Día 57, DAB Español, Lunes 26 de Febrero
Levítico 19:1-20:21; Marcos 8:10-38; Salmos 42; Proverbios 10:17 (Reina-Valera 1960 (RVR1960))
Levítico
19:1-20:21 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Leyes de santidad y de justicia
19 Habló Jehová
a Moisés, diciendo:
2 Habla a toda la congregación de los hijos de Israel,
y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios.
3 Cada uno temerá a su madre y a su padre, y mis días
de reposo[a] guardaréis. Yo Jehová vuestro Dios.
4 No os volveréis a los ídolos, ni haréis para
vosotros dioses de fundición. Yo Jehová vuestro Dios.
5 Y cuando ofreciereis sacrificio de ofrenda de paz a
Jehová, ofrecedlo de tal manera que seáis aceptos.
6 Será comido el día que lo ofreciereis, y el día
siguiente; y lo que quedare para el tercer día, será quemado en el fuego.
7 Y si se comiere el día tercero, será abominación; no
será acepto,
8 y el que lo comiere llevará su delito, por cuanto
profanó lo santo de Jehová; y la tal persona será cortada de su pueblo.
9 Cuando siegues la mies de tu tierra, no segarás
hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu tierra segada.
10 Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto
caído de tu viña; para el pobre y para el extranjero lo dejarás. Yo Jehová
vuestro Dios.
11 No hurtaréis, y no engañaréis ni mentiréis el uno
al otro.
12 Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando
así el nombre de tu Dios. Yo Jehová.
13 No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. No
retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana.
14 No maldecirás al sordo, y delante del ciego no
pondrás tropiezo, sino que tendrás temor de tu Dios. Yo Jehová.
15 No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo
al pobre ni complaciendo al grande; con justicia juzgarás a tu prójimo.
16 No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás
contra la vida de tu prójimo. Yo Jehová.
17 No aborrecerás a tu hermano en tu corazón;
razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado.
18 No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de
tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.
19 Mis estatutos guardarás. No harás ayuntar tu ganado
con animales de otra especie; tu campo no sembrarás con mezcla de semillas, y
no te pondrás vestidos con mezcla de hilos.
20 Si un hombre yaciere con una mujer que fuere sierva
desposada con alguno, y no estuviere rescatada, ni le hubiere sido dada
libertad, ambos serán azotados; no morirán, por cuanto ella no es libre.
21 Y él traerá a Jehová, a la puerta del tabernáculo
de reunión, un carnero en expiación por su culpa.
22 Y con el carnero de la expiación lo reconciliará el
sacerdote delante de Jehová, por su pecado que cometió; y se le perdonará su
pecado que ha cometido.
23 Y cuando entréis en la tierra, y plantéis toda
clase de árboles frutales, consideraréis como incircunciso lo primero de su
fruto; tres años os será incircunciso; su fruto no se comerá.
24 Y el cuarto año todo su fruto será consagrado en
alabanzas a Jehová.
25 Mas al quinto año comeréis el fruto de él, para que
os haga crecer su fruto. Yo Jehová vuestro Dios.
26 No comeréis cosa alguna con sangre. No seréis
agoreros, ni adivinos.
27 No haréis tonsura en vuestras cabezas, ni dañaréis
la punta de vuestra barba.
28 Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un
muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová.
29 No contaminarás a tu hija haciéndola fornicar, para
que no se prostituya la tierra y se llene de maldad.
30 Mis días de reposo[b] guardaréis, y mi santuario
tendréis en reverencia. Yo Jehová.
31 No os volváis a los encantadores ni a los adivinos;
no los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo Jehová vuestro Dios.
32 Delante de las canas te levantarás, y honrarás el
rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová.
33 Cuando el extranjero morare con vosotros en vuestra
tierra, no le oprimiréis.
34 Como a un natural de vosotros tendréis al
extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo; porque
extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios.
35 No hagáis injusticia en juicio, en medida de
tierra, en peso ni en otra medida.
36 Balanzas justas, pesas justas y medidas justas
tendréis. Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto.
37 Guardad, pues, todos mis estatutos y todas mis
ordenanzas, y ponedlos por obra. Yo Jehová.
Penas por actos de inmoralidad
20 Habló Jehová
a Moisés, diciendo:
2 Dirás asimismo a los hijos de Israel: Cualquier
varón de los hijos de Israel, o de los extranjeros que moran en Israel, que
ofreciere alguno de sus hijos a Moloc, de seguro morirá; el pueblo de la tierra
lo apedreará.
3 Y yo pondré mi rostro contra el tal varón, y lo cortaré
de entre su pueblo, por cuanto dio de sus hijos a Moloc, contaminando mi
santuario y profanando mi santo nombre.
4 Si el pueblo de la tierra cerrare sus ojos respecto
de aquel varón que hubiere dado de sus hijos a Moloc, para no matarle,
5 entonces yo pondré mi rostro contra aquel varón y
contra su familia, y le cortaré de entre su pueblo, con todos los que
fornicaron en pos de él prostituyéndose con Moloc.
6 Y la persona que atendiere a encantadores o
adivinos, para prostituirse tras de ellos, yo pondré mi rostro contra la tal
persona, y la cortaré de entre su pueblo.
7 Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová
soy vuestro Dios.
8 Y guardad mis estatutos, y ponedlos por obra. Yo
Jehová que os santifico.
9 Todo hombre que maldijere a su padre o a su madre,
de cierto morirá; a su padre o a su madre maldijo; su sangre será sobre él.
10 Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su
prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos.
11 Cualquiera que yaciere con la mujer de su padre, la
desnudez de su padre descubrió; ambos han de ser muertos; su sangre será sobre
ellos.
12 Si alguno durmiere con su nuera, ambos han de
morir; cometieron grave perversión; su sangre será sobre ellos.
13 Si alguno se ayuntare con varón como con mujer,
abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre.
14 El que tomare mujer y a la madre de ella, comete
vileza; quemarán con fuego a él y a ellas, para que no haya vileza entre vosotros.
15 Cualquiera que tuviere cópula con bestia, ha de ser
muerto, y mataréis a la bestia.
16 Y si una mujer se llegare a algún animal para
ayuntarse con él, a la mujer y al animal matarás; morirán indefectiblemente; su
sangre será sobre ellos.
17 Si alguno tomare a su hermana, hija de su padre o
hija de su madre, y viere su desnudez, y ella viere la suya, es cosa execrable;
por tanto serán muertos a ojos de los hijos de su pueblo; descubrió la desnudez
de su hermana; su pecado llevará.
18 Cualquiera que durmiere con mujer menstruosa, y
descubriere su desnudez, su fuente descubrió, y ella descubrió la fuente de su
sangre; ambos serán cortados de entre su pueblo.
19 La desnudez de la hermana de tu madre, o de la
hermana de tu padre, no descubrirás; porque al descubrir la desnudez de su
parienta, su iniquidad llevarán.
20 Cualquiera que durmiere con la mujer del hermano de
su padre, la desnudez del hermano de su padre descubrió; su pecado llevarán;
morirán sin hijos.
21 Y el que tomare la mujer de su hermano, comete
inmundicia; la desnudez de su hermano descubrió; sin hijos serán.
Footnotes:
Levítico 19:3 Aquí equivale a sábado.
Levítico 19:30 Aquí equivale a sábado.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Marcos
8:10-38 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
10 Y luego entrando en la barca con sus discípulos,
vino a la región de Dalmanuta.
La demanda de una señal
(Mt. 16.1-4; Lc. 12.54-56)
11 Vinieron entonces los fariseos y comenzaron a
discutir con él, pidiéndole señal del cielo, para tentarle.
12 Y gimiendo en su espíritu, dijo: ¿Por qué pide
señal esta generación? De cierto os digo que no se dará señal a esta
generación.
13 Y dejándolos, volvió a entrar en la barca, y se fue
a la otra ribera.
La levadura de los fariseos
(Mt. 16.5-12)
14 Habían olvidado de traer pan, y no tenían sino un
pan consigo en la barca.
15 Y él les mandó, diciendo: Mirad, guardaos de la
levadura de los fariseos, y de la levadura de Herodes.
16 Y discutían entre sí, diciendo: Es porque no
trajimos pan.
17 Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Qué discutís,
porque no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido
vuestro corazón?
18 ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y
no recordáis?
19 Cuando partí los cinco panes entre cinco mil,
¿cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Doce.
20 Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas
canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Siete.
21 Y les dijo: ¿Cómo aún no entendéis?
Un ciego sanado en Betsaida
22 Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le
rogaron que le tocase.
23 Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera
de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó
si veía algo.
24 El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles,
pero los veo que andan.
25 Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y
le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.
26 Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la
aldea, ni lo digas a nadie en la aldea.
La confesión de Pedro
(Mt. 16.13-20; Lc. 9.18-21)
27 Salieron Jesús y sus discípulos por las aldeas de
Cesarea de Filipo. Y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles:
¿Quién dicen los hombres que soy yo?
28 Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros,
Elías; y otros, alguno de los profetas.
29 Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que
soy? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo.
30 Pero él les mandó que no dijesen esto de él a
ninguno.
Jesús anuncia su muerte
(Mt. 16.21-28; Lc. 9.22-27)
31 Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo
del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales
sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días.
32 Esto les decía claramente. Entonces Pedro le tomó
aparte y comenzó a reconvenirle.
33 Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos,
reprendió a Pedro, diciendo: !!Quítate de delante de mí, Satanás! porque no
pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
34 Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo:
Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y
sígame.
35 Porque todo el que quiera salvar su vida, la
perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la
salvará.
36 Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el
mundo, y perdiere su alma?
37 ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
38 Porque el que se avergonzare de mí y de mis
palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se
avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos
ángeles.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Salmos
42 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Mi alma tiene sed de Dios
Al músico principal. Masquil de los hijos de Coré.
42 Como el
ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así clama
por ti, oh Dios, el alma mía.
2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
3 Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche,
Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
4 Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro
de mí;
De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la
casa de Dios,
Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en
fiesta.
5 ¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.
6 Dios mío, mi alma está abatida en mí;
Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del
Jordán,
Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
7 Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas;
Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.
8 Pero de día mandará Jehová su misericordia,
Y de noche su cántico estará conmigo,
Y mi oración al Dios de mi vida.
9 Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de
mí?
¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del
enemigo?
10 Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me
afrentan,
Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
11 ¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Proverbios
10:17 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
17 Camino a la vida es guardar la instrucción;
Pero quien desecha la reprensión, yerra.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
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