Saturday, November 26, 2022

DAB Español, Domingo 27 de Noviembre

Día 331, DAB Español, Domingo 27 de Noviembre


Daniel 4:1-37; 2 Pedro 1:1-21; Salmos 119:97-112; Proverbios 28:17-18 (Reina Valera Contemporánea (RVC))









Daniel 4

Reina Valera Contemporánea

La locura de Nabucodonosor

4 «Yo, el rey Nabucodonosor, me dirijo a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en todo el país. ¡Que la paz les sea multiplicada! 2 Es conveniente que yo dé a conocer las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo. 3 ¡Cuán grandes son sus señales, y cuán prodigiosas sus maravillas! Su reino es un reino sempiterno. Su señorío va de generación en generación.

4 »Yo, Nabucodonosor, gozaba en mi palacio de tranquilidad y prosperidad. 5 Pero tuve un sueño que me espantó, y mientras yacía en mi lecho, las imágenes y visiones que pasaban por mi cabeza me dejaron perturbado. 6 Por eso mandé que se presentaran ante mí todos los sabios de Babilonia, para que me dieran a conocer la interpretación del sueño. 7 Y vinieron magos, astrólogos, hechiceros y adivinos, y yo les conté mi sueño, pero ellos no me pudieron decir lo que significaba. 8 Finalmente, se presentó ante mí Daniel, también llamado Beltsasar, como el nombre de mi dios, en quien habita el espíritu de los dioses santos. Yo le conté mi sueño, y le dije: 9 “Beltsasar, jefe de los magos: según entiendo, en ti radica el espíritu de los dioses santos, y ningún misterio te es oculto. Hazme saber qué significan las visiones que he tenido en mi sueño. 10 Lo que yo veía en mi mente, mientras estaba en mi lecho, es lo siguiente: Me parecía ver que en medio de la tierra había un árbol de gran altura. 11 Este árbol crecía y se hacía fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo. ¡Se podía ver desde los lugares más lejanos de la tierra! 12 Era de hermoso follaje y de abundante fruto, y de él podían alimentarse todos. Todas las bestias se refugiaban bajo su sombra, en sus ramas anidaban las aves del cielo, y de él se alimentaba la humanidad entera.

13 ”Mientras yacía en mi lecho, en las visiones de mi mente vi descender del cielo a un vigilante santo, 14 que a gran voz clamaba: ‘¡Derriben el árbol, y córtenle las ramas! ¡Quítenle el follaje, y esparzan su fruto! ¡Espanten a las bestias que yacen bajo su sombra, y a las aves que anidan en sus ramas! 15 Pero dejen en la tierra sólo la cepa de sus raíces, y sujétenlas con cadenas de hierro y de bronce entre la hierba del campo. ¡Dejen que lo empape el rocío del cielo, y que crezca entre las bestias y entre la hierba del campo! 16 ¡Que cambie su corazón humano y se le dé un corazón de bestia, y que transcurran sobre él siete tiempos! 17 Esta sentencia la han decretado los vigilantes, y los santos han ordenado ejecutarla, para que todos los seres vivos reconozcan que el Altísimo es el señor del reino de los hombres, y que él entrega este reino a quien él quiere, y entroniza en él al hombre más humilde.’

18 ”Yo, el rey Nabucodonosor, he tenido este sueño, y tú, Beltsasar, me dirás qué es lo que significa, porque todos los sabios de mi reino no han podido decírmelo. Pero tú sí puedes dármelo a saber, porque en ti habita el espíritu de los dioses santos.”»

19 Durante casi una hora Daniel, también llamado Beltsasar, quedó atónito y sus pensamientos lo perturbaban. Pero el rey le habló y le dijo:

«Beltsasar, que no te perturben ni el sueño ni su interpretación.»

Beltsasar respondió y dijo:

«Mi señor, que el sueño y su interpretación se hagan realidad en tus enemigos y en los que mal te quieren. 20 El árbol que viste crecer y hacerse fuerte, y cuya copa llegaba hasta el cielo y podía verse desde los lugares más lejanos de la tierra, 21 y cuyo follaje era hermoso y su fruto abundante, y del cual se alimentaban todos, y bajo cuya sombra se refugiaban las bestias del campo, y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, 22 es Su Majestad, que ha crecido y se ha hecho fuerte, pues su grandeza ha aumentado hasta alcanzar el cielo, y su dominio llega hasta los confines de la tierra. 23 En cuanto al vigilante santo que Su Majestad vio descender del cielo, y que decía: “Corten el árbol y destrúyanlo, pero dejen la cepa de sus raíces en la tierra y entre la hierba del campo, y sujétenla con cadenas de hierro y de bronce y que lo empape el rocío del cielo, y que viva entre las bestias del campo, hasta que transcurran sobre él siete tiempos”, 24 la interpretación es la siguiente: El Altísimo ha dictado su sentencia sobre Su Majestad, mi señor, 25 y Su Majestad será expulsado de entre los hombres y habitará entre las bestias del campo; lo alimentarán con la hierba del campo, como a los bueyes, y se bañará con el rocío del cielo. Siete tiempos transcurrirán hasta que Su Majestad reconozca que el Altísimo es el señor del reino de los hombres, y que él entrega ese reino a quien él quiere. 26 En cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, eso significa que el reino de Su Majestad se mantendrá firme, luego de que Su Majestad reconozca que quien gobierna es el cielo. 27 Por lo tanto, acepte Su Majestad mi consejo y redima sus pecados impartiendo justicia, y sus iniquidades tratando a los oprimidos con misericordia, pues tal vez así su tranquilidad se vea prolongada.»

28 Todo esto le sucedió al rey Nabucodonosor. 29 Pero doce meses después, mientras éste se paseaba por el palacio real de Babilonia, 30 exclamó:

«¿Acaso no es ésta la gran Babilonia, que con la fuerza de mi poder y para gloria de mi majestad he constituido como sede del reino?»

31 Todavía estaba hablando el rey cuando del cielo vino una voz, que decía:

«A ti, rey Nabucodonosor, se te hace saber que el reino se te ha arrebatado. 32 Serás expulsado de entre los hombres, vivirás entre las bestias del campo, y te alimentarán como a los bueyes. Pasarán siete tiempos sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo es el señor del reino de los hombres, y que él entrega este reino a quien él quiere.»

33 En ese mismo instante se cumplió esta sentencia sobre Nabucodonosor, y éste fue expulsado de entre los hombres y se alimentaba de hierba, como los bueyes, y su cuerpo se empapaba con el rocío del cielo, hasta que el pelo le creció como plumas de águila, y las uñas como las garras de las aves.

34 «Pero al fin del tiempo yo, Nabucodonosor, levanté los ojos al cielo y recobré la razón. Bendije entonces al Altísimo; alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y cuyo reino permanece por todas las edades. 35 Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; el Altísimo hace lo que él quiere con el ejército del cielo y con los habitantes de la tierra, y no hay quien pueda impedírselo, ni cuestionar lo que hace. 36 En ese mismo instante recobré la razón y la majestad de mi reino, junto con mi dignidad y mi grandeza, y mis gobernadores y mis consejeros acudieron a mí, y fui restablecido en mi reino y se me dio mayor grandeza. 37 Por eso yo, Nabucodonosor, alabo y engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos, y él puede humillar a los que se muestran soberbios.»

2 Pedro 1

Reina Valera Contemporánea

Saludo

1 Yo, Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, envío un saludo a ustedes, que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo han alcanzado una fe tan preciosa como la nuestra. 2 Que la gracia y la paz les sea multiplicada por medio del conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.

Partícipes de la naturaleza divina

3 Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia. 4 Por medio de ellas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas ustedes lleguen a ser partícipes de la naturaleza divina, puesto que han huido de la corrupción que hay en el mundo por causa de los malos deseos. 5 Por eso, ustedes deben esforzarse por añadir virtud a su fe, conocimiento a su virtud, 6 dominio propio al conocimiento; paciencia al dominio propio, piedad a la paciencia, 7 afecto fraternal a la piedad, y amor al afecto fraternal. 8 Si todo esto abunda en ustedes, serán muy útiles y productivos en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 9 Quien no tiene todo esto es corto de vista, o ciego, y ha olvidado que sus antiguos pecados fueron limpiados. 10 Por eso, hermanos, procuren fortalecer su llamado y elección. Si hacen esto, jamás caerán. 11 De esta manera se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

12 Por esta razón siempre habré de recordarles estas cosas, aun cuando ya las sepan y estén firmemente afianzados en la verdad que han recibido. 13 Mientras yo tenga vida, es mi obligación animarlos y recordarles todo esto, 14 pues sé que pronto tendré que abandonar este cuerpo, tal y como nuestro Señor Jesucristo me lo ha hecho saber. 15 También debo esforzarme para que después de mi partida ustedes puedan tener siempre presentes todas estas cosas.

Testigos presenciales de la gloria de Cristo

16 Porque, cuando les hicimos saber que nuestro Señor Jesucristo vendrá con todo su poder, no lo hicimos siguiendo fábulas artificiosas, sino como quienes han visto su majestad con sus propios ojos. 17 Pues cuando él recibió de Dios Padre la honra y la gloria, desde la magnífica gloria le fue enviada una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco.» 18 Y nosotros oímos esa voz que venía del cielo, mientras estábamos con él en el monte santo. 19 Además, contamos con la muy confiable palabra profética, a la cual ustedes hacen bien en atender, que es como una antorcha que alumbra en la oscuridad, hasta que aclare el día y el lucero de la mañana salga en el corazón de ustedes. 20 Pero antes que nada deben entender esto: Ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 21 porque la profecía nunca estuvo bajo el control de la voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron bajo el control del Espíritu Santo.

Salmos 119:97-112

Reina Valera Contemporánea

Mem

97 ¡Cuánto amo yo tus enseñanzas!

¡Todo el día medito en ellas!

98 Me has hecho más sabio que a mis perseguidores,

porque tus enseñanzas están siempre conmigo.

99 Entiendo más que mis maestros,

porque tus testimonios son mi meditación.

100 Comprendo mejor que los ancianos,

porque obedezco tus mandamientos;

101 Me he apartado de todo mal camino,

para obedecer tu palabra.

102 No me he apartado de tus juicios

porque eres tú quien me dirige.

103 ¡Cuán dulces son tus palabras en mi boca!

¡Son más dulces que la miel en mis labios!

104 Tus mandamientos me han dado inteligencia;

por eso odio toda senda de mentira.

Nun

105 Tu palabra es una lámpara a mis pies;

¡es la luz que ilumina mi camino!

106 Me comprometí, y no me arrepiento:

voy a obedecer tus justas sentencias.

107 Señor, me encuentro muy afligido;

dame vida, conforme a tu promesa.

108 Señor, espero que te agraden mis votos;

enséñame a entender tus juicios.

109 Mi vida está siempre en peligro,

pero yo no me olvido de tu ley.

110 Gente malvada me ha tendido trampas,

pero yo no me he apartado de tus mandamientos.

111 Tengo tu palabra como herencia eterna,

porque ellos me alegran el corazón.

112 De corazón me dispongo a cumplir tus estatutos

siempre, hasta el fin de mis días.

Proverbios 28:17-18

Reina Valera Contemporánea

17 El que lleva a cuestas la muerte de otro

huye hasta el sepulcro y nadie lo detiene.

18 El que es honrado sale bien librado,

pero el que va por mal camino caerá en un hoyo.

Reina Valera Contemporánea (RVC)

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