Friday, December 17, 2021

DAB Español, Sábado 18 de Diciembre

Día 352, DAB Español, Sábado 18 de Diciembre

Habacuc 1:1-3:19; Apocalipsis 9:1-21; Salmos 137; Proverbios 30:10 (Dios Habla Hoy (DHH))









Habacuc 1-3

Dios Habla Hoy

 

1 Éste es el mensaje que el Señor reveló al profeta Habacuc.

 

2

Señor, ¿hasta cuándo gritaré pidiendo ayuda

sin que tú me escuches?

¿Hasta cuándo clamaré a causa de la violencia

sin que vengas a librarnos?

3

¿Por qué me haces ver

tanta angustia y maldad?

Estoy rodeado de violencia y destrucción;

por todas partes hay pleitos y luchas.

4

No se aplica la ley,

se pisotea el derecho,

el malo persigue al bueno

y se tuerce la justicia.

5

«Miren ustedes a las naciones que los rodean;

mírenlas y llénense de espanto.

Estoy a punto de hacer cosas tales

que ustedes no las creerían, si alguien se las contara.

6

Voy a poner en pie de guerra a los caldeos,

que son gente cruel, que siempre están dispuestos

a recorrer el mundo de lado a lado

para adueñarse de tierras que no les pertenecen.

7

Son espantosos y terribles,

y no reconocen más ley que la suya.

8

Sus caballos son más veloces que los leopardos,

más salvajes que los lobos del desierto.

Sus jinetes galopan en gran número

y se lanzan al ataque desde lejos,

como el águila se lanza sobre su presa.

9

Todo lo destruyen a su paso;

en su avance van sembrando el terror,

y son más los prisioneros que hacen

que las arenas que hay en el mar.

10

Se burlan de los reyes

y de la gente importante.

Se ríen de las fortalezas,

pues levantan rampas ante ellas

y las toman por asalto.

11

Pasan como un huracán;

no reconocen más dios que su propia fuerza.»

12

Señor, ¿acaso no existes tú eternamente,

mi Dios santo e inmortal?

Señor y protector mío,

tú has dado fuerza a los caldeos

para que ellos ejecuten tu justicia.

13

Tú eres demasiado puro para consentir el mal,

para contemplar con agrado la iniquidad;

¿cómo, pues, contemplas callado a los criminales,

y guardas silencio mientras el malvado

destruye a los que son mejores que él?

14

¿Por qué tratas a los hombres

como a peces del mar,

como a animales sin gobierno?

15

Los caldeos se apoderan de otras naciones

como el pescador se apodera del pescado:

lo atrapa con anzuelos y con redes,

y luego, al verlo todo junto, se llena de alegría.

16

Por eso el pescador adora sus redes y anzuelos,

y ofrece sacrificios y quema incienso en su honor,

pues gracias a ellos tiene comida buena y abundante.

17

Así, ¿seguirán los caldeos pescándonos con sus redes?

¿Seguirán matando sin compasión a la gente?

 

2 Estaré atento y vigilante,

como lo está el centinela en su puesto,

para ver qué me dice el Señor

y qué respuesta da a mis quejas.

 

2

El Señor me contestó:

«Escribe en tablas de barro lo que te voy a mostrar,

de modo que pueda leerse de corrido.

3

Aún no ha llegado el momento

de que esta visión se cumpla;

pero no dejará de cumplirse.

Tú espera, aunque parezca tardar,

pues llegará en el momento preciso.

4

Escribe que los malvados son orgullosos,

pero los justos vivirán por su fidelidad a Dios.»

5

Los hombres orgullosos desean el poder;

lo buscan sin descanso y siempre quieren más,

aun cuando el poder es traicionero.

Abren su boca, como el sepulcro;

son insaciables, como la muerte,

y por eso se lanzan a conquistar

nación tras nación.

6

Pero todas las naciones conquistadas

se burlarán del que las conquistó, cantándole:

«¡Ay de ti, que te haces rico

con lo que no te pertenece!

¿Hasta cuándo seguirás amontonando

las riquezas que tomaste prestadas?»

 

7

Cuando menos lo esperes, llegarán tus acreedores,

despertarán los que te atormentan

y te dejarán desnudo.

8

Las naciones se unirán en contra tuya

y te saquearán como tú las saqueaste a ellas.

Te harán pagar todos tus crímenes,

las violencias que cometiste en el país

contra las ciudades y sus habitantes.

 

9

¡Ay de ti, que has llenado tu casa

con el producto de tus robos,

para ponerte a salvo de todo peligro!

10

De ese modo has cubierto tu casa de vergüenza,

y has causado tu propia destrucción

al destruir a numerosas naciones.

11

Aun las piedras de los muros

y la madera de las vigas

gritarán en contra tuya.

 

12

¡Ay de ti, que construyes tus ciudades

sobre la base del crimen y la injusticia!

13

El Señor todopoderoso

va a hacer inútil tu trabajo y tu fatiga,

pues todas tus obras serán destruidas por el fuego.

14

Y el conocimiento de la gloria del Señor

llenará entonces toda la tierra,

como las aguas llenan el mar.

 

15

¡Ay de ti, que emborrachas a tus vecinos

dándoles vino mezclado con drogas,

para humillarlos contemplando su desnudez!

16

En lugar de honor, te cubrirás de vergüenza,

porque el Señor va a darte a beber una copa

que te hará mostrar tu incircuncisión

y convertirá en humillación tu gloria.

17

Las violencias que le hiciste al monte Líbano

se volverán en contra tuya,

y te espantarás por la matanza de sus animales.

Esto te vendrá a causa de tus crímenes

y de las violencias que cometiste en el país

contra las ciudades y sus habitantes.

 

18

¿De qué sirve una escultura

en cuanto ha sido terminada?

¿De qué sirve una imagen

que sólo lleva a la mentira?

Los ídolos no pueden hablar;

¿cómo, pues, podrá confiar en ellos

el hombre que los fabrica?

 

19

¡Ay de ti, que a un ídolo de madera

le dices que despierte,

y a una piedra muda, que se ponga de pie!

¿Podrán ellos comunicar mensaje alguno?

¡No, porque no tienen vida propia,

aunque estén recubiertos de oro y plata!

20

Pero el Señor está en su santo templo:

¡guarde silencio delante de él toda la tierra!

 

3 Ésta es una oración del profeta Habacuc.

 

2

Lo que oigo acerca de ti, Señor,

y de todo lo que has hecho,

me llena de profunda reverencia.

Realiza ahora, en nuestra vida,

tus grandes acciones de otros tiempos,

para que nosotros también las conozcamos.

Muéstranos así tu compasión

aun en medio de tu enojo.

 

3

Dios viene de la región de Temán;

del monte Parán viene el Dios Santo.

Su gloria se extiende por todo el cielo,

y el mundo entero se llena de su alabanza.

4

Viene envuelto en brillante resplandor,

y de sus manos brotan rayos de luz

que muestran el poder que en él se esconde.

5

Delante de él llegan plagas terribles,

y detrás la fiebre abrasadora.

6

La tierra tiembla cuando él se detiene;

se estremecen las naciones cuando las mira;

las viejas montañas se derrumban

y se deshacen los montes antiguos;

pero los caminos de Dios son eternos.

 

7

Yo he visto a la gente de Cusán

hundida en la desgracia,

a los habitantes de Madián

encogidos por el miedo.

8

¿Te has enojado, Señor, contra los ríos?

¿Se ha encendido tu furor contra los mares?

¿Cabalgas por eso en tus caballos

y montas así en tu carro victorioso?

 

9

Tienes el arco preparado

y dispuestas todas tus flechas.

Con los ríos has abierto surcos en la tierra.

10

Las montañas tiemblan al verte;

cae del cielo la lluvia torrencial,

y el mar profundo da su rugido

mientras se alzan sus olas inmensas.

11

El sol y la luna no salen de su escondite

ante el vivo resplandor de tus flechas

y la luz relampagueante de tu lanza.

12

En tu enojo recorres toda la tierra;

en tu furor pisoteas las naciones.

13

Tú has salido en ayuda de tu pueblo

y del rey que tú mismo escogiste.

Has destruido el techo de la casa del malvado,

y has descubierto hasta la roca sus cimientos.

14

Mataste a su jefe con sus propias flechas,

cuando sus jinetes, como una tempestad,

se lanzaron arrogantes

a dispersar a los indefensos,

para destruirlos en secreto.

 

15

Con tus caballos recorres el mar,

la gran extensión de las aguas profundas.

 

16

Al oír todo esto tuve miedo.

Mis labios se pusieron a temblar,

mis piernas dejaron de sostenerme

y todo mi cuerpo perdió sus fuerzas.

Aun así, esperaré tranquilo

el día en que Dios ponga en angustia

al ejército de nuestros opresores.

 

17-18

Entonces me llenaré de alegría

a causa del Señor mi salvador.

Le alabaré aunque no florezcan las higueras

ni den fruto los viñedos y los olivares;

aunque los campos no den su cosecha;

aunque se acaben los rebaños de ovejas

y no haya reses en los establos.

19

Porque el Señor me da fuerzas;

da a mis piernas la ligereza del ciervo

y me lleva a alturas donde estaré a salvo.

Apocalipsis 9

Dios Habla Hoy

La quinta trompeta

 

9 El quinto ángel tocó su trompeta, y vi una estrella que había caído del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. 2 Abrió el pozo del abismo, y de él subió humo como de un gran horno; y el humo del pozo hizo oscurecer el sol y el aire. 3 Del humo salieron langostas que se extendieron por la tierra; y se les dio poder como el que tienen los alacranes. 4 Se les mandó que no hicieran daño a la hierba de la tierra ni a ninguna cosa verde ni a ningún árbol, sino solamente a quienes no llevaran el sello de Dios en la frente. 5 Pero no se les permitió matar a la gente, sino tan sólo causarle dolor durante cinco meses; y el dolor que causaban era como el de una picadura de alacrán.

 

6 En aquellos días la gente buscará la muerte, y no la encontrará; desearán morirse, y la muerte se alejará de ellos.

 

7 Las langostas parecían caballos preparados para la guerra; en la cabeza llevaban algo semejante a una corona de oro, y su cara tenía apariencia humana. 8 Tenían cabello como de mujer, y sus dientes parecían de león. 9 Sus cuerpos estaban protegidos con una especie de armadura de hierro, y el ruido de sus alas era como el de muchos carros tirados por caballos cuando entran en combate. 10 Sus colas, armadas de aguijones, parecían de alacrán, y en ellas tenían poder para hacer daño a la gente durante cinco meses. 11 El jefe de las langostas, que es el ángel del abismo, se llama en hebreo Abadón y en griego Apilión.

 

12 Pasó el primer desastre; pero todavía faltan dos.

La sexta trompeta

 

13 El sexto ángel tocó su trompeta, y oí una voz que salía de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios. 14 Y la voz le dijo al sexto ángel, que tenía la trompeta: «Suelta los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Éufrates.» 15 Entonces fueron soltados los cuatro ángeles, para que mataran a la tercera parte de la gente, pues habían sido preparados precisamente para esa hora, día, mes y año. 16 Y alcancé a oír el número de los soldados de a caballo: eran doscientos millones.

 

17 Así es como vi los caballos en la visión, y quienes los montaban se cubrían el pecho con una armadura roja como el fuego, azul como el jacinto y amarilla como el azufre. Y los caballos tenían cabeza como de león, y de su boca salía fuego, humo y azufre. 18 La tercera parte de la gente fue muerta por estas tres calamidades que salían de la boca de los caballos: fuego, humo y azufre. 19 Porque el poder de los caballos estaba en su boca y en su cola; pues sus colas parecían serpientes, y dañaban con sus cabezas.

 

20 Pero el resto de la gente, los que no murieron por estas calamidades, tampoco ahora dejaron de hacer el mal que hacían, ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, plata, bronce, piedra y madera, los cuales no pueden ver ni oír ni caminar. 21 Y tampoco dejaron de matar, ni de hacer brujerías, ni de cometer inmoralidades sexuales, ni de robar.

Salmos 137

Dios Habla Hoy

Junto a los ríos de Babilonia

 

137 Sentados junto a los ríos de Babilonia,

llorábamos al acordarnos de Sión.

2

En los álamos que hay en la ciudad

colgábamos nuestras arpas.

3

Allí, los que nos habían llevado cautivos,

los que todo nos lo habían arrebatado,

nos pedían que cantáramos con alegría;

¡que les cantáramos canciones de Sión!

 

4

¿Cantar nosotros canciones del Señor

en tierra extraña?

5

¡Si llego a olvidarte, Jerusalén,

que se me seque la mano derecha!

6

¡Que se me pegue la lengua al paladar

si no me acuerdo de ti,

si no te pongo, Jerusalén,

por encima de mi propia alegría!

 

7

Señor, acuérdate de los edomitas,

que cuando Jerusalén cayó, decían:

«¡Destrúyanla, destrúyanla hasta sus cimientos!»

 

8

¡Tú, Babilonia, serás destruida!

¡Feliz el que te dé tu merecido

por lo que nos hiciste!

9

¡Feliz el que agarre a tus niños

y los estrelle contra las rocas!

Proverbios 30:10

Dios Habla Hoy

 

10

No hables mal del esclavo delante de su amo,

pues te puede maldecir y sufrirás las consecuencias.

Dios Habla Hoy (DHH)

 

Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.

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