Saturday, November 3, 2018

DAB Español, Domingo 4 de Noviembre

Día 308, DAB Español, Domingo 4 de Noviembre

Ezequiel 10:1-11:25; Hebreos 6:1-20; Salmos 105:16-36; Proverbios 27:1-2 (Nueva Traducción Viviente (NTV))






Ezequiel 10-11 Nueva Traducción Viviente (NTV)
La gloria del Señor abandona el templo
10 En mi visión, vi que, por encima de la superficie de cristal que estaba sobre las cabezas de los querubines, había algo que parecía un trono de lapislázuli. 2 Entonces el Señor le habló al hombre vestido de lino y le dijo: «Métete entre las ruedas que giran debajo de los querubines, toma un puñado de carbones encendidos y espárcelos sobre la ciudad». Así que el hombre lo hizo mientras yo observaba.

3 Cuando el hombre entró allí, los querubines estaban de pie en la parte sur del templo y la nube de gloria llenaba el atrio interior. 4 Entonces la gloria del Señor se elevó por encima de los querubines y se dirigió hacia la entrada del templo. El templo se llenó con esa nube de gloria y el atrio resplandeció con la gloria del Señor. 5 El sonido de las alas de los querubines sonaban como la voz del Dios Todopoderoso[a] y podía oírse hasta en el atrio exterior.

6 El Señor le dijo al hombre vestido de lino: «Métete entre los querubines y toma algunos carbones encendidos de entre las ruedas». Entonces el hombre entró y se paró junto a una de las ruedas. 7 Luego uno de los querubines extendió la mano y tomó algunas brasas de en medio del fuego que ardía entre ellos. Puso las brasas en las manos del hombre vestido de lino y el hombre las tomó y salió de allí. 8 (Todos los querubines tenían debajo de sus alas lo que parecían ser manos humanas).

9 Me fijé y cada uno de los cuatro querubines tenía una rueda a su lado y las ruedas brillaban como el berilo. 10 Las cuatro ruedas eran semejantes entre sí y estaban hechas de la misma manera; dentro de cada rueda había otra rueda que giraba en forma transversal. 11 Los querubines podían avanzar de frente en las cuatro direcciones, sin girar mientras se movían. Iban derecho en la dirección que tuvieran frente a ellos y nunca se desviaban. 12 Tanto los querubines como las ruedas estaban cubiertos de ojos. Los querubines tenían ojos por todo el cuerpo, incluso las manos, la espalda y las alas. 13 Oí que alguien hablaba de las ruedas como «las ruedas que giran». 14 Cada uno de los cuatro querubines tenía cuatro caras: la primera era la cara de un buey,[b] la segunda era una cara humana, la tercera era la cara de un león y la cuarta era la cara de un águila.

15 Luego los querubines se elevaron. Eran los mismos seres vivientes que yo había visto junto al río Quebar. 16 Cuando los querubines se movían, las ruedas se movían con ellos. Cuando elevaban las alas para volar, las ruedas permanecían con ellos. 17 Cuando los querubines se detenían, las ruedas también se detenían. Cuando volaban hacia arriba, las ruedas subían, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.

18 Luego la gloria del Señor salió de la entrada del templo y se sostenía en el aire por encima de los querubines. 19 Entonces, mientras yo observaba, los querubines volaron con sus ruedas a la puerta oriental del templo del Señor y la gloria del Dios de Israel se sostenía en el aire por encima de ellos.

20 Eran los mismos seres vivientes que yo había visto debajo del Dios de Israel cuando me encontraba junto al río Quebar. Sabía que eran querubines, 21 porque cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas y lo que parecían ser manos humanas debajo de las alas. 22 Además, sus caras eran como las caras de los seres que yo había visto junto al Quebar y se movían de frente y hacia adelante, tal como los otros.

Juicio a los líderes de Israel
11 Luego el Espíritu me levantó y me llevó a la entrada oriental del templo del Señor, donde vi a veinticinco hombres prominentes de la ciudad. Entre ellos estaban Jaazanías, hijo de Azur, y Pelatías, hijo de Benaía, quienes eran líderes del pueblo.

2 El Espíritu me dijo: «Hijo de hombre, estos son los hombres que piensan hacer maldades y dan consejos perversos en esta ciudad. 3 Le dicen al pueblo: “¿Acaso no es un buen momento para construir casas? Esta ciudad es como una olla de hierro. Aquí adentro estamos a salvo, como la carne en la olla[c]”. 4 Por lo tanto, hijo de hombre, profetiza contra ellos en forma clara y a viva voz».

5 Entonces vino sobre mí el Espíritu del Señor, y me ordenó que dijera: «Esto dice el Señor a los habitantes de Israel: “Yo sé lo que ustedes hablan, porque conozco cada pensamiento que les viene a la mente. 6 Ustedes asesinaron a muchos en esta ciudad y llenaron las calles con cadáveres.

7 »”Por lo tanto, esto dice el Señor Soberano: es cierto que esta ciudad es una olla de hierro, pero los trozos de carne son las víctimas de la injusticia de ustedes. En cuanto a ustedes, pronto los sacaré a rastras de esta olla. 8 Les haré caer la espada de la guerra que tanto temen, dice el Señor Soberano. 9 Los expulsaré de Jerusalén y los entregaré a extranjeros que ejecutarán mis castigos contra ustedes. 10 Serán masacrados hasta las fronteras de Israel. Ejecutaré juicio contra ustedes y sabrán que yo soy el Señor. 11 No, esta ciudad no será una olla de hierro para ustedes ni estarán a salvo como la carne dentro de ella. Los juzgaré, incluso hasta las fronteras de Israel, 12 y sabrán que yo soy el Señor. Pues se negaron a obedecer mis decretos y ordenanzas; en cambio, han imitado las costumbres de las naciones que los rodean”».

13 Mientras yo aún profetizaba, murió de repente Pelatías, hijo de Benaía. Entonces caí rostro en tierra y clamé: «Oh Señor Soberano, ¿vas a matar a todos en Israel?».

Esperanza para Israel en el destierro
14 Luego recibí este mensaje del Señor: 15 «Hijo de hombre, el pueblo que aún queda en Jerusalén habla de ti, de tus parientes y de todos los israelitas desterrados. Dicen: “¡Ellos están lejos del Señor, así que ahora él nos ha dado a nosotros la tierra que les pertenecía!”.

16 »Por lo tanto, diles a los desterrados: “Esto dice el Señor Soberano: ‘A pesar de que los esparcí por los países del mundo, yo seré un santuario para ustedes durante su tiempo en el destierro. 17 Yo, el Señor Soberano, los reuniré de entre las naciones adonde fueron esparcidos y les daré una vez más el territorio de Israel’”.

18 »Cuando los israelitas regresen a su patria, quitarán todo rastro de sus imágenes repugnantes y sus ídolos detestables. 19 Les daré integridad de corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Les quitaré su terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo,[d] 20 para que obedezcan mis decretos y ordenanzas. Entonces, verdaderamente serán mi pueblo y yo seré su Dios. 21 Sin embargo, a todos los que añoren las imágenes repugnantes y los ídolos detestables, les daré su merecido por sus pecados. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!».

La gloria del Señor abandona a Jerusalén
22 Luego los querubines desplegaron las alas y se elevaron por el aire con las ruedas junto a ellos y la gloria del Dios de Israel se sostenía en el aire por encima de ellos. 23 Entonces la gloria del Señor se levantó de la ciudad y se detuvo sobre la montaña que está al oriente.

24 Después el Espíritu de Dios me llevó de regreso a Babilonia,[e] al pueblo desterrado. Así terminó la visión de mi visita a Jerusalén. 25 Entonces les relaté a los desterrados todo lo que el Señor me había mostrado.

Footnotes:
10:5 En hebreo El-Shaddai.
10:14 En hebreo la cara de un querubín; comparar con 1:10.
11:3 En hebreo Esta ciudad es la olla y nosotros somos la carne.
11:19 En hebreo un corazón de carne.
11:24 O Caldea.
Nueva Traducción Viviente (NTV)
La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.

Hebreos 6 Nueva Traducción Viviente (NTV)
6 Así que dejemos de repasar una y otra vez las enseñanzas elementales acerca de Cristo. Por el contrario, sigamos adelante hasta llegar a ser maduros en nuestro entendimiento. No puede ser que tengamos que comenzar de nuevo con los importantes cimientos acerca del arrepentimiento de las malas acciones[a] y de tener fe en Dios. 2 Ustedes tampoco necesitan más enseñanza acerca de los bautismos, la imposición de manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno. 3 Así que, si Dios quiere, avanzaremos hacia un mayor entendimiento.

4 Pues es imposible lograr que vuelvan a arrepentirse los que una vez fueron iluminados —aquellos que experimentaron las cosas buenas del cielo y fueron partícipes del Espíritu Santo, 5 que saborearon la bondad de la palabra de Dios y el poder del mundo venidero— 6 y que luego se alejan de Dios. Es imposible lograr que esas personas vuelvan a arrepentirse; al rechazar al Hijo de Dios, ellos mismos lo clavan otra vez en la cruz y lo exponen a la vergüenza pública.

7 Cuando la tierra se empapa de la lluvia que cae y produce una buena cosecha para el agricultor, recibe la bendición de Dios. 8 En cambio, el campo que produce espinos y cardos no sirve para nada. El agricultor no tardará en maldecirlo y quemarlo.

9 Queridos amigos, aunque hablamos de este modo, no creemos que esto se aplica a ustedes. Estamos convencidos de que ustedes están destinados para cosas mejores, las cuales vienen con la salvación. 10 Pues Dios no es injusto. No olvidará con cuánto esfuerzo han trabajado para él y cómo han demostrado su amor por él sirviendo a otros creyentes[b] como todavía lo hacen. 11 Nuestro gran deseo es que sigan amando a los demás mientras tengan vida, para asegurarse de que lo que esperan se hará realidad. 12 Entonces, no se volverán torpes ni indiferentes espiritualmente. En cambio, seguirán el ejemplo de quienes, gracias a su fe y perseverancia, heredarán las promesas de Dios.

Las promesas de Dios traen esperanza
13 Por ejemplo, estaba la promesa que Dios le hizo a Abraham. Como no existía nadie superior a Dios por quién jurar, Dios juró por su propio nombre, diciendo:

14 «Ciertamente te bendeciré
    y multiplicaré tu descendencia hasta que sea incontable»[c].

15 Entonces Abraham esperó con paciencia y recibió lo que Dios le había prometido.

16 Ahora bien, cuando las personas hacen un juramento, invocan a alguien superior a ellas para obligarse a cumplirlo; y no cabe ninguna duda de que ese juramento conlleva una obligación. 17 Dios también se comprometió mediante un juramento, para que los que recibieran la promesa pudieran estar totalmente seguros de que él jamás cambiaría de parecer. 18 Así que Dios ha hecho ambas cosas: la promesa y el juramento. Estas dos cosas no pueden cambiar, porque es imposible que Dios mienta. Por lo tanto, los que hemos acudido a él en busca de refugio podemos estar bien confiados aferrándonos a la esperanza que está delante de nosotros. 19 Esta esperanza es un ancla firme y confiable para el alma; nos conduce a través de la cortina al santuario interior de Dios. 20 Jesús ya entró allí por nosotros. Él ha llegado a ser nuestro eterno Sumo Sacerdote, según el orden de Melquisedec.

Footnotes:
6:1 En griego las obras muertas.
6:10 En griego al pueblo santo de Dios.
6:14 Gn 22:17.
Nueva Traducción Viviente (NTV)
La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.

Salmos 105:16-36 Nueva Traducción Viviente (NTV)
16 Mandó hambre a la tierra de Canaán,
    y cortó la provisión de alimentos.
17 Luego envió a un hombre a Egipto delante de ellos:
    a José, quien fue vendido como esclavo.
18 Le lastimaron los pies con grilletes
    y en el cuello le pusieron un collar de hierro.
19 Hasta que llegó el momento de cumplir sus sueños,[a]
    el Señor puso a prueba el carácter de José.
20 Entonces el faraón mandó a buscarlo y lo puso en libertad;
    el gobernante de la nación le abrió la puerta de la cárcel.
21 José quedó a cargo de toda la casa del rey;
    llegó a ser el administrador de todas sus posesiones.
22 Con total libertad instruía[b] a los asistentes del rey
    y enseñaba a los consejeros del rey.

23 Luego Israel llegó a Egipto;
    Jacob vivió como extranjero en la tierra de Cam.
24 Y el Señor multiplicó a los israelitas
    hasta que llegaron a ser más poderosos que sus enemigos.
25 Después puso a los egipcios en contra del pueblo de Israel,
    y ellos conspiraron contra los siervos del Señor.

26 Pero el Señor envió a su siervo Moisés,
    junto con Aarón, a quien había escogido.
27 Ellos realizaron señales asombrosas entre los egipcios,
    y maravillas en la tierra de Cam.
28 El Señor cubrió a Egipto con oscuridad,
    porque los egipcios desobedecieron[c] las órdenes de dejar ir a su pueblo.
29 Convirtió sus aguas en sangre
    y envenenó a todos los peces.
30 Luego las ranas infestaron la tierra
    y hasta invadieron las habitaciones del rey.
31 Cuando el Señor habló, enjambres de moscas descendieron sobre los egipcios,
    y hubo una nube de mosquitos por todo Egipto.
32 Les envió granizo en lugar de lluvia,
    y destellaron relámpagos sobre la tierra.
33 Arruinó sus vides y sus higueras
    y destrozó todos los árboles.
34 Habló, y vinieron oleadas de langostas,
    langostas jóvenes en cantidades innumerables.
35 Se comieron todo lo verde que había en la tierra
    y destruyeron todos los cultivos de los campos.
36 Después mató al hijo mayor de cada hogar egipcio,
    el orgullo y la alegría de cada familia.

Footnotes:
105:19 En hebreo su palabra.
105:22 Así aparece en la versión griega y en la siríaca; en hebreo dice ataba o encarcelaba.
105:28 Así aparece en la versión griega y en la siríaca; en hebreo dice no desobedecieron.
Nueva Traducción Viviente (NTV)
La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.

Proverbios 27:1-2 Nueva Traducción Viviente (NTV)
27 No te jactes del mañana,
    ya que no sabes lo que el día traerá.

2 Que te alabe otro y no tu propia boca;
    que lo haga un desconocido, no tus propios labios.

Nueva Traducción Viviente (NTV)
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