Sunday, December 24, 2023

DAB Español, Lunes 25 de Diciembre

Día 359, DAB Español, Lunes 25 de Diciembre


Zacarías 8:1-23; Apocalipsis 16:1-21; Salmos 144; Proverbios 30:29-31 (Nueva Versión Internacional (NVI))








Zacarías 8

Nueva Versión Internacional

El Señor promete bendecir a Jerusalén


8 Otra vez vino a mí la palabra del Señor de los Ejércitos y me dijo:


2 «Así dice el Señor de los Ejércitos: “Siento grandes celos por Sión. Son tantos mis celos por ella que ardo de pasión”.


3 »Así dice el Señor: “Regresaré a Sión y habitaré en Jerusalén. Y Jerusalén será conocida como la Ciudad de la Verdad y el monte del Señor de los Ejércitos, como el Monte de la Santidad”.


4 »Así dice el Señor de los Ejércitos: “Los ancianos y las ancianas volverán a sentarse en las calles de Jerusalén, cada uno con su bastón en la mano debido a su avanzada edad. 5 Los niños y las niñas llenarán las calles de la ciudad y jugarán en ellas”.


6 »Así dice el Señor de los Ejércitos: “Al remanente de este pueblo podrá parecerle maravilloso en aquellos días, ¿pero también a mí me parecerá maravilloso?”, afirma el Señor de los Ejércitos.


7 »Así dice el Señor de los Ejércitos: “Salvaré a mi pueblo de los países de oriente y de occidente. 8 Los haré volver para que vivan en Jerusalén; ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, en la verdad y en la justicia”.


9 »Así dice el Señor de los Ejércitos: “¡Cobren ánimo, ustedes, los que en estos días han escuchado las palabras de los profetas, mientras se echan los cimientos para la reconstrucción del Templo del Señor de los Ejércitos! 10 Porque antes de estos días ni los hombres recibían su salario ni los animales su alimento. Por culpa del enemigo tampoco los viajeros tenían seguridad, pues yo puse a cada uno contra su prójimo. 11 Pero ya no trataré al remanente de este pueblo como lo hice en el pasado”, afirma el Señor de los Ejércitos.


12 »“Habrá paz cuando se siembre y las vides darán su fruto; la tierra producirá sus cosechas y el cielo enviará su rocío. Todo esto se lo daré como herencia al remanente de este pueblo. 13 Judá e Israel, ¡no teman! Ustedes han sido entre las naciones objeto de maldición, pero yo los salvaré y serán una bendición. ¡Cobren ánimo!”.


14 »Así dice el Señor de los Ejércitos: “Cuando sus antepasados me hicieron enojar, yo decidí destruirlos sin ninguna compasión”, afirma el Señor de los Ejércitos. 15 “Pero ahora he decidido hacerles bien a Jerusalén y a Judá. ¡Así que no tengan miedo! 16 Lo que ustedes deben hacer es hablar cada uno a su prójimo con la verdad y juzgar con integridad en sus tribunales. ¡Eso trae la paz! 17 No maquinen el mal contra su prójimo ni sean dados a jurar en falso, porque yo aborrezco todo eso”», afirma el Señor.


18 Vino a mí la palabra del Señor de los Ejércitos y me declaró:


19 «Así dice el Señor de los Ejércitos: “Para el pueblo de Judá, los ayunos de los meses cuarto, quinto, séptimo y décimo serán motivo de gozo y de alegría, y de animadas festividades. Amen, pues, la verdad y la paz”.


20 »Así dice el Señor de los Ejércitos: “Todavía vendrán pueblos y habitantes de muchas ciudades 21 que irán de una ciudad a otra diciendo a los que allí vivan: ‘¡Vayamos al Señor para buscar su bendición! ¡Busquemos al Señor de los Ejércitos! ¡Yo también voy a buscarlo!’. 22 Y muchos pueblos y naciones poderosas vendrán a Jerusalén en busca del Señor de los Ejércitos y de su bendición”.


23 »Así dice el Señor de los Ejércitos: “En aquellos días diez hombres de diferentes lenguas y naciones tomarán a un judío por el borde de su capa y le dirán: ¡Déjanos acompañarte! ¡Hemos sabido que Dios está con ustedes!”».

Apocalipsis 16

Nueva Versión Internacional

Las siete copas de la ira de Dios


16 Oí una voz que desde el templo decía a gritos a los siete ángeles: «¡Vayan y derramen sobre la tierra las siete copas del furor de Dios!».


2 El primer ángel fue y derramó su copa sobre la tierra, y entonces a toda la gente que tenía la marca de la bestia y que adoraba su imagen, le salió una llaga maligna y repugnante.


3 El segundo ángel derramó su copa sobre el mar y el mar se convirtió en sangre, como la de una persona muerta, y murió todo ser viviente que había en el mar.


4 El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos y los manantiales, entonces estos se convirtieron en sangre. 5 Oí que el ángel de las aguas decía:


«Justo eres tú, el Santo,

que eres y que eras,

porque has juzgado correctamente.

6

Ellos derramaron la sangre de creyentes y de profetas,

y tú les has dado a beber sangre, como se lo merecen».


7 Oí también que del altar se respondía:


«Así es, Señor Dios Todopoderoso,

verdaderos y justos son tus juicios».


8 El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual se le permitió quemar con fuego a la gente. 9 Todos sufrieron terribles quemaduras, pero ni así se arrepintieron; en vez de darle gloria a Dios, que tiene poder sobre esas plagas, maldijeron su nombre.


10 El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia, entonces el reino de la bestia quedó sumido en la oscuridad. La gente se mordía la lengua de dolor 11 y, por causa de sus padecimientos y de sus llagas, maldecían al Dios del cielo, pero no se arrepintieron de sus obras.


12 El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates y se secaron sus aguas para abrir paso a los reyes del oriente. 13 Y vi salir de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta tres espíritus malignos que parecían ranas. 14 Son espíritus de demonios que hacen señales y que salen a reunir a los reyes del mundo entero para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso.


15 «¡Cuidado! ¡Vengo como un ladrón! Dichoso el que se mantenga despierto, con su ropa a la mano, no sea que ande desnudo y sufra vergüenza por su desnudez».


16 Entonces los espíritus de los demonios reunieron a los reyes en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.


17 El séptimo ángel derramó su copa en el aire y desde el trono del templo salió una gran voz que decía: «¡Está hecho!». 18 Y hubo relámpagos, estruendos, truenos y un violento terremoto. Nunca, desde que el género humano existe en la tierra, se había sentido un terremoto tan grande y violento. 19 La gran ciudad se partió en tres y las ciudades de las naciones se desplomaron. Dios se acordó de la gran Babilonia y le dio a beber de la copa llena del vino de la ira de su castigo. 20 Entonces huyeron todas las islas y desaparecieron las montañas. 21 Del cielo cayeron sobre la gente enormes granizos, de casi cuarenta y cinco kilogramos cada uno.[a] Y maldecían a Dios por esa terrible plaga.

Footnotes


16:21 granizos … cada uno. Lit. granizos que pesaban como un talento.


Salmos 144

Nueva Versión Internacional

Salmo de David.


144 Bendito sea el Señor, mi Roca,

que adiestra mis manos para la guerra,

mis dedos para la batalla.

2

Él es mi Dios amoroso, mi amparo,

mi más alto escondite, mi libertador,

mi escudo, en quien me refugio.

Él es quien pone los pueblos[a] a mis pies.


3

Señor, ¿qué es el ser humano para que lo cuides?

¿Qué es el simple mortal para que en él pienses?

4

Todo ser humano es como un suspiro;

sus días son fugaces como una sombra.


5

Abre tus cielos, Señor, y desciende;

toca los montes y haz que echen humo.

6

Lanza relámpagos y dispersa al enemigo;

dispara tus flechas y confúndelos.

7

Extiende tu mano desde las alturas

y sálvame de las aguas tumultuosas;

líbrame del poder de gente extraña.

8

Cuando abren la boca, dicen mentiras;

cuando levantan su diestra, juran con falsedad.[b]


9

Te cantaré, oh Dios, un cántico nuevo;

con la lira de diez cuerdas te cantaré salmos.

10

Tú das la victoria a los reyes;

a tu siervo David lo libras de la espada mortal.


11

Ponme a salvo,

líbrame del poder de gente extraña.

Cuando abren la boca, dicen mentiras;

cuando levantan su diestra, juran con falsedad.


12

Que nuestros hijos, en su juventud,

crezcan como plantas frondosas;

que sean nuestras hijas como columnas esculpidas

para adornar un palacio.

13

Que nuestros graneros se llenen

con provisiones de toda especie.

Que nuestros rebaños aumenten por millares,

por decenas de millares en nuestros campos.

14

Que nuestros bueyes arrastren cargas pesadas;[c]

que no haya brechas ni salidas,

ni gritos de angustia en nuestras calles.

15

¡Dichoso el pueblo que recibe todo esto!

¡Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor!

Footnotes


144:2 los pueblos (Targum, Vulgata, Siríaca, Aquila y varios mss. hebreos); mi pueblo (TM).

144:8 cuando … con falsedad. Lit. su diestra es diestra de engaño; también en v. 11.

144:14 Que nuestros … cargas pesadas. Alt. Que nuestros capitanes sean establecidos firmemente.


Proverbios 30:29-31

Nueva Versión Internacional


29 »Tres cosas hay que caminan con elegancia


y una cuarta de paso imponente:


30 el león, poderoso entre las bestias, que no retrocede ante nada;


31 el gallo altivo,[a]


el macho cabrío


y el rey al frente de su ejército.[b]

Footnotes


30:31 el gallo altivo. Lit. el apretado de hombros.

30:31 el rey … ejército. Alt. el rey contra quien su pueblo no se subleva.


Nueva Versión Internacional (NVI)


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