Día 91, DAB Español, Lunes 1 de Abril
Deuteronomio 18:1-20:20; Lucas 9:28-50; Salmos 73; Proverbios 12:10 (Reina Valera Contemporánea (RVC))
Deuteronomio
18-20 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Derechos de los levitas
18 »Los sacerdotes levitas, es decir, toda la tribu de
Leví, no recibirán en Israel ningún terreno en propiedad. Sólo participarán de
las ofrendas quemadas al Señor y de lo que le pertenece. 2 No tendrán ninguna
propiedad entre sus hermanos, porque su propiedad es el Señor, como ya él se lo
ha dicho. 3 A lo que tendrán derecho los sacerdotes, por parte del pueblo, es a
los bueyes o corderos que se ofrezcan en sacrificio, de los cuales se les dará
la espaldilla, las quijadas y el cuajar. 4 También les darás las primicias de
tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de la lana de tus ovejas.
5 El Señor tu Dios los ha escogido de entre todas tus tribus, para que él y sus
hijos estén siempre atentos a servir en su nombre.
6 »Cuando un levita salga de alguna de las ciudades
israelitas donde haya vivido, y con todo el deseo de su alma llegue al lugar
que el Señor escoja, 7 ministrará en el nombre del Señor su Dios, como lo hacen
todos sus hermanos levitas que estén allí delante del Señor. 8 Además de sus
patrimonios, recibirá para comer una ración igual a la que reciben los otros.
Amonestación contra costumbres paganas
9 »Cuando entres a la tierra que el Señor tu Dios te
da, no cometas los mismos actos repugnantes que practican esas naciones. 10 Que
no haya en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni nadie
que practique la adivinación, ni sea agorero, ni sortílego, ni hechicero, 11 ni
encantador, ni adivino, ni mago, ni nadie que consulte a los muertos. 12 Al
Señor le repugnan todos los que hacen estas cosas, y precisamente por estos
actos repugnantes el Señor tu Dios va a expulsar de tu presencia a estas
naciones. 13 Delante del Señor tu Dios debes ser perfecto, 14 porque las
naciones de las que vas a tomar posesión prestan oído a los agoreros y a los
adivinos, pero a ti el Señor tu Dios no te permite hacer eso.
Dios promete un profeta como Moisés
15 »El Señor tu Dios hará que surja en medio de ti, de
entre tus hermanos, un profeta como yo. A él deberán escuchar, 16 tal y como le
pediste al Señor tu Dios el día de la asamblea en Horeb, cuando dijiste: “No
quiero volver a oír la voz del Señor mi Dios, ni tampoco quiero volver a ver
tan impresionante fuego, pues no quiero morir.” 17 El Señor me dijo: “Esto que
dicen está muy bien. 18 Voy a hacer que de entre sus hermanos surja un profeta
como tú. Pondré mis palabras en sus labios, y él les comunicará todo lo que yo
le ordene decir. 19 Pero yo le pediré cuentas a todo el que no atienda las
palabras que ese profeta proclame en mi nombre. 20 Y el profeta a quien yo no
le haya ordenado hablar, o que hable en nombre de otros dioses pero pretenda
hablar en mi nombre, será condenado a muerte. 21 Tal vez digas en tu corazón:
‘¿Y cómo vamos a saber si esa palabra no proviene del Señor?’ 22 Tú no tengas
miedo de ese profeta, que si llega a hablar en mi nombre y sus palabras no se
cumplen ni se hacen realidad, eso hará ver que yo, el Señor, no he hablado, y
que tal profeta habló con arrogancia.”
Las ciudades de refugio
19 »Cuando el Señor tu Dios haya destruido a las
naciones cuya tierra el Señor tu Dios te da en posesión, y tú la hayas ocupado
y habites en sus ciudades y en sus casas; 2 en la tierra que el Señor tu Dios
te da en posesión apartarás tres ciudades. 3 Dividirás en tres partes la tierra
que el Señor tu Dios te da en posesión, y arreglarás los caminos para que todo
homicida pueda huir a ellas.
4 ȃstas son las reglas para el homicida que huya a
ellas: vivirá el que, sin proponérselo y sin antes haber tenido enemistad con
su prójimo, lo hiera de muerte. 5 Por ejemplo, si va al monte a cortar leña en
compañía de su prójimo y, al soltar el golpe con el hacha para cortar algún
árbol, ésta se suelta del mango y golpea a su prójimo y éste muere; entonces
podrá huir a una de estas ciudades, y quedar con vida. 6 De lo contrario, si el
camino es largo, el que quiera vengar al muerto podría perseguir al homicida y
alcanzarlo y, enfurecido, herirlo de muerte, cuando en realidad no merecía
morir porque nunca antes medió enemistad con su prójimo.
7 »Por lo tanto, yo te mando que apartes tres
ciudades. 8 Y si el Señor tu Dios ensancha tu territorio, como se lo juró a tus
padres, y te da toda la tierra que prometió dar a tus padres, 9 entonces a
estas tres ciudades añadirás tres más, siempre y cuando cumplas todos estos
mandamientos que hoy te prescribo, y los pongas por obra, y ames al Señor tu
Dios y vayas siempre por sus caminos. 10 Así no se derramará sangre inocente en
la tierra que el Señor tu Dios te da en posesión, ni serás culpado de derramar
sangre.
11 »Pero si alguien aborrece a su prójimo y lo acecha,
y se levanta contra él y le quita la vida, aunque huya a alguna de estas
ciudades 12 los ancianos de su ciudad mandarán sacarlo de allí, y lo entregarán
al vengador del homicidio para que lo mate. 13 No lo compadezcas, sino quita de
Israel al que derrame sangre inocente. Así te irá bien.
14 »Cuando tomes posesión de la tierra que el Señor tu
Dios te da, no reduzcas los linderos de la propiedad de tu prójimo, que tus
antepasados fijaron.
Leyes sobre el testimonio
15 »En caso de algún delito o pecado relacionado con
alguna ofensa cometida, no se tomará en cuenta contra nadie a un solo testigo.
La acusación se mantendrá sólo por el testimonio de dos o tres testigos.
16 »Cuando algún testigo acuse falsamente a alguien,
17 las dos partes se presentarán delante del Señor, y delante de los sacerdotes
y jueces que en esos días estén en funciones. 18 Los jueces investigarán el
caso, y si el testigo resulta ser falso, y falsamente acusa a su hermano, 19
entonces se hará con él lo que él había pensado hacer con su hermano. Así
quitarás el mal de en medio de ti, 20 y el resto de la gente se enterará y
temerá, y no se volverá a cometer una maldad semejante en tu medio.
21 »No tengas compasión de nadie. Vida por vida, ojo
por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.
Leyes para la guerra
20 »Cuando salgas a combatir a tus enemigos, no tengas
temor de ellos, aun cuando veas que tienen caballos y carros de guerra, y que
su ejército es más grande que el tuyo, porque contigo está el Señor tu Dios, el
cual te sacó de la tierra de Egipto. 2 Cuando ya se dispongan a combatir, el
sacerdote se pondrá de pie y arengará al pueblo. 3 Les dirá: “Oye, Israel: este
día ustedes van a entrar en combate contra sus enemigos. No se descorazonen. No
tengan miedo ni se espanten. No pierdan el ánimo al enfrentarse a ellos, 4
porque el Señor su Dios va con ustedes, y peleará en favor de ustedes contra
sus enemigos, y les dará la victoria.” 5 Los oficiales, por su parte, dirán al
pueblo: “¿Quién de ustedes ha construido una casa nueva, y no la ha estrenado?
Vaya de regreso a su casa, no sea que muera en batalla y algún otro la estrene.
6 ¿Quién ha plantado una viña, y aún no ha disfrutado de ella? Vaya de regreso
a su casa, no sea que muera en batalla, y algún otro la disfrute. 7 ¿Y quién
ésta comprometido, y aún no se ha casado? Vaya de regreso a su casa, no sea que
muera en batalla, y algún otro se case con su novia.” 8 Además de esto, los
oficiales dirán al pueblo: “¿Quién de ustedes tiene miedo y se acobarda? Vaya
de regreso a su casa, para que no contagie a sus hermanos con su cobardía.” 9 Y
en cuanto los oficiales hayan hablado con el pueblo, los capitanes del ejército
tomarán el mando y se pondrán a la cabeza del ejército.
10 »Cuando te dispongas a atacar una ciudad, envíale
primero un mensaje de paz. 11 Si su respuesta es también de paz, y te abre las
puertas, entonces todo el pueblo que esté en ella te pagará tributo y te
servirá. 12 Pero si no hace la paz contigo, y te declara la guerra, entonces
sitiarás la ciudad 13 y cuando el Señor tu Dios te la haya entregado herirás a
filo de espada a todos sus hombres. 14 Te quedarás sólo con las mujeres, los
niños y los animales, y con todo el botín que haya en la ciudad. También te
comerás el botín de tus enemigos, a los que el Señor tu Dios te entregará. 15
Esto mismo harás con todas las ciudades que estén alejadas de ti y que no sean
parte de las ciudades de estas naciones. 16 Pero no dejarás con vida a nadie
que sea de las ciudades de estos pueblos que el Señor tu Dios te da en
posesión, 17 sino que destruirás por completo a los hititas, amorreos,
cananeos, ferezeos, jivitas y jebuseos, tal y como el Señor tu Dios te lo ha
ordenado. 18 Si no lo haces, ellos te enseñarán a cometer todos los actos
repugnantes que hacen para honrar a sus dioses, y entonces pecarás contra el
Señor tu Dios.
19 »Cuando sities alguna ciudad y en el ataque pases
muchos días para conquistarla, no destruyas sus árboles ni los derribes a golpe
de hacha, porque ellos te brindarán alimento. No los eches abajo durante el
sitio, pues no son hombres y no pueden responder a tu ataque; sólo son árboles
del campo. 20 Podrás destruir y derribar todo árbol que sepas que no es frutal,
y construir con ellos torres de asalto y conquistar la ciudad que te hace la
guerra.
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas
Lucas
9:28-50 Reina Valera Contemporánea (RVC)
La transfiguración
28 Como ocho días después de que Jesús dijo esto,
subió al monte a orar, y se llevó con él a Pedro, Juan y Jacobo. 29 Y mientras
oraba, cambió la apariencia de su rostro, y su vestido se hizo blanco y
resplandeciente. 30 Aparecieron entonces dos hombres, y conversaban con él.
Eran Moisés y Elías, 31 que rodeados de gloria hablaban de la partida de Jesús,
la cual se iba a cumplir en Jerusalén. 32 Pedro y los que estaban con él tenían
mucho sueño pero, como se quedaron despiertos, vieron la gloria de Jesús y a
los dos hombres que estaban con él. 33 Mientras éstos se alejaban de Jesús,
Pedro dijo: «Maestro, ¡qué bueno es para nosotros estar aquí! Vamos a hacer
tres cobertizos; uno para ti, otro para Moisés, y otro para Elías.» Pero no
sabía lo que decía. 34 Y mientras decía esto, una nube los cubrió, y tuvieron
miedo de entrar en la nube. 35 Entonces, desde la nube se oyó una voz que
decía: «Éste es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo!» 36 Cuando la voz cesó, Jesús se
encontraba solo. Pero ellos mantuvieron esto en secreto y, durante aquellos
días, no le dijeron a nadie lo que habían visto.
Jesús sana a un muchacho endemoniado
37 Al día siguiente, cuando bajaron del monte, una
gran multitud les salió al encuentro, 38 y con fuerte voz un hombre de la
multitud le dijo: «Maestro, te ruego que veas a mi hijo. ¡Es el único hijo que
tengo! 39 Sucede que un espíritu se apodera de él, y de repente lo sacude con
violencia, y lo hace gritar y echar espuma por la boca. Cuando lo atormenta, a
duras penas lo deja tranquilo. 40 Yo les pedí a tus discípulos que expulsaran
al espíritu, pero no pudieron.» 41 Jesús dijo entonces: «¡Ay, gente incrédula y
perversa! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? ¡Trae acá a
tu hijo!» 42 Mientras el muchacho se acercaba, el demonio lo derribó y lo
sacudió con violencia, pero Jesús reprendió al espíritu impuro, sanó al
muchacho, y se lo entregó a su padre. 43 Y todos se admiraban de la grandeza de
Dios.
Jesús anuncia otra vez su muerte
Entre el asombro que causaba todo lo que Jesús hacía,
dijo él a sus discípulos: 44 «Pongan mucha atención a estas palabras: El Hijo
del Hombre será entregado a los poderes de este mundo.» 45 Pero ellos no las
entendieron, pues les estaban veladas para que no las entendieran, y tenían
miedo de preguntarle qué querían decir.
¿Quién es el mayor?
46 En cierta ocasión, los discípulos comenzaron a
discutir acerca de quién de ellos era el más importante. 47 Cuando Jesús se dio
cuenta de lo que estaban pensando, tomó a un niño y, poniéndolo junto a él, 48
les dijo: «Cualquiera que reciba a un niño así en mi nombre, me recibe a mí; y
cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envió. Porque el más
insignificante entre todos ustedes, es el más grande de ustedes.»
El que no está contra nosotros, está a favor de
nosotros
49 Entonces Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno
que expulsaba demonios en tu nombre, pero se lo prohibimos, porque no anda con
nosotros.» 50 Jesús le dijo: «No se lo prohíban, porque el que no está contra
nosotros, está a favor de nosotros.»
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas
Salmos
73 Reina Valera Contemporánea (RVC)
LIBRO III
El destino de los malos
Salmo de Asaf.
73 ¡Ah, Dios es bueno con Israel,
con los limpios de corazón!
2 En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies;
poco faltó para que mis pasos resbalaran.
3 Y es que tuve envidia de los arrogantes,
al ver cómo prosperaban esos malvados.
4 Ellos no se acongojan ante la muerte,
pues están llenos de vigor.
5 No se afanan ni se ven golpeados
como el resto de los mortales.
6 La soberbia es su corona,
y la violencia es su vestido.
7 Tan gordos están que los ojos se les saltan;
siempre satisfacen los apetitos de su corazón.
8 Entre burlas hacen planes malvados y violentos,
y siempre hablan con altanería.
9 Con su boca ofenden al cielo,
y con su lengua denigran a la tierra.
10 Por eso el pueblo de Dios se vuelve a ellos,
y absorben sus palabras como si bebieran agua.
11 Hasta dicen: «¿Cómo va a saberlo Dios?
¡De esto no se enterará el Altísimo!»
12 ¡Bien puede verse que estos impíos
se hacen ricos sin que nada les preocupe!
13 ¡Ah!, pero de nada me ha servido
mantener mi corazón y mis manos sin pecado,
14 pues a todas horas recibo azotes
y soy castigado todas las mañanas.
15 Si acaso llegara yo a hablar como ellos,
estaría traicionando a la generación de tus hijos.
16 Me puse a pensar en esto para entenderlo,
pero me resultó un trabajo muy difícil.
17 Sólo cuando entré en el santuario de Dios,
pude comprender en lo que ellos van a terminar.
18 ¡Ah!, pero tú vas a hacerlos resbalar;
vas a hacerlos caer en desgracia.
19 ¡En un instante acabarás con ellos!
¡Perecerán por completo, consumidos de terror!
20 Como quien despierta de un sueño,
cuando tú, Señor, despiertes, harás que se
desvanezcan.
21 Yo tenía el alma llena de amargura,
y sentía que el corazón me punzaba.
22 Era yo tan torpe que no podía entenderlo;
en tu presencia, era yo como una bestia.
23 Y no obstante, siempre he estado contigo;
tú me has tomado de la mano derecha,
24 me has guiado para seguir tu consejo,
y al final me recibirás en gloria.
25 ¿A quién tengo en los cielos? ¡Sólo a ti!
¡Sin ti, no quiero nada aquí en la tierra!
26 Aunque mi cuerpo y mi corazón desfallecen,
tú, Dios mío, eres la roca de mi corazón,
¡eres la herencia que para siempre me ha tocado!
27 Es un hecho: los que se alejan de ti perecerán;
¡tú destruirás a todos los que de ti se aparten!
28 En cuanto a mí, ¡qué bueno es estar cerca de ti!
¡En ti, Señor, he puesto mi esperanza
para proclamar todas tus obras!
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas
Proverbios
12:10 Reina Valera Contemporánea (RVC)
10 El justo sabe cuando su bestia tiene hambre,
pero los impíos son crueles de corazón.
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas
No comments:
Post a Comment