Día 329, DAB Español, Domingo 25 de Noviembre
Daniel 1:1-2:23; 1 Pedro 3:8-4:6; Salmos 119:65-80; Proverbios 28:14 (Dios Habla Hoy (DHH))
Daniel
1:1-2:23 Dios Habla Hoy (DHH)
Introducción
1 Durante el tercer año del reinado de Joaquim, rey de
Judá, el rey Nabucodonosor de Babilonia llegó a Jerusalén y rodeó la ciudad con
su ejército. 2 El Señor dejó que Nabucodonosor capturara a Joaquim, y que
también cayeran en su poder gran parte de los utensilios del templo de Dios.
Nabucodonosor se llevó los prisioneros a Babilonia, y puso los utensilios
sagrados en el tesoro del templo de sus dioses; 3 además, ordenó a Aspenaz,
jefe del servicio de palacio, que de entre los israelitas de familia real y de
familias distinguidas trajera 4 jóvenes bien parecidos, sin ningún defecto
físico, cultos e inteligentes, entendidos en todos los campos del saber y aptos
para servir en el palacio real. A ellos se les enseñaría el lenguaje y la
literatura de los caldeos. 5 Nabucodonosor ordenó también que a esos jóvenes se
les diera todos los días de los mismos alimentos y vinos que a él le servían, y
que los educaran durante tres años, al cabo de los cuales quedarían a su
servicio.
Daniel y sus compañeros en el palacio del rey
6 Entre estos jóvenes estaban Daniel, Ananías, Misael
y Azarías, de la tribu de Judá, 7 a quienes el jefe del servicio de palacio les
cambió de nombre: a Daniel le puso Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael,
Mesac; y a Azarías, Abed-negó. 8 Pero Daniel se propuso no contaminarse con la
comida y el vino del rey, y pidió al jefe del servicio de palacio que no le
obligara a contaminarse con tales alimentos. 9 Por obra de Dios, el jefe del
servicio de palacio vio con buenos ojos a Daniel, 10 pero le dijo:
—Tengo miedo de mi señor, el rey. Él me ha dicho lo
que ustedes deben comer y beber, y si los ve con peor aspecto que los otros
jóvenes, serán ustedes la causa de que el rey me condene a muerte.
11 Daniel habló entonces con el mayordomo a quien el
jefe del servicio de palacio había encargado el cuidado de Daniel, Ananías,
Misael y Azarías, y le dijo:
12 —Ruego a usted que haga una prueba con estos
servidores suyos: ordene usted que durante diez días nos den de comer solamente
legumbres, y de beber solamente agua. 13 Pasado ese tiempo, compare usted
nuestro aspecto con el de los jóvenes alimentados con la misma comida que se
sirve al rey, y haga entonces con nosotros según lo que vea.
14 El mayordomo estuvo de acuerdo, y durante diez días
hizo la prueba con ellos. 15 Pasados los diez días, el aspecto de ellos era más
sano y más fuerte que el de todos los jóvenes que comían de la comida del rey.
16 Así pues, el mayordomo se llevaba la comida y el vino que ellos tenían que
comer y beber, y les servía legumbres.
17 A estos cuatro jóvenes, Dios les dio inteligencia y
entendimiento para comprender toda clase de libros y toda ciencia. Daniel
entendía además el significado de toda clase de visiones y sueños. 18 Al
cumplirse el plazo que el rey había señalado para que le fueran presentados los
jóvenes, el jefe del servicio de palacio los llevó a su presencia. 19 El rey
habló con ellos y, entre todos los jóvenes, no encontró ni uno solo que pudiera
compararse con Daniel, Ananías, Misael y Azarías, quienes, por lo tanto,
quedaron al servicio del rey. 20 En todos los asuntos que requerían sabiduría e
inteligencia, y sobre los cuales les preguntó el rey, los encontró diez veces
más sabios que todos los magos y adivinos que había en su reino. 21 Y Daniel se
quedó allí hasta el primer año del reinado de Ciro.
El sueño del rey Nabucodonosor
2 Durante el segundo año de su reinado, Nabucodonosor
tuvo varios sueños, y por causa de ellos llegó a estar tan preocupado que no
podía dormir. 2 Entonces mandó llamar a magos, adivinos, hechiceros y sabios,
para que le explicaran aquellos sueños. Ellos fueron y se presentaron ante el
rey, 3 el cual les dijo:
—He tenido un sueño y estoy muy preocupado tratando de
comprenderlo.
4 Y los sabios dijeron al rey, en arameo:
—¡Que viva Su Majestad para siempre! Cuente Su
Majestad a estos servidores suyos lo que ha soñado, y nosotros le explicaremos
lo que significa.
5 —Ésta es mi decisión —contestó el rey—: Si no me
dicen ustedes qué es lo que soñé y lo que significa, serán hechos pedazos y sus
casas serán convertidas en un montón de escombros. 6 Pero si me dicen lo que
soñé y lo que mi sueño significa, recibirán regalos de mi parte, y favores y
grandes honores. Así pues, díganme qué fue lo que soñé, y explíquenme su
significado.
7 Los sabios respondieron por segunda vez:
—Cuéntenos Su Majestad lo que soñó, y nosotros le
explicaremos el significado.
8 —Sé muy bien —contestó el rey— que ustedes quieren
ganar tiempo, porque han oído mi decisión. 9 Por lo tanto, si no me dicen lo
que soñé, todos ustedes sufrirán la misma sentencia, pues se han puesto de
acuerdo para darme como respuesta mentiras y falsedades, en espera de que
cambie la situación. Díganme, pues, el sueño, y así sabré que también pueden
explicarme su significado.
10 —No hay nadie en el mundo —respondieron los sabios—
que pueda decir lo que Su Majestad desea saber. Por otra parte, jamás ningún
rey, por grande y poderoso que haya sido, ha pedido semejante cosa a ningún
mago, adivino o sabio. 11 Lo que Su Majestad pide es tan difícil que no hay
nadie que se lo pueda decir, a no ser los dioses; ¡pero ellos no viven entre
los hombres!
12 Al oír esto, el rey se puso furioso y ordenó matar
a todos los sabios de Babilonia. 13 Una vez publicada la orden, buscaron
también a Daniel y a sus compañeros para quitarles la vida.
Daniel interpreta el sueño del rey
14 Entonces Daniel habló de manera discreta y sensata
con Arioc, el jefe de la guardia real, que ya se disponía a matar a los sabios.
15 Y le preguntó:
—¿Por qué ha dado el rey esta orden tan terminante?
Arioc le explicó el motivo. 16 Entonces Daniel fue a
ver al rey y le suplicó que le concediera algún tiempo para poder explicarle el
sueño y su significado. 17 Luego se fue a su casa e informó de todo a sus
compañeros Ananías, Misael y Azarías, 18 para que pidieran ayuda del Dios del
cielo sobre aquel misterio, a fin de que no los mataran junto con los otros
sabios de Babilonia. 19 Aquella noche el misterio le fue revelado a Daniel en
una visión, por lo cual Daniel bendijo al Dios del cielo 20 con estas palabras:
«Bendito sea por siempre el nombre de Dios,
porque suyos son la sabiduría y el poder.
21 Él cambia los tiempos y las épocas;
quita y pone reyes,
da sabiduría a los sabios
e inteligencia a los inteligentes.
22 Él revela las cosas profundas y secretas;
conoce lo que está en la oscuridad,
pues la luz está con él.
23 A ti, Dios de mis padres,
te doy gracias y te alabo,
porque me has hecho sabio y fuerte;
y ahora me has hecho saber lo que te pedimos:
nos has dado a conocer lo que preocupaba al rey.»
Dios Habla Hoy (DHH)
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966,
1970, 1979, 1983, 1996.
1
Pedro 3:8-4:6 Dios Habla Hoy (DHH)
Deberes de todos los cristianos
8 En fin, vivan todos ustedes en armonía, unidos en un
mismo sentir y amándose como hermanos. Sean bondadosos y humildes. 9 No
devuelvan mal por mal ni insulto por insulto. Al contrario, devuelvan
bendición, pues Dios los ha llamado a recibir bendición. 10 Porque:
«Quien quiera amar la vida y pasar días felices,
cuide su lengua de hablar mal
y sus labios de decir mentiras;
11 aléjese del mal y haga el bien,
busque la paz y sígala.
12 Porque el Señor cuida a los justos
y presta oídos a sus oraciones,
pero está en contra de los malhechores.»
13 ¿Quién podrá hacerles mal, si ustedes se empeñan
siempre en hacer el bien? 14 Pero aun si por actuar con rectitud han de sufrir,
¡dichosos ustedes! No tengan miedo a nadie, ni se asusten, 15 sino honren a
Cristo como Señor en sus corazones. Estén siempre preparados a responder a todo
el que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen, 16 pero háganlo con
humildad y respeto. Pórtense de tal modo que tengan tranquila su conciencia,
para que los que hablan mal de su buena conducta como creyentes en Cristo, se
avergüencen de sus propias palabras.
17 Es mejor sufrir por hacer el bien, si así lo quiere
Dios, que por hacer el mal. 18 Porque Cristo mismo sufrió la muerte por
nuestros pecados, una vez para siempre. Él era inocente, pero sufrió por los
malos, para llevarlos a ustedes a Dios. En su fragilidad humana, murió; pero
resucitó con una vida espiritual, 19 y de esta manera fue a proclamar su
victoria a los espíritus que estaban presos. 20 Éstos habían sido desobedientes
en tiempos antiguos, en los días de Noé, cuando Dios esperaba con paciencia
mientras se construía la barca, en la que algunas personas, ocho en total,
fueron salvadas por medio del agua. 21 Y aquella agua representaba el agua del
bautismo, por medio del cual somos ahora salvados. El bautismo no consiste en
limpiar el cuerpo, sino en pedirle a Dios una conciencia limpia; y nos salva
por la resurrección de Jesucristo, 22 que subió al cielo y está a la derecha de
Dios, y al que han quedado sujetos los ángeles y demás seres espirituales que
tienen autoridad y poder.
4 Por eso, así como Cristo sufrió en su cuerpo,
adopten también ustedes igual disposición. Pues el que ha sufrido en el cuerpo
ha roto con el pecado, 2 para vivir el resto de su vida conforme a la voluntad
de Dios y no conforme a los deseos humanos. 3 Por mucho tiempo hicieron ustedes
las mismas cosas que hacen los paganos, pues vivían entonces en vicios, malos
deseos, banquetes y borracheras, bebiendo con exceso y adorando ídolos
abominables. 4 Ahora, como ustedes ya no los acompañan en los excesos de su
mala vida, ellos se extrañan y hablan mal de ustedes. 5 Pero ellos tendrán que
rendir cuentas ante aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los
muertos. 6 Pues aun a personas muertas se les anunció la buena noticia, para
que pudieran vivir en el espíritu, según Dios, aunque en este mundo hubieran
sido juzgados en el cuerpo, según los hombres.
Dios Habla Hoy (DHH)
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966,
1970, 1979, 1983, 1996.
Salmos
119:65-80 Dios Habla Hoy (DHH)
65 Señor, tú has tratado bien a este siervo tuyo,
conforme a tu promesa.
66 Enséñame a tener buen juicio y conocimiento,
pues confío en tus mandamientos.
67 Antes de ser humillado cometí muchos errores,
pero ahora obedezco tu palabra.
68 Tú eres bueno, y haces el bien;
¡enséñame tus leyes!
69 Los insolentes me acusan falsamente,
pero yo cumplo tus preceptos de todo corazón.
70 Ellos tienen la mente entorpecida,
pero yo me alegro con tu enseñanza.
71 Me hizo bien haber sido humillado,
pues así aprendí tus leyes.
72 Para mí vale más la enseñanza de tus labios,
que miles de monedas de oro y plata.
73 Tú mismo me hiciste y me formaste;
¡dame inteligencia para aprender tus mandamientos!
74 Los que te honran se alegrarán al verme,
porque he puesto mi esperanza en tu palabra.
75 Señor, yo sé que tus decretos son justos
y que tienes razón cuando me afliges.
76 ¡Que tu amor me sirva de consuelo,
conforme a la promesa que me hiciste!
77 Muéstrame tu ternura, y hazme vivir,
pues me siento feliz con tu enseñanza.
78 Sean avergonzados los insolentes
que sin razón me maltratan;
yo quiero meditar en tus preceptos.
79 Que se reúnan conmigo los que te honran,
los que conocen tus mandatos.
80 Que mi corazón sea perfecto en tus leyes,
para no tener de qué avergonzarme.
Dios Habla Hoy (DHH)
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1970, 1979, 1983, 1996.
Proverbios
28:14 Dios Habla Hoy (DHH)
14 Feliz el hombre que honra siempre al Señor;
pero el terco caerá en la desgracia.
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