Sunday, March 7, 2021

DAB Español, Lunes 08 de Marzo

Día 066, DAB Español, Lunes 08 de Marzo

Números 10:1-11:23; Marcos 14:1-21; Salmos 51; Proverbios 10:31-32 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))









Números 10:1-11:23

La Palabra (Hispanoamérica)

Las trompetas

 

10 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

 

2 — Hazte dos trompetas de plata labradas a martillo. Te servirán para convocar a la comunidad y para dar la orden de partida a los distintos campamentos. 3 Cuando las dos trompetas resuenen, toda la comunidad se reunirá ante ti a la entrada de la Tienda del encuentro; 4 si sólo resuena una, entonces se congregarán ante ti únicamente los jefes de los clanes de Israel. 5 Al primer toque agudo de trompeta se pondrán en movimiento los campamentos acampados al oriente. 6 Al segundo toque agudo, lo harán los acampados al sur. Los toques agudos indicarán que hay que emprender la marcha. 7 En cambio, para reunir la comunidad, los toques de trompeta no serán agudos. 8 Los sacerdotes descendientes de Aarón serán los encargados de tocar las trompetas. Esta será una norma perpetua, válida para todos los descendientes de ustedes.

 

9 Cuando ya ustedes estén en su tierra y tengan que salir a la guerra contra un agresor que los ataque, harán resonar las trompetas con toques agudos; el Señor, su Dios, se acordará de ustedes y se verán liberados de sus enemigos. 10 Y en sus días de fiesta, en las solemnidades y novilunios, tocarán las trompetas en el momento de ofrecer sus holocaustos, y sus sacrificios de comunión. Eso servirá para que su Dios se acuerde de ustedes. Yo soy el Señor, su Dios.

DESDE SINAÍ A TRANSJORDANIA (10,11—25,19)

De Sinaí a Cadés (10,11—12,16)

Orden de marcha

 

11 En el año segundo, a los veinte días del segundo mes, la nube se levantó por encima de la Morada del testimonio 12 y los israelitas partieron en orden de marcha del desierto de Sinaí hasta que la nube se detuvo en el desierto de Parán.

 

13 Partieron por primera vez según lo había dispuesto el Señor por medio de Moisés. 14 Abría la marcha el estandarte del campamento de los descendientes de Judá por escuadrones. Al frente de sus tropas iba Naasón, hijo de Aminadab; 15 al frente de las tropas de la tribu de los descendientes de Isacar iba Natanael, hijo de Zuar; 16 y al frente de las tropas de la tribu de los descendientes de Zabulón iba Eliab, hijo de Jelón.

 

17 Luego, una vez desmontada la Morada, se pusieron en marcha los guersonitas y los meraritas, que eran los encargados de transportarla.

 

18 A continuación se puso en marcha el estandarte del campamento de Rubén por escuadrones; Elisur, hijo de Sedeur, iba al frente de sus tropas. 19 Al frente de las tropas de la tribu de los descendientes de Simeón iba Selumiel, hijo de Zurisaday; 20 y al frente de las tropas de la tribu de los descendientes de Gad iba Eliasaf, hijo de Deuel.

 

21 Seguidamente emprendieron la marcha los queatitas llevando los objetos sagrados; para cuando estos llegaban [a la próxima acampada], los otros ya habían montado la Morada.

 

22 Después emprendió la marcha el estandarte del campamento de los descendientes de Efraín por escuadrones; al frente de sus tropas iba Elisamá, hijo de Amihud. 23 Al frente de las tropas de los descendientes de la tribu de Manasés iba Gamaliel, hijo de Pedasur, 24 mientras Abidán, hijo de Guideoní, comandaba las tropas de la tribu de los descendientes de Benjamín.

 

25 Finalmente, a retaguardia de todos los campamentos, se puso en marcha el estandarte del campamento de los descendientes de Dan por escuadrones. Ajiezer, hijo de Amisaday, iba al frente de sus tropas. 26 Al frente de las tropas de la tribu de los descendientes de Aser iba Paguiel, hijo de Ocrán, 27 mientras Ajirá, hijo de Enán, iba al frente de las tropas de la tribu de los descendientes de Neftalí.

 

28 Este era el orden de partida cuando los israelitas se ponían en marcha por escuadrones.

El suegro de Moisés

 

29 Moisés dijo a su suegro Jobab del clan madianita de Ragüel:

 

— Nosotros partimos hacia la tierra que el Señor ha prometido darnos. Ven con nosotros y seremos generosos contigo, pues el Señor ha prometido ser generoso con Israel.

 

30 Pero Jobab le respondió:

 

— Yo no iré, sino que retornaré a mi tierra natal.

 

31 Moisés insistió:

 

— Te ruego que no nos dejes, pues tú conoces los lugares donde hemos de acampar en el desierto y podrás servirnos de guía. 32 Si vienes con nosotros, compartiremos contigo el bienestar que el Señor nos depare.

 

33 Marcharon, pues, del monte del Señor e hicieron tres jornadas de camino. El Arca de la alianza del Señor los acompañó durante los tres días de camino, buscándoles un lugar donde acampar; 34 por su parte, desde que salieron del campamento, la nube del Señor no dejaba de acompañarlos durante el día.

 

35 Cuando el Arca se ponía en marcha, Moisés decía:

 

— ¡Ponte, Señor, en acción!

Que sean dispersados tus enemigos

y huyan de tu presencia los que te aborrecen.

 

36 Y cuando el Arca se detenía, decía Moisés:

 

— ¡Mira con benevolencia, Señor,

a los incontables ejércitos de Israel!

Queja en Taberá

 

11 El pueblo se quejó con acritud ante el Señor. El Señor lo oyó y, ardiendo en cólera, encendió contra ellos su fuego que devoró uno de los flancos del campamento. 2 Entonces el pueblo clamó a Moisés que oró al Señor, y el fuego se extinguió. 3 Y ese lugar se llamó Taberá porque el fuego del Señor se encendió contra ellos.

 

4 La gente extraña que se había mezclado con los israelitas sintió ansia de comer, y los propios israelitas lloraban diciendo:

 

— ¿Quién nos proporcionará carne para comer? 5 ¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, así como de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos! 6 Pero ahora nuestras gargantas están secas, pues sólo disponemos de este maná.

 

7 El maná era como semilla de cilantro, y su color como color de bedelio. 8 El pueblo se diseminaba para recogerlo y lo molía en molinos o lo machacaba en morteros; luego lo cocía en caldera y hacía tortas con él. Su sabor era como el de una torta de aceite. 9 Cuando por la noche descendía el rocío sobre el campamento, también el maná descendía sobre él. 10 Moisés oyó cómo los componentes de las distintas familias del pueblo se lamentaban, cada uno a la puerta de su tienda. Esto provocó el estallido de la cólera del Señor, cosa que disgustó mucho a Moisés 11 hasta el punto de decir al Señor:

 

— ¿Por qué tratas tan mal a tu siervo? ¿Por qué me has retirado tu favor y has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí? 12 ¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Acaso engendré yo a este pueblo o lo di a luz para que me digas: “Llévalo en tu regazo —como hace la nodriza con el niño de pecho— a la tierra que prometiste con juramento a sus antepasados”? 13 Porque ¿dónde conseguiré carne para dar de comer a todo este pueblo? Y es que vienen a mí con lamentos y me exigen: “¡Danos carne para comer!”. 14 Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, porque es demasiado pesado para mí. 15 Si me vas a tratar así, prefiero que me mates; pero si aún gozo de tu favor, no prolongues, por favor, mi desventura.

 

16 El Señor contestó a Moisés:

 

— Reúneme setenta hombres de los principales de Israel, de los que tengas constancia que son líderes y maestros del pueblo; tráelos a la entrada de la Tienda del encuentro y ponlos junto a ti. 17 Yo descenderé y hablaré allí contigo; tomaré parte del espíritu que hay en ti y se lo infundiré a ellos; así compartirán contigo la carga del pueblo y no tendrás que llevarla tú solo. 18 Y al pueblo le dirás: “Purifíquense para mañana pues van a comer carne. Sus quejas han llegado a oídos del Señor cuando decían: ‘¡Quién nos diera carne para comer! ¡Ciertamente nos iba mejor en Egipto!’. Pues bien, el Señor les dará carne, y comerán. 19 No comerán un día, ni dos, ni cinco, ni diez, ni veinte, 20 sino durante un mes entero, hasta que les salga por las narices, y la aborrezcan; así será por cuanto rechazaron al Señor que está en medio de ustedes al quejarse ante él, diciendo: ‘¿Para qué habremos salimos de Egipto?’”.

 

21 Entonces dijo Moisés:

 

— El pueblo en medio del cual estoy suma seiscientos mil hombres de a pie y sin embargo tú dices: ¡Les daré suficiente carne para comer durante un mes entero! 22 ¿Acaso hay suficientes ovejas y bueyes que puedan ser degollados? ¿Es posible juntar para ellos todos los peces del mar para que tengan bastante?

 

23 El Señor respondió a Moisés:

 

— ¿Es que tiene un límite el poder del Señor? Enseguida verás si lo que te he dicho se cumple o no.

Marcos 14:1-21

La Palabra (Hispanoamérica)

La Pascua de Jesús (14,1—16,8)

Complot contra Jesús (Mt 26,1-5; Lc 22,1-2; Jn 11,45-53)

 

14 Faltaban dos días para la fiesta de la Pascua y de los Panes sin levadura, y los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley andaban buscando el modo de tender una trampa a Jesús para prenderlo y matarlo. 2 Decían, sin embargo:

 

— No lo hagamos durante la fiesta, a fin de evitar una alteración del orden público.

 

3 Estaba Jesús en Betania, en casa de un tal Simón, a quien llamaban el leproso. Mientras se hallaba sentado a la mesa, llegó una mujer que llevaba en un frasco de alabastro un perfume de nardo auténtico y muy valioso. Rompió el frasco y vertió el perfume sobre la cabeza de Jesús. 4 Molestos por ello, algunos comentaban entre sí: “¿A qué viene tal derroche de perfume? 5 Podía haberse vendido este perfume por más de trescientos denarios y haber entregado el importe a los pobres”. Así que murmuraban contra aquella mujer. 6 Pero Jesús les dijo:

 

— Déjenla. ¿Por qué la molestan? Lo que ha hecho conmigo es bueno. 7 A los pobres los tendrán siempre entre ustedes y podrán hacerles todo el bien que ustedes quieran; pero a mí no me tendrán siempre. 8 Ha hecho lo que estaba en su mano preparando por anticipado mi cuerpo para el entierro. 9 Les aseguro que, en cualquier lugar del mundo donde se anuncie la buena noticia, se recordará también a esta mujer y lo que hizo.

Judas traiciona a Jesús (Mt 26,14-16; Lc 22,3-6)

 

10 Entonces Judas Iscariote, uno de los doce discípulos, fue a hablar con los jefes de los sacerdotes para entregarles a Jesús. 11 Ellos se alegraron al oírlo y prometieron darle dinero a cambio. Así que Judas comenzó a buscar una oportunidad para entregarlo.

Los discípulos preparan la cena de Pascua (Mt 26,17-19; Lc 22,7-13)

 

12 El primer día de los Panes sin levadura, cuando se sacrificaba el cordero de Pascua, los discípulos le preguntaron a Jesús:

 

— ¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?

 

13 Jesús envió a dos de sus discípulos diciéndoles:

 

— Vayan a la ciudad y encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo 14 y, allí donde entre, díganle al dueño de la casa: “El Maestro dice: ¿Cuál es la estancia donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?”. 15 Él les mostrará en el piso de arriba una sala amplia, ya dispuesta y arreglada. Prepárenlo todo allí para nosotros. 16 Los discípulos salieron y fueron a la ciudad, donde encontraron todo como Jesús les había dicho. Y prepararon la cena de Pascua.

Jesús anuncia la traición de Judas (Mt 26,20-25; Lc 22,14.21-23; Jn 13,21-30)

 

17 Al anochecer llegó Jesús con los Doce, se sentaron a la mesa 18 y mientras estaban cenando, Jesús dijo:

 

— Les aseguro que uno de ustedes va a traicionarme. Uno que está comiendo conmigo.

 

19 Se entristecieron los discípulos y uno tras otro comenzaron a preguntarle:

 

— ¿Acaso seré yo, Señor?

 

20 Jesús les dijo:

 

— Es uno de los Doce; uno que ha tomado un bocado de mi propio plato. 21 Es cierto que el Hijo del hombre tiene que seguir su camino, como dicen de él las Escrituras. Sin embargo, ¡ay de aquel que traiciona al Hijo del hombre! Mejor le sería no haber nacido.

Salmos 51

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 51 (50)

Dios, apiádate de mí

 

51 Al maestro del coro. Salmo de David. 2 Cuando, tras haber mantenido relaciones con Betsabé, lo visitó el profeta Natán.

 

3

Apiádate de mí, oh Dios, por tu amor,

por tu gran compasión borra mi falta;

4

límpiame por entero de mi culpa,

purifícame de mis pecados.

5

Pues yo reconozco mi culpa,

tengo siempre presente mi pecado.

6

Contra ti, sólo contra ti pequé,

yo hice lo que tú aborreces;

así que serás justo en tu sentencia,

serás irreprochable cuando juzgues.

7

Yo, en la culpa fui engendrado,

en pecado me concibió mi madre.

8

Tú amas la verdad en lo más íntimo,

la sabiduría me muestras en lo oculto.

9

Rocíame con hisopo y quedaré purificado,

límpiame y seré más blanco que la nieve.

10

Déjame sentir la alegría y el regocijo;

que se gocen los huesos que dañaste.

11

Aparta tu rostro de mis pecados,

borra tú todas mis culpas.

12

Crea en mí, oh Dios, un corazón puro,

renueva en mi interior un espíritu firme.

13

No me alejes de tu presencia,

no apartes de mí tu santo espíritu.

14

Devuélveme el gozo de tu salvación,

que un espíritu generoso me sostenga.

15

Yo enseñaré tus sendas a los malvados

y los pecadores regresarán a ti.

16

Líbrame de verter sangre,

oh Dios, Dios que me salvas,

y mi lengua cantará tu justicia.

17

Señor, abre mis labios

y mi boca pregonará tu alabanza.

18

No te satisfacen los sacrificios,

si te ofrezco un holocausto no lo quieres.

19

El sacrificio a Dios es un espíritu apenado,

tú, Dios, no rechazas el corazón dolorido y humilde.

20

Favorece complacido a Sión,

reconstruye los muros de Jerusalén;

21

entonces te agradarán los sacrificios justos,

los holocaustos y el sacrificio perfecto,

entonces sobre tu altar te ofrecerán novillos.

Proverbios 10:31-32

La Palabra (Hispanoamérica)

 

31

La boca del justo destila sabiduría,

la lengua embustera será extirpada.

32

Los labios del justo procuran placer;

la boca del malvado, perversión.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

 

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

 

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