Día 263, DAB Español, Viernes 20 de Septiembre
Isaías 33:14-36:22; Gálatas 5:13-26; Salmos 64; Proverbios 23:23 (Reina Valera Contemporánea (RVC))
Isaías
33:14-36:22 Reina Valera Contemporánea (RVC)
14 Los pecadores se asustaron en Sión; el miedo se
apoderó de los hipócritas. ¿Quién de nosotros podría convivir con el fuego
consumidor? ¿Quién de nosotros podría vivir entre las llamas inextinguibles? 15
Sólo el que se conduce con justicia y habla con rectitud, el que aborrece las
ganancias mal habidas, el que se niega a recibir sobornos, el que se tapa los
oídos para no escuchar propuestas criminales; el que cierra los ojos para no
atestiguar la maldad. 16 Quien es así, habitará en las alturas; las resistentes
rocas serán su refugio, y nunca le faltará el pan ni el agua.
17 Tus ojos verán al Rey en su hermosura, y
contemplarán la tierra distante. 18 En tu corazón te imaginarás el espanto, y
dirás: «¿Qué pasó con el escriba? ¿Y qué fue del que pesaba el tributo? ¿Y
dónde quedó el que censaba las grandes torres?» 19 Ya no verás a ese pueblo
arrogante, de lenguaje difícil y entrecortado, que te era tan difícil
comprender. 20 ¡Mira a Sión, ciudad de nuestras fiestas solemnes! Con tus ojos
verás a Jerusalén, casa tranquila, tienda que nunca será desarmada, cuyas
estacas jamás serán arrancadas, y cuyas cuerdas jamás serán rotas. 21 Allí el
Señor será para nosotros una fortaleza, un lugar de ríos y de anchos arroyos,
por los que no pasará ninguna galera de remos, ni tampoco navegarán grandes
naves. 22 El Señor es nuestro juez. El Señor es nuestro legislador. ¡El Señor
es nuestro Rey, y él mismo nos salvará! 23 Aunque tus cuerdas están flojas, y
tu mástil no está firme ni tensada tu vela, te repartirás el botín de muchos
despojos, y hasta los cojos se arrebatarán el botín. 24 Nadie que habite la
ciudad dirá que está enfermo, porque a sus habitantes les será perdonada su
maldad.
La ira del Señor contra las naciones
34 Acérquense, naciones, y júntense para oír; ustedes,
pueblos, presten atención. Que escuche la tierra y todo lo que hay en ella; el
mundo y todo lo que produce. 2 El Señor está enojado contra todas las naciones;
se ha indignado contra todas ellas; por eso va a destruirlas y a entregarlas al
matadero. 3 Los que mueran en ellas quedarán abandonados, y sus cadáveres
despedirán mal olor; la sangre de ellos hará que los montes se derritan. 4 Se
vendrá abajo todo el ejército de los cielos, como cuando se caen las hojas de
las parras y de las higueras, y los cielos mismos se enrollarán como un
pergamino.
5 Mi espada se embriagará en los cielos, y mi
sentencia caerá sobre Edom, sobre el pueblo que he decidido exterminar. 6 La
espada del Señor está llena de sangre; está empapada de la grasa y de la sangre
de los corderos y de los machos cabríos, y de la grasa de los riñones de
carneros. En Bosra se ofrecen sacrificios en honor del Señor; ¡en Edom hay una
gran matanza! 7 Entre los animales sacrificados hay búfalos, toros y becerros;
¡el país se empapa de sangre, y el suelo queda saturado de grasa!
8 Ciertamente ha llegado el día de la venganza del
Señor; ¡ha llegado el año de darles su merecido a los que pelean contra Sión! 9
Sus arroyos se convertirán en brea; su polvo en azufre, y su tierra en brea
encendida. 10 No se apagará de noche ni de día, ni su humo dejará de subir; por
siempre será asolada, y nadie volverá jamás a pasar por ella. 11 Los pelícanos
y los erizos se adueñarán de ella, y la habitarán las lechuza y los cuervos; la
medirán con cordeles de destrucción, y con plomadas de asolamiento. 12 Sus
príncipes serán llamados príncipes sin reino, y a nada serán reducidos todos
sus hombres importantes.
13 En sus palacios crecerán espinos, y en sus
fortalezas habrá ortigas y cardos; ¡se volverán cuevas de chacales y patios
para los pollos de los avestruces. 14 Las fieras del desierto se encontrarán
con las hienas, y las cabras salvajes llamarán a sus compañeros; también las
lechuzas habitarán en ese lugar, y allí podrán descansar.
15 Allí los búhos anidarán y pondrán sus huevos;
sacarán a sus pollos y los juntarán debajo de sus alas; allí también se
juntarán los buitres, cada uno con su compañera. 16 Investiguen en el libro del
Señor, y lean si alguno de ellos faltó. Pero no faltó ninguno de ellos ni su
compañera, porque así lo ordenó su boca y los reunió su espíritu mismo. 17 El
Señor les echó suertes, y con su propia mano les repartió la tierra, que será
su herencia para toda la vida, y allí vivirán de generación en generación.
Futuro glorioso de Sión
35 El desierto y la soledad se alegrarán; el yermo se
regocijará y florecerá como la rosa; 2 florecerá en abundancia, y también se
alegrará y cantará con júbilo, pues le serán dadas la belleza del Líbano y la
hermosura del Carmelo y de Sarón. ¡Estos montes verán la gloria del Señor, ¡la
hermosura de nuestro Dios! 3 Fortalezcan las manos cansadas y afirmen las
rodillas endebles. 4 Digan a los de corazón amedrentado: «Esfuércense y no
teman. ¡Miren! Aquí viene su Dios, para castigar a sus enemigos como merecen.
Dios mismo viene, y él los salvará.»
5 Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, lo mismo
que los oídos de los sordos. 6 Entonces los cojos saltarán como ciervos, y la
lengua del mudo cantará; porque en el desierto serán cavados pozos de agua, y
en la soledad correrán torrentes. 7 El páramo se convertirá en estanque, el
sequedal en manantiales de agua, y en la guarida de los chacales crecerán cañas
y juncos.
8 Allí habrá un camino empedrado, que será llamado
«Camino de Santidad». No pasará por allí nada impuro, porque Dios mismo estará
con ellos. Si alguien pasa por este camino, no se extraviará, por más torpe que
sea. 9 En ese camino no habrá leones, ni pasará por él ninguna fiera, para que
los redimidos puedan transitarlo. 10 Y los redimidos del Señor volverán.
Vendrán a Sión entre gritos de infinita alegría. Cada uno de ellos tendrá gozo
y alegría, y desparecerán el llanto y la tristeza.
La invasión de Senaquerib
36 En el año catorce del reinado de Ezequías, el rey
Senaquerib, de Asiria, atacó y conquistó todas las ciudades fortificadas de
Judá. 2 Desde Laquis, el rey de Asiria envió a su primer oficial al frente de
un gran ejército, para que atacara a Jerusalén y al rey Ezequías; y el primer
oficial acampó junto al acueducto del estanque superior, camino al Campo del
Lavador. 3 Entonces fue a verlo el mayordomo Eliaquín hijo de Hilcías, junto
con el escriba Sebna y el canciller Yoaj hijo de Asaf. 4 El primer oficial de
Senaquerib les dijo:
«Digan a Ezequías que el gran rey de Asiria manda a
decirle: “¿En qué te apoyas, que te sientes tan confiado? 5 Tú hablas de contar
con una coalición y con poder para hacerme la guerra, pero yo digo que esas no
son más que palabras huecas. Dime ahora: ¿en quién confías, que te rebelas
contra mí? 6 Por lo visto, confías en ese bastón de caña quebradiza que es
Egipto, ¡bastón que le atravesará y perforará la mano a quien se apoye en él!
¡Eso es el faraón, el rey de Egipto, para todos los que en él confíen! 7 Pero
si me dices que ustedes confían en el Señor su Dios, ¿acaso no se trata de ese
Dios cuyos lugares altos y altares tú, Ezequías, mandaste quitar, y luego
dijiste a Judá y a Jerusalén: ‘Adoren ante este altar’?” 8 Yo te sugiero que
hagas ahora este trato con mi señor, el rey de Asiria: Yo te daré dos mil
caballos, si tú puedes hallar otros tantos jinetes para que cabalguen sobre
ellos. 9 ¿Cómo vas a hacerle frente a un simple capitán, al menor de los
siervos de mi señor, aun cuando estés confiado en Egipto y en sus carros y su
caballería? 10 Si yo he venido a destruir esta tierra es porque antes el Señor
me dijo: “¡Ve a esa tierra y destrúyela!”»
11 Entonces Eliaquín, Sebna y Yoaj le dijeron al
primer oficial:
«Por favor, habla a estos siervos tuyos en arameo, que
nosotros lo entendemos. No nos hables en la lengua de Judá, porque te oye toda
la gente que está sobre la muralla.»
12 Pero el primer oficial dijo:
«¿Y acaso me envió mi señor a decirles esto sólo a ti
y a tu señor? ¡No! ¡Me envió también a la gente que está sobre la muralla, y
que junto con ustedes pronto van a comerse su propio estiércol y a beberse su
propia orina!»
13 Enseguida el primer oficial se puso en pie, y a voz
en cuello gritó en la lengua de Judá:
«¡Escuchen las palabras del gran rey, el rey de
Asiria! 14 Así dice el rey: “Que no los engañe Ezequías, porque no va a poder
salvarlos. 15 Que no les haga Ezequías confiar en el Señor, al decir: ‘El Señor
nos librará; esta ciudad no caerá en manos del rey de Asiria.’ 16 No le hagan
caso a Ezequías. El rey de Asiria les dice: ‘Hagan la paz conmigo. Entréguense
a mí, y cada uno de ustedes podrá comer de su viña y de su higuera, y beberá
también de las aguas de su pozo, 17 hasta que yo venga y los lleve a una tierra
como la de ustedes, una tierra en la que abunda el trigo y el vino, el pan y
las viñas. 18 Tengan cuidado. Que no los engañe Ezequías con eso de que el
Señor los salvará. ¿Acaso los dioses de las otras naciones pudieron salvar a
sus países de la mano del rey de Asiria? 19 ¿Dónde están los dioses de Jamat y
de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvayin? ¿Acaso pudieron salvar a Samaria
de mi mano? 20 ¿Qué dios entre los dioses de esos países pudo librar de mi mano
a su país, como para que el Señor libre de mi mano a Jerusalén?’”»
21 Pero ellos se quedaron callados, y no le
respondieron una sola palabra, porque el rey les había ordenado que no le
respondieran. 22 Luego el mayordomo Eliaquín hijo de Hilcías, el escriba Sebna
y el canciller Yoaj hijo de Asaf se presentaron ante Ezequías, y allí se
rasgaron los vestidos y le contaron lo que había dicho el primer oficial.
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas
Gálatas
5:13-26 Reina Valera Contemporánea (RVC)
13 Hermanos, ustedes han sido llamados a la libertad,
sólo que no usen la libertad como pretexto para pecar; más bien, sírvanse los
unos a los otros por amor. 14 Porque toda la ley se cumple en esta sola
palabra: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» 15 Pero si ustedes se muerden y
se devoran los unos a los otros, tengan cuidado de no consumirse también los
unos a los otros.
Las obras de la carne y el fruto del Espíritu
16 Digo, pues: Vivan según el Espíritu, y no
satisfagan los deseos de la carne. 17 Porque el deseo de la carne se opone al
Espíritu, y el del Espíritu se opone a la carne; y éstos se oponen entre sí
para que ustedes no hagan lo que quisieran hacer. 18 Pero si ustedes son
guiados por el Espíritu, no están ya sujetos a la ley. 19 Las obras de la carne
se manifiestan en adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a
éstas. Acerca de ellas les advierto, como ya antes les he dicho, que los que
practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. 22 Pero el fruto del
Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre,
templanza. Contra tales cosas no hay ley. 24 Y los que son de Cristo han
crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
25 Si vivimos por el Espíritu, vivamos también según
el Espíritu. 26 No nos hagamos vanidosos, ni nos irritemos unos a otros, ni
sintamos envidia entre nosotros.
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas
Salmos
64 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Plegaria pidiendo protección contra enemigos ocultos
Al músico principal. Salmo de David.
64 Dios mío, ¡escucha la voz de mi queja!
¡Protege mi vida de mi temible enemigo!
2 ¡Escóndeme de esa caterva de malhechores,
que en secreto conspiran y hacen planes malvados!
3 Afilan su lengua, como si fuera una espada;
lanzan acres invectivas, como si fueran saetas,
4 y a escondidas hieren al hombre íntegro.
Lo atacan de repente y sin temor alguno;
5 obstinados en cumplir sus inicuos designios,
pretenden disimular sus trampas,
creyendo que nadie los va a ver.
6 Elucubran iniquidades, investigan al detalle;
y sus ideas son tan incomprensibles
que no es posible penetrar en ellos.
7 ¡Pero Dios los herirá con sus saetas!
¡Sus plagas les sobrevendrán de repente!
8 Su propia lengua les será un tropiezo,
y serán la burla de todos los que los vean.
9 Entonces la humanidad entera sentirá temor,
y todos proclamarán las obras de Dios
y entenderán el porque de sus acciones.
10 Los justos se regocijarán en el Señor
y pondrán en él su confianza.
¡Todos los rectos de corazón lo alabarán!
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas
Proverbios
23:23 Reina Valera Contemporánea (RVC)
23 La verdad y la sabiduría,
la enseñanza y la inteligencia,
son algo que debes comprar y nunca vender.
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas
No comments:
Post a Comment