Thursday, November 1, 2018

DAB Español, Viernes 2 de Noviembre

Día 306, DAB Español, Viernes 2 de Noviembre

Ezequiel 3:16-6:14; Hebreos 4:1-16; Salmos 104:24-35; Proverbios 26:27 (Reina Valera Contemporánea (RVC))






Ezequiel 3:16-6:14 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Israel al cuidado de Ezequiel
16 Pasados los siete días, la palabra del Señor vino a mí y me dijo:

17 «Hijo de hombre, yo he puesto al pueblo de Israel bajo tu cuidado. Así que tú oirás lo que yo te diga, y tú los amonestarás de mi parte. 18 Si yo le digo al impío: “Estás sentenciado a morir”, y tú no lo amonestas para que sepa que va por mal camino, ni le hablas para que pueda seguir con vida, el impío morirá por causa de su maldad, pero yo te pediré a ti cuentas de su sangre. 19 Pero si tú amonestas al impío, y él no se aparta de su impiedad y mal camino, morirá por causa de su maldad, pero tú te habrás librado de morir. 20 Ahora bien, si el justo se aparta de su justicia y hace lo malo, y yo pongo delante de él un tropiezo, él morirá porque tú no lo amonestaste y por causa de su pecado, y yo no tomaré en cuenta todos sus actos de justicia, pero a ti te pediré cuentas de su sangre. 21 Pero si amonestas al justo para que no peque, y éste no peca, ciertamente vivirá por haber sido amonestado, y tú te habrás librado de morir.»

Ezequiel se queda mudo
22 Allí mismo la mano del Señor vino sobre mí, y me dijo:

«Levántate y ve al campo, que allí voy a hablar contigo.»

23 Yo me levanté y me dirigí al campo, y vi que allí estaba la gloria del Señor, tal y como la había visto junto al río Quebar. Entonces me incliné sobre mi rostro, 24 y el espíritu entró en mí y me hizo ponerme sobre mis pies; luego me habló y me dijo:

«Entra en tu casa, y quédate allí, encerrado. 25 Toma en cuenta, hijo de hombre, que te atarán con cuerdas, y que con ellas te sujetarán para que no puedas andar entre ellos. 26 Yo haré que la lengua se te pegue al paladar, y te quedarás mudo, de modo que no podrás reprenderlos, aun cuando son un pueblo rebelde. 27 Pero cuando yo te hable, te abriré la boca, y tú les dirás: “Así ha dicho el Señor”. Y el que quiera oír, que oiga; y el que no quiera oír, que no oiga; porque son un pueblo rebelde.

Predicción del sitio de Jerusalén
4 »Tú, hijo de hombre, toma un adobe y ponlo delante de ti, y dibuja en él la ciudad de Jerusalén. 2 Ponle sitio, levanta contra ella fortificaciones, baluartes y arietes, y rodéala con un ejército. 3 Toma también una plancha de hierro, y ponla entre la ciudad y tú, a manera de un muro de hierro; la plancha fungirá como cerco. Dirígete luego contra ella, y ponle sitio. Ésta será una señal contra el pueblo de Israel.

4 »Acuéstate luego sobre tu costado izquierdo, y pon sobre ese costado la maldad del pueblo de Israel. Llevarás sobre ti su maldad el mismo número de días que duermas sobre tu costado. 5 Y los años de su maldad son el mismo número de esos días, es decir, trescientos noventa días. De este modo llevarás sobre ti la maldad del pueblo de Israel. 6 Cuando se cumplan estos días, te acostarás de nuevo, pero esta vez sobre tu costado derecho, y durante cuarenta días llevarás sobre ti la maldad del pueblo de Judá. Estoy contando un día por año. 7 Luego te dirigirás hacia la Jerusalén sitiada, y con el brazo descubierto profetizarás contra ella. 8 Yo te sujetaré, de manera que no puedas girar de un lado a otro, hasta que hayas cumplido con los días del sitio contra la ciudad.

9 »Pero tú, toma trigo, cebada, habas, lentejas, millo y avena, y ponlos en una vasija, para alimentarte con todo esto el número de días que te acuestes sobre tu costado. Esto es lo que comerás durante trescientos noventa días, 10 en raciones de doscientos gramos al día y a determinadas horas. 11 También beberás el agua en raciones de medio litro por día, a determinadas horas. 12 Harás panes de cebada, y los cocerás bajo las cenizas con fuego de excremento humano, y los comerás a la vista de todos.»

13 También dijo el Señor:

«Un pan así de inmundo comerán los hijos de Israel, en las naciones por las que voy a arrojarlos.»

14 Entonces dije:

«¡Ay, Señor y Dios! Yo no soy ningún ser inmundo, ni jamás, desde que era joven y hasta este día, he comido carne de ningún animal muerto o despedazado, ni tampoco me he llevado a la boca carne inmunda.»

15 El Señor me respondió:

«Mira, voy a permitirte que uses estiércol de bueyes para cocer tu pan, en lugar de excremento humano.»

16 Y también me dijo:

«Mira, hijo de hombre: Voy a hacer que falte pan en Jerusalén. El pan se comerá por peso y con angustia, y el agua se beberá por medida y con espanto, 17 para que, al faltarles el pan y el agua, unos a otros se miren con espanto y se consuman en su maldad.

5 »Tú, hijo de hombre, toma un cuchillo afilado o una navaja de barbero, y aféitate la cabeza y la barba; toma luego una balanza, y divide y pesa los cabellos. 2 Cuando el sitio de la ciudad llegue a su fin echarás al fuego una tercera parte de ellos, a la vista de todos; otra tercera parte la desmenuzarás con espada por toda la ciudad; y la tercera parte restante la arrojarás al viento. Yo voy a perseguirlos espada en mano. 3 Toma también unos pocos de tus cabellos, y sujétalos en el borde de tu manto, 4 otros pocos de ellos los echarás al fuego, para que se quemen, y de allí el fuego se propagará por toda el pueblo de Israel.»

5 Así ha dicho Dios el Señor:

«¡Aquí tienen a Jerusalén! La establecí en medio de las naciones y de los países a su alrededor. 6 Pero ella cambió mis decretos y mis ordenanzas. Su maldad fue mayor que la de las naciones y países a su alrededor, pues no obedeció mis decretos y mis mandamientos, sino que los desechó.»

7 Por lo tanto, así ha dicho el Señor:

«Ustedes se han portado peor que las naciones a su alrededor. No han seguido mis mandamientos, ni han obedecido mis leyes. ¡Ni siquiera se han sujetado a las leyes de las naciones a su alrededor!.»

8 Por lo tanto, así ha dicho Dios el Señor:

«Jerusalén, yo estoy contra ti, y voy a dictar sentencia contra ti a la vista de las naciones. 9 Por tus acciones tan repugnantes, voy a hacer contigo lo que nunca antes hice, ni volveré a hacer. 10 En tus calles, los padres se comerán a sus hijos, y los hijos se comerán a sus padres. Voy a dictar sentencia contra ti, y lanzaré a los cuatro vientos todo lo que de ti quede. 11 Por haber profanado mi santuario con todas tus abominaciones, yo, el Señor, juro que voy a destruirte por completo y sin misericordia. ¡No te voy a perdonar!

—Palabra del Señor.

12 »Una tercera parte de tus habitantes morirá en tus calles por causa de la peste y el hambre; una tercera parte de ellos morirá por la espada en tus alrededores, y la tercera parte restante la esparciré por los cuatro vientos. ¡Voy a perseguirlos espada en mano! 13 Así se calmará mi furor y se saciara mi enojo. Así quedaré satisfecho. Y una vez que se haya calmado mi enojo, ustedes sabrán que yo, el Señor, he hablado.

14 »Voy a dejarte en ruinas. Serás la burla de las naciones que te rodean, y de todos los que pasen a tu lado. 15 Cuando en mi furor e indignación te reprenda y dicte yo sentencia contra ti, serás motivo de burla y oprobio entre las naciones que te rodean. ¡Les servirás de escarmiento y de motivo de espanto. Yo, el Señor, lo he dicho.

16 »Cuando yo lance contra ustedes las mortales saetas del hambre, para destruirlos, haré también que aumente el hambre entre ustedes, pues les quitaré el abasto de pan. 17 Voy a lanzar contra ustedes hambre, peste y muerte, y bestias feroces que los devoren y espadas que les quiten la vida. Yo, el Señor, lo he dicho.»

Profecía contra los montes de Israel
6 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

2 «Hijo de hombre, dirígete a los montes de Israel y profetiza contra ellos. 3 Di a los montes de Israel que oigan la palabra de su Dios y Señor. Di a los montes y colinas, y a los arroyos y valles, que así dice su Dios y Señor: “Voy a lanzar la espada contra ustedes. Voy a destruir sus lugares altos. 4 Sus altares serán destruidas, y sus imágenes del sol serán hechas pedazos. Voy a hacer que sus muertos caigan delante de sus ídolos, 5 y que los cadáveres de los hijos de Israel caigan delante de sus ídolos, y que sus huesos queden esparcidos alrededor de sus altares. 6 Dondequiera que ustedes habiten, sus ciudades quedarán desiertas y los lugares altos serán destruidos; sus altares quedarán en ruinas, y sus ídolos quedarán hechos añicos; sus imágenes del sol serán destruidas, lo mismo que todo lo que han hecho. 7 Cuando la gente caiga muerta en medio de ustedes, sabrán entonces que yo soy el Señor.

8 ”Pero cuando sean esparcidos por los países, dejaré que algunos de ustedes se salven de la espada, de modo que quede un resto de sobrevivientes entre las naciones. 9 Aquellos de ustedes que logren escapar se acordarán de mí entre las naciones donde serán cautivos. Se acordarán de cómo sufrí por culpa de su corazón infiel, que se apartó de mí, y por haber puesto sus ojos infieles en los ídolos. Se avergonzarán de ustedes mismos, por causa de todo el mal que cometieron con sus acciones repugnantes.” 10 Así sabrán ellos que yo soy el Señor, y que no en vano dije que les traería este mal.»

11 Así ha dicho Dios el Señor:

«Da de palmadas con tus manos, y de golpes con tus pies. Llora por todas las acciones repugnantes que ha cometido el pueblo de Israel, porque caerán a filo de espada, o por el hambre o la peste. 12 Los que se encuentren lejos morirán por la peste; los que estén cerca caerán a filo de espada, y los que aún queden morirán de hambre durante el sitio de la ciudad. Así satisfaré en ellos mi enojo. 13 Cuando sus cadáveres caigan ante sus ídolos, y alrededor de sus altares, y sobre toda colina elevada y en las cimas de todo monte, o bajo la fronda de los árboles y de las espesas encinas, que es donde ofrecieron incienso a todos sus ídolos, sabrán que yo soy el Señor. 14 Yo extenderé mi mano contra ellos, y dondequiera que vivan haré que la tierra quede más árida y desolada que el desierto de Diblat. ¡Y entonces sabrán que yo soy el Señor!»

Reina Valera Contemporánea (RVC)
Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas

Hebreos 4 Reina Valera Contemporánea (RVC)
4 Por eso, temamos a Dios mientras tengamos todavía la promesa de entrar en su reposo, no sea que alguno de ustedes parezca haberse quedado atrás. 2 Porque la buena nueva se nos ha anunciado a nosotros lo mismo que a ellos; pero de nada les sirvió a ellos el oír esta palabra porque, cuando la oyeron, no la acompañaron con fe. 3 Pero los que creímos hemos entrado en el reposo, conforme a lo que él dijo:

«Por eso, en mi furor juré:
“No entrarán en mi reposo”»,

aun cuando sus obras estaban acabadas desde la creación del mundo. 4 En cierto lugar se dice así del séptimo día: «Dios reposó de todas sus obras en el séptimo día.» 5 Y una vez más dice: «No entrarán en mi reposo». 6 Por lo tanto, y puesto que aún falta que algunos entren en el reposo, y como aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de su desobediencia, 7 vuelve a determinarse un día, «Hoy», al decir después de tanto tiempo, por medio de David:

«Si ustedes oyen hoy su voz,
no endurezcan su corazón».

8 Si Josué les hubiera dado el reposo, no habría hablado después de otro día. 9 De modo que aún queda un reposo para el pueblo de Dios. 10 Porque el que entra en su reposo, reposa también de sus obras, como Dios reposó de las suyas.

11 Procuremos, pues, entrar en ese reposo, para que nadie siga el ejemplo de los que desobedecieron. 12 La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que las espadas de dos filos, pues penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. 13 Nada de lo que Dios creó puede esconderse de él, sino que todas las cosas quedan al desnudo y descubiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que rendir cuentas.

Jesús el gran sumo sacerdote
14 Por lo tanto, y ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, retengamos nuestra profesión de fe. 15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. 16 Por tanto, acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para cuando necesitemos ayuda.

Reina Valera Contemporánea (RVC)
Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas

Salmos 104:24-35 Reina Valera Contemporánea (RVC)
24 ¡Tus obras, Señor, son innumerables!
¡Todas las hiciste con gran sabiduría!
¡La tierra está llena de tus criaturas!
25 ¡Vean el vasto mar! ¡Contemplen su grandeza!
En él se mueven incontables seres vivos,
lo mismo grandes que pequeños.
26 Allí navegan las grandes naves;
allí está Leviatán, que creaste para jugar con él.

27 Todos los seres esperan de ti
que a su tiempo les des de comer.
28 Si abres tu mano y les das su pan,
ellos lo toman y quedan satisfechos.
29 Si te escondes de ellos, se desconciertan;
si les retiras su espíritu, mueren y vuelven al polvo.
30 Pero si envías tu espíritu, vuelven a la vida,
y así renuevas la faz de la tierra.

31 ¡Sea tu gloria eterna, Señor!
¡Que te regocijen las obras que has hecho!
32 Si miras la tierra, ésta tiembla;
si tocas los montes, éstos echan humo.

33 Señor, ¡toda mi vida te cantaré!
Dios mío, ¡yo te cantaré salmos mientras viva!
34 Señor, dígnate agradarte de mis pensamientos,
pues yo hallo en ti mi alegría.
35 Que sean borrados de la tierra los malvados;
¡que dejen de existir los malhechores!

¡Bendice, alma mía, al Señor!
¡Aleluya!

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Proverbios 26:27 Reina Valera Contemporánea (RVC)
27 El que cava el foso, en él se cae;
al que empuja la piedra, la piedra lo aplasta.

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