Sunday, June 25, 2017

DAB Español, Lunes 26 de Junio

Día 177

2 Reyes 9:16-10:31; Hechos 17:1-34; Salmos 144:1-15; Proverbios 17:27-28 (Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy)





2 Reyes 9:16-10:31 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

16 Entonces Jehú montó en un carro y fue a Jezreel, porque Joram estaba allí en cama. Y Ocozías, rey de Judá, había descendido para ver a Joram.

17 Y el centinela que estaba en la torre de Jezreel vio la comitiva de Jehú que venía, y dijo: “Veo una comitiva.” Y Joram dijo: “Toma un jinete y envíalo a su encuentro, y que diga: ‘¿Hay paz?’” 18 Fue el jinete a su encuentro, y dijo: “Así dice el rey: ‘¿Hay paz?’” Y Jehú dijo: “¿Qué tienes tú que ver con la paz? Ponte[a] detrás de mí.” Y el centinela le avisó: “El mensajero llegó hasta ellos, pero no regresó.” 19 Entonces envió un segundo jinete, que vino a ellos, y dijo: “Así dice el rey: ‘¿Hay paz?’” Y Jehú respondió: “¿Qué tienes tú que ver con la paz? Ponte detrás de mí.” 20 El centinela le aviso de nuevo: “El llegó hasta ellos, y no regresó; y el modo de guiar es como el guiar de Jehú, hijo de Nimsi, porque guía alocadamente.”

21 Entonces Joram dijo: “Preparen el carro.” Y prepararon su carro. Y salieron Joram, rey de Israel, y Ocozías, rey de Judá, cada uno en su carro, y fueron al encuentro de Jehú, y lo hallaron en el campo de Nabot de Jezreel. 22 Cuando Joram vio a Jehú, dijo: “¿Hay paz, Jehú?” Y él respondió: “¿Qué paz, mientras sean tantas las prostituciones de tu madre Jezabel y sus hechicerías?”

23 Pero Joram volvió las riendas[b] para huir, y dijo a Ocozías: “¡Traición, Ocozías!” 24 Pero Jehú entesó su arco con toda su fuerza e hirió a Joram en la espalda; y la flecha salió por su corazón y se desplomó en su carro. 25 Entonces Jehú dijo a su oficial Bidcar: “Tómalo y tíralo en la porción del campo de Nabot de Jezreel, pues recuerdo cuando tú y yo íbamos juntos montados detrás de su padre Acab, que el Señor pronunció esta sentencia (este oráculo profético) contra él: 26 ‘Ayer ciertamente he visto la sangre de Nabot y la sangre de sus hijos,’ declaró el Señor, ‘y te recompensaré en este campo,’ declaró el Señor. Ahora pues, tómalo y tíralo en el campo, conforme a la palabra del Señor.”

27 Cuando Ocozías, rey de Judá, vio esto, huyó por el camino de la casa del huerto. Y Jehú lo persiguió y dijo: “Mátenlo a él también en el carro.” Y lo hirieron en la subida de Gur, que está en Ibleam. Y huyó a Meguido, y allí murió. 28 Entonces sus siervos lo llevaron en carro a Jerusalén, y lo sepultaron en su sepulcro con sus padres en la ciudad de David.

29 En el año once de Joram, hijo de Acab, Ocozías había comenzado a reinar sobre Judá.

30 Y llegó Jehú a Jezreel, y cuando Jezabel lo oyó, se pintó los ojos, adornó su cabeza y se asomó por la ventana. 31 Cuando Jehú entraba por la puerta, ella dijo: “¿Le va bien a Zimri, asesino de tu señor?” 32 Entonces Jehú alzó su rostro hacia la ventana y dijo: “¿Quién está conmigo? ¿Quién?” Y dos o tres oficiales se asomaron desde arriba. 33 Y Jehú les dijo: “Echenla abajo.” Y la echaron abajo y parte de su sangre salpicó la pared y los caballos, y él la pisoteó. 34 Cuando él entró, comió y bebió; entonces dijo: “Encárguense ahora de esta maldita y entiérrenla, pues es hija de rey.”

35 Cuando fueron a enterrarla, no encontraron de ella más que el cráneo, los pies y las palmas de sus manos. 36 Entonces, volvieron y se lo hicieron saber. Entonces Jehú dijo: “Esta es la palabra que el Señor habló por medio de Su siervo Elías el Tisbita: ‘En la parcela de Jezreel los perros comerán la carne de Jezabel; 37 y el cadáver de Jezabel será como estiércol sobre la superficie del campo en la parcela de Jezreel, para que no puedan decir: “Esta es Jezabel.”’”

Reinado de Jehú
10 Acab tenía setenta hijos en Samaria. Y Jehú escribió cartas y las envió a Samaria, a los príncipes de Jezreel, a los ancianos y a los preceptores de los hijos de Acab, diciendo: 2 “Ahora, cuando esta carta llegue a ustedes, como los hijos de su señor están con ustedes, así como también los carros y los caballos y una ciudad fortificada y las armas, 3 escojan al mejor y más capaz[c] de entre los hijos de su señor, y pónganlo en el trono de su padre, y luchen por la casa de su señor.” 4 Pero ellos temieron en gran manera y dijeron: “Si los dos reyes no pudieron sostenerse delante de él; ¿cómo, pues, podremos sostenernos nosotros?” 5 Y el que estaba a cargo de la casa, y el que estaba sobre la ciudad, los ancianos, y los preceptores de los hijos, enviaron palabra a Jehú, diciendo: “Somos sus siervos, haremos todo lo que nos digas, a nadie proclamaremos rey. Haga usted lo que le parezca bien.” 6 Entonces por segunda vez les escribió una carta, diciendo: “Si están de mi parte y escuchan mi voz, tomen las cabezas de los hombres, de los hijos de su señor, y vengan a verme a Jezreel mañana a estas horas.” Y los hijos del rey, setenta personas, estaban con los principales de la ciudad, que los criaban.

7 Cuando les llegó la carta, tomaron a los hijos del rey y los degollaron, setenta personas, pusieron sus cabezas en canastas y se las enviaron a Jehú en Jezreel. 8 Cuando el mensajero vino y le avisó: “Han traído las cabezas de los hijos del rey,” él dijo: “Pónganlas en dos montones a la entrada de la puerta hasta la mañana.” 9 Por la mañana, Jehú salió, y estando en pie, dijo a todo el pueblo: “Ustedes son inocentes[d]; porque yo conspiré contra mi señor y lo maté, pero, ¿quién mató a todos éstos? 10 Sepan entonces que no caerá a tierra ninguna de las palabras del Señor, las cuales el Señor habló acerca de la casa de Acab. El Señor ha hecho lo que habló por medio de Su siervo Elías.” 11 Jehú mató a todos los que quedaban de la casa de Acab en Jezreel, y a todos sus grandes, a sus amigos íntimos y a sus sacerdotes, hasta que no le dejó ningún sobreviviente.

12 Después Jehú se levantó y partió, y fue a Samaria. En el camino mientras estaba en Bet Eked de los pastores, 13 se encontró con los parientes[e] de Ocozías, rey de Judá, y les preguntó: “¿Quiénes son ustedes?” Y ellos respondieron: “Somos parientes[f] de Ocozías; y hemos descendido para saludar a[g] los hijos del rey y a los hijos de la reina madre.” 14 Entonces Jehú dijo: “Tómenlos vivos.” Y los tomaron vivos, y los mataron en el foso de Bet Eked, cuarenta y dos hombres. No dejó ninguno de ellos.

15 Cuando partió de allí, Jehú se encontró con Jonadab, hijo de Recab, que venía a su encuentro, lo saludó[h] y le dijo: “¿Es recto tu corazón como mi corazón es con el tuyo?” Y Jonadab respondió: “Lo es.” Y Jehú dijo: “Si lo es, dame la mano.” Y le dio su mano y lo hizo subir al carro. 16 Y él dijo: “Ven conmigo y verás mi celo por el Señor.” Y lo hizo ir con él en su carro. 17 Cuando llegó a Samaria, mató a todos los que quedaban de Acab en Samaria, hasta acabar con ellos, conforme a la palabra que el Señor había hablado a Elías.

18 Entonces Jehú reunió a todo el pueblo, y les dijo: “Acab sirvió a Baal un poco, Jehú lo servirá mucho. 19 Llamen ahora a todos los profetas de Baal, a todos sus adoradores y a todos sus sacerdotes. Que no falte ninguno, porque tengo un gran sacrificio para Baal; todo el que falte no vivirá.” Pero Jehú lo hizo con astucia para poder destruir a los adoradores de Baal.

20 Y Jehú dijo: “Santifiquen una asamblea solemne para Baal.” Y ellos la convocaron. 21 Entonces Jehú envió aviso por todo Israel y vinieron todos los adoradores de Baal, y no quedó ninguno que no viniera. Y cuando entraron en la casa de Baal, la casa de Baal se llenó de un extremo al otro. 22 Y dijo al que estaba encargado del vestuario: “Saca vestiduras para todos los adoradores de Baal.” Y él les sacó vestiduras. 23 Jehú entró en la casa de Baal con Jonadab, hijo de Recab; y dijo a los adoradores de Baal: “Busquen y vean que no haya aquí con ustedes ninguno de los siervos del Señor, sino sólo los adoradores de Baal.” 24 Entonces entraron a ofrecer sacrificios y holocaustos. Y Jehú había colocado ochenta hombres afuera, y había dicho: “El que permita escapar a uno de los hombres que yo ponga en manos de ustedes, dará su vida por la de él.”

25 Tan pronto como acabó de ofrecer el holocausto, Jehú dijo a la guardia y a los oficiales reales: “Entren, mátenlos; que ninguno salga.” Y los mataron a filo de espada; y la guardia y los oficiales reales los echaron fuera, y llegaron hasta el aposento interior[i] de la casa de Baal. 26 Sacaron los pilares sagrados de la casa de Baal, y los quemaron. 27 También derribaron el pilar sagrado de Baal y demolieron la casa de Baal, y la convirtieron en una letrina, hasta hoy. 28 Así Jehú extirpó a Baal de Israel.

29 Sin embargo, en cuanto a los pecados con que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel, Jehú no se apartó de éstos, o sea, de los becerros de oro que estaban en Betel (Casa de Dios) y en Dan. 30 Y el Señor dijo a Jehú: “Porque has hecho bien al hacer lo recto ante Mis ojos, y has hecho a la casa de Acab conforme a todo lo que estaba en Mi corazón, tus hijos hasta la cuarta generación se sentarán en el trono de Israel.” 31 Pero Jehú no se cuidó de andar en la ley del Señor, Dios de Israel, con todo su corazón, ni se apartó de los pecados con que Jeroboam hizo pecar a Israel.

Footnotes:

2 Reyes 9:18 Lit Vuelve
2 Reyes 9:23 Lit manos
2 Reyes 10:3 Lit justo
2 Reyes 10:9 Lit justos
2 Reyes 10:13 Lit hermanos
2 Reyes 10:13 Lit hermanos
2 Reyes 10:13 Lit para el bienestar de
2 Reyes 10:15 Lit bendijo
2 Reyes 10:25 Lit la ciudad
Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
© 2005 by The Lockman Foundation, La Habra, California

Hechos 17 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

Pablo y Silas en Tesalónica
17 Después de pasar por Anfípolis y Apolonia, Pablo y Silas llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los Judíos. 2 Y Pablo, entró según su costumbre, y por tres días de reposo[a] discutió con ellos basándose en las Escrituras, 3 explicando[b] y presentando[c] evidencia de que era necesario que el Cristo (el Mesías) padeciera y resucitara de entre los muertos, y diciendo: “Este Jesús, a quien yo les anuncio, es el Cristo.” 4 Algunos de ellos creyeron, y se unieron a Pablo y a Silas, junto con[d] una gran multitud de Griegos temerosos de Dios y muchas[e] de las mujeres principales.

5 Pero los Judíos, llenos de envidia, llevaron[f] algunos hombres malvados[g] de la plaza pública, organizaron una turba y alborotaron la ciudad. Asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. 6 Al no encontrarlos, arrastraron a Jasón y a algunos de los hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: “Esos que han trastornado al mundo han venido acá también; 7 y Jasón los[h] ha recibido. Todos ellos actúan contra los decretos del César, diciendo que hay otro rey, Jesús.” 8 Y alborotaron a la multitud y a las autoridades de la ciudad que oían esto. 9 Pero después de recibir una fianza de Jasón y de los otros, los soltaron.

Pablo y Silas Enviados a Berea
10 Enseguida los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas a Berea, los cuales, al llegar, fueron a la sinagoga de los Judíos. 11 Estos eran más nobles que los de Tesalónica, pues[i] recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando diariamente las Escrituras, para ver si estas cosas eran así. 12 Por eso muchos de ellos creyeron, así como también un buen número de[j] Griegos, hombres y mujeres de distinción.

13 Pero cuando los Judíos de Tesalónica supieron que la palabra de Dios había sido proclamada por Pablo también en Berea, fueron también allá para agitar y alborotar a las multitudes. 14 Entonces los hermanos inmediatamente enviaron a Pablo para que fuera hasta el mar; pero Silas y Timoteo se quedaron allí. 15 Los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas; y después de recibir órdenes de que Silas y Timoteo se unieran[k] a él lo más pronto posible, se fueron.

Pablo en Atenas
16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía (se indignaba) dentro de él al contemplar la ciudad llena de ídolos. 17 Así que discutía en la sinagoga con los Judíos y con los Gentiles temerosos de Dios, y diariamente en la plaza con los que estuvieran presentes.

18 También discutían con él algunos de los filósofos Epicúreos y Estoicos. Y algunos decían: “¿Qué quiere decir este palabrero[l]?” “Parece ser un predicador de divinidades extrañas[m],” decían otros; porque les predicaba a (anunciaba el evangelio de) Jesús y la resurrección.

19 Entonces tomaron a Pablo y lo llevaron al[n] Areópago[o], diciendo: “¿Podemos saber qué es esta nueva enseñanza que usted proclama[p]? 20 Porque le oímos decir[q] cosas extrañas; por tanto, queremos saber qué significan.” 21 Pues todos los Atenienses y los extranjeros de visita allí, no pasaban el tiempo en otra cosa sino en decir o en oír algo nuevo.

22 Entonces Pablo poniéndose en pie en medio del Areópago[r], dijo: “Varones Atenienses, percibo que ustedes son muy religiosos[s] en todo sentido. 23 Porque mientras pasaba y observaba los objetos de su adoración, hallé también un altar con esta inscripción: ‘AL[t] DIOS DESCONOCIDO.’ Pues lo que ustedes adoran sin conocer, eso les anuncio yo.

24 El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres, 25 ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas.

26 “De uno solo, Dios hizo todas las naciones del mundo para que habitaran sobre toda la superficie de la tierra, habiendo determinado sus tiempos y las fronteras de los lugares donde viven, 27 para que buscaran a Dios, y de alguna manera, palpando, Lo hallen, aunque El no está lejos de ninguno de nosotros. 28 Porque en El vivimos, nos movemos y existimos[u], así como algunos de los poetas de ustedes han dicho: ‘Porque también nosotros somos linaje Suyo.’

29 “Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Naturaleza Divina sea semejante a oro, plata o piedra, esculpidos por el[v] arte y el pensamiento humano. 30 Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan. 31 Porque El ha establecido un día en el cual juzgará al mundo en justicia, por medio de un Hombre a quien El ha designado, habiendo presentado pruebas a todos los hombres cuando Lo resucitó de entre los muertos.”

32 Cuando oyeron de la resurrección de los muertos, algunos se burlaban, pero otros dijeron: “Le escucharemos otra[w] vez acerca de esto.” 33 Entonces Pablo salió de entre ellos. 34 Pero algunos se unieron a él y creyeron, entre los cuales estaban[x] Dionisio el Areopagita, una mujer llamada Dámaris y otros con ellos.

Footnotes:

Hechos 17:2 O por tres sábados
Hechos 17:3 Lit abriendo
Hechos 17:3 Lit exponiendo
Hechos 17:4 Lit y
Hechos 17:4 Lit no pocas
Hechos 17:5 Lit tomaron
Hechos 17:5 U ociosos
Hechos 17:7 Lit a quienes Jasón
Hechos 17:11 Lit quienes
Hechos 17:12 Lit y no pocos
Hechos 17:15 Lit vinieran
Hechos 17:18 I.e. uno que se gana la vida recogiendo desperdicios
Hechos 17:18 Lit demonios extraños
Hechos 17:19 O ante el
Hechos 17:19 O a la colina de Ares (también llamado Marte), el dios de la guerra
Hechos 17:19 Lit de la que estás hablando
Hechos 17:20 Lit traes a nuestros oídos
Hechos 17:22 O posiblemente, Concilio del Areópago
Hechos 17:22 O supersticiosos
Hechos 17:23 O A UN
Hechos 17:28 Lit somos
Hechos 17:29 Lit escultura del
Hechos 17:32 Lit también otra
Hechos 17:34 Lit también
Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
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Salmos 144 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

Oración Pidiendo Rescate y Prosperidad
Salmo de David.

144 Bendito sea el Señor, mi Roca,
Que adiestra mis manos para la guerra,
Y mis dedos para la batalla.
2 Misericordia mía y fortaleza mía,
Mi baluarte y mi libertador,
Escudo mío en quien me he refugiado,
El que sujeta a mi pueblo debajo de mí.
3 Oh Señor, ¿qué es el hombre para que Tú lo tengas en cuenta,
O el hijo del hombre para que pienses en él?
4 El hombre es semejante a un soplo;
Sus días son como una sombra que pasa.
5 Oh Señor, inclina Tus cielos y desciende;
Toca los montes para que humeen.
6 Despide relámpagos y dispérsalos;
Lanza Tus flechas y confúndelos.
7 Extiende Tu mano desde lo alto;
Rescátame y líbrame de las muchas aguas;
De la mano de extranjeros,
8 Cuya boca habla falsedad
Y cuya diestra es diestra de mentira.
9 Oh Dios, un cántico nuevo Te cantaré;
Con arpa de diez cuerdas cantaré alabanzas a Ti,
10 El que da la victoria (salvación) a los reyes,
El que rescata a David Su siervo de la espada maligna.
11 Rescátame y líbrame de la mano de extranjeros,
Cuya boca habla falsedad
Y cuya diestra es diestra de mentira.
12 Sean nuestros hijos en su juventud como plantíos florecientes,
Y nuestras hijas como columnas de esquinas labradas como las de un palacio.
13 Estén llenos nuestros graneros, suministrando toda clase de sustento,
Y nuestros rebaños produzcan miles y diez miles en nuestros campos.
14 Esté cargado nuestro ganado,
Sin fracasos y sin pérdida,
Y no haya gritos de alarma en nuestras calles.
15 Bienaventurado el pueblo a quien así le sucede;
Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es el Señor.
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Proverbios 17:27-28 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

27 El que retiene sus palabras tiene conocimiento[a],
Y el de espíritu sereno es hombre entendido.
28 Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio,
Cuando cierra los labios, por prudente.
Footnotes:

Proverbios 17:27 Lit sabe
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