Día 262, DAB Español, Jueves 19 de Septiembre
Isaías 30:12-33:13; Gálatas 5:1-12; Salmos 63; Proverbios 23:22 (Reina Valera Contemporánea (RVC))
Isaías
30:12-33:13 Reina Valera Contemporánea (RVC)
12 Por eso el Santo de Israel dice así:
«Ya que ustedes han rechazado esta palabra, y confían
en la violencia y en la iniquidad, y se apoyan en ellas, 13 este pecado será
para ustedes como una grieta que se extiende por un alto muro, hasta
resquebrajarlo y hacer que se derrumbe en cualquier momento. 14 Y éste se
resquebrajará como una vasija de alfarero, que sin misericordia la hacen
pedazos; a tal grado que, de entre los añicos, no se encuentra un solo tiesto
para sacar fuego del hogar ni agua del pozo.»
15 Así ha dicho Dios el Señor, el Santo de Israel:
«La salvación de ustedes depende de que mantengan la
calma. Su fuerza radica en mantener la calma y en confiar en mí.»
Pero ustedes no quisieron obedecer, 16 sino que
dijeron:
«De ninguna manera. Preferimos huir a galope.
¡Cabalgaremos sobre veloces corceles!»
Por lo tanto, tendrán que huir, y sus perseguidores
serán más veloces que ustedes. 17 Un millar de ustedes huirá ante la amenaza de
un solo hombre; y ante la amenaza de cinco huirán todos ustedes, hasta quedar
solitarios como un mástil en la cumbre de un monte; ¡como bandera sobre una
colina!
Dios se compadecerá de Israel
18 Por lo tanto, el Señor esperará un poco y tendrá
piedad de ustedes, y por eso será exaltado por la misericordia que tendrá de
ustedes. Ciertamente el Señor es un Dios justo; ¡dichosos todos los que confían
en él! 19 Ustedes, los que habitan en el monte de Sión, en Jerusalén, nunca más
volverán a llorar; porque el Dios misericordioso se apiadará de ustedes, y les
responderá cuando oiga la voz de su clamor.
20 Aunque el Señor les hará comer un pan de congoja y
les dará a beber agua de angustia, nunca más se les quitarán sus maestros, sino
que los verán con sus propios ojos.
21 Entonces oirán ustedes decir a sus espaldas estas
palabras: «Éste es el camino; vayan por él. No se desvíen a la derecha ni a la
izquierda.»
22 Entonces rasparán la cubierta de sus esculturas de
plata y la vestidura de sus imágenes de oro fundido; las harán a un lado, como
a un trapo asqueroso, y dirán: «¡Fuera de aquí!»
23 Cuando siembres la tierra, el Señor enviará lluvia
sobre tu siembra, y del fruto de la tierra te dará abundante comida.
Entonces tus ganados pastarán en terrenos espaciosos;
24 tus bueyes y tus asnos, con los que labras la tierra, comerán grano limpio,
sacudido con pala y criba; 25 y el día de la gran matanza, cuando caigan las
torres, sobre todo monte alto y sobre toda colina elevada habrá muchos ríos y
arroyos. 26 El día que el Señor ponga una venda en la herida de su pueblo, y
cure la llaga que le causó, la luz de la luna alumbrará como la luz del sol, y
la luz del sol alumbrará siete veces más, como la luz de siete días.
Juicio del Señor contra Asiria
27 ¡Miren! ¡El nombre del Señor viene de lejos! Viene
con el rostro encendido y con llamas de fuego devorador; sus labios están
llenos de ira, y su lengua parece un fuego abrasador; 28 su aliento es como un
torrente que llega hasta el cuello y que todo lo inunda; va a zarandear a las
naciones con una criba destructora; va a poner un freno en la quijada de los
pueblos, para hacerlos errar.
29 Pero ustedes cantarán con un corazón alegre, como
en la noche en que se celebra la pascua; como el flautista que va al monte del
Señor para honrar al Fuerte de Israel. 30 Y el Señor hará oír su potente voz, y
dejará ver cómo descarga su brazo: ¡con rostro enfurecido y con la llama de un
fuego abrasador!, ¡con un torbellino, y tempestad y piedras de granizo! 31
Ciertamente Asiria, que hirió con vara, será quebrantada con la voz del Señor.
32 Y cada golpe de la vara justiciera que el Señor descargue sobre ella, irá
acompañado de música de arpas y panderos; ¡él librará contra ella una batalla
estruendosa! 33 Desde hace mucho tiempo está ya dispuesta y preparada para el
rey una pira con mucha leña. Es ancha y profunda, y sólo espera el soplo del
Señor para prenderse como un río de azufre.
Los egipcios son hombres, no dioses
31 ¡Ay de los que van a Egipto en busca de ayuda! ¡Ay
de los que ponen su esperanza en la multitud de sus caballos y carros, y en la
fuerza de sus jinetes, y no vuelven los ojos al Santo de Israel, ni buscan al
Señor! 2 Pero Dios también es sabio, y les traerá el mal, y no retirará sus
palabras. Se levantará contra la casa de los malvados, y contra la ayuda de los
malhechores. 3 Los egipcios son simples hombres, y no dioses; sus caballos son
carne, y no espíritu; cuando el Señor extienda su mano, juntos caerán el que
ayuda y el ayudado, y todos ellos rodarán por el suelo.
4 Así me dijo el Señor:
«El Señor de los ejércitos bajará a pelear sobre el
monte de Sión; sobre su colina. Será como cuando el león y su cachorro rugen
sobre su presa, que no se espantan por los gritos de la cuadrilla de pastores
que se junta para atacarlos, ni se acobardan ante su alboroto.»
5 El Señor de los ejércitos protegerá a Jerusalén como
protegen las aves a sus polluelos: la librará, la preservará y la salvará.
6 Ustedes, israelitas: ¡vuélvanse a aquel contra quien
tanto se han rebelado! 7 Ciertamente, cuando llegue ese día, todos ustedes
arrojarán los ídolos de oro y plata que se hicieron con sus manos pecadoras. 8
Asiria caerá a filo de espada, pero no de espada humana; delante de esa espada
huirá, y sus jóvenes serán obligados a pagar tributo. 9 De miedo sucumbirá su
fortaleza, y llenos de pavor sus príncipes abandonarán sus banderas.
—Palabra del Señor, cuyo fuego está en Sión y cuyo
horno está en Jerusalén.
El Rey justo
32 ¡Miren! Va a surgir un rey que hará justicia, y los
príncipes presidirán en el juicio. 2 Ese hombre será como un refugio contra el
viento, como un albergue contra el turbión; como los arroyos en tierras áridas;
como la sombra de un gran peñasco en tierra calurosa. 3 No se ofuscarán los
ojos de los que ven; los oídos de los que oyen escucharán con atención. 4 El
corazón de los necios captará el conocimiento, y la lengua de los tartamudos
hablará con claridad y rapidez. 5 Nunca más el ruin será llamado generoso, ni
el tramposo será llamado espléndido. 6 Porque el ruin hablará ruindades, y su
corazón maquinará iniquidades, para cometer impiedad y para proferir blasfemias
contra el Señor; a los hambrientos los dejará ir con hambre, y a los sedientos
no les calma la sed. 7 El tramposo usa armas de maldad; trama planes inicuos,
enreda a los ingenuos con palabras mentirosas, y en el juicio habla en contra
del pobre. 8 Pero el generoso piensa en ser generoso, y por su generosidad será
exaltado.
Advertencia a las mujeres de Jerusalén
9 ¡Levántense, mujeres indolentes! ¡Escuchen mi voz y
mis razones, mujeres confiadas! 10 Ustedes, que ahora están tranquilas, dentro
de poco más de un año se llenarán de pánico, porque las viñas no darán uvas ni
habrá trigo en los trigales. 11 ¡Comiencen a temblar y a preocuparse, mujeres
indolentes y confiadas! ¡Despójense de su ropa, y vístanse con cilicio! 12
¡Golpéense el pecho y lloren por la belleza de los campos y por la fertilidad
de las viñas! 13 En la tierra de mi pueblo crecerán espinos y cardos, y se
acabará la alegría en todas las casas de la ciudad feliz. 14 Los palacios
quedarán desiertos; no habrá más tanta gente en la ciudad; las torres y las
fortalezas serán para siempre cuevas para los asnos del monte y pastizales para
los ganados, 15 hasta que venga sobre nosotros el espíritu de lo alto. Entonces
el desierto se convertirá en campo fértil, y el campo fértil será visto como
bosque. 16 Entonces se impartirá justicia en el desierto, y reinará el derecho
en el campo fértil. 17 La justicia hará posible la paz; la justicia redundará
en reposo y seguridad para siempre. 18 Entonces mi pueblo vivirá en lugares de
paz, en poblaciones seguras, en sitios de reposo. 19 El granizo que caiga,
caerá en los montes, y la ciudad será abatida por completo. 20 ¡Dichosos
ustedes, los que siembran junto a los ríos y arroyos, y dejan que anden libres
sus bueyes y sus asnos!
El Señor traerá salvación
33 ¡Ay de ti, que saqueas, aunque nunca fuiste
saqueado! ¡Ay de ti, que eres desleal, aunque nunca nadie fue desleal contigo!
Cuando acabes de saquear, el saqueado serás tú; cuando acabes de ser desleal,
tú serás víctima de la deslealtad.
2 Señor, ten misericordia de nosotros,
pues nosotros esperamos en ti.
Tú, que de mañana eres brazo de otros,
¡sálvanos también en momentos de angustia!
3 Al escuchar el estruendo, los pueblos huyen; al
levantarte tú, las naciones se esparcen. 4 Sus despojos serán recogidos como
cuando se recogen orugas; sobre ellos se correrá y se saltará, como corren y
saltan las langostas. 5 Pero tú, Señor, que habitas en las alturas y que has
saturado a Sión con la justicia y el derecho, serás exaltado. 6 En tus tiempos
reinarán la sabiduría y la ciencia, y mucha salvación; el temor a ti, Señor,
será el tesoro de tu pueblo.
7 Afuera de la ciudad los embajadores darán voces, y
los mensajeros de paz llorarán amargamente. 8 Las calzadas están deshechas; ya
no hay caminantes; el pacto ha quedado anulado. El enemigo aborreció las
ciudades y menospreció a sus habitantes. 9 La tierra se enfermó y enlutó; el
Líbano quedó marchito y en vergüenza; Sarón se ha vuelto un desierto, y Basán y
el Carmelo han sido sacudidos.
10 Pero el Señor dice:
«Ahora mismo voy a levantarme; ahora mismo voy a ser
exaltado; ¡ahora mismo voy a ser engrandecido! 11 Puesto que ustedes han
concebido hojarascas, sólo producirán rastrojo; su propio aliento será un fuego
que los consumirá. 12 Los pueblos parecerán cal quemada, y como espinos
arrancados serán echados al fuego. 13 Ustedes, los que están lejos, escuchen lo
que he hecho; y ustedes, los que están cerca, reconozcan mi poder.»
Reina Valera Contemporánea (RVC)
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Gálatas
5:1-12 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Firmes en la libertad
5 Manténganse, pues, firmes en la libertad con que
Cristo nos hizo libres, y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud. 2
Miren que yo, Pablo, les digo que si se circuncidan, de nada les aprovechará
Cristo. 3 Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado
a cumplir toda la ley. 4 Ustedes, los que por la ley se justifican, se han
desligado de Cristo; han caído de la gracia. 5 Pues nosotros por el Espíritu
aguardamos, por fe, la esperanza de la justicia. 6 Porque en Cristo Jesús nada
valen la circuncisión ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. 7
Ustedes corrían bien; ¿quién les impidió el no obedecer a la verdad? 8 Esta
persuasión no procede de aquel que los llama. 9 Un poco de levadura fermenta
toda la masa. 10 Yo confío respecto de ustedes, en el Señor, que no pensarán de
otro modo; pero el que los perturba, quienquiera que sea, llevará la sentencia.
11 Y yo, hermanos, si aún predicara la circuncisión, ¿por qué habría de padecer
todavía persecución? En tal caso, se habría quitado el tropiezo de la cruz. 12
¡Cómo quisiera yo que se mutilaran quienes los perturban!
Reina Valera Contemporánea (RVC)
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Salmos
63 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Sólo Dios satisface al alma
Salmo de David, cuando estaba en el desierto de Judá.
63 Dios mío, ¡tú eres mi Dios!
Yo te buscaré de madrugada.
Mi alma desfallece de sed por ti;
mi ser entero te busca con ansias,
en terrenos secos e inhóspitos, sin agua,
2 con deseos de ver tu poder y tu gloria,
como los he mirado en el santuario.
3 Tu misericordia es mejor que la vida;
por eso mis labios te alaban.
4 ¡Yo te bendeciré mientras tenga vida,
y en tu nombre levantaré mis manos!
5 Mi alma quedará del todo satisfecha,
como si comiera los mejores platillos,
y mis labios te aclamarán jubilosos
6 al pensar en ti recostado en mi lecho,
al meditar en ti durante mis desvelos.
7 Porque tú has sido mi socorro,
alegré viviré bajo la sombra de tus alas.
8 Mi alma está apegada a ti;
tu mano derecha me brinda apoyo.
9 Los que buscan matarme y acabar conmigo
caerán a lo más profundo de la tierra.
10 Los matarán a filo de espada;
servirán de alimento a los chacales.
11 Pero el rey se regocijará en Dios,
y todos los que juran por él serán alabados,
pero la boca de los mentirosos será acallada.
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Proverbios
23:22 Reina Valera Contemporánea (RVC)
22 Escucha al padre que te dio la vida,
y no menosprecies a tu anciana madre.
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