Día 349, DAB Español, Sábado 15 de Diciembre
Miqueas 1:1-4:13; Apocalipsis 6:1-17; Salmos 134; Proverbios 30:1-4 (Nueva Biblia Viva (NBV))
Miqueas
1-4 Nueva Biblia Viva (NBV)
1 Este es el mensaje dado por el Señor a Miqueas, que
vivió en el pueblo de Moréset, durante los reinados de Jotán, Acaz y Ezequías,
reyes de Judá. Este mensaje está dirigido a Samaria y a Jerusalén, recibido por
Miqueas en forma de visiones.
La venida del Señor
2 ¡Atención, todos los pueblos de la tierra! ¡Escuchen
bien, habitantes de esta nación! Dios el Señor, desde su santo templo ha hecho
acusaciones contra ustedes.
3 ¡Miren! ¡El Señor viene! Deja su trono en el cielo y
viene hacia la tierra caminando sobre la cumbre de los montes. 4 Es tanto el
poder y la fuerza que irradia, que los montes se derriten a su paso y fluyen
como cera puesta en el fuego; los valles se dividen como cortados por las aguas
que se desbordan con fuerza.
5 ¿Y por qué ocurre esto? ¡Por los actos malvados
cometidos por los israelitas, por las maldades de los descendientes de Jacob!
En Samaria se admiran los actos malvados de los israelitas; en Jerusalén
abundan las injusticias y toda clase de maldad.
6 Por lo tanto, toda la ciudad de Samaria será
derribada y se convertirá en un montón de ruinas, se verá después del castigo
como si fuera un campo arado para plantar viñas. El Señor destruirá sus
murallas y sus fortalezas defensivas; dejará al descubierto sus cimientos, y
las piedras con las que fueron construidas serán arrancadas y esparcidas por el
valle. 7 Todas las imágenes de sus ídolos serán destruidas, ya sea con fuego o
a golpes de martillo. Como esos ídolos fueron hechos con el salario que
recibían las prostitutas, serán quemados y convertidos en monedas para pagar a
las prostitutas.
Lamento de Miqueas
8 Lloraré y me sentiré muy triste; andaré descalzo y
desnudo. Aullaré como si fuera un chacal, y chillaré como si fuera un avestruz
herido. 9 El motivo de mi tristeza es que Samaria ha sido herida de muerte, y
no hay remedio que la cure. Y lo peor es que su mal ha llegado hasta Judá. ¡Se
ha extendido hasta la entrada de Jerusalén, que es mi pueblo!
10 ¡No digan nada de esto en la ciudad de Gat, ni se
pongan a llorar! ¡Revuélquense en el polvo por la angustia y en la vergüenza de
la ciudad de Bet Leafrá! 11 Allí van los de Safir, llevados como esclavos,
azotados, desnudos y avergonzados. Los habitantes de Zanán no se atreven a
salir fuera de sus murallas. Los habitantes de Bet Ésel están llorando, y
ustedes se quedan sin su apoyo. 12 El pueblo de Marot en vano anhela días
mejores; sólo amargura les espera porque el Señor ha extendido su castigo hasta
alcanzar a Jerusalén.
13 ¡Rápido! ¡Engancha los carros a los caballos y
huye, pueblo de Laquis! Tú fuiste la primera de las ciudades de Judá que siguió
el mal ejemplo de Israel. En ti se hallaron los mismos delitos que se
cometieron en Israel.
14 Despídanse de Moréset Gat, pues no hay forma de
salvarla. La ciudad de Aczib ha engañado a los reyes de Israel. 15 Habitantes
de Maresá, también contra ustedes será enviado un conquistador. ¡El orgullo de
Israel irá a parar a Adulán!
16 Habitantes de Sion, rasúrense la barba y rápense la
cabeza en señal de dolor, pues sus hijos, que ustedes tanto aman, serán
llevados como esclavos a tierras lejanas.
El castigo a los ricos opresores
2 ¡Ay de los que se pasan la noche tramando el mal, y
se levantan de madrugada para ejecutar lo que planearon, porque tienen el poder
para hacerlo! 2 ¡No se detienen ante nada para cometer sus maldades! Codician
la parcela o la casa de una persona, aunque sea todo lo que esta persona posee,
y se la quitan por medio de fraudes, amenazas y violencia. Amenazan al dueño de
la casa junto con toda su familia, y le roban lo que tiene.
3 Pero el Señor dice: «Les daré mal por mal, y nada me
detendrá; tengo planeado mandar una gran desgracia contra ustedes, de la cual
no podrán escapar. Después de lo que les voy a hacer, ya no andarán
pavoneándose con tanta arrogancia. 4 Cuando llegue ese día, la gente se burlará
de ustedes y les dedicarán este triste canto: “¡Estamos acabados, arruinados!
Dios nos ha quitado nuestras tierras y se las ha dado a otros, quienes se las
reparten echando suertes, y a nosotros nos ha enviado a vivir muy lejos de
nuestro país”».
5 Por eso, israelitas, ustedes no volverán a ser parte
del pueblo del Señor.
Falsos profetas
6 «No digan tonterías, no sigan diciendo que la
desgracia vendrá sobre nosotros, porque no será así», le dice la gente a los
profetas.
7 Esta gente dice también: «¿Acaso creen que la
descendencia de Jacob está maldita? ¿Creen que Dios ha dejado de ser paciente
con nosotros? ¿Acaso las palabras del Señor no son siempre para nuestro bien?
¡Nunca nos irá mal, pues somos el pueblo justo!».
8 Antes ustedes eran mi pueblo, pero ahora se han
convertido en mis enemigos. Son tan malos que a los que regresan agotados de la
guerra, ustedes les arrebatan su ropa.
9 A las mujeres de mi pueblo les roban sus casas,
donde vivían seguras, y a sus hijos les quitan todo aquello que yo mismo les
proporcioné. 10 ¡Levántense! ¡Márchense de aquí, pues este ya no es un lugar
seguro para vivir! ¡Voy a destruir este lugar a consecuencia de las muchas
maldades que ustedes cometen! ¡Recibirán altos intereses por la cantidad de
maldades acumuladas!
11 Si un falso profeta viniera y les dijera: «Les
anunciaré cosas muy lindas a cambio de alguna botella de vino», seguro que
ustedes lo recibirían con los brazos abiertos.
Promesa de liberación
12 Vendrá el día en que yo reuniré al grupo de
sobrevivientes de Israel, y los pastorearé como si fueran ovejas de un redil,
como rebaño en las praderas, y serán de nuevo un pueblo alegre y con ánimo de
fiesta. 13 Yo mismo los sacaré del exilio, los conduciré de nuevo a la
libertad, y los llevaré de regreso a su propia tierra. Yo, el Señor, que soy su
Rey, iré delante de ellos abriéndoles camino.
El castigo a los gobernantes corruptos
3 ¡Oigan ustedes, jefes de Israel! Escuchen ustedes
que gobiernan al pueblo de Jacob: ¿Acaso no es deber de ustedes saber lo que es
la justicia? 2 Sin embargo, ustedes son los más injustos, odian el bien y aman
el mal; ustedes son quienes más explotan a mi pueblo y lo dejan en la miseria,
despojándolo hasta de lo más necesario para vivir.
3 Ustedes son quienes devoran a mi pueblo como si
fueran una res, le arrancan la piel, quiebran sus huesos y lo despedazan como
si fuera carne para la cazuela. 4 Por eso, cuando rueguen al Señor que los
ayude en los tiempos difíciles, él no les hará caso. Cuando procuren su ayuda,
el Señor se les esconderá, pues está enojado por los crímenes que ustedes
cometen.
Contraste entre el profeta falso y el verdadero
5 Esto es lo que el Señor dice contra los falsos
profetas, los que descarrían a este pueblo: «Ustedes le anuncian la paz a
quienes les dan de comer, pero a quienes no les dan nada, les anuncian la
guerra. 6 Por eso, la oscuridad caerá sobre ustedes y los dejará sin visiones;
tendrán tapado el entendimiento y no recibirán ningún mensaje de Dios».
7 Esos profetas y adivinos quedarán en ridículo, serán
el hazmerreír de todos; no tendrán nada que decir, pues Dios no les dará
mensajes.
8 En cambio, yo estoy lleno de poder, de justicia y de
fuerza. Estoy lleno del Espíritu del Señor para denunciar sin temor todas las
maldades y la desobediencia de Israel.
El gobierno corrupto, causa de la caída de Sion
9 Escuchen esto, líderes de Israel, que odian la
justicia y tuercen las intenciones y las obras justas, 10 que llenan a
Jerusalén, que es la ciudad del monte Sion, de crímenes y actos injustos.
11 Los jueces son corruptos, pues reciben dinero para
juzgar a favor de los ricos; los sacerdotes enseñan sólo si se les paga, y los
falsos profetas le ponen precio a sus mensajes. Y como si esto fuera poco, mal
usan el nombre del Señor, diciendo: «¡El Señor está entre nosotros! ¡Ningún mal
nos puede acontecer!». 12 Por eso, por culpa de ustedes, profetas falsos,
Jerusalén será arada como si fuera un potrero y se convertirá en un montón de
ruinas, y la montaña donde se asienta el templo se llenará de maleza como
cualquier ruina abandonada.
Futura exaltación de Sion
4 Pero en los últimos días, la montaña sobre la cual
se asienta el templo del Señor se convertirá en la más famosa montaña del
mundo, será la colina más elogiada de la tierra; personas de todas las naciones
del mundo irán a visitarla. 2 Pueblos numerosos llegarán y dirán: «Vengan,
subamos al monte del Señor, entremos al templo del Dios de Israel para que él
nos diga qué debemos hacer. Y nosotros seguiremos sus enseñanzas». Porque de
Sion, esto es, de Jerusalén, saldrá la instrucción del Señor, la sabiduría y la
justicia para vivir en paz.
3 El Señor juzgará con justicia entre muchas naciones,
y será quien corrija a muchos pueblos poderosos y lejanos. Esas naciones
dejarán de vivir obsesionadas con la guerra, convertirán sus espadas de guerra
en azadones, y sus lanzas en podaderas. Ya no se entrenarán para la guerra, ni
guerrearán entre ellas.
4 Cada persona podrá vivir tranquila bajo su viña o su
higuera, sin que nadie le robe su paz. ¡El Señor Todopoderoso lo ha prometido!
5 ¡Aunque las otras naciones sigan a sus propios
dioses, nosotros siempre seguiremos y obedeceremos sólo al Señor nuestro Dios!
Futura restauración de Sion
6 Lo siguiente afirma el Señor: «En ese día haré que
mi pueblo, al que había castigado, regrese a su tierra. Los reuniré con
cuidado, como un pastor que se preocupa por una oveja herida o una que extravió
el camino a su redil. 7 Con los pocos que hayan quedado, aunque estén heridos o
confusos, haré una nación poderosa. Yo mismo seré su Rey y la gobernaré para
siempre desde Jerusalén. 8 Y tú, Jerusalén, ciudad fuerte edificada sobre el
monte Sion, volverás a tener el poderío de antes, pues nuevamente serás la
capital del reino».
Castigo y triunfo de Sion
9 Y ahora, ¿por qué haces tanto alboroto? ¿Es que no
tienes rey? ¿Acaso se murieron tus consejeros, para que te retuerzas de dolor
como una mujer que está a punto de dar a luz? 10 Retuércete y gime en medio de
tu terrible dolor, pueblo de Israel, como una mujer que está a punto de dar a
luz, porque tendrás que dejar esta ciudad y vivir en descampado. Serás llevada
en exilio a Babilonia. Pero de allí el Señor te rescatará y te librará del
poder de tus enemigos.
11 Muchas naciones se han reunido en tu contra, y
gritan: «¡Qué grandioso será ver la derrota de Jerusalén! ¡Será un hermoso
espectáculo!». 12 Pero ellas no conocen las intenciones del Señor, no tienen ni
idea de sus planes. No saben que el Señor las juntará como si fueran manojos de
espigas en la era para luego destruirlas.
13 ¡Levántate y trilla, hija de Sion! Pues el Señor te
dice: «Yo te daré mucho poder, como si tuvieras cuernos de hierro y cascos de
bronce, y desmenuzarás con ellos a muchos pueblos; y te daré sus riquezas para
que me las entregues como ofrenda a mí, que soy el Señor de toda la tierra».
Nueva Biblia Viva (NBV)
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Apocalipsis
6 Nueva Biblia Viva (NBV)
Los sellos
6 Y vi cuando el Cordero rompió el primer sello.
Entonces uno de los cuatro seres vivientes, con voz de trueno, dijo: «¡Ven y
ve!».
2 Obedecí. Y apareció un caballo blanco. El jinete,
que tenía un arco, recibió una corona y salió triunfante a obtener más
victorias.
3 Cuando el Cordero rompió el segundo sello, el
segundo ser viviente gritó: «¡Ven!».
4 Esta vez apareció un caballo rojo. El jinete recibió
una gran espada y autorización para acabar con la paz en la tierra y hacer que
por todas partes hubiera guerras y muertes.
5 Cuando el Cordero rompió el tercer sello, escuché al
tercer ser viviente que dijo: «¡Ven!».
En la escena apareció un caballo negro cuyo jinete
tenía una balanza en la mano. 6 Y una voz que brotó de entre los cuatro seres
vivientes, dijo: «Vendo por el salario de un día un kilo de trigo o tres kilos
de cebada, pero no le hagan daño al aceite ni al vino».
7 Y cuando rompió el cuarto sello, escuché al cuarto
ser viviente que dijo: «¡Ven!».
8 En esta ocasión apareció un caballo amarillo. El
jinete que lo montaba se llamaba Muerte, y lo seguía otro jinete llamado
Infierno. Se les concedió dominio sobre una cuarta parte de la tierra y
autoridad para matar por medio de guerras, hambre, epidemias y fieras salvajes.
9 El Cordero abrió el quinto sello. Vi entonces debajo
del altar a las personas que habían muerto por predicar la palabra de Dios y
por ser fieles testigos.
10 Aquellas personas clamaban a gran voz: «Soberano
Señor, santo y verdadero, ¿cuándo vas a juzgar a los habitantes de la tierra y
cuándo vas a vengar nuestra muerte?». 11 Les dieron entonces ropa blanca, y les
dijeron que esperaran un poco más, hasta que se completara el número de los
demás siervos de Jesús que iban a sufrir el martirio y se les unieran.
12 Cuando el Cordero abrió el sexto sello, se produjo
un gran terremoto; el sol se puso negro como si se hubiera puesto ropa de luto,
y la luna adquirió un color rojo como la sangre. 13 Las estrellas del cielo
cayeron sobre la tierra como caen los higos verdes en medio de un vendaval. 14
El cielo estrellado se fue enrollando como un pergamino hasta desaparecer,
mientras las montañas y las islas fueron removidas de su lugar.
15 Los reyes de la tierra, los dirigentes del mundo,
los ricos, los poderosos, y la humanidad entera, esclavos o libres, buscaban
refugio en las cuevas y entre las peñas de las montañas, 16 y gritaban a las
montañas: «¡Caigan sobre nosotros, escóndannos de la mirada del que está
sentado en el trono y de la ira del Cordero! 17 ¡El gran día de su ira ha
llegado! ¿Quién podrá sobrevivir?».
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Salmos
134 Nueva Biblia Viva (NBV)
Cántico de los peregrinos.
134 Bendigan al Señor, todos sus siervos, ustedes que
sirven por la noche en la casa del Señor. 2 Alcen sus manos en santidad, y
bendigan al Señor.
3 Que el Señor te bendiga desde Sion: el Señor que
hizo el cielo y la tierra.
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Proverbios
30:1-4 Nueva Biblia Viva (NBV)
Dichos de Agur
30 Dichos de Agur, hijo de Jaqué. Oráculos. Palabras
de este varón:
2 Oh Dios, estoy cansado y agotado. Soy el más
ignorante de los hombres; me falta discernimiento humano.
3 No he conocido la sabiduría, ni tampoco conozco al
Dios santo. 4 ¿Quién ha subido y bajado del cielo? ¿Quién retiene el viento en
su puño o envuelve el mar en su manto? ¿Quién ha establecido los límites de la
tierra? ¿Quién sabe su nombre y el de su hijo? Dímelo si lo sabes.
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