Wednesday, August 30, 2023

DAB Español, Jueves 31 de Agosto

Día 243, DAB Español, Jueves 31 de Agosto


Job 37:1-39:30; 2 Corintios 4:13-5:10; Salmos 44:9-26; Proverbios 22:13 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))








Job 37-39

La Palabra (Hispanoamérica)


37 Ante esto se estremece mi corazón,

salta incluso fuera de su sitio.

2

Escuchen atentos el fragor de su voz,

el estruendo que sale de su boca;

3

envía su rayo por debajo del cielo

y alcanza los confines de la tierra;

4

truena tras él su voz,

resuena de forma majestuosa;

después de escuchar su voz,

ninguno le sigue la pista.

5

Atruena Dios con su voz prodigiosa,

hace maravillas que ignoramos.

6

Ordena a la nieve: “Cae a tierra”,

y al aguacero: “Llueve con fuerza”;

7

de esta manera frena el trabajo humano

para que todos reconozcan sus obras.

8

Las fieras se encierran en sus cuevas,

permanecen ocultas en sus guaridas.

9

La tormenta sale de su cámara,

traen el frío los vientos del norte;

10

sopla Dios y se forma el hielo,

se congela la superficie del agua.

11

Carga las nubes de humedad,

mientras el nubarrón disemina su rayo,

12

que gira de uno a otro lado,

conducido por él alrededor,

para cumplir así sus órdenes

por toda la superficie del orbe.

13

Es [Dios] quien hace que descargue

sobre su tierra el nubarrón,

como azote o bien como favor.

14

Escucha esto tranquilo, Job;

piensa en las maravillas de Dios.

15

¿Sabes cómo se lo ordena Dios

y el rayo brilla desde su nube?

16

¿Sabes cómo equilibra las nubes,

maravilla de ciencia consumada?

17

Tú, que te agobias debajo de la ropa

cuando el solano aletarga la tierra,

18

¿puedes tender como él el firmamento,

sólido como espejo de metal fundido?

19

Dinos lo que hemos de aconsejarle,

no podemos discutir a oscuras.

20

¿Ha de ser informado cuando hablo

o hay que comunicarle lo que otro dice?

21

A veces no se puede ver el sol,

oculto como está entre nubarrones,

pero el viento se mueve y los disipa.

22

Llegan del norte resplandores de oro,

rodea a Dios terrible majestad;

23

nos es inalcanzable el Todopoderoso,

sublime en poder y equidad;

es justo, no viola el derecho.

24

Por eso, mortales, respétenlo,

que él no teme a los sabios.

IV.— DISCURSOS DEL SEÑOR (38,1—42,6)

Primer discurso: sabiduría del Creador


38 El Señor se dirigió a Job desde la tormenta:


2

¿Quién es ese que confunde mis designios

pronunciando tales desatinos?

3

Si tienes agallas, cíñete los lomos;

te preguntaré y tú me instruirás.

4

¿Dónde estabas cuando cimenté la tierra?

Dímelo tú, si tanto sabes.

5

¿Sabes quién diseñó sus dimensiones

o le aplicó la cinta de medir?

6

¿Dónde se asienta su basamento

o quién colocó su piedra angular

7

mientras aclamaban los astros matutinos

y los vitoreaban los hijos de Dios?

8

¿Quién clausuró el mar con una puerta,

cuando salía impetuoso de su seno;

9

cuando le puse nubes por mantillas

y nubes de tormenta por pañales;

10

cuando determiné sus límites

poniéndole puertas y cerrojos,

11

y le dije: “De aquí no pasarás,

aquí se estrellará el orgullo de tus olas”?

12

¿Has mandado alguna vez a la mañana

o has señalado su puesto a la aurora

13

para que agarre la tierra por los bordes

y sacuda de ella a los malvados;

14

para marcarla como arcilla bajo el sello

y darle color como a un vestido;

15

para negar la luz a los malvados

y hacer trizas el brazo sublevado?

16

¿Has penetrado en las fuentes del Mar

o paseado por la hondura del Abismo?

17

¿Te han enseñado las puertas de la Muerte

o has visto los portales de las Sombras?

18

¿Has examinado las dimensiones de la tierra?

Cuéntamelo, si lo sabes todo.

19

¿Dónde está la casa de la luz

y dónde viven las tinieblas?

20

¿Podrías guiarlas a su país

o indicarles el camino de casa?

21

Lo sabrás, pues ya habías nacido:

¡tienes tantísimos años!

22

¿Has entrado en los silos de la nieve

y observado los depósitos del granizo

23

que reservo para la hora de la angustia,

para el día de la guerra y del combate?

24

¿Por dónde se difunde la luz,

por dónde se dispersa el viento del este?

25

¿Quién ha excavado un canal al aguacero

y ha abierto un camino al rodar de los truenos,

26

para que llueva en tierras despobladas,

en el desierto no habitado por humanos;

27

para que empape la estepa desolada

y brote un vergel en el páramo?

28

¿Quién es el padre de la lluvia

o quién engendra el rocío?,

29

¿de qué vientre sale el hielo

o quién pare la escarcha del cielo,

30

cuando el agua se endurece como piedra

y se atasca la faz del Abismo?

31

¿Puedes atar los lazos de las Pléyades

o soltar las riendas de Orión,

32

hacer salir a su hora al Zodíaco,

guiar a la Osa y a sus crías?

33

¿Conoces las leyes que rigen el cielo

y haces que se cumplan en la tierra?

34

¿Puedes dar órdenes a las nubes

para que envíen sobre ti un chaparrón?

35

¿Usas como mensajeros a los rayos,

que acuden y te dicen: “A tus órdenes”?

36

¿Quién dio sabiduría al dosel de nubes

y puso perspicacia en mi tienda celeste?

37

¿Quién sabe enumerar las nubes

e inclina los cántaros del cielo,

38

cuando el polvo se funde en una masa

y se pegan los terrones entre sí?

39

¿Le cazas la presa a la leona

o sacias el hambre de sus crías,

40

cuando se encierran en sus guaridas

o acechan agazapados en la maleza?

41

¿Quién da de comer al cuervo

cuando sus crías graznan a Dios

y aletean nerviosas por el hambre?


39 ¿Sabes cuándo paren las rebecas

o has asistido alguna vez al parto de las ciervas?

2

¿Has contado sus meses de gestación

y conoces el tiempo en que paren,

3

cuando, acurrucadas, echan a sus crías,

y expulsan fuera a sus hijos?

4

Sus cachorros crecen sanos,

se hacen adultos en el campo,

se van y ya no regresan.

5

¿Quién deja en libertad al onagro

o desata al asno salvaje,

6

al que di la estepa por morada,

la tierra reseca por hogar?

7

Se ríe del bullicio del pueblo,

no escucha la voz del arriero.

8

Busca su pasto en los montes,

rastrea cualquier hierba tierna.

9

¿Crees que el búfalo te prestará un servicio

y pasará la noche en tu establo?

10

¿Lo atarías al arado en la besana

y rastrillaría el campo labrado tras de ti?

11

¿Te fiarías de su fuerza descomunal,

hasta cederle el peso de tus tareas?

12

¿Le confiarías la cosecha del cereal

y su acarreo después de la trilla?

13

El avestruz aletea con arrogancia,

como si tuviese alas de cigüeña.

14

Pero pone sus huevos en el suelo

y deja que se incuben en la arena

15

sin pensar que pueden ser pisados

o aplastados por una fiera salvaje.

16

Se muestra cruel con sus pollos,

igual que si no fuesen suyos;

no le importa fatigarse en vano.

17

Es que Dios le negó sabiduría,

no le dio su porción de inteligencia.

18

Mas, cuando se alza encabritada,

se ríe del caballo y del jinete.

19

¿Le das tú al caballo su brío

o le cubres el cuello de crines?

20

¿Le haces saltar como langosta?

Su relincho provoca terror,

21

piafa inquieto en el valle,

se lanza impetuoso al ataque.

22

Se burla del miedo, no teme;

nunca retrocede ante las armas,

23

aunque silben las flechas alrededor

o lanzas y venablos centelleen.

24

Devora su ruta nervioso y con estrépito,

nadie lo sujeta cuando suena la trompeta;

25

responde a la trompeta con relinchos,

ventea de lejos la batalla,

el grito de guerra de los jefes.

26

¿Enseñas a volar al halcón,

cuando despliega sus alas hacia el sur?

27

¿Acaso porque tú lo ordenas,

remonta el águila su vuelo

y hace su nido en los riscos?

28

Construye su hogar en la roca,

se oculta en repisas rocosas;

29

desde allí otea a sus presas,

sus ojos las divisan de lejos.

30

Sus crías se alimentan de sangre;

se deja ver donde hay un cadáver.

2 Corintios 4:13-5:10

La Palabra (Hispanoamérica)


13 Pero como tenemos aquel espíritu de fe del que dice la Escritura: Creí y por eso hablé, también nosotros creemos y, en consecuencia, hablamos, 14 pues sabemos que quien resucitó a Jesús, el Señor, también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos congregará con ustedes en su presencia. 15 Todo esto es para el bien de ustedes. Así, cuantos más participen del favor de Dios, tanto más crecerá la acción de gracias para gloria de Dios.

En espera de una vida mejor


16 Esta es la razón por la que nunca nos desanimamos. Aunque nuestro cuerpo mortal se va desmoronando, nuestro ser interior va recibiendo día tras día nueva vida. 17 Pues nuestras penalidades de hoy, que son leves y pasajeras, nos producirán para siempre una riqueza inmensa e incalculable de gloria. 18 Y es que nuestro objetivo no son las cosas que ahora vemos, sino las que no vemos todavía. Esto que ahora vemos, pasa; lo que aún no se ve, permanece para siempre.


5 Sabemos, además, que aunque se desmorone esta tienda corporal que nos sirve de morada terrestre, Dios nos tiene preparada en el cielo una morada eterna, no construida por manos humanas. 2 Y suspiramos anhelando ser sobrevestidos de esa nuestra morada celestial, 3 dando por supuesto que seremos revestidos y no despojados de ella. 4 En verdad, a los que vivimos en esta morada corporal nos abruma la aflicción, pues no queremos quedar desnudos, sino ser sobrevestidos de modo que lo mortal sea absorbido por la vida. 5 A eso precisamente nos ha destinado Dios, y como garantía nos ha dado el Espíritu.


6 Así que en todo momento estamos llenos de confianza sabiendo que, mientras el cuerpo sea nuestra morada, nos hallamos lejos del Señor 7 y caminamos guiados por la fe y no por lo que vemos. 8 Rebosamos confianza, a pesar de todo, y preferiríamos abandonar el cuerpo para ir a vivir junto al Señor. 9 Por eso, tanto si vivimos en este cuerpo como si lo abandonamos, lo que deseamos es agradar al Señor. 10 Porque todos nosotros tenemos que presentarnos ante el tribunal de Cristo para que cada uno reciba el premio o el castigo que le corresponda por lo que hizo durante su vida mortal.

Salmos 44:9-26

La Palabra (Hispanoamérica)


9

A Dios alabamos en todo momento,

tu nombre ensalzamos por siempre. [ Pausa]

10

Pero tú nos has rechazado y humillado,

ya no marchas con nuestras tropas.

11

Nos haces retroceder ante el rival,

los enemigos nos han saqueado.

12

Nos entregas como oveja al matadero,

nos has dispersado entre las naciones.

13

Vendes tu pueblo por nada,

no le has puesto un alto precio;

14

nos haces la burla de los vecinos,

la risa y la mofa de quienes nos rodean;

15

nos haces la irrisión de las naciones

y los pueblos mueven burlones la cabeza.

16

Estoy siempre abochornado

y la vergüenza cubre mi rostro

17

a causa del grito insultante y ofensivo

del enemigo, del que quiere vengarse.

18

Todo esto nos ha sucedido

y, aun así, no te hemos olvidado,

no hemos quebrantado tu alianza;

19

no se ha descarriado nuestro corazón,

no se han desviado de tus sendas nuestros pasos,

20

aunque nos oprimiste en tierras de chacales

y nos cubriste con sombras tenebrosas.

21

Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios

o alzado nuestras manos hacia un dios extraño,

22

¿no lo hubiera averiguado Dios,

él, que conoce los secretos del corazón?

23

Por tu causa no dejan de matarnos,

nos ven como ovejas del matadero.

24

¡Despierta! ¿Por qué sigues dormido?

¡Ponte, Señor, en acción!

No nos rechaces para siempre.

25

¿Por qué ocultas tu rostro

y olvidas nuestra opresión y miseria?

26

Estamos postrados en el polvo,

con el vientre adherido a la tierra.

Proverbios 22:13

La Palabra (Hispanoamérica)


13

El perezoso dice: “Afuera hay un león,

me matará en medio de la calle”.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)


La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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