Día 176
2 Reyes 8:1-9:15; Hechos 16:16-40; Salmos 143:1-12; Proverbios 17:26 (Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy)
2 Reyes 8:1-9:15 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy
(NBLH)
Devolución de los
Bienes a la Sunamita
8 Eliseo habló a la
mujer, a cuyo hijo él había devuelto la vida, diciéndole: “Levántate y vete, tú
y tu casa, y reside donde puedas residir, porque el Señor ha llamado al hambre
que vendrá sobre la tierra por siete años.” 2 Entonces la mujer se levantó e
hizo conforme a la palabra del hombre de Dios, y se fue ella con los de su casa
y residió en la tierra de los Filisteos siete años.
3 Después de los
siete años, la mujer volvió de la tierra de los Filisteos; y salió a implorar
al rey por su casa y por su campo. 4 El rey estaba hablando con Giezi, criado
del hombre de Dios, diciéndole: “Te ruego que me cuentes todas las grandes
cosas que ha hecho Eliseo.” 5 Mientras él contaba al rey cómo había devuelto la
vida a un muerto, en ese momento la mujer a cuyo hijo había devuelto la vida,
imploró al rey por su casa y por su campo. Y Giezi dijo: “Oh rey señor mío,
ésta es la mujer y éste es su hijo, al que Eliseo devolvió la vida.” 6 Cuando
el rey preguntó a la mujer, ella se lo contó. Entonces el rey le asignó un
oficial, diciendo: “Restáurale todo lo que era suyo y todo el fruto del campo
desde el día que dejó el país hasta ahora.”
Eliseo en Damasco
7 Entonces Eliseo fue
a Damasco. Y Ben Adad, rey de Aram, estaba enfermo, y le avisaron: “El hombre
de Dios ha venido acá.” 8 Y el rey dijo a Hazael: “Toma un presente en tu mano
y ve al encuentro del hombre de Dios y consulta al Señor por medio de él,
diciendo: ‘¿Sanaré de esta enfermedad?’”
9 Hazael fue a ver a
Eliseo, y tomó un presente en su mano de todo lo bueno de Damasco, la carga de
cuarenta camellos; y vino y se puso delante de él y le dijo: “Su hijo Ben Adad,
rey de Aram, me ha enviado a usted, y preguntarle: ‘¿Sanaré de esta
enfermedad?’” 10 Entonces Eliseo le dijo: “Ve y dile: ‘Ciertamente usted
sanará’; pero el Señor me ha mostrado que ciertamente morirá.” 11 Y puso rígido
su rostro y fijó sus ojos en Hazael hasta que se sintió avergonzado, y el
hombre de Dios lloró. 12 Y Hazael dijo: “¿Por qué llora mi señor?” Entonces
respondió: “Porque sé el mal que harás a los Israelitas: incendiarás sus
fortalezas, matarás a espada a sus jóvenes, estrellarás a sus niños y rasgarás
el vientre a sus mujeres encinta.” 13 Entonces Hazael dijo: “Pero, ¿qué es su
siervo, sino un perro, para que haga tan enorme cosa?” Y Eliseo respondió: “El
Señor me ha mostrado que usted será rey de Aram.”
14 Entonces Hazael se
alejó de Eliseo y regresó a su señor, quien le dijo: “¿Qué te dijo Eliseo?” Y
él respondió: “Me dijo que ciertamente usted sanará.” 15 Pero al día siguiente
Hazael tomó una colcha, la empapó en agua y se la puso al rey sobre la cara, y
murió. Entonces Hazael reinó en su lugar.
Reinados de Joram y Ocozías
16 En el año quinto
de Joram, hijo de Acab, rey de Israel, siendo Josafat rey de Judá, comenzó a
reinar Joram, hijo de Josafat, rey de Judá. 17 Tenía treinta y dos años cuando
comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén. 18 Y anduvo en el camino de
los reyes de Israel, tal como había hecho la casa de Acab (porque la hija de
Acab era su mujer); e hizo lo malo ante los ojos del Señor. 19 Sin embargo, el
Señor no quiso destruir a Judá por amor a David Su siervo, ya que le había
prometido darle una lámpara por medio de sus hijos para siempre.
20 En sus días se
rebeló Edom contra el dominio de Judá, y pusieron rey sobre ellos. 21 Entonces
pasó Joram a Zair, y todos sus carros con él. Y se levantó de noche y atacó a
los Edomitas que lo tenían cercado a él y a los jefes de los carros, pero su
ejército[a] huyó a sus tiendas. 22 Y Edom se rebeló contra el dominio de Judá,
hasta el día de hoy. Entonces Libna se rebeló en ese mismo tiempo. 23 Los demás
hechos de Joram y todo lo que hizo, ¿no están escritos en el Libro de las
Crónicas de los reyes de Judá? 24 Y Joram durmió con sus padres y fue sepultado
con ellos en la ciudad de David; y su hijo Ocozías reinó en su lugar.
25 En el año doce de
Joram, hijo de Acab, rey de Israel, comenzó a reinar Ocozías, hijo de Joram,
rey de Judá. 26 Ocozías tenía veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó
un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía, nieta[b] de Omri, rey de
Israel. 27 El también anduvo en el camino de la casa de Acab, e hizo lo malo
ante los ojos del Señor, como había hecho la casa de Acab, porque era yerno de
Acab. 28 Entonces fue con Joram, hijo de Acab, a la guerra contra Hazael, rey
de Aram, en Ramot de Galaad; y los Arameos hirieron a Joram. 29 Y el rey Joram
regresó a Jezreel para ser curado de las heridas que los Arameos le habían
hecho en Ramot, cuando peleó contra Hazael, rey de Aram. Entonces Ocozías, hijo
de Joram, rey de Judá, descendió a Jezreel para visitar a Joram, hijo de Acab,
porque estaba enfermo.
Jehú Rey de Israel
9 El profeta Eliseo
llamó a uno de los hijos de los profetas, y le dijo: “Prepárate, toma este
frasco de aceite en tu mano y ve a Ramot de Galaad. 2 Cuando llegues allá,
busca a Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsi. Entra y haz que se levante de
entre sus hermanos, y llévalo a un aposento interior. 3 Entonces toma el frasco
de aceite, derrámalo sobre su cabeza, y dile: ‘Así dice el Señor: “Yo te he
ungido rey sobre Israel.’” Abre luego la puerta y huye, no esperes.”
4 El joven, el siervo
del profeta, fue a Ramot de Galaad. 5 Cuando llegó allá los capitanes del
ejército estaban sentados, y él dijo: “Capitán, tengo un mensaje para ti.” Y
Jehú dijo: “¿Para cuál de nosotros?” Y él dijo: “Para ti, capitán.” 6 Entonces
Jehú se levantó y entró en la casa, y el joven derramó el aceite sobre su
cabeza y le dijo: “Así dice el Señor, Dios de Israel: ‘Yo te he ungido rey
sobre el pueblo del Señor, sobre Israel. 7 Tú herirás la casa de Acab tu señor,
para que Yo cobre venganza por la sangre de Mis siervos los profetas, y la sangre
de todos los siervos del Señor derramada por mano de Jezabel. 8 Toda la casa de
Acab perecerá, y cortaré de Acab todo varón, tanto siervo como libre en Israel.
9 Yo pondré la casa de Acab como la casa de Jeroboam, hijo de Nabat, y como la
casa de Baasa, hijo de Ahías. 10 Los perros se comerán a Jezabel en el campo[c]
de Jezreel, y nadie la sepultará.’” Entonces abrió la puerta y huyó.
11 Entonces Jehú
salió a los siervos de su señor, y uno le dijo: “¿Va todo bien? ¿Por qué vino a
ti este loco?” Y él les dijo: “Ustedes conocen bien al hombre y sus palabras.”
12 Y ellos dijeron: “Mentira; cuéntanos ahora.” Y él dijo: “Así y así me dijo:
‘Así dice el Señor: “Yo te he ungido rey sobre Israel.”’”
13 Entonces todos se
apresuraron y cada uno tomó su manto y lo puso bajo Jehú sobre los escalones,
tocaron la trompeta y dijeron: “Jehú es rey.”
Muerte de Joram
14 Y Jehú, hijo de
Josafat, hijo de Nimsi, conspiró contra Joram. El rey Joram, con todo Israel,
había estado defendiendo a Ramot de Galaad contra Hazael, rey de Aram, 15 pero
Joram[d] había regresado a Jezreel para ser curado de las heridas que los
Arameos le habían hecho cuando peleó contra Hazael, rey de Aram. Y Jehú dijo:
“Si es el deseo de ustedes, que nadie se escape ni salga de la ciudad para ir a
anunciarlo en Jezreel.”
Footnotes:
2 Reyes 8:21 Lit el
pueblo
2 Reyes 8:26 Lit hija
2 Reyes 9:10 Lit la
parcela
2 Reyes 9:15 Heb
Jehoram, aquí y en el resto del cap. excepto en los vers. 16 y 29
Nueva Biblia
Latinoamericana de Hoy (NBLH)
© 2005 by The Lockman
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Hechos 16:16-40 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy
(NBLH)
Conversión de la
Muchacha Adivina
16 Mientras íbamos al
lugar de oración, nos salió al encuentro una muchacha esclava que tenía
espíritu de adivinación, la cual daba grandes ganancias a sus amos, adivinando.
17 Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, gritaba: “Estos hombres son siervos
del Dios Altísimo, quienes les proclaman el[a] camino de salvación.”
18 Esto lo hacía por
muchos días; pero desagradando esto a Pablo, se volvió y dijo al espíritu: “¡Te
ordeno, en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella!” Y el espíritu salió en
aquel mismo momento[b].
19 Pero cuando sus
amos vieron que se les había ido[c] la esperanza de ganancia para ellos, prendieron
a Pablo y a Silas, y los arrastraron hasta la plaza, ante las autoridades. 20
Después de haberlos presentado a los magistrados superiores, dijeron: “Estos
hombres, siendo Judíos, alborotan nuestra ciudad, 21 y proclaman costumbres que
no nos es lícito aceptar ni observar, puesto que somos Romanos.” 22 La multitud
se levantó a una contra ellos, y los magistrados superiores, rasgándoles sus
ropas, ordenaron que los azotaran con varas. 23 Después de darles muchos
azotes, los echaron en la cárcel, ordenando al carcelero que los guardara con
seguridad; 24 el cual, habiendo recibido esa orden, los echó en el calabozo
interior y les aseguró los pies en el cepo.
Conversión del
Carcelero
25 Como a medianoche,
Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban. 26
De repente se produjo un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la
cárcel fueron sacudidos. Al instante se abrieron todas las puertas y las
cadenas de todos se soltaron. 27 Al despertar el carcelero y ver abiertas todas
las puertas de la cárcel, sacó su espada y se iba a matar, creyendo que los
prisioneros se habían escapado. 28 Pero Pablo clamó a gran voz, diciendo: “No
te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí.”
29 Entonces él pidió
luz y se precipitó adentro, y temblando, se postró ante Pablo y Silas, 30 y
después de sacarlos, dijo: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?” 31 Ellos
respondieron: “Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa.”
32 Y le hablaron la
palabra del Señor[d] a él y a todos los que estaban en su casa. 33 El carcelero
los tomó en aquella misma hora de la noche y les lavó las heridas, y enseguida
fue bautizado con todos los suyos. 34 Llevándolos a su hogar, les dio de
comer[e], y se regocijó grandemente por haber creído en Dios con todos los
suyos[f].
Vindicación de Pablo
y Silas
35 Cuando se hizo de
día, los magistrados superiores enviaron a sus oficiales, diciendo: “Suelta a
esos hombres.” 36 El carcelero comunicó a Pablo estas palabras, diciendo: “Los
magistrados superiores han dado orden de que les suelte. Así que, salgan ahora
y vayan en paz.” 37 Pero Pablo les dijo: “Aunque somos ciudadanos[g] Romanos,
nos han azotado públicamente sin hacernos juicio y nos han echado a la cárcel;
¿y ahora nos sueltan en secreto? ¡De ninguna manera! Que ellos mismos vengan a
sacarnos.”
38 Los oficiales
informaron esto a los magistrados superiores, y al saber que eran ciudadanos
Romanos, tuvieron temor. 39 Entonces vinieron y les suplicaron, y después de
sacarlos, les rogaban que salieran de la ciudad. 40 Cuando salieron de la
cárcel, fueron a casa de Lidia, y al ver a los hermanos, los consolaron (los
exhortaron) y se fueron.
Footnotes:
Hechos 16:17 Lit un
Hechos 16:18 Lit
aquella misma hora
Hechos 16:19 Lit que
había salido
Hechos 16:32 Algunos
mss. antiguos dicen: de Dios
Hechos 16:34 Lit les
puso la mesa
Hechos 16:34 O con
toda su familia
Hechos 16:37 Lit
hombres
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Salmos 143 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
Oración Pidiendo
Liberación y Guía
Salmo de David.
143 Oh Señor, escucha
mi oración,
Presta oído a mis
súplicas,
Respóndeme por Tu
fidelidad, por Tu justicia;
2 Y no entres en
juicio con Tu siervo,
Porque no es justo
delante de Ti ningún ser humano.
3 Pues el enemigo ha
perseguido mi alma,
Ha aplastado mi vida
contra la tierra;
Me ha hecho morar en
lugares tenebrosos, como los que hace tiempo están muertos.
4 Por tanto, en mí
está agobiado mi espíritu;
Mi corazón está
turbado dentro de mí.
5 Me acuerdo de los
días antiguos;
En todas Tus obras
medito,
Reflexiono en la obra
de Tus manos.
6 A Ti extiendo mis
manos;
Mi alma Te anhela
como la tierra sedienta. (Selah)
7 Respóndeme pronto,
oh Señor, porque mi espíritu desfallece;
No escondas de mí Tu
rostro,
Para que no llegue yo
a ser como los que descienden a la sepultura.
8 Por la mañana hazme
oír Tu misericordia,
Porque en Ti confío;
Enséñame el camino
por el que debo andar,
Pues a Ti elevo mi
alma.
9 Líbrame de mis
enemigos, oh Señor;
En Ti me refugio.
10 Enséñame a hacer
Tu voluntad,
Porque Tú eres mi
Dios;
Tu buen Espíritu me
guíe a tierra firme.
11 Por amor a Tu
nombre, Señor, vivifícame;
Por Tu justicia, saca
mi alma de la angustia.
12 Y por Tu
misericordia, acaba con mis enemigos,
Y destruye a todos
los que afligen mi alma;
Pues yo soy Tu
siervo.
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Proverbios 17:26 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy
(NBLH)
26 Ciertamente no es
bueno multar al justo,
Ni golpear a los
nobles por su rectitud.
Nueva Biblia
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