Saturday, March 5, 2022

DAB Español, Domingo 06 de Marzo

Día 065, DAB Español, Domingo 06 de Marzo


Números 6:1-7:89; Marcos 12:38-13:13; Salmos 49; Proverbios 10:27-28 (Traducción en lenguaje actual (TLA))









Números 6-7

Traducción en lenguaje actual

Leyes para los nazireos

6 Dios le habló a Moisés y le dijo:

2 «Diles a los israelitas que, cuando un hombre o una mujer prometa consagrarse a mí como nazireo,[a] 3 no podrá beber bebidas alcohólicas. Tampoco podrá comer uvas ni pasas. 4 Mientras dure su promesa no podrá comer nada que provenga de la vid. 5 Durante todo ese tiempo, tampoco se cortará el cabello, pues eso indicará que es una persona que vive sólo para servirme.

6 »Además, tampoco podrá acercarse a ningún cadáver, 7 aunque se trate de uno de sus padres o hermanos. Si lo hace, ya no tendrá la pureza que deben tener los que viven sólo para servirme. 8 Mientras dure su promesa, deberá mantenerse puro.

9 »Si alguna persona muere a su lado, el nazireo volverá a quedar puro rapándose toda la cabeza una semana después. 10 Al octavo día llevará dos tórtolas o dos pichones de paloma, y se los dará al sacerdote a la entrada del santuario.

11-12 »Para que yo, su Dios, perdone el pecado del nazireo, el sacerdote sacrificará primero una de las aves, quemándola completamente. Luego sacrificará la otra junto con el cordero de un año que el nazireo presentará. De esa manera, yo le perdonaré el haber tocado un cadáver, y el nazireo podrá dedicarse otra vez a mi servicio.

»Por haberse contaminado, ya no se le tomará en cuenta al nazireo todo el tiempo que estuvo a mi servicio. Por eso, el día que haga sus ofrendas, empezará a contar de nuevo el tiempo de su promesa.

13 »Cuando el nazireo cumpla con el tiempo de servicio prometido, deberá pararse a la entrada del santuario 14 y presentarme las siguientes ofrendas: un cordero de un año que no tenga defectos, el cual presentará como una ofrenda que se quema por completo, una oveja de un año que no tenga ningún defecto, para perdón de su pecado, y por último, un carnero que no tenga ningún defecto, para que el nazireo vuelva a estar en paz conmigo.

15 »Además, el nazireo debe llevar al santuario una canasta con panes y tortillas sin levadura, hechos con la mejor harina y amasados con aceite, y las demás ofrendas de cereal y de vino.

16-19 »El sacerdote me presentará la canasta con los panes, los cereales y el vino. Luego el nazireo se rapará la cabeza a la entrada del santuario, y el sacerdote quemará el cabello junto con el animal que se sacrifica para hacer las paces conmigo. Después de esto, el sacerdote le dará al nazireo la espaldilla del carnero ya cocida, junto con un pan y una tortilla sin levadura.

20 »Luego el sacerdote mecerá las costillas y el muslo del animal que se ofrecen en mi honor. Estas porciones son sagradas y se le dan sólo al sacerdote. Después de hacer todo esto, el nazireo podrá beber vino.

21 »Esto es lo que debe hacer quien se haya consagrado a mi servicio como nazireo. Éstas son las ofrendas que debe presentarme, además de otras cosas que pueda y quiera ofrecerme. Lo que realmente importa es que cumpla con todo lo que ha prometido».

La bendición de los sacerdotes

22 Además Dios le dijo a Moisés:

23 «Diles a Aarón y a sus hijos, que así deben bendecir a los israelitas:

24 “Que Dios te bendiga

y siempre te cuide;

25 que Dios te mire con agrado

y te muestre su bondad;

26 que Dios te mire con agrado

y te llene de paz”.

27 »Cuando los sacerdotes pronuncien esta bendición, yo haré que se haga realidad».

Ofrendas para la dedicación del santuario

7 Cuando Moisés ya había construido el santuario, lo roció con aceite para indicar que el santuario y todo lo que había en él estaba consagrado para adorar a Dios. 2 Los jefes de las tribus de Israel, que ayudaron a contar y anotar todo, le presentaron a Dios como ofrenda 3 seis carretas y doce bueyes. Cada jefe le dio un buey, y entre dos jefes le dieron una carreta. Todo esto se lo ofrecieron en el santuario.

4 Y Dios le dijo a Moisés: 5 «Recibe las carretas y los bueyes, y dáselos a los descendientes de Leví. Diles que los usen en su trabajo en el santuario, según lo que cada uno tenga que hacer».

6 Moisés recibió las carretas y los bueyes, y se los dio a los descendientes de Leví, 7-8 para que hicieran su trabajo. A los que pertenecían al grupo familiar de Guersón les dio dos carretas y cuatro bueyes, y a los del grupo familiar de Merarí les dio cuatro carretas y ocho bueyes. Su jefe era Itamar, el hijo del sacerdote Aarón. 9 A los del grupo familiar de Quehat no les dio nada, porque su trabajo era llevar sobre los hombros los objetos sagrados.

10 El día en que se consagró el altar, los jefes de las tribus trajeron ofrendas y las pusieron frente al altar. 11 Entonces Dios le dijo a Moisés: «Haz que cada día un jefe distinto traiga su ofrenda para dedicar a Dios el altar».

12-83 Éstas son las ofrendas que los jefes de las doce tribus de Israel presentaron a Dios:

una bandeja de plata de un kilo y medio,

una jarra de plata de tres cuartos de kilo,

una gran cuchara de oro de ciento diez gramos, llena de incienso,

un ternero,

un carnero,

un cordero de un año para quemarlo completamente en honor a Dios,

un chivo para sacrificarlo como pago por sus pecados,

dos toros, como ofrenda para hacer la paz con Dios,

cinco carneros,

cinco chivos y

cinco corderos de un año.

Todo eso fue pesado según el peso aprobado en el santuario. La bandeja y la jarra estaban llenas de harina fina amasada con aceite, para preparar una ofrenda de cereales. Todas estas ofrendas las presentaron los doce jefes en el siguiente orden:

El primer día, Nahasón, de la tribu de Judá,

el segundo día, Natanael, de la tribu de Isacar,

el tercer día, Eliab, de la tribu de Zabulón,

el cuarto día, Elisur, de la tribu de Rubén,

el quinto día, Selumiel, de la tribu de Simeón,

el sexto día, Eliasaf hijo de Reuel, de la tribu de Gad,

el séptimo día, Elisamá, de la tribu de Efraín,

el octavo día, Gamaliel, de la tribu de Manasés,

el noveno día, Abidán, de la tribu de Benjamín,

el décimo día, Ahiézer, de la tribu de Dan,

el día once, Paguiel, de la tribu de Aser,

el día doce, Ahirá, de la tribu de Neftalí.

84-88 Los jefes de las tribus dieron todas estas ofrendas para dedicar el altar al servicio de Dios:

doce bandejas de plata, de un kilo cada una,

doce jarras de plata, de medio kilo cada una y

doce cucharas de oro, de cien gramos cada una.

El peso total de las bandejas y jarras fue de veintiséis kilos y medio, y el de las cucharas, de un kilo y trescientos veinte gramos, según el peso aprobado en el santuario.

El total de los animales que se quemaron completamente para volver a estar en paz con Dios fueron:

doce toros,

doce carneros y

doce corderos de un año.

89 Después de esto, Moisés entró en el santuario para hablar con Dios. Allí, desde la tapa del cofre del pacto, donde están los dos querubines, Moisés oyó la voz de Dios.

Footnotes

  1. Números 6:2 Nazireo. Persona que prometía dedicarse al servicio de Dios. Esta promesa podía ser temporal (vv. 4-8), o durar toda la vida (véase nota en Jue 13.4-5).

Marcos 12:38-13:13

Traducción en lenguaje actual

Jesús advierte a la gente y a sus discípulos

38 Jesús siguió enseñando y les dijo:

«¡Cuídense de los maestros de la Ley! A ellos les gusta vestirse como gente importante, y que en el mercado los saluden con mucho respeto. 39 Cuando van a una fiesta o a la sinagoga, les gusta ocupar los mejores asientos. 40 ¡Y son ellos los que roban las casas de las viudas, y luego hacen oraciones muy largas! Pero Dios los castigará más duro que a los demás.»

La ofrenda de la viuda pobre

41 Un día, Jesús estaba en el templo, y se sentó frente a las cajas de las ofrendas. Allí veía cómo la gente echaba dinero en ellas. Mucha gente rica echaba grandes cantidades de dinero. 42 En eso llegó una viuda pobre, y echó en una de las cajas dos moneditas de poquísimo valor. 43 Entonces Jesús dijo a sus discípulos:

—Les aseguro que esta viuda pobre dio más que todos los ricos. 44 Porque todos ellos dieron de lo que les sobraba, pero ella, que es tan pobre, dio todo lo que tenía para vivir.

El templo será destruido

13 Al salir del templo, uno de los discípulos le dijo a Jesús:

—Maestro, ¡mira qué piedras, y qué edificios más hermosos!

2 Jesús le respondió:

—¿Ves estos grandes edificios? Pues de ellos no va a quedar en pie ni una pared. Todo será destruido.

Prepárense para el fin

3 Después, Jesús y sus discípulos se fueron al Monte de los Olivos, que está frente al templo. Jesús se sentó y, cuando estaban solos, Pedro, Santiago, Juan y Andrés le preguntaron:

4 —¿Cuándo será destruido el templo? ¿Qué cosas servirán de señal para indicar que todo eso está por suceder?

5 Jesús les respondió:

—¡Cuidado! No se dejen engañar. 6 Muchos vendrán y se harán pasar por mí, y le dirán a la gente: “Yo soy el Mesías”. Usarán mi nombre y lograrán engañar a muchos.

7 »Ustedes no se asusten si oyen decir que algunos países están en guerra, y que otros países están a punto de pelearse. Eso tiene que pasar, pero todavía no será el fin del mundo. 8 Porque los países pelearán unos contra otros, la gente no tendrá qué comer, y habrá terremotos en muchos lugares. Eso será sólo el principio de todo lo que el mundo sufrirá.

9 »Tengan cuidado, porque los entregarán a las autoridades y los golpearán en las sinagogas. Los llevarán ante los gobernadores y los reyes para que hablen de mí ante ellos, porque ustedes son mis discípulos. 10 Antes de que llegue el fin del mundo, en todos los países de la tierra deberán anunciarse las buenas noticias del reino.

11 »Cuando los entreguen a las autoridades y los lleven a juicio, no se preocupen por lo que habrán de decir para defenderse. En ese momento, Dios les indicará lo que deben decir. Ustedes no son los que van a hablar, sino que el Espíritu Santo hablará por ustedes.

12 »Los hermanos se traicionarán unos a otros. Cada uno entregará al otro para que lo maten. Los padres traicionarán a sus hijos, y los hijos atacarán a sus padres y los matarán. 13 ¡Todo el mundo los odiará a ustedes por ser mis discípulos! Pero yo salvaré al que confíe en mí hasta el final.

Salmos 49

Traducción en lenguaje actual

No confíes en las riquezas

SALMO 49 (48)

Himno compuesto por la familia de Coré.

49 1-2 ¡Escúchenme ustedes,

pueblos que habitan este mundo!

Y ustedes, gente pobre y humilde;

y ustedes, gente rica y poderosa,

¡préstenme atención!

3 No sólo voy a hablarles

como habla la gente sabia,

sino que expresaré mis ideas

con la mayor inteligencia.

4 Voy a decirles una adivinanza,

y mientras toco el arpa

les diré de qué se trata.

5 ¿Por qué voy a tener miedo

cuando lleguen los problemas?

¿Por qué voy a tener miedo

cuando me ataquen mis enemigos?

6 ¡No tengo por qué temerles

a esos ricos orgullosos

que confían en sus riquezas!

7 Ninguno de ellos

es capaz de salvar a otros;

ninguno de ellos

tiene comprada la vida.

8 La vida tiene un precio muy alto:

¡ningún dinero la puede comprar!

9 No hay quien viva para siempre

y nunca llegue a morir.

10 Mueren los sabios,

y mueren los necios.

¡Eso no es nada nuevo!

Al fin de cuentas,

sus riquezas pasan a otras manos.

11 Podrán haber tenido tierras,

y haberlas puesto a su nombre,

pero su hogar permanente

será tan sólo la tumba;

¡de allí no saldrán jamás!

12 Puede alguien ser muy rico,

y no vivir para siempre;

al fin le espera la muerte

como a cualquier animal.

13 Esto es lo que les espera

a quienes confían en sí mismos;

en esto acaban los orgullosos.

14 Su destino final es el sepulcro;

la muerte los va llevando

como guía el pastor a sus ovejas.

En cuanto bajen a la tumba,

abandonarán sus antiguos dominios.

El día de mañana

los justos abrirán sus tumbas

y esparcirán sus huesos.

15 ¡Pero a mí, Dios me librará

del poder de la muerte,

y me llevará a vivir con él!

16 Tú no te fijes

en los que se hacen ricos

y llenan su casa con lujos,

17 pues cuando se mueran

no van a llevarse nada.

18 Mientras estén con vida,

tal vez se sientan contentos

y haya quien los felicite

por tener tanto dinero;

19 pero al fin de cuentas

no volverán a ver la luz;

morirán como murieron sus padres.

20 Puede alguien ser muy rico,

y jamás imaginarse

que al fin le espera la muerte

como a cualquier animal.

Proverbios 10:27-28

Traducción en lenguaje actual

27 Quien obedece a Dios vivirá muchos años,

pero el malvado no vivirá mucho tiempo.

28 A los justos les espera la felicidad;

a los malvados, la ruina.

Traducción en lenguaje actual (TLA)

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