Saturday, June 24, 2017

DAB Español, Domingo 25 de Junio

Día 176

2 Reyes 8:1-9:15; Hechos 16:16-40; Salmos 143:1-12; Proverbios 17:26 (Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy)





2 Reyes 8:1-9:15 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

Devolución de los Bienes a la Sunamita
8 Eliseo habló a la mujer, a cuyo hijo él había devuelto la vida, diciéndole: “Levántate y vete, tú y tu casa, y reside donde puedas residir, porque el Señor ha llamado al hambre que vendrá sobre la tierra por siete años.” 2 Entonces la mujer se levantó e hizo conforme a la palabra del hombre de Dios, y se fue ella con los de su casa y residió en la tierra de los Filisteos siete años.

3 Después de los siete años, la mujer volvió de la tierra de los Filisteos; y salió a implorar al rey por su casa y por su campo. 4 El rey estaba hablando con Giezi, criado del hombre de Dios, diciéndole: “Te ruego que me cuentes todas las grandes cosas que ha hecho Eliseo.” 5 Mientras él contaba al rey cómo había devuelto la vida a un muerto, en ese momento la mujer a cuyo hijo había devuelto la vida, imploró al rey por su casa y por su campo. Y Giezi dijo: “Oh rey señor mío, ésta es la mujer y éste es su hijo, al que Eliseo devolvió la vida.” 6 Cuando el rey preguntó a la mujer, ella se lo contó. Entonces el rey le asignó un oficial, diciendo: “Restáurale todo lo que era suyo y todo el fruto del campo desde el día que dejó el país hasta ahora.”

Eliseo en Damasco
7 Entonces Eliseo fue a Damasco. Y Ben Adad, rey de Aram, estaba enfermo, y le avisaron: “El hombre de Dios ha venido acá.” 8 Y el rey dijo a Hazael: “Toma un presente en tu mano y ve al encuentro del hombre de Dios y consulta al Señor por medio de él, diciendo: ‘¿Sanaré de esta enfermedad?’”

9 Hazael fue a ver a Eliseo, y tomó un presente en su mano de todo lo bueno de Damasco, la carga de cuarenta camellos; y vino y se puso delante de él y le dijo: “Su hijo Ben Adad, rey de Aram, me ha enviado a usted, y preguntarle: ‘¿Sanaré de esta enfermedad?’” 10 Entonces Eliseo le dijo: “Ve y dile: ‘Ciertamente usted sanará’; pero el Señor me ha mostrado que ciertamente morirá.” 11 Y puso rígido su rostro y fijó sus ojos en Hazael hasta que se sintió avergonzado, y el hombre de Dios lloró. 12 Y Hazael dijo: “¿Por qué llora mi señor?” Entonces respondió: “Porque sé el mal que harás a los Israelitas: incendiarás sus fortalezas, matarás a espada a sus jóvenes, estrellarás a sus niños y rasgarás el vientre a sus mujeres encinta.” 13 Entonces Hazael dijo: “Pero, ¿qué es su siervo, sino un perro, para que haga tan enorme cosa?” Y Eliseo respondió: “El Señor me ha mostrado que usted será rey de Aram.”

14 Entonces Hazael se alejó de Eliseo y regresó a su señor, quien le dijo: “¿Qué te dijo Eliseo?” Y él respondió: “Me dijo que ciertamente usted sanará.” 15 Pero al día siguiente Hazael tomó una colcha, la empapó en agua y se la puso al rey sobre la cara, y murió. Entonces Hazael reinó en su lugar.

Reinados de Joram y Ocozías
16 En el año quinto de Joram, hijo de Acab, rey de Israel, siendo Josafat rey de Judá, comenzó a reinar Joram, hijo de Josafat, rey de Judá. 17 Tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén. 18 Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, tal como había hecho la casa de Acab (porque la hija de Acab era su mujer); e hizo lo malo ante los ojos del Señor. 19 Sin embargo, el Señor no quiso destruir a Judá por amor a David Su siervo, ya que le había prometido darle una lámpara por medio de sus hijos para siempre.

20 En sus días se rebeló Edom contra el dominio de Judá, y pusieron rey sobre ellos. 21 Entonces pasó Joram a Zair, y todos sus carros con él. Y se levantó de noche y atacó a los Edomitas que lo tenían cercado a él y a los jefes de los carros, pero su ejército[a] huyó a sus tiendas. 22 Y Edom se rebeló contra el dominio de Judá, hasta el día de hoy. Entonces Libna se rebeló en ese mismo tiempo. 23 Los demás hechos de Joram y todo lo que hizo, ¿no están escritos en el Libro de las Crónicas de los reyes de Judá? 24 Y Joram durmió con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de David; y su hijo Ocozías reinó en su lugar.

25 En el año doce de Joram, hijo de Acab, rey de Israel, comenzó a reinar Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá. 26 Ocozías tenía veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía, nieta[b] de Omri, rey de Israel. 27 El también anduvo en el camino de la casa de Acab, e hizo lo malo ante los ojos del Señor, como había hecho la casa de Acab, porque era yerno de Acab. 28 Entonces fue con Joram, hijo de Acab, a la guerra contra Hazael, rey de Aram, en Ramot de Galaad; y los Arameos hirieron a Joram. 29 Y el rey Joram regresó a Jezreel para ser curado de las heridas que los Arameos le habían hecho en Ramot, cuando peleó contra Hazael, rey de Aram. Entonces Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá, descendió a Jezreel para visitar a Joram, hijo de Acab, porque estaba enfermo.

Jehú Rey de Israel
9 El profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas, y le dijo: “Prepárate, toma este frasco de aceite en tu mano y ve a Ramot de Galaad. 2 Cuando llegues allá, busca a Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsi. Entra y haz que se levante de entre sus hermanos, y llévalo a un aposento interior. 3 Entonces toma el frasco de aceite, derrámalo sobre su cabeza, y dile: ‘Así dice el Señor: “Yo te he ungido rey sobre Israel.’” Abre luego la puerta y huye, no esperes.”

4 El joven, el siervo del profeta, fue a Ramot de Galaad. 5 Cuando llegó allá los capitanes del ejército estaban sentados, y él dijo: “Capitán, tengo un mensaje para ti.” Y Jehú dijo: “¿Para cuál de nosotros?” Y él dijo: “Para ti, capitán.” 6 Entonces Jehú se levantó y entró en la casa, y el joven derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo: “Así dice el Señor, Dios de Israel: ‘Yo te he ungido rey sobre el pueblo del Señor, sobre Israel. 7 Tú herirás la casa de Acab tu señor, para que Yo cobre venganza por la sangre de Mis siervos los profetas, y la sangre de todos los siervos del Señor derramada por mano de Jezabel. 8 Toda la casa de Acab perecerá, y cortaré de Acab todo varón, tanto siervo como libre en Israel. 9 Yo pondré la casa de Acab como la casa de Jeroboam, hijo de Nabat, y como la casa de Baasa, hijo de Ahías. 10 Los perros se comerán a Jezabel en el campo[c] de Jezreel, y nadie la sepultará.’” Entonces abrió la puerta y huyó.

11 Entonces Jehú salió a los siervos de su señor, y uno le dijo: “¿Va todo bien? ¿Por qué vino a ti este loco?” Y él les dijo: “Ustedes conocen bien al hombre y sus palabras.” 12 Y ellos dijeron: “Mentira; cuéntanos ahora.” Y él dijo: “Así y así me dijo: ‘Así dice el Señor: “Yo te he ungido rey sobre Israel.”’”

13 Entonces todos se apresuraron y cada uno tomó su manto y lo puso bajo Jehú sobre los escalones, tocaron la trompeta y dijeron: “Jehú es rey.”

Muerte de Joram
14 Y Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsi, conspiró contra Joram. El rey Joram, con todo Israel, había estado defendiendo a Ramot de Galaad contra Hazael, rey de Aram, 15 pero Joram[d] había regresado a Jezreel para ser curado de las heridas que los Arameos le habían hecho cuando peleó contra Hazael, rey de Aram. Y Jehú dijo: “Si es el deseo de ustedes, que nadie se escape ni salga de la ciudad para ir a anunciarlo en Jezreel.”

Footnotes:

2 Reyes 8:21 Lit el pueblo
2 Reyes 8:26 Lit hija
2 Reyes 9:10 Lit la parcela
2 Reyes 9:15 Heb Jehoram, aquí y en el resto del cap. excepto en los vers. 16 y 29
Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
© 2005 by The Lockman Foundation, La Habra, California

Hechos 16:16-40 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

Conversión de la Muchacha Adivina
16 Mientras íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una muchacha esclava que tenía espíritu de adivinación, la cual daba grandes ganancias a sus amos, adivinando. 17 Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, gritaba: “Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes les proclaman el[a] camino de salvación.”

18 Esto lo hacía por muchos días; pero desagradando esto a Pablo, se volvió y dijo al espíritu: “¡Te ordeno, en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella!” Y el espíritu salió en aquel mismo momento[b].

19 Pero cuando sus amos vieron que se les había ido[c] la esperanza de ganancia para ellos, prendieron a Pablo y a Silas, y los arrastraron hasta la plaza, ante las autoridades. 20 Después de haberlos presentado a los magistrados superiores, dijeron: “Estos hombres, siendo Judíos, alborotan nuestra ciudad, 21 y proclaman costumbres que no nos es lícito aceptar ni observar, puesto que somos Romanos.” 22 La multitud se levantó a una contra ellos, y los magistrados superiores, rasgándoles sus ropas, ordenaron que los azotaran con varas. 23 Después de darles muchos azotes, los echaron en la cárcel, ordenando al carcelero que los guardara con seguridad; 24 el cual, habiendo recibido esa orden, los echó en el calabozo interior y les aseguró los pies en el cepo.

Conversión del Carcelero
25 Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban. 26 De repente se produjo un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel fueron sacudidos. Al instante se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se soltaron. 27 Al despertar el carcelero y ver abiertas todas las puertas de la cárcel, sacó su espada y se iba a matar, creyendo que los prisioneros se habían escapado. 28 Pero Pablo clamó a gran voz, diciendo: “No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí.”

29 Entonces él pidió luz y se precipitó adentro, y temblando, se postró ante Pablo y Silas, 30 y después de sacarlos, dijo: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?” 31 Ellos respondieron: “Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa.”

32 Y le hablaron la palabra del Señor[d] a él y a todos los que estaban en su casa. 33 El carcelero los tomó en aquella misma hora de la noche y les lavó las heridas, y enseguida fue bautizado con todos los suyos. 34 Llevándolos a su hogar, les dio de comer[e], y se regocijó grandemente por haber creído en Dios con todos los suyos[f].

Vindicación de Pablo y Silas
35 Cuando se hizo de día, los magistrados superiores enviaron a sus oficiales, diciendo: “Suelta a esos hombres.” 36 El carcelero comunicó a Pablo estas palabras, diciendo: “Los magistrados superiores han dado orden de que les suelte. Así que, salgan ahora y vayan en paz.” 37 Pero Pablo les dijo: “Aunque somos ciudadanos[g] Romanos, nos han azotado públicamente sin hacernos juicio y nos han echado a la cárcel; ¿y ahora nos sueltan en secreto? ¡De ninguna manera! Que ellos mismos vengan a sacarnos.”

38 Los oficiales informaron esto a los magistrados superiores, y al saber que eran ciudadanos Romanos, tuvieron temor. 39 Entonces vinieron y les suplicaron, y después de sacarlos, les rogaban que salieran de la ciudad. 40 Cuando salieron de la cárcel, fueron a casa de Lidia, y al ver a los hermanos, los consolaron (los exhortaron) y se fueron.

Footnotes:

Hechos 16:17 Lit un
Hechos 16:18 Lit aquella misma hora
Hechos 16:19 Lit que había salido
Hechos 16:32 Algunos mss. antiguos dicen: de Dios
Hechos 16:34 Lit les puso la mesa
Hechos 16:34 O con toda su familia
Hechos 16:37 Lit hombres
Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
© 2005 by The Lockman Foundation, La Habra, California

Salmos 143 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

Oración Pidiendo Liberación y Guía
Salmo de David.

143 Oh Señor, escucha mi oración,
Presta oído a mis súplicas,
Respóndeme por Tu fidelidad, por Tu justicia;
2 Y no entres en juicio con Tu siervo,
Porque no es justo delante de Ti ningún ser humano.
3 Pues el enemigo ha perseguido mi alma,
Ha aplastado mi vida contra la tierra;
Me ha hecho morar en lugares tenebrosos, como los que hace tiempo están muertos.
4 Por tanto, en mí está agobiado mi espíritu;
Mi corazón está turbado dentro de mí.
5 Me acuerdo de los días antiguos;
En todas Tus obras medito,
Reflexiono en la obra de Tus manos.
6 A Ti extiendo mis manos;
Mi alma Te anhela como la tierra sedienta. (Selah)
7 Respóndeme pronto, oh Señor, porque mi espíritu desfallece;
No escondas de mí Tu rostro,
Para que no llegue yo a ser como los que descienden a la sepultura.
8 Por la mañana hazme oír Tu misericordia,
Porque en Ti confío;
Enséñame el camino por el que debo andar,
Pues a Ti elevo mi alma.
9 Líbrame de mis enemigos, oh Señor;
En Ti me refugio.
10 Enséñame a hacer Tu voluntad,
Porque Tú eres mi Dios;
Tu buen Espíritu me guíe a tierra firme.
11 Por amor a Tu nombre, Señor, vivifícame;
Por Tu justicia, saca mi alma de la angustia.
12 Y por Tu misericordia, acaba con mis enemigos,
Y destruye a todos los que afligen mi alma;
Pues yo soy Tu siervo.
Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
© 2005 by The Lockman Foundation, La Habra, California

Proverbios 17:26 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

26 Ciertamente no es bueno multar al justo,
Ni golpear a los nobles por su rectitud.
Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
© 2005 by The Lockman Foundation, La Habra, California


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