le acercó una criada y le dijo: «También tú estabas con Jesús el galileo.» 70 Pero él lo negó delante de todos, y dijo: «No sé de qué hablas.» 71 Y se fue a la puerta. Pero otra criada lo vio, y dijo a los que estaban allí: «También éste estaba con Jesús el nazareno.» 72 Pero él lo negó otra vez, y hasta juró: «No conozco a ese hombre.» 73 Un poco después, los que estaban por allí se acercaron a Pedro y le dijeron: «Sin lugar a dudas, tú también eres uno de ellos, porque hasta tu manera de hablar te delata.» 74 Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: «No conozco a ese hombre.» Y enseguida cantó el gallo. 75 Entonces Pedro se acordó de que Jesús le había dicho: «Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.» Y saliendo de allí, lloró amargamente.

Jesús ante Pilato


27 Cuando llegó la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se confabularon contra Jesús, para condenarlo a muerte. 2 Lo ataron y se lo llevaron para entregárselo a Poncio Pilato, el gobernador.

Muerte de Judas


3 Cuando Judas, el que lo había traicionado, vio que Jesús había sido condenado, se arrepintió y devolvió las treinta monedas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos. 4 Les dijo: «He pecado al entregar sangre inocente.» Pero ellos le dijeron: «¿A nosotros qué nos importa? ¡Allá tú!» 5 Entonces Judas arrojó en el templo las monedas de plata, y después de eso salió y se ahorcó. 6 Los principales sacerdotes tomaron las monedas y dijeron: «No está bien echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es el precio de sangre derramada.» 7 Y después de ponerse de acuerdo, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultar allí a los extranjeros. 8 Por eso hasta el día de hoy aquel campo se llama «Campo de sangre». 9 Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: «Y tomaron las treinta monedas de plata, que es el precio estimado por los hijos de Israel, 10 y las usaron para comprar el campo del alfarero, como me ordenó el Señor.»

Pilato interroga a Jesús


11 Jesús estaba en pie ante el gobernador, y éste le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» Jesús le respondió: «Tú lo dices.» 12 Pero ante las acusaciones de los principales sacerdotes y de los ancianos no respondió nada. 13 Entonces Pilato le preguntó: «¿No oyes de cuántas cosas te acusan?» 14 Pero Jesús no le respondió ni una palabra, de tal manera que el gobernador se quedó muy asombrado.


Salmos 33:1-11

Reina Valera Contemporánea

Alabanzas al Creador


33 Ustedes los justos, ¡alégrense en el Señor!

¡Hermosa es la alabanza de los hombres íntegros!

2

¡Aclamen al Señor con arpas!

¡Alábenlo al son del salterio y del decacordio!

3

¡Canten al Señor un cántico nuevo!

¡Canten y toquen bien y con regocijo!


4

Ciertamente, la palabra del Señor es recta;

todo lo hace con fidelidad.

5

El Señor ama la justicia y el derecho;

la tierra está llena de su misericordia.


6

Con su palabra, el Señor hizo los cielos;

todo lo creado lo hizo con un soplo de su boca.

7

El Señor junta el agua del mar en una vasija,

y pone en un depósito las profundidades del mar.


8

¡Que toda la tierra tema al Señor!

¡Que le teman todos los habitantes del mundo!

9

El Señor habló, y todo fue creado;

el Señor ordenó, y todo apareció.


10

El Señor anula los planes de las naciones;

frustra las maquinaciones de los pueblos.

11

Pero los planes y pensamientos del Señor

permanecen por todas las generaciones.


Proverbios 8:33-36

Reina Valera Contemporánea


33

Sean sabios y préstenme atención;

no dejen de lado la disciplina.

34

Dichoso el hombre que me escucha

y todo el tiempo se mantiene vigilante

a las puertas de mi casa.

35

El que me halla, ha encontrado la vida

y alcanzado el favor del Señor.

36

El que peca contra mí, se daña a sí mismo;

el que me aborrece, ama a la muerte.

Reina Valera Contemporánea (RVC)


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