Día 16, DAB Español, Martes 16 de Enero
Génesis 32:13-34:31; Mateo 11:7-30; Salmos 14; Proverbios 3:19-20 (Nueva Traducción Viviente (NTV))
Génesis 32:13-34:31 Nueva Traducción Viviente (NTV)
13 Así que Jacob pasó
la noche en aquel lugar. Luego escogió de sus pertenencias los siguientes
regalos para entregar a su hermano Esaú: 14 doscientas cabras, veinte chivos,
doscientas ovejas, veinte carneros, 15 treinta camellas con sus crías, cuarenta
vacas, diez toros, veinte burras y diez burros. 16 Separó esos animales en
manadas y asignó cada manada a un siervo distinto. Luego dijo a estos siervos:
«Vayan delante de mí con los animales, pero guarden una buena distancia entre
las manadas».
17 A los hombres que
dirigían el primer grupo les dio las siguientes instrucciones: «Cuando mi
hermano Esaú se encuentre con ustedes, él les preguntará: “¿De quién son
siervos? ¿Adónde van? ¿Quién es el dueño de estos animales?”. 18 Entonces deben
contestar: “Pertenecen a su servidor Jacob, pero son un regalo para su señor
Esaú. Mire, él viene detrás de nosotros”».
19 Jacob dio las
mismas instrucciones a los siervos a cargo del segundo y tercer grupo, y a
todos los que iban detrás de las manadas: «Cuando se encuentren con Esaú, deben
responder lo mismo, 20 y asegúrense de decirle: “Mire, su servidor Jacob viene
detrás de nosotros”».
Jacob pensó:
«Intentaré apaciguarlo enviando regalos antes de mi llegada, y cuando me
encuentre con él en persona, quizá me reciba con bondad». 21 Así que los
regalos fueron enviados por delante, y Jacob pasó la noche en el campamento.
Jacob lucha con Dios
22 Durante la noche,
Jacob se levantó y tomó a sus dos esposas, a sus dos mujeres esclavas y a sus
once hijos, y cruzó el río Jaboc con ellos. 23 Después de llevarlos a la otra
orilla, hizo pasar todas sus pertenencias.
24 Entonces Jacob se
quedó solo en el campamento, y llegó un hombre y luchó con él hasta el
amanecer. 25 Cuando el hombre vio que no ganaría el combate, tocó la cadera de
Jacob y la dislocó. 26 Luego el hombre le dijo:
—¡Déjame ir, pues ya
amanece!
—No te dejaré ir a
menos que me bendigas —le dijo Jacob.
27 —¿Cómo te llamas?
—preguntó el hombre.
—Jacob —contestó él.
28 —Tu nombre ya no
será Jacob —le dijo el hombre—. De ahora en adelante, serás llamado Israel,[a]
porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
29 —Por favor, dime
cuál es tu nombre —le dijo Jacob.
—¿Por qué quieres
saber mi nombre? —respondió el hombre. Entonces bendijo a Jacob allí.
30 Jacob llamó a
aquel lugar Peniel (que significa «rostro de Dios»), porque dijo: «He visto a
Dios cara a cara, y sin embargo, conservo la vida». 31 El sol salía cuando
Jacob dejó Peniel[b] y se fue cojeando debido a su cadera dislocada. 32 (Hasta
el día de hoy, el pueblo de Israel no come del tendón que está cerca de la
articulación de la cadera, debido a lo que ocurrió aquella noche cuando el
hombre torció el tendón de la cadera de Jacob).
Jacob y Esaú se
reconcilian
33 Entonces Jacob
levantó la vista y vio a Esaú, quien se acercaba con sus cuatrocientos hombres.
Por eso, repartió a los niños entre Lea, Raquel y sus dos esposas esclavas. 2
Colocó en el frente a sus dos esposas esclavas con sus respectivos hijos,
después a Lea con sus hijos, y por último a Raquel y a José. 3 Entonces Jacob
se adelantó a todos ellos. Cuando se aproximó a su hermano, se inclinó hasta el
suelo siete veces delante de él. 4 Entonces Esaú corrió a su encuentro y lo
abrazó, puso los brazos alrededor de su cuello y lo besó. Y ambos lloraron.
5 Después Esaú miró a
las mujeres y a los niños, y preguntó:
—¿Quiénes son esas
personas que vienen contigo?
—Son los hijos que
Dios, en su misericordia, me ha dado a mí, tu siervo —contestó Jacob.
6 Después las esposas
esclavas se presentaron con sus hijos y se inclinaron ante él. 7 Luego se
presentó Lea con sus hijos, quienes también se inclinaron ante él. Finalmente
se presentaron José y Raquel, y ambos se inclinaron ante él.
8 —¿Y qué eran todos
esos rebaños y esas manadas que encontré en el camino? —preguntó Esaú.
—Son un regalo, mi
señor, para asegurar tu amistad —contestó Jacob.
9 —Hermano mío, yo
tengo más que suficiente —dijo Esaú—. Guarda para ti lo que tienes.
10 —No —insistió Jacob—,
si he logrado tu favor, te ruego que aceptes este regalo de mi parte. ¡Y qué
alivio es ver tu amigable sonrisa! ¡Es como ver el rostro de Dios! 11 Por
favor, acepta este regalo que te traje, porque Dios ha sido muy generoso
conmigo. Yo tengo más que suficiente.
Debido a la
insistencia de Jacob, Esaú finalmente aceptó el regalo.
12 —Bien —dijo Esaú—,
vamos. Yo iré delante de ti.
13 Pero Jacob
respondió:
—Tú mismo puedes ver,
mi señor, que algunos de los niños son muy pequeños, y los rebaños y las
manadas también tienen sus crías. Si se les hace caminar mucho, aunque fuera un
solo día, todos los animales podrían morir. 14 Por favor, mi señor, ve tú primero.
Nosotros iremos detrás más lento, a un ritmo que sea cómodo para los animales y
para los niños. Nos encontraremos en Seir.
15 —De acuerdo —dijo
Esaú—, pero déjame al menos asignarte a algunos de mis hombres para que los
guíen y los protejan.
—No es necesario
—respondió Jacob—. ¡Basta que me hayas recibido amigablemente, mi señor!
16 Entonces Esaú se
dio la vuelta y emprendió el camino de regreso a Seir ese mismo día. 17 Jacob,
en cambio, viajó hasta Sucot. Allí se construyó una casa e hizo cobertizos para
su ganado. Por eso aquel lugar se llamó Sucot (que significa «cobertizos»).
18 Después de viajar
todo el trayecto desde Padán-aram, Jacob llegó sano y salvo a la ciudad de
Siquem, en la tierra de Canaán. Una vez allí, estableció su campamento fuera de
la ciudad. 19 La parcela donde acampó la compró a la familia de Hamor, el padre
de Siquem, por cien monedas de plata.[c] 20 Y allí edificó un altar y le puso
por nombre El-Elohe-Israel.[d]
Venganza contra
Siquem
34 Cierto día, Dina,
la hija de Jacob y Lea, fue a visitar a unas jóvenes que vivían en la región. 2
Cuando el príncipe del lugar, Siquem, hijo de Hamor el heveo, vio a Dina, la
tomó a la fuerza y la violó. 3 Sin embargo, luego se enamoró de ella e intentó
ganarse su cariño con palabras tiernas. 4 Le dijo a su padre Hamor: «Consígueme
a esta joven pues quiero casarme con ella».
5 Entonces Jacob se
enteró de que Siquem había deshonrado a su hija Dina, pero como sus hijos
estaban en el campo cuidando sus animales, él no dijo nada hasta que regresaron.
6 Hamor, el padre de Siquem, fue a hablar del asunto con Jacob. 7 Mientras
tanto, los hijos de Jacob, al enterarse de lo ocurrido, regresaron del campo de
inmediato. Quedaron horrorizados y llenos de furia cuando supieron que su
hermana había sido violada. Siquem había cometido un acto vergonzoso contra la
familia de Jacob,[e] algo que nunca debió haber hecho.
8 Hamor habló con
Jacob y con sus hijos:
—Mi hijo Siquem está
verdaderamente enamorado de su hija —dijo—. Por favor, permítanle casarse con
ella. 9 De hecho, formemos también otros matrimonios: ustedes nos entregan a
sus hijas para nuestros hijos, y nosotros les entregaremos a nuestras hijas
para los hijos de ustedes. 10 Todos ustedes pueden vivir entre nosotros; ¡la
tierra está a su disposición! Establézcanse aquí y comercien con nosotros, y
siéntanse en libertad de comprar propiedades en la región.
11 El propio Siquem
también habló con el padre de Dina y con sus hermanos:
—Por favor, sean
bondadosos conmigo y permitan que me case con ella —les suplicó—. Yo les daré
cualquier cosa que me pidan. 12 Sea cual fuere la dote o el regalo que exijan,
lo pagaré de buena gana; solo les pido que me entreguen a la muchacha como
esposa.
13 Pero como Siquem
había deshonrado a la hermana de ellos, Dina, los hijos de Jacob respondieron
con engaño a Siquem y a Hamor, su padre. 14 Les dijeron:
—De ninguna manera
podemos permitirlo, porque tú no has sido circuncidado. ¡Sería una vergüenza
para nuestra hermana casarse con un hombre como tú! 15 Pero hay una solución.
Si todos los varones entre ustedes se circuncidan, como lo hicimos nosotros, 16
entonces les entregaremos a nuestras hijas y tomaremos a las hijas de ustedes
para nosotros. Viviremos entre ustedes y seremos un solo pueblo; 17 pero si no
aceptan circuncidarse, tomaremos a nuestra hermana y nos marcharemos.
18 Hamor y su hijo
Siquem aceptaron la propuesta. 19 Siquem no demoró en cumplir con el requisito,
porque deseaba con desesperación a la hija de Jacob. Siquem era un miembro muy
respetado de su familia, 20 y acompañó a su padre, Hamor, a presentar la
propuesta a los líderes que estaban a las puertas de la ciudad.
21 Les dijeron: «Esos
hombres son nuestros amigos. Invitémoslos a vivir entre nosotros y comerciemos
libremente. Miren, hay suficiente tierra para mantenerlos. Podemos tomar a sus
hijas como esposas y permitir que ellos se casen con las nuestras. 22 Pero
ellos aceptarán quedarse aquí y formar un solo pueblo con nosotros únicamente
si nuestros hombres se circuncidan, como lo hicieron ellos. 23 Además, si
nosotros lo hacemos, todos sus animales y sus posesiones con el tiempo serán
nuestros. Vamos, aceptemos sus condiciones y dejemos que se establezcan entre
nosotros».
24 Todos los hombres
del consejo estuvieron de acuerdo con Hamor y Siquem, y todos los varones de la
ciudad fueron circuncidados. 25 Sin embargo, tres días después, cuando aún
estaban adoloridos, dos de los hijos de Jacob —Simeón y Leví—, que eran
hermanos de Dina por parte de padre y de madre, tomaron sus espadas y entraron
en la ciudad sin encontrar resistencia. Entonces masacraron a todos los
varones, 26 entre ellos Hamor y su hijo Siquem. Los mataron a espada, y después
sacaron a Dina de la casa de Siquem y regresaron a su campamento.
27 Mientras tanto,
los demás hijos de Jacob llegaron a la ciudad. Al encontrar masacrados a los
hombres, saquearon la ciudad, porque allí habían deshonrado a su hermana. 28 Se
apoderaron de todos los rebaños, las manadas y los burros; se llevaron todo lo
que pudieron, tanto de adentro de la ciudad como de los campos. 29 Robaron
todas las riquezas y saquearon las casas. También tomaron a todos los niños y a
las mujeres, y se los llevaron cautivos.
30 Después, Jacob les
dijo a Simeón y a Leví:
—¡Ustedes me han
arruinado! Me han hecho despreciable ante todos los pueblos de esta tierra: los
cananeos y los ferezeos. Nosotros somos tan pocos que ellos se unirán y nos
aplastarán. ¡Me destruirán, y toda mi familia será aniquilada!
31 —¿Pero cómo íbamos
a permitir que él tratara a nuestra hermana como a una prostituta? —replicaron
ellos, enojados.
Footnotes:
32:28 Jacob suena
como los términos hebreos para «talón» y «engañador». Israel significa «Dios
lucha».
32:31 En hebreo
Penuel, una variante de Peniel.
33:19 En hebreo 100
kesitas; el valor y el peso de la kesita son desconocidos.
33:20 El-Elohe-Israel
significa «Dios, el Dios de Israel».
34:7 En hebreo
vergonzoso en Israel.
Nueva Traducción
Viviente (NTV)
La Santa Biblia,
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reservados.
Mateo 11:7-30 Nueva Traducción Viviente (NTV)
7 Mientras los
discípulos de Juan se iban, Jesús comenzó a hablar acerca de él a las
multitudes: «¿A qué clase de hombre fueron a ver al desierto? ¿Acaso era una
caña débil sacudida con la más leve brisa? 8 ¿O esperaban ver a un hombre
vestido con ropa costosa? No, la gente que usa ropa costosa vive en los
palacios. 9 ¿Buscaban a un profeta? Así es, y él es más que un profeta. 10 Juan
es el hombre al que se refieren las Escrituras cuando dicen:
“Mira, envío a mi
mensajero por anticipado,
y él preparará el camino delante de ti”[a].
11 »Les digo la
verdad, de todos los que han vivido, nadie es superior a Juan el Bautista. Sin
embargo, hasta la persona más insignificante en el reino del cielo es superior
a él. 12 Desde los días en que Juan el Bautista comenzó a predicar hasta ahora,
el reino del cielo ha venido avanzando con fuerza,[b] y gente violenta lo está
atacando. 13 Pues, antes de que viniera Juan, todos los profetas y la ley de
Moisés anunciaban este tiempo; 14 y si ustedes están dispuestos a aceptar lo
que les digo, él es Elías, aquel que los profetas dijeron que vendría.[c] 15
¡El que tenga oídos para oír, que escuche y entienda!
16 »¿Con qué puedo
comparar a esta generación? Se parece a los niños que juegan en la plaza. Se
quejan ante sus amigos:
17 “Tocamos canciones
de bodas,
y no bailaron;
entonces tocamos
cantos fúnebres,
y no se lamentaron”.
18 Pues Juan no
dedicaba el tiempo a comer y beber, y ustedes dicen: “Está poseído por un
demonio”. 19 El Hijo del Hombre,[d] por su parte, festeja y bebe, y ustedes
dicen: “¡Es un glotón y un borracho y es amigo de cobradores de impuestos y de
otros pecadores!”. Pero la sabiduría demuestra estar en lo cierto por medio de
sus resultados».
Juicio para los
incrédulos
20 Luego Jesús
comenzó a denunciar a las ciudades en las que había hecho tantos milagros,
porque no se habían arrepentido de sus pecados ni se habían vuelto a Dios. 21
«¡Qué aflicción les espera, Corazín y Betsaida! Pues, si en las perversas
ciudades de Tiro y de Sidón se hubieran hecho los milagros que hice entre ustedes,
hace tiempo sus habitantes se habrían arrepentido de sus pecados vistiéndose
con ropa de tela áspera y echándose ceniza sobre la cabeza en señal de
remordimiento. 22 Les digo que, el día del juicio, a Tiro y a Sidón les irá
mejor que a ustedes.
23 »Y ustedes, los de
Capernaúm, ¿serán honrados en el cielo? No, descenderán al lugar de los
muertos.[e] Pues, si hubiera hecho en la perversa ciudad de Sodoma los milagros
que hice entre ustedes, la ciudad estaría aquí hasta el día de hoy. 24 Les digo
que, el día del juicio, aun a Sodoma le irá mejor que a ustedes».
Jesús da gracias al
Padre
25 En esa ocasión,
Jesús hizo la siguiente oración: «Oh Padre, Señor del cielo y de la tierra,
gracias por esconder estas cosas de los que se creen sabios e inteligentes, y
por revelárselas a los que son como niños. 26 Sí, Padre, ¡te agradó hacerlo de
esa manera!
27 »Mi Padre me ha
confiado todo. Nadie conoce verdaderamente al Hijo excepto el Padre, y nadie
conoce verdaderamente al Padre excepto el Hijo y aquellos a quienes el Hijo
decide revelarlo».
28 Luego dijo Jesús:
«Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les
daré descanso. 29 Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y
tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. 30 Pues mi yugo es
fácil de llevar y la carga que les doy es liviana».
Footnotes:
11:10 Ml 3:1.
11:12 O el reino del
cielo ha sufrido violencia.
11:14 Ver Ml 4:5.
11:19 «Hijo del
Hombre» es un título que Jesús empleaba para referirse a sí mismo.
11:23 En griego al
Hades.
Nueva Traducción
Viviente (NTV)
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Salmos 14 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Salmo 14
Para el director del
coro: salmo de David.
1 Solo los necios
dicen en su corazón:
«No hay Dios».
Ellos son corruptos y
sus acciones son malas;
¡no hay ni uno solo que haga lo bueno!
2 El Señor mira desde
los cielos
a toda la raza humana;
observa para ver si
hay alguien realmente sabio,
si alguien busca a Dios.
3 Pero no, todos se
desviaron;
todos se corrompieron.[a]
No hay ni uno que
haga lo bueno,
¡ni uno solo!
4 ¿Será posible que
nunca aprendan los que hacen el mal?
Devoran a mi pueblo como si fuera pan
y ni siquiera piensan en orar al Señor.
5 El terror se
apoderará de ellos,
pues Dios está con los que lo obedecen.
6 Los perversos
frustran los planes de los oprimidos,
pero el Señor protegerá a su pueblo.
7 ¿Quién vendrá del
monte Sión para rescatar a Israel?
Cuando el Señor restaure a su pueblo,
Jacob gritará de alegría e Israel se
gozará.
Footnotes:
14:3 La versión
griega dice se volvieron inútiles. Comparar Rm 3:12.
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Proverbios 3:19-20 Nueva Traducción Viviente (NTV)
19 Con sabiduría el
Señor fundó la tierra,
con entendimiento creó los cielos.
20 Con su
conocimiento se abrieron las fuentes profundas de la tierra
e hizo que el rocío se asiente bajo el
cielo nocturno.
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