Día 173
2 Reyes 3:1-4:17; Hechos 14:8-28; Salmos 140:1-13; Proverbios 17:22 (Nueva Traducción Viviente)
2 Reyes 3:1-4:17 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Guerra entre Israel y
Moab
3 Joram,[a] hijo de
Acab, comenzó a gobernar Israel durante el año dieciocho del reinado de Josafat
en Judá y reinó en Samaria doce años. 2 Joram hizo lo malo a los ojos del
Señor, aunque no tanto como su padre y su madre. Por lo menos derribó la
columna sagrada de Baal que su padre había levantado. 3 Sin embargo, continuó
con los pecados que Jeroboam, hijo de Nabat, había cometido e hizo cometer al
pueblo de Israel.
4 Mesa, rey de Moab,
se dedicaba a la cría de ovejas. Acostumbraba pagar al rey de Israel un tributo
anual de cien mil corderos y la lana de cien mil carneros; 5 pero después de la
muerte de Acab, el rey de Moab se rebeló contra el rey de Israel. 6 Entonces el
rey Joram sin demora reunió al ejército de Israel y marchó desde Samaria. 7 Ya
en camino, envió este mensaje a Josafat, rey de Judá: «El rey de Moab se ha
rebelado contra mí. ¿Saldrás conmigo a la batalla contra él?».
Josafat le respondió:
«¡Por supuesto! Tú y yo somos como uno; mis tropas son tus tropas y mis
caballos son tus caballos». 8 Entonces preguntó: «¿Qué camino tomaremos?».
Joram contestó:
«Atacaremos desde el desierto de Edom».
9 El rey de Edom y
sus tropas también se unieron a ellos, y los tres ejércitos dieron un rodeo a
través del desierto durante siete días; pero no había agua para los hombres ni
para los animales.
10 —¿Qué haremos
ahora? —clamó el rey de Israel—. El Señor nos ha traído a los tres aquí para
que el rey de Moab nos derrote.
11 Pero el rey
Josafat de Judá preguntó:
—¿Acaso no hay ningún
profeta del Señor con nosotros? Si es así, podemos preguntarle al Señor por
medio de él qué debemos hacer.
Uno de los oficiales
del rey Joram respondió:
—Eliseo, hijo de
Safat, está entre nosotros. Él era el ayudante personal de Elías.[b]
12 —Sí, el Señor
habla por medio de él —dijo Josafat.
Así que el rey de
Israel, el rey Josafat de Judá y el rey de Edom fueron a consultar a Eliseo.
13 —¿Por qué has
venido a verme a mí?[c] —preguntó Eliseo al rey de Israel—. ¡Busca a los
profetas paganos de tu padre y de tu madre!
Pero Joram, rey de
Israel, dijo:
—¡No! ¿Acaso no ha
sido el Señor quien nos trajo a los tres reyes aquí para que el rey de Moab nos
derrote?
14 Eliseo respondió:
—Tan cierto como que
el Señor Todopoderoso vive, a quien sirvo, si no fuera por el respeto que le
tengo al rey Josafat de Judá, no perdería el tiempo hablando contigo. 15 Ahora,
tráiganme a alguien que sepa tocar el arpa.
Mientras tocaban el
arpa, el poder[d] del Señor vino sobre Eliseo, 16 quien dijo:
—Esto dice el Señor:
“¡Este valle seco se llenará de lagunas! 17 Ustedes no verán viento ni lluvia,
dice el Señor, pero este valle se llenará de agua. Habrá suficiente para
ustedes, para su ganado y para los demás animales; 18 pero eso es algo muy
sencillo para el Señor, ¡porque él les dará la victoria sobre el ejército de
Moab! 19 Ustedes conquistarán las mejores ciudades de Moab, incluso las que
están fortificadas. Cortarán todos los árboles buenos, taparán todos los
manantiales y con piedras arruinarán toda la tierra productiva”.
20 Al día siguiente,
como a la hora que se ofrecía el sacrificio matutino, ¡de repente apareció
agua! Fluía desde Edom, y pronto hubo agua por todos lados.
21 Mientras tanto,
cuando los moabitas se enteraron de que los tres ejércitos marchaban contra
ellos, movilizaron a todos los hombres que tenían edad suficiente para ceñirse
una espada, y tomaron posiciones a lo largo de la frontera. 22 Ahora bien,
cuando se levantaron a la mañana siguiente, el sol se reflejaba en el agua de tal
forma que a los moabitas les pareció ver rojo, como si fuera sangre. 23 «¡Es
sangre! —exclamaban—. ¡Seguro los tres ejércitos se atacaron mutuamente y se
mataron unos a otros! ¡Hombres de Moab, vamos a recoger el botín!».
24 Sin embargo,
cuando los moabitas llegaron al campamento de los israelitas, el ejército de
Israel se levantó y los atacó hasta que se dieron la vuelta y huyeron. Las
tropas de Israel los persiguieron hasta dentro de la tierra de Moab,
destruyendo todo lo que encontraban a su paso.[e] 25 Destruyeron las ciudades,
cubrieron con piedras toda la tierra productiva, taparon todos los manantiales
y cortaron todos los árboles buenos. Lo último que quedaba en pie era
Kir-hareset con sus murallas de piedra, pero algunos hombres con hondas la
rodearon y la atacaron.
26 Cuando el rey de
Moab vio que estaba perdiendo la batalla, salió con setecientos de sus
espadachines en un intento desesperado por penetrar en las filas enemigas que
estaban cerca del rey de Edom, pero fracasaron. 27 Después el rey de Moab tomó
a su hijo mayor, el heredero al trono, y lo sacrificó como una ofrenda quemada
sobre la muralla. En consecuencia, hubo un gran enojo contra Israel[f] y los
israelitas se retiraron y regresaron a su tierra.
Eliseo ayuda a una
viuda pobre
4 Cierto día, la
viuda de un miembro del grupo de profetas fue a ver a Eliseo y clamó:
—Mi esposo, quien te
servía, ha muerto, y tú sabes cuánto él temía al Señor; pero ahora ha venido un
acreedor y me amenaza con llevarse a mis dos hijos como esclavos.
2 —¿Cómo puedo
ayudarte? —preguntó Eliseo—. Dime, ¿qué tienes en tu casa?
—No tengo nada, solo
un frasco de aceite de oliva —contestó ella.
3 Entonces Eliseo le
dijo:
—Pídeles a tus amigos
y vecinos que te presten todas las jarras vacías que puedan. 4 Luego ve a tu
casa con tus hijos y cierra la puerta. Vierte en las jarras el aceite de oliva
que tienes en tu frasco y cuando se llenen ponlas a un lado.
5 Entonces ella hizo
lo que se le indicó. Sus hijos le traían las jarras y ella las llenaba una tras
otra. 6 ¡Pronto todas las jarras estaban llenas hasta el borde!
—Tráeme otra jarra
—le dijo a uno de sus hijos.
—¡Ya no hay más! —le
respondió.
Al instante, el
aceite de oliva dejó de fluir.
7 Cuando ella le
contó al hombre de Dios lo que había sucedido, él le dijo: «Ahora vende el
aceite de oliva y paga tus deudas; tú y tus hijos pueden vivir de lo que
sobre».
Eliseo y la mujer de
Sunem
8 Cierto día, Eliseo
fue a la ciudad de Sunem y una mujer rica que vivía allí le insistió que fuera
a comer a su casa. Después, cada vez que él pasaba por allí, se detenía en esa
casa para comer algo.
9 Entonces la mujer
le dijo a su esposo: «Estoy segura de que este hombre que pasa por aquí de vez
en cuando es un santo hombre de Dios. 10 Construyamos un pequeño cuarto en el
techo para él y pongámosle una cama, una mesa, una silla y una lámpara. Así tendrá
un lugar dónde quedarse cada vez que pase por aquí».
11 Cierto día, Eliseo
regresó a Sunem y subió a ese cuarto para descansar. 12 Entonces le dijo a su
sirviente, Giezi: «Dile a la mujer sunamita que quiero hablar con ella». Cuando
ella llegó, 13 Eliseo le dijo a Giezi: «Dile: “Agradecemos tu amable interés
por nosotros. ¿Qué podemos hacer por ti? ¿Quieres que te recomendemos con el
rey o con el comandante del ejército?”».
«No —contestó ella—,
mi familia me cuida bien».
14 Más tarde, Eliseo
le preguntó a Giezi:
—¿Qué podemos hacer
por ella?
—Ella no tiene hijos
—contestó Giezi—, y su esposo ya es anciano.
15 —Llámala de nuevo
—le dijo Eliseo.
La mujer regresó y se
quedó de pie en la puerta mientras Eliseo le dijo:
16 —El año que viene,
por esta fecha, ¡tendrás un hijo en tus brazos!
—¡No, señor mío!
—exclamó ella—. Hombre de Dios, no me engañes así ni me des falsas esperanzas.
17 Efectivamente, la
mujer pronto quedó embarazada y al año siguiente, por esa fecha, tuvo un hijo,
tal como Eliseo le había dicho.
Footnotes:
3:1 En hebreo Yoram,
una variante de Joram; también en 3:6.
3:11 En hebreo Él
solía echar agua en las manos de Elías.
3:13 En hebreo ¿Qué
tenemos en común tú y yo?
3:15 En hebreo la
mano.
3:24 El significado
del hebreo es incierto.
3:27 O En
consecuencia, el enojo en Israel fue grande. El significado del hebreo es
incierto.
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Viviente (NTV)
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Hechos 14:8-28 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Pablo y Bernabé en
Listra y Derbe
8 Mientras estaban en
Listra, Pablo y Bernabé se toparon con un hombre lisiado de los pies. Como
había nacido así, jamás había caminado. Estaba sentado, 9 escuchando mientras
Pablo predicaba. Pablo lo miró fijamente y se dio cuenta de que el hombre tenía
fe para ser sanado. 10 Así que Pablo lo llamó con voz alta: «¡Levántate!». Y el
hombre se puso de pie de un salto y comenzó a caminar.
11 Cuando la multitud
vio lo que Pablo había hecho, gritó en su dialecto local: «¡Estos hombres son
dioses en forma humana!». 12 Decidieron que Bernabé era el dios griego Zeus y
que Pablo era Hermes por ser el orador principal. 13 El templo de Zeus estaba
situado justo fuera de la ciudad. Así que el sacerdote del templo y la multitud
llevaron toros y coronas de flores a las puertas de la ciudad, y se prepararon
para ofrecerles sacrificios a los apóstoles.
14 Cuando los
apóstoles Bernabé y Pablo oyeron lo que pasaba, horrorizados se rasgaron la
ropa y salieron corriendo entre la gente, mientras gritaban: 15 «Amigos,[a]
¿por qué hacen esto? ¡Nosotros somos simples seres humanos, tal como ustedes!
Hemos venido a traerles la Buena Noticia de que deben apartarse de estas cosas inútiles
y volverse al Dios viviente, quien hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo
que hay en ellos. 16 En el pasado, él permitió que todas las naciones siguieran
su propio camino, 17 pero nunca las dejó sin pruebas de sí mismo y de su
bondad. Por ejemplo, les envía lluvia y buenas cosechas, y les da alimento y
corazones alegres». 18 No obstante, aun con estas palabras, a duras penas Pablo
y Bernabé pudieron contener a la gente para que no les ofreciera sacrificios.
19 Luego unos judíos
llegaron de Antioquía e Iconio, y lograron poner a la multitud de su lado.
Apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba
muerto; 20 pero los creyentes[b] lo rodearon, y él se levantó y regresó a la
ciudad. Al día siguiente, salió junto con Bernabé hacia Derbe.
Pablo y Bernabé
regresan a Antioquía de Siria
21 Después de
predicar la Buena Noticia en Derbe y de hacer muchos discípulos, Pablo y
Bernabé regresaron a Listra, Iconio y Antioquía de Pisidia, 22 donde
fortalecieron a los creyentes. Los animaron a continuar en la fe, y les
recordaron que debemos sufrir muchas privaciones para entrar en el reino de
Dios. 23 Pablo y Bernabé también nombraron ancianos en cada iglesia. Con
oración y ayuno, encomendaron a los ancianos al cuidado del Señor, en quien
habían puesto su confianza. 24 Luego atravesaron nuevamente Pisidia y llegaron
a Panfilia. 25 Predicaron la palabra en Perge y después descendieron hasta
Atalia.
26 Por último,
regresaron en barco a Antioquía de Siria, donde habían iniciado su viaje. Los
creyentes de allí los habían encomendado a la gracia de Dios para que hicieran
el trabajo que ahora habían terminado. 27 Una vez que llegaron a Antioquía,
reunieron a la iglesia y le informaron todo lo que Dios había hecho por medio
de ellos y cómo él también había abierto la puerta de la fe a los gentiles. 28
Y se quedaron allí con los creyentes por mucho tiempo.
Footnotes:
14:15 En griego
Hombres.
14:20 En griego
discípulos; también en 14:22, 28.
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Salmos 140 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Salmo 140
Para el director del
coro: salmo de David.
1 Oh Señor, rescátame
de los malvados;
protégeme de los que son violentos,
2 de quienes traman
el mal en el corazón
y causan problemas todo el día.
3 Su lengua pica como
una serpiente;
veneno de víbora gotea de sus labios.
Interludio
4 Oh Señor, líbrame
de la mano de los perversos;
protégeme de los violentos
porque traman un complot en mi contra.
5 Los orgullosos
tendieron una trampa para atraparme;
extendieron una red;
colocaron trampas a lo largo del camino.
Interludio
6 Le dije al Señor:
«¡Tú eres mi Dios!».
¡Escucha, oh Señor, mis súplicas por
misericordia!
7 Oh Señor Soberano,
tú eres el poderoso que me rescató.
Tú me protegiste en el día de la batalla.
8 Señor, no permitas
que los malvados se salgan con la suya;
no dejes que prosperen sus maquinaciones
malignas
porque se volverán orgullosos. Interludio
9 Que mis enemigos
sean destruidos
por el mismo mal que han planeado contra
mí.
10 Que les caigan
carbones encendidos sobre la cabeza;
que sean arrojados al fuego
o a pozos llenos de agua donde no haya
escapatoria.
11 No dejes que los
mentirosos prosperen en nuestra tierra;
haz que les caigan grandes calamidades a
los violentos.
12 Pero a los que
ellos persiguen, yo sé que el Señor los ayudará
y hará justicia a los pobres.
13 Sin duda, los
rectos alaban tu nombre;
los justos vivirán en tu presencia.
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Proverbios 17:22 Nueva Traducción Viviente (NTV)
22 El corazón alegre
es una buena medicina,
pero el espíritu quebrantado consume las
fuerzas.
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