Friday, March 12, 2021

DAB Español, Sábado 13 de Marzo

Día 071, DAB Español, Sábado 13 de Marzo

Números 19:1-20:29; Lucas 1:1-25; Salmos 56; Proverbios 11:8 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))









Números 19-20

La Palabra (Hispanoamérica)

 

19 El Señor dijo a Moisés y a Aarón:

 

2 — Esta es la disposición legal que el Señor establece: Di a los israelitas que te traigan una vaca roja, sin defecto ni imperfección alguna y sobre la cual no se haya puesto yugo. 3 Se la entregarán al sacerdote Eleazar que la sacará fuera del campamento y la hará degollar en su presencia. 4 El sacerdote Eleazar mojará su dedo en la sangre de la vaca y efectuará siete aspersiones hacia la parte delantera de la Tienda del encuentro. 5 La vaca será quemada ante sus ojos; se quemará su piel, su carne, su sangre e incluso sus excrementos; 6 luego el sacerdote tomará madera de cedro, una rama de hisopo y tela de color escarlata, y lo echará todo al fuego en que arde la vaca. 7 A continuación, el sacerdote lavará sus vestiduras y su cuerpo con agua; después de esto podrá entrar al campamento, pero quedará impuro hasta la noche. 8 De igual manera, el encargado de quemar la vaca lavará con agua sus vestidos y su cuerpo, y quedará impuro hasta la noche. 9 Alguien que se encuentre en estado de pureza recogerá las cenizas de la vaca y las depositará fuera del campamento en un lugar limpio. Allí quedarán en reserva para que con ellas pueda la comunidad israelita obtener el agua de purificación cuando haya que ofrecer un sacrificio por el pecado. 10 También el que recogió las cenizas de la vaca lavará sus vestidos y quedará impuro hasta la noche. Esta será norma perpetua para los israelitas y para el extranjero que resida entre ellos.

Casos de impureza

 

11 El que toque un cadáver de cualquier persona quedará impuro durante siete días. 12 Se purificará al tercer día con el agua de purificación, y al séptimo día quedará purificado; pero si no se purifica al tercer día, tampoco quedará purificado al séptimo día. 13 Todo aquel que toque un cadáver, es decir el cuerpo de una persona que ha muerto, y no se purifique, está profanando la Morada del Señor; tal persona será extirpada de Israel. Al no haber sido rociada con el agua de purificación, quedará impuro y su impureza permanecerá en él.

 

14 Este es el ritual a seguir cuando una persona muera en una tienda de campaña: cualquiera que entre en la tienda y todos los que estén en ella quedarán impuros durante siete días; 15 y toda vasija destapada, o cuya tapa no esté bien ajustada, será impura. 16 Asimismo, cualquiera que, en campo abierto, toque a alguien que ha sido asesinado, o que haya muerto de muerte natural, o cualquiera que entre en contacto con huesos humanos o con una sepultura, quedará impuro durante siete días. 17 Para purificar a la persona que haya quedado impura se tomará parte de la ceniza de la víctima quemada en sacrificio y se echará sobre ella agua corriente en una vasija. 18 Una persona purificada tomará hisopo, lo mojará en el agua y rociará la tienda junto con todos los enseres y las personas que estén allí, así como a todo aquel que hubiese entrado en contacto con un asesinado, con huesos de muerto o con una sepultura. 19 La persona purificada rociará al tercer día con ese agua a la persona impura y al séptimo día quedará purificada. Lavará luego con agua sus vestidos y su cuerpo, y cuando llegue la noche quedará purificada. 20 Si una persona que ha quedado impura no se purifica, tal persona será extirpada de la comunidad por haber contaminado el santuario del Señor; no fue rociada con el agua de purificación y es impura.

 

21 Esto será para los israelitas norma perpetua. También el que haya hecho la aspersión con el agua de la purificación lavará sus vestidos; y el que toque esta agua quedará impuro hasta la noche. 22 Y todo lo que toque tal persona impura, quedará impuro hasta la noche.

En Cadés. El agua de la roca

 

20 Toda la comunidad israelita llegó al desierto de Sin el primer mes del año, y el pueblo acampó en Cadés. María murió allí, y allí fue sepultada.

 

2 La comunidad padecía falta de agua y se amotinaron contra Moisés y Aarón. 3 El pueblo se quejó contra Moisés, diciendo:

 

— ¡Ojalá hubiéramos muerto también nosotros cuando perecieron nuestros hermanos en presencia del Señor! 4 ¿Por qué has traído a la comunidad del Señor a este desierto para que nosotros y nuestros animales muramos aquí? 5 ¿Por qué ustedes nos han hecho partir de Egipto para traernos a este miserable lugar donde no hay cereales, ni higueras, ni viñas, ni granados? ¡Ni siquiera hay agua para beber!

 

6 Moisés y Aarón se apartaron de la comunidad, se dirigieron a la entrada de la Tienda del encuentro, y se postraron sobre sus rostros. Entonces se les manifestó la gloria del Señor 7 y el Señor dijo a Moisés:

 

8 — Toma la vara y, junto con tu hermano Aarón, reúne a la comunidad; luego hablen a la roca en presencia de los israelitas, y brotará agua de la roca. Harás, pues, que mane agua de la roca para los israelitas y darás de beber a la comunidad y a sus animales.

 

9 Tomó Moisés la vara que estaba ante el Señor, tal como se le había mandado 10 y, junto con Aarón, reunió a la comunidad delante de la roca y dijo a los israelitas:

 

— Oigan, rebeldes: ¿podremos hacer que brote para ustedes agua de esta roca?

 

11 Dicho lo cual, alzó Moisés su mano y golpeó la roca dos veces con su vara. Y brotó de ella agua en abundancia, de la que bebieron la comunidad y sus animales. 12 Pero el Señor dijo a Moisés y a Aarón:

 

— Por no haber confiado en mí y no haber hecho que se manifestara mi santidad delante de los israelitas, no guiarán esta comunidad a la tierra que les he dado.

 

13 Estas son las aguas de Meribá, donde los israelitas se querellaron contra el Señor y él les manifestó su santidad.

De Cadés a Moab (20,14—21,35)

Edom niega el paso a Israel

 

14 Desde Cadés envió Moisés mensajeros al rey de Edom y le dijo:

 

— Así dice Israel, tu hermano: Ya conoces todas las dificultades que nos han sobrevenido. 15 Nuestros ancestros bajaron a Egipto y allí hemos permanecido un largo tiempo durante el cual, tanto ellos como nosotros, hemos sido maltratados por los egipcios. 16 Nosotros clamamos al Señor que oyó nuestro clamor y envió un ángel que nos sacó de Egipto. Ahora estamos en Cadés, ciudad cercana a tus fronteras. 17 Te rogamos que nos permitas cruzar tu país. No atravesaremos campos de labranza, ni viñas, ni beberemos agua de pozos. Seguiremos la calzada real, sin desviarnos ni a derecha ni a izquierda, hasta que hayamos cruzado tu territorio.

 

18 Pero Edom le respondió:

 

— No cruzarás mi país; y si lo haces, saldré con la espada a tu encuentro.

 

19 Los israelitas insistieron:

 

— Iremos por la ruta habitual y si nosotros o nuestro ganado bebiéramos tu agua, te pagaremos por ello. Sólo pedimos que nos dejes pasar a pie, ¡no pedimos más que eso!

 

20 Pero Edom replicó:

 

— No pasarán.

 

Y Edom salió contra ellos con mucha gente fuertemente armada. 21 Así que Edom no permitió pasar a Israel por su territorio, por lo que Israel tuvo que alejarse de él.

Muerte de Aarón

 

22 Los israelitas partieron de Cadés y toda la comunidad llegó al monte Hor. 23 Se dirigió entonces el Señor a Moisés y a Aarón en el monte Hor, en la frontera del país de Edom, y les dijo:

 

24 — Ha llegado el tiempo de que Aarón se reúna con sus antepasados, pues él no entrará en la tierra que yo he dado a los israelitas, por cuanto ustedes se rebelaron contra mí en las aguas de Meribá. 25 Toma a Aarón y a su hijo Eleazar y sube con ellos al monte Hor. 26 Despoja a Aarón de sus vestiduras sacerdotales y pónselas a su hijo Eleazar; porque Aarón debe reunirse con sus antepasados, pues va a morir.

 

27 Moisés hizo tal como el Señor le había mandado. Subieron, pues, al monte Hor, a la vista de toda la comunidad, 28 y Moisés despojó a Aarón de sus vestiduras sacerdotales y se las puso a su hijo Eleazar. Y Aarón murió allí en la cumbre del monte. Cuando Moisés y Eleazar descendieron del monte, 29 toda la comunidad supo que Aarón había muerto. Todos los clanes de Israel hicieron duelo por él durante treinta días.

Lucas 1:1-25

La Palabra (Hispanoamérica)

Introducción (1,1-4)

 

1 Muchos son los que han intentado escribir una historia coherente de los hechos que acaecieron entre nosotros, 2 tal y como nos los transmitieron quienes desde el principio fueron testigos presenciales y encargados de anunciar el mensaje. 3 Pues bien, muy ilustre Teófilo, después de investigar a fondo y desde sus orígenes todo lo sucedido, también a mí me ha parecido conveniente ponértelo por escrito ordenadamente, 4 para que puedas reconocer la autenticidad de la enseñanza que has recibido.

I.— RELATOS DE LA INFANCIA (1,5—2,52)

Anuncio del nacimiento de Juan el Bautista

 

5 Durante el reinado de Herodes en Judea, hubo un sacerdote llamado Zacarías, que pertenecía al grupo sacerdotal de Abías. La esposa de Zacarías, llamada Elisabet, pertenecía también a la descendencia de Aarón. 6 Ambos esposos eran rectos delante de Dios, intachables en el cumplimiento de todos los mandatos y disposiciones del Señor. 7 Eran los dos de edad muy avanzada y no tenían hijos, porque Elisabet era estéril.

 

8 Estando un día Zacarías ejerciendo el servicio sagrado conforme al orden establecido, 9 le tocó en suerte, según costumbre sacerdotal, entrar en el Templo a ofrecer el incienso. 10 Mientras ofrecía el incienso, una gran multitud de fieles permanecía fuera en oración. 11 En esto, un ángel del Señor se le apareció a la derecha del altar del incienso. 12 Zacarías, al verlo, se echó a temblar, lleno de miedo. 13 Pero el ángel le dijo:

 

— No tengas miedo, Zacarías. Dios ha escuchado tu oración, y tu mujer Elisabet te dará un hijo, al que llamarás Juan. 14 Tendrás una gran alegría y serán muchos los que también se alegrarán de su nacimiento, 15 porque será grande delante del Señor. No beberá vino ni otra bebida alcohólica cualquiera; estará lleno del Espíritu Santo aun antes de nacer 16 y hará que muchos israelitas vuelvan de nuevo al Señor su Dios. 17 Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, hará que los padres se reconcilien con los hijos y que los rebeldes recuperen la sensatez de los rectos, preparando así al Señor un pueblo bien dispuesto.

 

18 Zacarías dijo al ángel:

 

— Pero ¿cómo podré estar seguro de eso? Yo ya soy viejo y mi mujer tiene también muchos años.

 

19 El ángel le contestó:

 

— Yo soy Gabriel, el que está en la presencia de Dios. Él me envió a hablar contigo y comunicarte esta buena noticia. 20 Cuanto te he dicho se cumplirá en su momento oportuno; pero como no has dado crédito a mis palabras, vas a quedarte mudo y no volverás a hablar hasta el día en que tenga lugar todo esto.

 

21 Mientras tanto, la gente que esperaba a Zacarías estaba extrañada de que permaneciera tanto tiempo en el Templo. 22 Cuando por fin salió, al ver que no podía hablar, comprendieron que había tenido una visión en el Templo. Había quedado mudo y sólo podía expresarse por señas. 23 Una vez cumplido el tiempo de su servicio sacerdotal, Zacarías volvió a su casa. 24 Pasados unos días, Elisabet, su esposa, quedó embarazada y permaneció cinco meses sin salir de casa, pues decía: 25 “Al hacer esto conmigo, el Señor ha querido librarme de la vergüenza ante los demás”.

Salmos 56

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 56 (55)

Yo sé que Dios está conmigo

 

56 Al maestro del coro. Según “La paloma silenciosa de lejanos lugares”. Poema de David. Cuando lo apresaron los filisteos en Gad.

 

2

Ten piedad, oh Dios, que me acosa la gente,

me ataca todo el día y me atormenta;

3

todo el día me acosan mis adversarios,

me ataca con arrogancia una multitud.

4

Cuando tengo miedo, en ti confío;

5

y si en Dios, cuya palabra alabo,

he puesto sin temor mi confianza,

¿qué podrá hacerme el mortal?

6

Todo el día contrarían mis palabras,

cuanto piensan es para hacerme daño;

7

ellos están al acecho, me observan,

vigilan mis pasos buscando mi muerte.

8

¿Escaparán impunes ante tanta maldad?

Oh Dios, abate a los pueblos con furia.

9

Tú que tienes presente mi vida errante,

recoge mis lágrimas en tu odre;

¿no está todo esto en tu libro?

10

Retrocederán mis enemigos

el día en que yo te invoque.

Yo sé que Dios está conmigo,

11

el Dios cuya palabra alabo,

el Señor cuya palabra ensalzo.

12

En Dios confío y no tengo miedo,

¿qué podrá hacerme el ser humano?

13

Debo, oh Dios, cumplir lo prometido:

te ofreceré un sacrificio de alabanza

14

porque tú me has librado de la muerte,

tú has librado mis pies de la caída

para que camine ante Dios a la luz de la vida.

Proverbios 11:8

La Palabra (Hispanoamérica)

 

8

El justo se libra del apuro

y el malvado ocupa su lugar.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

 

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

 

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