Día 354, DAB Español, Jueves 20 de Diciembre
Hageo 1:1-2:23; Apocalipsis 11:1-19; Salmos 139; Proverbios 30:15-16 (Reina-Valera 1960 (RVR1960))
Hageo
1-2 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Exhortación a edificar el templo
1 En el año
segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra
de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador
de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo:
2 Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo:
Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de
Jehová sea reedificada.
3 Entonces vino palabra de Jehová por medio del
profeta Hageo, diciendo:
4 ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar
en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?
5 Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad
bien sobre vuestros caminos.
6 Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os
saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el
que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.
7 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre
vuestros caminos.
8 Subid al monte, y traed madera, y reedificad la
casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová.
9 Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa,
y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por
cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa.
10 Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la
lluvia, y la tierra detuvo sus frutos.
11 Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre los
montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo que la
tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de
manos.
12 Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de
Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová su Dios,
y las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su Dios; y temió
el pueblo delante de Jehová.
13 Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por
mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová.
14 Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de
Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo
sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron
en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios,
15 en el día veinticuatro del mes sexto, en el segundo
año del rey Darío.
La gloria del nuevo templo
2 En el mes
séptimo, a los veintiún días del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta
Hageo, diciendo:
2 Habla ahora a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador
de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo,
diciendo:
3 ¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta
casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante
de vuestros ojos?
4 Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová;
esfuérzate también, Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad ánimo,
pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con
vosotros, dice Jehová de los ejércitos.
5 Según el pacto que hice con vosotros cuando
salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis.
6 Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a
poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca;
7 y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el
Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová
de los ejércitos.
8 Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los
ejércitos.
9 La gloria postrera de esta casa será mayor que la
primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice
Jehová de los ejércitos.
La infidelidad del pueblo es reprendida
10 A los veinticuatro días del noveno mes, en el
segundo año de Darío, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo,
diciendo:
11 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Pregunta
ahora a los sacerdotes acerca de la ley, diciendo:
12 Si alguno llevare carne santificada en la falda de
su ropa, y con el vuelo de ella tocare pan, o vianda, o vino, o aceite, o
cualquier otra comida, ¿será santificada? Y respondieron los sacerdotes y
dijeron: No.
13 Y dijo Hageo: Si un inmundo a causa de cuerpo
muerto tocare alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y respondieron los
sacerdotes, y dijeron: Inmunda será.
14 Y respondió Hageo y dijo: Así es este pueblo y esta
gente delante de mí, dice Jehová; y asimismo toda obra de sus manos; y todo lo
que aquí ofrecen es inmundo.
15 Ahora, pues, meditad en vuestro corazón desde este
día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra en el templo de Jehová.
16 Antes que sucediesen estas cosas, venían al montón
de veinte efas, y había diez; venían al lagar para sacar cincuenta cántaros, y
había veinte.
17 Os herí con viento solano, con tizoncillo y con
granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice
Jehová.
18 Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día
en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó
el cimiento del templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón.
19 ¿No está aún la simiente en el granero? Ni la vid,
ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía; mas
desde este día os bendeciré.
Promesa de Jehová a Zorobabel
20 Vino por segunda vez palabra de Jehová a Hageo, a
los veinticuatro días del mismo mes, diciendo:
21 Habla a Zorobabel gobernador de Judá, diciendo: Yo
haré temblar los cielos y la tierra;
22 y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré
la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré los carros y los que en
ellos suben, y vendrán abajo los caballos y sus jinetes, cada cual por la
espada de su hermano.
23 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te
tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré
como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Apocalipsis
11 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Los dos testigos
11 Entonces me
fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y
mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.
2 Pero el patio que está fuera del templo déjalo
aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos
hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.
3 Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil
doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.
4 Estos testigos son los dos olivos, y los dos
candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.
5 Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de
ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él
de la misma manera.
6 Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de
que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para
convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces
quieran.
7 Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que
sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará.
8 Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande
ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también
nuestro Señor fue crucificado.
9 Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones
verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados.
10 Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre
ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos
profetas habían atormentado a los moradores de la tierra.
11 Pero después de tres días y medio entró en ellos el
espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran
temor sobre los que los vieron.
12 Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía:
Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron.
13 En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima
parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete
mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo.
14 El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene
pronto.
La séptima trompeta
15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes
voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro
Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.
16 Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados
delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a
Dios,
17 diciendo: Te damos gracias, Señor Dios
Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu
gran poder, y has reinado.
18 Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el
tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los
profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los
grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.
19 Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el
arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un
terremoto y grande granizo.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Salmos
139 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Omnipresencia y omnisciencia de Dios
Al músico principal. Salmo de David.
139 Oh Jehová,
tú me has examinado y conocido.
2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;
Has entendido desde lejos mis pensamientos.
3 Has escudriñado mi andar y mi reposo,
Y todos mis caminos te son conocidos.
4 Pues aún no está la palabra en mi lengua,
Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.
5 Detrás y delante me rodeaste,
Y sobre mí pusiste tu mano.
6 Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
Alto es, no lo puedo comprender.
7 ¿A dónde me iré de tu Espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia?
8 Si subiere a los cielos, allí estás tú;
Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú
estás.
9 Si tomare las alas del alba
Y habitare en el extremo del mar,
10 Aun allí me guiará tu mano,
Y me asirá tu diestra.
11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;
Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
12 Aun las tinieblas no encubren de ti,
Y la noche resplandece como el día;
Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
13 Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son
tus obras;
Estoy maravillado,
Y mi alma lo sabe muy bien.
15 No fue encubierto de ti mi cuerpo,
Bien que en oculto fui formado,
Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
16 Mi embrión vieron tus ojos,
Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas,
Sin faltar una de ellas.
17 !!Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!
!!Cuán grande es la suma de ellos!
18 Si los enumero, se multiplican más que la arena;
Despierto, y aún estoy contigo.
19 De cierto, oh Dios, harás morir al impío;
Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios.
20 Porque blasfemias dicen ellos contra ti;
Tus enemigos toman en vano tu nombre.
21 ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen,
Y me enardezco contra tus enemigos?
22 Los aborrezco por completo;
Los tengo por enemigos.
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
24 Y ve si hay en mí camino de perversidad,
Y guíame en el camino eterno.
Reina-Valera
1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Proverbios
30:15-16 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
15 La sanguijuela tiene dos hijas que dicen: !!Dame!
!!dame!
Tres cosas hay que nunca se sacian;
Aun la cuarta nunca dice: !!Basta!
16 El Seol, la matriz estéril,
La tierra que no se sacia de aguas,
Y el fuego que jamás dice: !!Basta!
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en
América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
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