Día 67, DAB Español, Viernes 8 de Marzo
Números 10:1-11:23; Marcos 14:1-21; Salmos 51; Proverbios 10:31-32 (Nueva Biblia Viva (NBV))
Números
10:1-11:23 Nueva Biblia Viva (NBV)
La señal de las trompetas
10 Luego el Señor le dijo a Moisés: 2 «Haz dos
trompetas de plata labrada para convocar a las asambleas del pueblo y para
indicar el desmontaje del campamento. 3 Cuando suenen las dos trompetas, el
pueblo entenderá que debe reunirse a la entrada del santuario. 4 Pero si sólo
suena una trompeta, sólo comparecerán ante ti los jefes de las tribus de
Israel.
5-7 »Usarás distintos toques de trompeta para
diferenciar la convocatoria a una asamblea y la orden de desmontar el
campamento y emprender la marcha. Cuando suene la señal de partida, las tribus
acampadas al este del santuario serán las primeras en salir. Y cuando suene la
segunda señal marcharán las que están al sur. 8 Únicamente los sacerdotes
podrán tocar las trompetas. Esto es una orden permanente que ha de obedecerse
por todas las generaciones.
9 »Cuando lleguen a la Tierra prometida y tengan que
luchar contra sus enemigos, Dios los oirá y los salvará de ellos cuando den la
alarma con estas trompetas. 10 Usen las trompetas en tiempo de alegría también,
haciéndolas sonar en las fiestas anuales y al comienzo de cada mes, para
alegrarse en las ofrendas totalmente ofrecidas a Dios y en las ofrendas de paz.
Y yo me acordaré de ustedes. Pues yo soy el Señor, su Dios».
Desde el Sinaí hasta Parán
11 La nube se levantó del santuario el día veinte del
segundo mes del segundo año después de la salida de Israel de Egipto 12 y los
israelitas salieron del desierto de Sinaí y siguieron la nube hasta que esta se
detuvo en el desierto de Parán. 13 Este fue su primer viaje después de que
Moisés recibió las instrucciones del Señor.
14 Abriendo la marcha iba la tribu de Judá, agrupada
detrás de su bandera, y conducida por Naasón, hijo de Aminadab. 15 A
continuación iban la tribu de Isacar, conducida por Natanael, hijo de Zuar, 16
y la tribu de Zabulón, conducida por Eliab, hijo de Helón.
17 El santuario fue desmontado y los hombres de
Guersón y Merari, grupos de la tribu de Leví, se pusieron a continuación en la
línea de marcha, llevando el santuario en los hombros. 18 A continuación iba la
bandera del campamento de Rubén, con Elisur hijo de Sedeúr a la cabeza. 19 Le
seguían la tribu de Simeón, encabezada por Selumiel hijo de Zurisaday, 20 y la
tribu de Gad conducida por Eliasaf, hijo de Deuel.
21 Después seguían los coatitas, llevando los
utensilios del Lugar Santísimo. (El santuario estaba ya montado en su nuevo
emplazamiento cuando ellos llegaban). 22 A continuación iba la tribu de Efraín
tras su bandera, conducida por Elisama, hijo de Amiud, 23 la tribu de Manasés
conducida por Gamaliel hijo de Pedasur 24 y la tribu de Benjamín conducida por
Abidán hijo de Gedeoni. 25 En último lugar marchaban las tribus encabezadas por
la bandera de Dan, bajo la dirección de Ajiezer hijo de Amisaday, 26 la tribu
de Aser dirigida por Paguiel hijo de Ocrán, 27 y la tribu de Neftalí conducida
por Ajira, hijo de Enán. 28 Este era el orden en que marchaban las tribus.
Moisés invita a Hobab
29 Un día Moisés le dijo a su cuñado Hobab, hijo de
Reuel, el madianita:
―Por fin estamos camino a la Tierra prometida. Ven con
nosotros y te favoreceremos, pues el Señor ha hecho maravillosas promesas a
Israel.
30 Pero su cuñado le respondió:
―¡Muchas gracias!, pero debo regresar a mi tierra, con
mis parientes.
31 ―Quédate con nosotros —le rogó Moisés—, pues tú
conoces los caminos del desierto y nos servirás de guía. 32 Si vienes, tendrás
una parte de los bienes que Dios nos dará.
Israel se pone en marcha
33 Tras dejar el monte Sinaí, viajaron tres días con
el cofre al frente de la columna, para elegir lugar donde detenerse. 34 Cuando
salieron era de día, y la nube iba delante de ellos mientras marchaban. 35
Cuando el cofre empezaba a moverse, Moisés exclamaba: «Levántate; oh Señor, y
esparce a tus enemigos; que huyan delante de ti». 36 Y cuando el cofre se
detenía, decía: «Vuelve, Oh Señor, a los miles de millares de Israel».
Fuego del Señor en Taberá
11 El pueblo empezó pronto a quejarse, y el Señor lo
oyó. Su furor se encendió contra ellos a causa de sus quejas, y el fuego del
Señor empezó por destruir a los que se encontraban en uno de los extremos del
campamento. 2 Entonces ellos clamaron a Moisés, y cuando este oró por ellos, el
fuego se apagó. 3 Desde entonces aquel lugar se conoció con el nombre de Taberá
(Incendio), porque el fuego del Señor ardió allí.
El pueblo añora las cosas de Egipto
4-5 El populacho que iban con ellos empezó a añorar
las cosas buenas de Egipto. A esto se sumó el resto de los israelitas que,
descontentos, empezaron a llorar diciendo:
«¡Quién nos diera carne! ¡Ah, si tuviéramos un poco
del delicioso pescado que comíamos gratis en Egipto, y pepinos, melones,
puerros, cebollas y ajos! 6 Pero aquí estamos perdiendo las fuerzas, y todos
los días tenemos que conformarnos con este maná».
7 Y era el maná del tamaño de una semilla de cilantro,
y tenía el aspecto de gotas de resina de árbol. 8 El pueblo lo recogía del
suelo y lo machacaba para convertirlo en harina, lo hervía después y hacía
tortas con él. Sabía a tortas fritas con aceite de oliva. 9 El maná caía con el
rocío de la noche.
Moisés se queja ante Dios
10 Moisés oyó que las familias lloraban de pie delante
de sus tiendas, y el furor del Señor se encendió. También Moisés se disgustó
mucho, y 11 le dijo al Señor: «¿Por qué me has elegido a mí para darme una
carga semejante con este pueblo? 12 ¿Acaso son hijos míos? ¿Soy yo su padre
para que me impongas el deber de criarlos como si fueran criaturas, hasta que
lleguemos a la tierra que prometiste a sus antepasados? 13 ¿De dónde voy a sacar
carne para toda esta gente? Porque me están llorando y diciendo: “¡Danos
carne!”. 14 ¡Yo solo no puedo soportar a esta nación! ¡Es demasiada carga! 15
Si me vas a tratar así, mándame la muerte; me harías un favor. ¡Déjame salir de
esta situación insoportable!».
Dios responde a Moisés
16 Entonces el Señor le dijo a Moisés:
―Convócame a setenta dirigentes de Israel y reúnelos
en el santuario para que se presenten contigo. 17 Yo descenderé y hablaré
contigo allí, y tomaré del Espíritu que hay en ti y lo pondré también en ellos.
Ellos te ayudarán a llevar la carga de modo que no tengas que hacer este
trabajo solo.
18 »Y dile a la gente que se purifique, porque mañana
tendrán carne para comer. Diles: “El Señor ha oído sus lloriqueos por lo que
han dejado en Egipto, y les va a dar carne. 19 Comerán carne no por un día ni
dos, ni cinco ni diez ni veinte. 20 Durante un mes entero tendrán carne, hasta
que la vomiten por las narices; porque han despreciado al Señor que está aquí
entre ustedes y han suspirado por Egipto”».
21 Pero Moisés dijo:
―Sólo los hombres suman seiscientos mil (mujeres y
niños aparte); ¡y a pesar de eso les prometes carne durante todo un mes! 22
¡Aunque matáramos todos nuestros rebaños no tendríamos suficiente! ¡Habría que
pescar todos los peces del mar para cumplir tu promesa!
23 Entonces el Señor dijo a Moisés:
―¿Cuándo he sido débil? ¡Ahora verás que mi palabra se
cumple!
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Marcos
14:1-21 Nueva Biblia Viva (NBV)
Una mujer unge a Jesús en Betania
14 Faltaban dos días para la Pascua, o sea, la fiesta
de los panes sin levadura. Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley
buscaban con engaños la oportunidad de arrestar a Jesús y matarlo.
2 Se decían entre ellos: «No lo hagamos durante la
fiesta, para que el pueblo no haga alboroto».
3 Jesús estaba en Betania, en casa de Simón al que
llamaban el leproso. Mientras comían, llegó una mujer con un frasco de alabastro
lleno de un perfume hecho de nardo puro, muy costoso. Rompió el frasco y
derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús. 4 Algunos de los que estaban allí
se enojaron y se decían unos a otros:
―¿Para qué se desperdició este perfume? 5 Podía
haberse vendido por más de trescientas monedas de plata, y dárselas a los
pobres. Y reprendían duramente a la mujer.
6 Jesús les dijo:
―Déjenla en paz. ¿Por qué la molestan? Ella ha hecho
una buena obra conmigo. 7 Porque siempre tendrán a los pobres con ustedes y los
podrán ayudar cuando quieran; pero a mí no me van a tener siempre. 8 Ella hizo
lo que pudo. Se ha anticipado a ungir mi cuerpo, preparándolo para la
sepultura. 9 Les aseguro que en cualquier lugar del mundo donde se predique el
evangelio, se recordará a esta mujer, contando lo que hizo.
10 Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a
los jefes de los sacerdotes y se ofreció para entregarles a Jesús. 11 Ellos se
alegraron al oírlo y prometieron darle dinero. Judas buscaba el momento
apropiado para entregarlo.
La Cena del Señor
12 El primer día de la fiesta en la que se comían
panes sin levadura, cuando se acostumbraba sacrificar el cordero de la Pascua,
los discípulos le preguntaron a Jesús: —¿Dónde quieres que vayamos a hacer los
preparativos para la comida de la Pascua? 13 Él envió a dos de sus discípulos y
les dijo:
―Vayan a la ciudad y allí les saldrá al encuentro un
hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo, 14 y díganle al dueño de la casa
donde él entre: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está el cuarto en el que voy a
tener la comida de la Pascua con mis discípulos?”. 15 Él les mostrará en el
piso alto un cuarto amplio, amueblado y ya listo. Preparen allí nuestra cena.
16 Los discípulos salieron y, al llegar a la ciudad,
encontraron todo tal como Jesús les había dicho. Entonces prepararon la comida
de Pascua.
17 Al anochecer, llegó Jesús con los doce. 18 Mientras
estaban sentados a la mesa comiendo, dijo:
―Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo
conmigo, me va a traicionar.
19 Ellos se pusieron tristes y uno por uno le fueron
preguntando:
―¿Acaso seré yo?
20 ―Es uno de los doce —dijo Jesús—; es el que moja el
pan conmigo en el plato. 21 Les aseguro que el Hijo del hombre morirá tal y
como se ha dicho de él en las Escrituras, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Sería
mejor para ese hombre no haber nacido.
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Salmos
51 Nueva Biblia Viva (NBV)
Al director musical. Salmo de David cuando el profeta
Natán fue a verlo por haber cometido adulterio con Betsabé.
51 Ten compasión de mí, Dios, conforme a tu gran amor.
Conforme a tu piedad, borra mis pecados. 2 Lávame de toda mi culpa y límpiame
de mi pecado. 3 Porque yo reconozco mi vergonzosa acción; día y noche me
persigue. 4 Es contra ti, sólo contra ti, que he pecado, y he hecho lo malo
ante tus ojos. Tu sentencia contra mí es justa y tu juicio irreprochable. 5
Porque yo nací pecador; sí, lo soy desde el momento que mi madre me concibió. 6
Tú amas la verdad en lo íntimo, y me enseñas a ser sabio en lo más profundo de
mí ser.
7 Purifícame con hisopo, y volveré a ser puro. Lávame,
y seré más blanco que la nieve. 8 Devuélveme mi gozo y alegría; me has
quebrantado, ahora déjame gozarme. 9 Aparta tu rostro de mis pecados y borra
toda mi maldad. 10 Crea en mí un corazón limpio, Dios, y renueva la rectitud de
mi espíritu. 11 No me arrojes de tu presencia. No quites de mí tu santo
Espíritu. 12 Devuélveme el gozo de tu salvación y dame anhelo de obedecerte. 13
Entonces enseñaré tus caminos a otros pecadores, y estos volverán a ti. 14
Perdóname por derramar sangre, Dios de mi salvación; entonces gozoso cantaré de
tu perdón. 15 Abre mis labios, Señor para que pueda alabarte.
16 Tú no quieres sacrificios ni ofrendas quemadas; si
así fuera, con gusto lo haría. 17 Lo que quieres es un espíritu quebrantado. Al
corazón quebrantado y contrito, Dios, no lo despreciarás tú.
18 Mira con agrado a Sion y ayúdala; levanta los muros
de Jerusalén.
19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,
las ofrendas quemadas y otra vez sobre tu altar se ofrecerán becerros.
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Proverbios
10:31-32 Nueva Biblia Viva (NBV)
31 De la boca del justo brota sabiduría, pero al
perverso se le cortará la lengua.
32 El justo dice cosas útiles; el malvado, sólo cosas
perversas.
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