Tuesday, January 24, 2023

DAB Español, Miércoles 25 de Enero

Día 025, DAB Español, Miércoles 25 de Enero


Génesis 50:1 - Éxodo 2:10; Mateo 16:13-17:9; Salmos 21; Proverbios 5:1-6 (Nueva Versión Internacional (NVI))








Génesis 50:1 - Éxodo 2:10

Nueva Versión Internacional


50 Entonces José se abrazó al cuerpo de su padre y, llorando, lo besó. 2 Luego ordenó a los médicos a su servicio que embalsamaran el cuerpo, y así lo hicieron. 3 El proceso para embalsamarlo tardó unos cuarenta días, que es el tiempo requerido. Los egipcios, por su parte, guardaron luto por Israel durante setenta días.


4 Pasados los días de duelo, José se dirigió así a los miembros de la corte del faraón:


—Si me he ganado el respeto de la corte, díganle por favor al faraón 5 que mi padre, antes de morirse, me hizo jurar que yo lo sepultaría en la tumba que él mismo se preparó en la tierra de Canaán. Por eso le ruego encarecidamente que me permita ir a sepultar a mi padre, y luego volveré.


6 El faraón le respondió:


—Ve a sepultar a tu padre, conforme a la promesa que te pidió hacerle.


7 José fue a sepultar a su padre, y lo acompañaron los servidores del faraón, es decir, los ancianos de su corte y todos los ancianos de Egipto. 8 A estos se sumaron todos los familiares de José, es decir, sus hermanos y los de la casa de Jacob. En la región de Gosén dejaron únicamente a los niños y a los animales. 9 También salieron con él carros y jinetes, formando así un cortejo muy grande.


10 Al llegar a la era de Hatad, que está cerca del río Jordán, hicieron grandes y solemnes lamentaciones. Allí José guardó luto por su padre durante siete días. 11 Cuando los cananeos que vivían en esa región vieron en la era de Hatad aquellas manifestaciones de duelo, dijeron: «Los egipcios están haciendo un duelo muy solemne». Por eso al lugar, que está cerca del Jordán, lo llamaron Abel Misrayin.[a]


12 Los hijos de Jacob hicieron con su padre lo que él les había pedido: 13 lo llevaron a la tierra de Canaán y lo sepultaron en la cueva que está en el campo de Macpela, frente a Mamré, en el mismo campo que Abraham le había comprado a Efrón el hitita para sepultura de la familia. 14 Luego de haber sepultado a su padre, José regresó a Egipto junto con sus hermanos y con toda la gente que lo había acompañado.

La promesa de José a sus hermanos


15 Al reflexionar sobre la muerte de su padre, los hermanos de José concluyeron: «Tal vez José nos guarde rencor, y ahora quiera vengarse de todo el mal que le hicimos». 16 Por eso le mandaron a decir: «Antes de morir tu padre, dejó estas instrucciones: 17 “Díganle a José que perdone, por favor, la terrible maldad que sus hermanos cometieron contra él”. Así que, por favor, perdona la maldad de los siervos del Dios de tu padre».


Cuando José escuchó estas palabras, se echó a llorar. 18 Luego sus hermanos se presentaron ante José, se inclinaron delante de él y le dijeron:


—Aquí nos tienes; somos tus esclavos.


19 —No tengan miedo —les contestó José—. ¿Puedo acaso tomar el lugar de Dios? 20 Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente. 21 Así que, ¡no tengan miedo! Yo cuidaré de ustedes y de sus hijos.


Y así, con el corazón en la mano, José los reconfortó.

Muerte de José


22 José y la familia de su padre permanecieron en Egipto. Alcanzó la edad de ciento diez años, 23 y llegó a ver nacer a los hijos de Efraín hasta la tercera generación. Además, cuando nacieron los hijos de Maquir, hijo de Manasés, él los recibió sobre sus rodillas.[b]


24 Tiempo después, José les dijo a sus hermanos: «Yo estoy a punto de morir, pero sin duda Dios vendrá a ayudarlos, y los llevará de este país a la tierra que prometió a Abraham, Isaac y Jacob». 25 Entonces José hizo que sus hijos le prestaran juramento. Les dijo: «Sin duda Dios vendrá a ayudarlos. Cuando esto ocurra, ustedes deberán llevarse de aquí mis huesos».


26 José murió en Egipto a los ciento diez años de edad. Una vez que lo embalsamaron, lo pusieron en un ataúd.

Los egipcios oprimen a los israelitas


1 Estos son los nombres de los hijos de Israel que, acompañados de sus familias, llegaron con Jacob a Egipto: 2 Rubén, Simeón, Leví, Judá, 3 Isacar, Zabulón, Benjamín, 4 Dan, Neftalí, Gad y Aser. 5 En total, los descendientes de Jacob eran setenta. José ya estaba en Egipto.


6 Murieron José y sus hermanos y toda aquella generación. 7 Sin embargo, los israelitas tuvieron muchos hijos, y a tal grado se multiplicaron que fueron haciéndose más y más poderosos. El país se fue llenando de ellos.


8 Pero llegó al poder en Egipto otro rey que no había conocido a José, 9 y le dijo a su pueblo: «¡Cuidado con los israelitas, que ya son más fuertes y numerosos que nosotros! 10 Vamos a tener que manejarlos con mucha astucia; de lo contrario, seguirán aumentando y, si estalla una guerra, se unirán a nuestros enemigos, nos combatirán y se irán del país».


11 Fue así como los egipcios pusieron capataces para que oprimieran a los israelitas. Les impusieron trabajos forzados, tales como los de edificar para el faraón las ciudades de almacenaje Pitón y Ramsés. 12 Pero cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y se extendían, de modo que los egipcios llegaron a tenerles miedo; 13 por eso les imponían trabajos pesados y los trataban con crueldad. 14 Les amargaban la vida obligándolos a hacer mezcla y ladrillos, y todas las labores del campo. En todos los trabajos de esclavos que los israelitas realizaban, los egipcios los trataban con crueldad.


15 Había dos parteras de las hebreas, llamadas Sifrá y Fuvá, a las que el rey de Egipto ordenó:


16 —Cuando ayuden a las hebreas en sus partos, fíjense en el sexo:[c] si es niño, mátenlo; pero, si es niña, déjenla con vida.


17 Sin embargo, las parteras temían a Dios, así que no siguieron las órdenes del rey de Egipto, sino que dejaron con vida a los varones. 18 Entonces el rey de Egipto mandó llamar a las parteras, y les preguntó:


—¿Por qué han hecho esto? ¿Por qué han dejado con vida a los varones?


19 Las parteras respondieron:


—Resulta que las hebreas no son como las egipcias, sino que están llenas de vida y dan a luz antes de que lleguemos.


20 De este modo los israelitas se hicieron más fuertes y más numerosos. Además, Dios trató muy bien a las parteras 21 y, por haberse mostrado temerosas de Dios, les concedió tener muchos hijos. 22 El faraón, por su parte, dio esta orden a todo su pueblo:


—¡Tiren al río a todos los niños hebreos que nazcan! A las niñas, déjenlas con vida.

Nacimiento de Moisés


2 Hubo un levita que tomó por esposa a una mujer de su propia tribu. 2 La mujer quedó embarazada y tuvo un hijo, y al verlo tan hermoso lo escondió durante tres meses. 3 Cuando ya no pudo seguir ocultándolo, preparó una cesta de papiro, la embadurnó con brea y asfalto y, poniendo en ella al niño, fue a dejar la cesta entre los juncos que había a la orilla del Nilo. 4 Pero la hermana del niño se quedó a cierta distancia para ver qué pasaría con él.


5 En eso, la hija del faraón bajó a bañarse en el Nilo. Sus doncellas, mientras tanto, se paseaban por la orilla del río. De pronto la hija del faraón vio la cesta entre los juncos, y ordenó a una de sus esclavas que fuera por ella. 6 Cuando la hija del faraón abrió la cesta y vio allí dentro un niño que lloraba, le tuvo compasión y exclamó:


—¡Es un niño hebreo!


7 La hermana del niño preguntó entonces a la hija del faraón:


—¿Quiere usted que vaya y llame a una nodriza hebrea, para que críe al niño por usted?


8 —Ve a llamarla —contestó.


La muchacha fue y trajo a la madre del niño, 9 y la hija del faraón le dijo:


—Llévate a este niño y críamelo. Yo te pagaré por hacerlo.


Fue así como la madre del niño se lo llevó y lo crió. 10 Ya crecido el niño, se lo llevó a la hija del faraón, y ella lo adoptó como hijo suyo; además, le puso por nombre Moisés,[d] pues dijo: «¡Yo lo saqué del río!»

Footnotes


50:11 En hebreo, Abel Misrayin significa luto de los egipcios.

50:23 él los recibió sobre sus rodillas. Es decir, fueron considerados como suyos.

1:16 el sexo. Lit. las dos piedras (refiriéndose a los testículos del niño o a las tablas del parto).

2:10 En hebreo, Moisés suena como el verbo que significa sacar.


Mateo 16:13-17:9

Nueva Versión Internacional

La confesión de Pedro


13 Cuando llegó a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:


—¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?


Le respondieron:


14 —Unos dicen que es Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o uno de los profetas.


15 —Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?


16 —Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro.


17 —Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás —le dijo Jesús—, porque eso no te lo reveló ningún mortal,[a] sino mi Padre que está en el cielo. 18 Yo te digo que tú eres Pedro,[b] y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte[c] no prevalecerán contra ella. 19 Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.


20 Luego les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Cristo.

Jesús predice su muerte


21 Desde entonces comenzó Jesús a advertir a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas a manos de los ancianos, de los jefes de los sacerdotes y de los maestros de la ley, y que era necesario que lo mataran y que al tercer día resucitara. 22 Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo:


—¡De ninguna manera, Señor! ¡Esto no te sucederá jamás!


23 Jesús se volvió y le dijo a Pedro:


—¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar; no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.


24 Luego dijo Jesús a sus discípulos:


—Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme. 25 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará. 26 ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida? 27 Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada persona según lo que haya hecho. 28 Les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto al Hijo del hombre llegar en su reino.

La transfiguración


17 Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, el hermano de Jacobo, y los llevó aparte, a una montaña alta. 2 Allí se transfiguró en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol, y su ropa se volvió blanca como la luz. 3 En esto, se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús. 4 Pedro le dijo a Jesús:


—Señor, ¡qué bueno sería que nos quedemos aquí! Si quieres, levantaré tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías.


5 Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!»


6 Al oír esto, los discípulos se postraron sobre su rostro, aterrorizados. 7 Pero Jesús se acercó a ellos y los tocó.


—Levántense —les dijo—. No tengan miedo.


8 Cuando alzaron la vista, no vieron a nadie más que a Jesús.


9 Mientras bajaban de la montaña, Jesús les encargó:


—No le cuenten a nadie lo que han visto hasta que el Hijo del hombre resucite.

Footnotes


16:17 ningún mortal. Lit. carne y sangre.

16:18 Pedro significa piedra.

16:18 del reino de la muerte. Lit. del Hades.


Salmos 21

Nueva Versión Internacional

Al director musical. Salmo de David.


21 En tu fuerza, Señor,

    se regocija el rey;

    ¡cuánto se alegra en tus victorias!

2

Le has concedido lo que su corazón desea;

    no le has negado lo que sus labios piden. Selah

3

Has salido a su encuentro con ricas bendiciones;

    lo has coronado con diadema de oro fino.

4

Te pidió vida, se la concediste:

    una vida larga y duradera.

5

Por tus victorias se acrecentó su gloria;

    lo revestiste de honor y majestad.

6

Has hecho de él manantial de bendiciones;

    tu presencia lo ha llenado de alegría.


7

El rey confía en el Señor,

    en el gran amor del Altísimo;

    por eso jamás caerá.


8

Tu mano alcanzará a todos tus enemigos;

    tu diestra alcanzará a los que te aborrecen.

9

Cuando tú, Señor, te manifiestes,

    los convertirás en un horno encendido.


En su ira los devorará el Señor;

    ¡un fuego los consumirá!

10

Borrarás de la tierra a su simiente;

    de entre los mortales, a su posteridad.

11

Aunque tramen hacerte daño

    y maquinen perversidades,

    ¡no se saldrán con la suya!

12

Porque tú los harás retroceder

    cuando tenses tu arco contra ellos.


13

Enaltécete, Señor, con tu poder,

    y con salmos celebraremos tus proezas.

Proverbios 5:1-6

Nueva Versión Internacional

Advertencia contra el adulterio


5 Hijo mío, pon atención a mi sabiduría

    y presta oído a mi buen juicio,

2

para que al hablar mantengas la discreción

    y retengas el conocimiento.

3

De los labios de la adúltera fluye miel;

    su lengua es más suave que el aceite.

4

Pero al fin resulta más amarga que la hiel

    y más cortante que una espada de dos filos.

5

Sus pies descienden hasta la muerte;

    sus pasos van derecho al sepulcro.

6

No toma ella en cuenta el camino de la vida;

    sus sendas son torcidas, y ella no lo reconoce.[a]

Footnotes


5:6 y ella no lo reconoce. Alt. y tú no lo sabes.


Nueva Versión Internacional (NVI)


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