Wednesday, January 23, 2019

DAB Español, Jueves 24 de Enero

Día 24, DAB Español, Jueves 24 de Enero

Génesis 48:1-49:33; Mateo 15:29-16:12; Salmos 20; Proverbios 4:20-27 (Traducción en lenguaje actual (TLA))






Génesis 48-49 Traducción en lenguaje actual (TLA)
Jacob bendice a Manasés y a Efraín
48 Pasado algún tiempo, José se enteró de que su padre estaba muy enfermo, así que tomó a sus dos hijos, Manasés y Efraín, y fue a visitarlo. 2 Cuando le dijeron a Jacob que José había llegado para verlo, Jacob hizo un esfuerzo y se levantó de la cama. 3 Y le dijo a José:

—El Dios todopoderoso se me apareció en Betel, una ciudad de Canaán. Allí me bendijo 4 y me hizo esta promesa: “Yo haré que tengas muchos hijos y descendientes. Y de tus descendientes se formarán muchos pueblos, y esta tierra será siempre de ellos”.

5 »Efraín y Manasés, los dos hijos que tuviste en Egipto antes de que yo viniera, serán considerados como mis propios hijos; serán tan míos como lo son Rubén y Simeón. 6 Los hijos que tengas después de ellos ya serán considerados como tuyos, y en el territorio que reciban se les reconocerá por el nombre de sus hermanos.

7 »Para tristeza mía, tu madre Raquel murió en el camino, cuando yo regresaba de Padán-aram. Murió en la tierra de Canaán, muy cerca de la ciudad de Efrata, así que allí la enterré, junto al camino. Efrata es el mismo pueblo que ahora llaman Belén.

8 De pronto, Jacob vio a los hijos de José, y le preguntó:

—Y éstos, ¿quiénes son?

9-10 José le respondió:

—Son los hijos que Dios me ha dado aquí en Egipto.

Como Jacob ya no podía ver bien por causa de su edad, le pidió a José:

—Acércamelos. Voy a bendecirlos.

José los acercó a su padre, y él los besó y los abrazó. 11 Entonces le dijo a José:

—Yo había perdido las esperanzas de volver a verte, y sin embargo Dios me ha permitido ver también a tus hijos.

12 José quitó a sus hijos de las rodillas de su padre, y se inclinó ante él. 13 Puso a Efraín a su derecha y a Manasés a su izquierda, y los acercó a su padre. Así Efraín quedó a la izquierda de Jacob, y Manasés a su derecha. 14 Sin embargo, Jacob cruzó los brazos y puso su mano derecha sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano izquierda la puso sobre la cabeza de Manasés, a pesar de que éste era el mayor. 15 Entonces bendijo a José con estas palabras:

«El Dios de mi abuelo Abraham
y de mi padre Isaac,
me ha guiado toda mi vida.
16 También ha enviado a su ángel
para librarme de muchos peligros.
Yo le pido que bendiga
a estos dos muchachos.
Que por medio de ellos
sea recordado mi nombre,
el nombre de mi abuelo Abraham
y el de mi padre Isaac.
¡Que tengan muchos hijos!»

17 A José no le gustó ver que su padre pusiera su mano derecha sobre la cabeza de Efraín, así que se la quitó de la cabeza de Efraín y la puso sobre la cabeza de Manasés, 18 mientras le decía:

—¡Así no, padre mío! ¡Mi hijo mayor es Manasés! ¡Pon tu mano derecha sobre su cabeza!

19 Pero Jacob no quiso hacerlo así, y le dijo:

—Ya lo sé, hijo mío; ya lo sé. También Manasés llegará a ser un gran pueblo. Sin embargo, su hermano menor será más importante que él, y sus descendientes llegarán a formar un grupo de naciones.

20 Así fue como ese día Jacob le dio a Efraín el lugar de Manasés. Entonces dijo:

—Cuando mis descendientes bendigan a alguien, le dirán:

“¡Que Dios te bendiga
como bendijo a Efraín y a Manasés!”

21 Luego le dijo a José:

—Ya me falta poco para morir, pero Dios estará contigo y te hará volver a la tierra de tus abuelos. 22 Y como tú estás por encima de tus hermanos, te doy el monte de Siquem, que les quité a los amorreos en mi lucha contra ellos.

Jacob bendice a sus hijos
49 Jacob ordenó a sus hijos que se reunieran, pues quería decirles lo que les pasaría en el futuro. Les dijo:

2 «Hijos míos, vengan conmigo;
escuchen lo que voy a decirles.

3 »Rubén, tú eres mi hijo mayor;
eres mi primer hijo,
la primera prueba de mi fuerza;
tienes el primer lugar de honor
y el primer lugar en poder.
4 Pero me ofendiste gravemente,
pues te acostaste
con una de mis mujeres.
Por eso ya no serás el primero,
pues eres como el mar,
que no se puede controlar.

5 »Simeón y Leví son como fieras
que atacan siempre con violencia.
6 No quiero estar con ellos,
ni andar en su compañía,
porque en un arranque de enojo
mataron gente y despedazaron toros.
7 ¡Maldita sea su furia!
¡Maldita sea su crueldad!
Yo haré que se dispersen
por todo el territorio de Israel.

8 »Tú, Judá, dominarás a tus enemigos;
tus hermanos te alabarán
y se inclinarán en tu presencia.
9 Eres como un león feroz
que al regresar con su presa
se agacha y se echa en el suelo,
¿y quién se atreve a molestarlo?
10 Siempre tendrás en tus manos
el cetro que te hace gobernante,
hasta que venga el verdadero rey
que gobernará a todo el mundo.
11-12 Sus ojos
son más oscuros que el vino;
sus dientes
son más blancos que la leche.
Atará su burro,
a la mejor rama del viñedo,
y sin quitarse la ropa
se empapará en ríos de vino.

13 »Tú, Zabulón,
vivirás a la orilla del mar;
tus costas servirán de puertos
y tus fronteras llegarán hasta Sidón.

14 »Tú, Isacar,
eres fuerte como un burro
acostado entre dos corrales.
15 Cuando veas que tu tierra
es buena y agradable para descansar,
con mucho gusto aceptarás
hacer trabajo de esclavos.

16 »Y tú, Dan,
le harás justicia a tu pueblo,
pues eres de las tribus de Israel.
17 Eres como una serpiente
que espera junto al camino:
cuando muerde las pezuñas del caballo,
el jinete se cae de espaldas.

18 »¡Dios mío, sigo esperando tu ayuda!

19 »A ti, Gad, te atacará
una banda de ladrones,
pero tú los atacarás
por donde menos lo esperen.

20 »Y tú, Aser,
tendrás la mejor comida
y cocinarás los mejores platillos,
dignos de la mesa de un rey.

21 »Tú, Neftalí, amas la libertad.
Eres como una venada suelta,
madre de hermosos venaditos.

22 »Tú, José, pareces un caballo
criado junto a un manantial.
¡Saltas y trepas por el muro!
23 Gente malvada y cruel
te ataca y te lanza flechas,
24 pero tú mantienes firme tu arco
y no doblas tus fuertes brazos.
¡Gracias al Dios poderoso
que guía y protege a Israel!
25 ¡Gracias al Dios de tu padre,
que te brinda su ayuda!
¡Gracias al Dios que todo lo puede
y que siempre te bendice!
¡Con bendiciones del alto cielo!
¡Con bendiciones del mar profundo!
¡Con bendiciones a las madres
que tienen hijos y los alimentan!
26 Son más grandes las bendiciones
que vienen de tu padre,
que las abundantes bendiciones
de los cerros y montañas eternas.
Todas estas bendiciones
te pertenecen a ti, José,
pues entre tus hermanos
tú eres el más importante.

27 »Tú, Benjamín, eres un lobo feroz;
por la mañana devoras tu presa
y por la tarde repartes los restos.»

28 Así bendijo Jacob a sus doce hijos. A cada una de las doce tribus de Israel le dio la bendición más apropiada.

Muerte de Jacob
29-31 Después de bendecirlos, Jacob les dio las siguientes instrucciones:

«Ya me falta poco para morir. Por favor, entiérrenme en la tumba de mis antepasados. Me refiero a la cueva y al campo que Abraham le compró a Efrón el hitita para enterrar a su esposa Sara. Allí están enterrados Abraham e Isaac, y su esposa Rebeca, y allí también enterré a Lía. Esa cueva está en Canaán, en el campo de Macpelá, cerca del bosque Mamré. 32 Tanto la cueva como el campo se los compramos a los hititas».

33 Luego de darles estas instrucciones, Jacob se encogió en la cama y murió.

Traducción en lenguaje actual (TLA)
Copyright © 2000 by United Bible Societies

Mateo 15:29-16:12 Traducción en lenguaje actual (TLA)
Jesús sana a muchos enfermos
29 Jesús salió de allí y llegó a la orilla del Lago de Galilea. Luego subió a un cerro y se sentó. 30 Mucha gente llevó a Jesús personas que estaban enfermas. Entre ellas había cojos, ciegos, mancos, mudos y muchos otros enfermos. Y Jesús los sanó. 31 La gente, asombrada de ver a todos completamente sanos, comenzó a alabar al Dios de los israelitas.

Jesús da de comer a mucha gente
32 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

—Siento compasión de toda esta gente. Ya han estado conmigo tres días, y no tienen comida. No quiero que se vayan sin comer, pues podrían desmayarse en el camino.

33 Los discípulos le dijeron:

—Pero en un lugar tan solitario como éste, ¿dónde vamos a conseguir comida para tanta gente?

34 Jesús les preguntó:

—¿Cuántos panes tienen?

—Siete panes y unos pescaditos —contestaron los discípulos.

35 Jesús le ordenó a la gente que se sentara en el suelo. 36 Luego tomó los siete panes y los pescados, y dio gracias a Dios. Partió en pedazos los panes y los pescados, los entregó a sus discípulos, y ellos los repartieron a la gente. 37 Todos comieron hasta quedar satisfechos. Con los pedazos que sobraron, llenaron siete canastas. 38 Los que comieron fueron como cuatro mil hombres, además de las mujeres y los niños.

39 Después Jesús despidió a la gente, subió a una barca y se fue al pueblo de Magadán.

La señal de Jonás
16 Algunos de los fariseos y de los saduceos se acercaron a Jesús para ponerle una trampa, y le dijeron:

—Queremos que hagas un milagro que pruebe que Dios te ha enviado.

2 Pero Jesús les dijo:

—Cuando ustedes miran el cielo por la tarde, y está rojo, dicen: “¡Va a hacer buen tiempo!” 3 Pero si en la mañana el cielo está rojo y nublado, dicen: “¡Hoy va a hacer mal tiempo!” Ustedes entienden muy bien las señales en el cielo acerca del tiempo. ¿Por qué, entonces, no entienden que lo que ahora hago es una señal de Dios? 4 Ustedes piden una señal porque son malos y no quieren creer. Pero la única señal que les daré será lo que le pasó al profeta Jonás.

Dicho esto, Jesús los dejó y se fue.

Las enseñanzas de los fariseos
5 Jesús y sus discípulos cruzaron al otro lado del Lago de Galilea. Pero los discípulos se olvidaron de llevar pan. 6 Y Jesús les dijo:

—Miren, tengan cuidado con la levadura de los fariseos y de los saduceos.

7 Los discípulos comenzaron a hablar entre ellos, y decían: «Seguramente Jesús dijo eso porque no trajimos pan». 8 Jesús se dio cuenta de lo que hablaban, y les dijo:

—¡Qué poco confían en Dios! ¿Por qué se preocupan por no tener pan? 9 Entiendan bien lo que les quiero decir; ¿o ya se olvidaron de aquella vez, cuando alimenté a cinco mil hombres con cinco panes nada más? ¿Ya se olvidaron de las canastas que llenaron con los pedazos que sobraron? 10 ¿Ya no recuerdan que también alimenté a otros cuatro mil con sólo siete panes, y que ustedes llenaron muchas canastas? 11 ¿No entienden que yo no estaba hablando de pan? ¡Cuídense de la levadura de los fariseos y de los saduceos!

12 Entonces los discípulos entendieron que Jesús no estaba hablando de la levadura que se pone en la masa del pan, sino de las malas enseñanzas de los fariseos y de los saduceos.

Traducción en lenguaje actual (TLA)
Copyright © 2000 by United Bible Societies

Salmos 20 Traducción en lenguaje actual (TLA)
Dios ayuda al rey
SALMO 20 (19)
Himno de David.
20 Que Dios te responda
cuando te encuentres en aprietos;
que el Dios de Israel
te brinde su protección.
2 Que Dios te envíe su ayuda
desde su santuario;
que Dios te dé su apoyo
desde Jerusalén.
3 Que Dios se acuerde siempre
de todas tus ofrendas,
y reciba con gusto los animales
que presentas en su honor.

4 Que Dios te conceda
lo que pidas de todo corazón,
y que haga realidad
lo que pienses hacer.
5 ¡Lanzaremos gritos de alegría
cuando Dios te conceda la victoria,
y alabando a nuestro Dios
haremos ondear las banderas!
¡Que Dios te conceda
todo lo que pidas!

6 Ahora estoy bien seguro
de que Dios le dará la victoria
al rey que él ha elegido.
Sé que Dios le responderá
desde su santo cielo;
sé que con su poder
le dará al rey grandes victorias.

7 Algunos confían en sus carros de guerra,
otros confían en sus caballos,
pero nosotros sólo confiamos
en nuestro Dios.
8 Esa gente tropezará y caerá,
pero nosotros nos levantaremos
y seguiremos de pie.

9 Dios nuestro,
¡dale al rey la victoria!,
¡respóndenos cuando te llamemos!

Traducción en lenguaje actual (TLA)
Copyright © 2000 by United Bible Societies

Proverbios 4:20-27 Traducción en lenguaje actual (TLA)
20 »Querido jovencito,
escucha bien lo que te digo.
21 Grábate bien mis enseñanzas,
y no te apartes de ellas,
22 pues son una fuente de vida
para quienes las encuentran;
son el remedio para una vida mejor.
23 Y sobre todas las cosas,
cuida tu mente,
porque ella es la fuente de la vida.
24 No te rebajes diciendo
palabras malas e indecentes.
25 Pon siempre tu mirada
en lo que está por venir.
26 Corrige tu conducta,
afirma todas tus acciones.
27 Por nada de este mundo
dejes de hacer el bien;
¡apártate de la maldad!»

Traducción en lenguaje actual (TLA)
Copyright © 2000 by United Bible Societies


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