Thursday, September 16, 2021

DAB Español, Viernes 17 de Septiembre

Día 260, DAB Español, Viernes 17 de Septiembre

Isaías 25:1-28:13; Gálatas 3:10-22; Salmos 61; Proverbios 23:17-18 (Nueva Biblia Viva (NBV))









Isaías 25:1-28:13

Nueva Biblia Viva

Canto de alabanza al Señor

 

25 ¡Oh Señor, honraré y alabaré tu nombre, porque tú eres mi Dios, tú haces grandes maravillas! Hace tiempo las planeaste y ahora las has ejecutado, tal como dijiste.

 

2 Tú conviertes en ruinas las grandes ciudades. Las más firmes fortalezas son transformadas en escombros. Hermosos palacios en lejanas tierras desaparecen y jamás son reconstruidos. 3 Por todo ello, temblarán de miedo ante ti las naciones fuertes; despiadadas naciones te obedecerán y glorificarán tu nombre.

 

4 Mas para los pobres, oh Señor, tú eres como refugio ante la tormenta, sombra contra el calor, amparo contra los hombres crueles que son como tenaz aguacero capaz de deshacer un muro de tierra. 5 Como las nubes refrescan la tierra cálida y seca, así enfriarás tú el orgullo de las naciones implacables. 6 Aquí en el monte Sion en Jerusalén, el Señor Todopoderoso brindará un admirable festín para todos los habitantes del mundo: habrá deliciosos manjares, vinos claros añejados y la mejor carne. 7 En aquel día alejará él la nube de tristeza, el ambiente fúnebre que cubre la tierra. 8 El Señor le quitará el poder a la muerte para siempre. El Señor secará toda lágrima y ahuyentará para siempre todas las injurias y burlas que se dirigen contra su tierra y su pueblo. ¡El Señor ha hablado! ¡Sin duda cumplirá su palabra!

 

9 En aquel día proclamará el pueblo:

 

«Este es nuestro Dios, en quien confiamos, a quien hemos esperado. Ahora por fin está aquí». ¡Qué día de regocijo! 10 Porque la buena mano del Señor reposará cuidadosa sobre Jerusalén, y Moab será aplastado como si fuera paja bajo sus pies y luego se pudrirá. 11 Dios los echará abajo, como el nadador que empuja el agua con sus manos. Acabará con el orgullo y las malas obras de ellos. 12 ¡Destruidas y hechas polvo serán las altas murallas de Moab!

Canto de victoria

 

26 ¡Escúchenlos cantar! En aquel día toda la tierra de Judá entonará esta canción:

 

«¡Fuerte es nuestra ciudad! ¡Estamos rodeados por los muros de su salvación!».

 

2 Ábranles a todos las puertas de la ciudad, pues pueden entrar todos cuantos aman al Señor. 3 Él cuidará en perfecta paz a todos los que confían en él y cuyos pensamientos buscan a menudo al Señor.

 

4 Confíen siempre en el Señor Dios, porque en el Señor hay fortaleza eterna.

 

5 El Señor humilla a los orgullosos y convierte en polvo a la ciudad altiva; las murallas de esta se derrumban 6 y él se la entrega a los pobres.

 

7 Pero el camino de los buenos no es áspero ni empinado; Dios no les da una senda traicionera y áspera, sino una que ha sido por él mismo allanada.

 

8 ¡Oh Señor, nos deleita cumplir tu voluntad! ¡El anhelo de nuestro corazón es hacer famoso tu nombre!

 

9 Toda la noche te busco; busco a Dios con todo fervor; sólo cuando vengas a juzgar la tierra y a castigarla, el pueblo se apartará de su maldad y hará lo que es justo.

 

10 Tu bondad para con los malos no los hace buenos, sino que ellos siguen empecinados en el mal sin tener respeto por tu majestad. 11 No escuchan cuando tú amenazas, no alzan la vista para ver tu puño levantado. ¡Muéstrales cuánto amas a tu pueblo! ¡Quizá eso los avergüence! ¡Sí, que los consuma el fuego reservado para tus enemigos!

 

12 Señor, concédenos paz, pues todo lo que tenemos y somos de ti procede. 13 ¡Oh, Señor Dios nuestro, hace tiempo que adoramos a otros dioses, pero ahora te adoramos sólo a ti! 14 Aquéllos a quienes servimos, muertos y desaparecidos están, jamás retornarán. Viniste contra ellos y los destruiste, y hace tiempo que fueron olvidados. 15 ¡Oh, alaben al Señor! ¡Él ha dado mucha fortaleza a nuestra nación! ¡El Señor ha ensanchado las fronteras de nuestra patria!

 

16 Señor, angustiados te buscaron. Cuando les llegó tu castigo, entonces exhalaron su temerosa oración.

 

17 ¡Cómo echábamos de menos tu presencia, Señor! Sufrimos como mujer que está a punto de dar a luz y que grita y se retuerce de dolor. 18 También nosotros nos retorcíamos en nuestra agonía, pero nada, nuestros esfuerzos no produjeron liberación. 19 Pero esta seguridad tenemos: ¡Los que pertenecen a Dios volverán a vivir! ¡Sus cuerpos volverán a levantarse! ¡Los que moran en el polvo despertarán y cantarán de gozo! ¡Porque la luz del Dios de la vida se derramará como rocío sobre ellos!

 

20 ¡Vete a casa, pueblo mío, y atranca las puertas! Escóndete un poquito hasta que la ira del Señor contra tus enemigos haya pasado. 21 ¡Miren! Baja del cielo el Señor para castigar al pueblo de la tierra por sus pecados. La tierra no esconderá más a los homicidas. Los culpables serán descubiertos.

Liberación de Israel

 

27 En aquel día el Señor tomará su tremenda y veloz espada y castigará al Leviatán, rauda serpiente, serpiente tortuosa, dragón marino.

 

2 En aquel día de la liberación de Israel entónese este himno:

 

3 «Israel es mi viña y yo, el Señor, cuidaré las viñas fructíferas. Cada día las regaré y las vigilaré día y noche para mantener alejados a todos los enemigos. 4-5 Mi ira contra Israel ya terminó. Si hallo que la acosan zarzas y espinas, las quemaré, a menos que estos enemigos tuyos se rindan y supliquen mi paz y mi protección. 6 Vendrá el tiempo en que Israel echará raíces, retoñará y florecerá llenando toda la tierra con sus frutos».

 

7-8 ¿Ha castigado Dios a Israel tanto como a los enemigos de este? No, pues ha devastado a sus enemigos en tanto que a Israel lo ha castigado sólo levemente, exiliándolo a tierras lejanas como arrastrado por tormenta del oriente. 9 Y ¿por qué lo hizo Dios? Fue para limpiarlo de sus pecados, y librarlo de todos sus ídolos y de los altares para estos. Ahora jamás volverán a ser adorados. 10 Tus ciudades amuralladas quedarán silenciosas y vacías, abandonadas las casas, invadidas las calles por malas hierbas, y las vacas pacerán por la ciudad rumiando ramas y arbustos.

 

11 Mi pueblo es como secas ramas de árbol, quebradas y puestas como leña debajo de las ollas. Son una nación necia, un pueblo fatuo e insensato, puesto que se aparta de Dios. Por lo tanto, no se apiadará de sus habitantes el que los hizo, ni les mostrará misericordia.

 

12 Pero vendrá el tiempo en que uno por uno los recogerá el Señor como quien escoge granos con la mano, seleccionándolos de aquí y de allá de entre su gran era que se extiende desde el río Éufrates hasta los límites de Egipto. 13 En aquel día sonará la gran trompeta y muchos que estaban para morir entre sus enemigos, asirios y egipcios, serán librados y llevados a Jerusalén para que adoren al Señor en su santo monte.

Ay de Samaria

 

28 ¡Ay de la ciudad de Samaria! Samaria, rodeada de su rico valle, orgullo y deleite de los borrachos de Israel. ¡Ay de su belleza que se marchita, máximo esplendor de una nación cuyos hombres yacen ebrios por las calles! 2 Porque el Señor enviará un poderoso ejército, el asirio, contra ti, el que como enorme granizada se abatirá sobre ti y te derribará en tierra. 3 La altiva ciudad de Samaria —sí, el gozo y deleite de los borrachos de Israel— será lanzada a tierra y pisoteada por pies enemigos. 4 La que fue gloriosa, cuya belleza se marchita lentamente, rodeada por fértil valle, súbitamente desaparecerá; manos codiciosas la arrebatarán como a higo temprano, el que es ávidamente arrancado y devorado.

 

5 Entonces por fin el propio Señor Todopoderoso será su corona de gloria, la diadema de belleza para los que queden de su pueblo. 6 El Señor dará a sus jueces anhelo de justicia y a sus soldados gran valor para que peleen hasta el último hombre defendiendo sus puertas. 7 ¡Pero hoy está gobernada por borrachos! Sus sacerdotes y profetas vacilan y se tambalean, cometiendo estupideces y errores. 8 Sus mesas están cubiertas de vómito, por todas partes hay inmundicia.

 

9 «¿Quién se imagina ser este Isaías», dice el pueblo, «para hablarnos de esta forma? ¿Somos acaso niños que casi no saben hablar? 10 ¡Nos dice las cosas una y otra vez, renglón por renglón, con palabras tan simples!».

 

11 Pero no quieren escuchar, ¡el único idioma que entienden es el castigo! Por eso Dios los castigará enviando contra ellos extranjeros que hablan extraña jerga, ¡sólo así le escucharán! 12 Podrían disfrutar de reposo en su propia tierra si obedecieran a Dios y fueran generosos y buenos. Eso les dijo el Señor, pero no quisieron oírle. 13 Entonces el Señor se lo dirá claramente, y se lo repetirá una y otra vez con palabras sencillas hasta donde pueda. Pero ellos tropezarán en este mensaje sencillo y directo; caerán y serán quebrantados, atrapados y capturados.

Gálatas 3:10-22

Nueva Biblia Viva

 

10 Los que se aferran a la ley para salvarse están bajo la maldición de Dios. Las Escrituras dicen claramente: «Malditos los que quebrantan cualquiera de las leyes que están escritas en el libro de la ley de Dios».

 

11 Salta a la vista, pues, que nadie podrá jamás ganar el favor de Dios por obedecer la ley, porque está escrito: «El que halla la vida, la halla sólo porque confía en Dios».

 

12 La ley, en cambio, no se basa en la fe, ya que dice que para «tener vida hay que obedecer las leyes de Dios». 13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, tomando sobre sí mismo la maldición por amor a nosotros. Porque dicen las Escrituras que es «maldito el que es colgado en un madero».

 

14 Y así sucedió para que ahora Dios pueda dar también a los gentiles la misma bendición que prometió a Abraham; y para que nosotros podamos recibir la promesa del Espíritu Santo a través de esta fe.

La ley y la promesa

 

15 Hermanos, les pondré un ejemplo. Cualquier contrato humano si es por escrito y está firmado, tiene que ser cumplido. Nadie puede anularlo ni añadirle nada una vez que se ha firmado. 16 De la misma manera, Dios les hizo promesas a Abraham y a su descendencia. Noten ustedes que no dice que las promesas eran para los descendientes de Abraham, como si fueran muchos; sino que dice «para su descendencia»; pues bien, esa descendencia es Cristo.

 

17 Lo que quiero decir es lo siguiente: Dios hizo un pacto con Abraham, y ese pacto no fue cancelado ni la promesa quedó anulada por la ley que vino cuatrocientos treinta años más tarde. 18 Si al obedecer esa ley recibiéramos la herencia, entonces ya no sería creyendo en la promesa de Dios. Sin embargo, Dios se la concedió a Abraham gratuitamente cuando Abraham confió en las promesas de Dios.

 

19 Pero entonces, ¿para qué se nos dio la ley? Después que Dios le dio la promesa a Abraham, Dios añadió la ley a causa de nuestros pecados, pero sólo hasta que viniera la descendencia de Abraham, a la que se la había hecho la promesa. Además, Dios encomendó a los ángeles entregar la ley a Moisés, que fue el intermediario. 20 Pero no se necesita un mediador cuando se trata de una sola persona. Y Dios es uno solo.

 

21-22 Luego entonces, ¿es la ley de Dios contraria a las promesas de Dios? ¡Por supuesto que no! Si pudiéramos salvarnos por la ley, Dios no nos habría proporcionado otro medio para escapar de la esclavitud del pecado, como dicen las Escrituras. La única manera de recibir la promesa de Dios es por fe en Jesucristo.

Salmos 61

Nueva Biblia Viva

Al director musical. Salmo de David. Acompáñese con instrumentos de cuerda. De David.

 

61 ¡Oh Dios, escucha mi clamor! ¡Atiende a mi plegaria! 2 Desde los confines de la tierra, clamo a ti pidiendo auxilio pues mi corazón desfallece; llévame a una roca donde esté yo a salvo. 3 Porque tú eres mi refugio, alta torre en donde mis enemigos jamás podrán tocarme. 4 Por siempre moraré en tu santuario. ¡Seguro bajo el amparo de tus alas! 5 Porque tú has escuchado mis votos, Dios, y me has dado la bendición que guardas para quienes temen tu nombre.

 

6 Añade más años a la vida del rey; que sus años se extiendan de generación en generación. 7 Que reine para siempre bajo tu protección. Que tu amor y fidelidad lo protejan. 8 Así cantaré siempre alabanzas a tu nombre; con lo que cumpliré mis votos cada día.

Proverbios 23:17-18

Nueva Biblia Viva

14

 

17 No envidies a los malos; más bien, sigue siempre honrando al Señor. 18 Porque seguramente hay esperanza más adelante para ti, la cual no será destruida.

Nueva Biblia Viva (NBV)

 

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