Wednesday, February 19, 2020

DAB Español, Jueves 20 de Febrero


Día 051, DAB Español, Jueves 20 de Febrero

Levítico 9:7-10:20; Marcos 4:26-5:20; Salmos 37:29-40; Proverbios 10:6-7 (Nueva Biblia de las Américas (NBLA))






Levítico 9:7-10:20 Nueva Biblia de las Américas (NBLA)

7 Entonces Moisés dijo a Aarón: «Acércate al altar y presenta tu ofrenda por el pecado y tu holocausto, para que hagas expiación por ti mismo y por el pueblo; luego presenta la ofrenda por el pueblo, para que puedas hacer expiación por ellos, tal como el Señor ha ordenado».

8 Se acercó, pues, Aarón al altar y degolló el becerro de la ofrenda por el pecado que era por sí mismo. 9 Y los hijos de Aarón le presentaron la sangre; y él mojó su dedo en la sangre, puso parte de ella sobre los cuernos del altar, y derramó el resto de la sangre al pie del altar. 10 Después quemó sobre el altar la grasa, los riñones y el lóbulo del hígado de la ofrenda por el pecado, tal como el Señor había ordenado a Moisés. 11 Sin embargo, la carne y la piel las quemó en el fuego fuera del campamento.

12 Luego degolló el holocausto; y los hijos de Aarón le dieron la sangre y la roció sobre el altar, por todos los lados. 13 Y le dieron el holocausto en pedazos, con la cabeza, y los quemó sobre el altar. 14 Lavó también las entrañas y las patas, y las quemó con el holocausto sobre el altar.

15 Luego presentó la ofrenda por el pueblo, y tomó el macho cabrío para la ofrenda por el pecado que era por el pueblo, lo degolló y lo ofreció por los pecados, como el primero. 16 Presentó también el holocausto, y lo ofreció conforme a la ordenanza. 17 Después presentó la ofrenda de cereal, y llenó de ella su mano, y la quemó sobre el altar, además del holocausto de la mañana.

18 Luego degolló el buey y el carnero, el sacrificio de las ofrendas de paz que era por el pueblo; y los hijos de Aarón le dieron la sangre y él la roció sobre el altar, por todos los lados. 19 En cuanto a los pedazos de grasa del buey y del carnero, la cola gorda, la grasa que cubre las entrañas, los riñones y el lóbulo del hígado, 20 los pusieron sobre los pechos de los animales sacrificados; y él quemó los pedazos de sebo sobre el altar. 21 Pero Aarón presentó los pechos y la pierna derecha como ofrenda mecida delante del Señor, tal como Moisés había ordenado.

22 Entonces Aarón alzó sus manos hacia el pueblo y lo bendijo, y después de ofrecer la ofrenda por el pecado, el holocausto y las ofrendas de paz, descendió. 23 Moisés y Aarón entraron en la tienda de reunión, y cuando salieron y bendijeron al pueblo, la gloria del Señor apareció a todo el pueblo. 24 Y salió fuego de la presencia del Señor que consumió el holocausto y los pedazos de grasa sobre el altar. Al verlo, todo el pueblo aclamó y se postró rostro en tierra.
El pecado de Nadab y Abiú

10 Pero Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner fuego en ellos y echar incienso sobre él, ofrecieron delante del Señor fuego extraño, que Él no les había ordenado. 2 Y de la presencia del Señor salió fuego que los consumió, y murieron delante del Señor. 3 Entonces Moisés dijo a Aarón: «Esto es lo que el Señor dijo:

“Como santo seré tratado por los que se acercan a Mí,
Y en presencia de todo el pueblo seré honrado”».

Y Aarón guardó silencio. 4 Moisés llamó también a Misael y a Elzafán, hijos de Uziel, tío de Aarón, y les dijo: «Acérquense, llévense a sus parientes de delante del santuario, fuera del campamento». 5 Y ellos se acercaron y los llevaron fuera del campamento todavía en sus túnicas, como Moisés había dicho.

6 Luego Moisés dijo a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar: «No descubran su cabeza ni rasguen sus vestidos, para que no mueran y para que Él no desate todo Su enojo contra toda la congregación. Pero sus hermanos, toda la casa de Israel, se lamentarán por el incendio que el Señor ha traído. 7 Ni siquiera saldrán de la entrada de la tienda de reunión, no sea que mueran; porque el aceite de unción del Señor está sobre ustedes». Y ellos hicieron conforme al mandato de Moisés.
Deberes y porciones de los sacerdotes

8 El Señor le dijo a Aarón: 9 «Ustedes no beberán vino ni licor, ni tú ni tus hijos contigo, cuando entren en la tienda de reunión, para que no mueran. Es un estatuto perpetuo por todas sus generaciones, 10 y para que hagan distinción entre lo santo y lo profano, entre lo inmundo y lo limpio, 11 y para que enseñen a los israelitas todos los estatutos que el Señor les ha dicho por medio de Moisés».

12 Entonces Moisés dijo a Aarón y a los hijos que le quedaban, Eleazar e Itamar: «Tomen la ofrenda de cereal que queda de las ofrendas encendidas para el Señor, y cómanla sin levadura junto al altar, porque es santísima. 13 La comerán, pues, en lugar santo, porque es la porción tuya y la porción de tus hijos de las ofrendas encendidas al Señor; porque así se me ha ordenado. 14 Sin embargo, el pecho de la ofrenda mecida y la pierna de la ofrenda pueden comerlos en un lugar limpio, tú, y tus hijos y tus hijas contigo; porque han sido dadas como la porción tuya y la de tus hijos de los sacrificios de las ofrendas de paz de los israelitas. 15 La pierna que fue ofrecida levantándola, y el pecho que fue ofrecido meciéndolo, los traerán junto con las ofrendas encendidas de los pedazos de grasa, para presentarlos como ofrenda mecida delante del Señor. Así será para siempre la porción tuya y la de tus hijos contigo, tal como el Señor ha ordenado».

16 Moisés preguntó con diligencia por el macho cabrío de la ofrenda por el pecado, y aconteció que había sido quemado. Y se enojó con Eleazar e Itamar, los hijos que le habían quedado a Aarón y les dijo: 17 «¿Por qué no comieron la ofrenda por el pecado en el lugar santo? Porque es santísima y les ha sido dada para quitar la culpa de la congregación, para hacer expiación por ellos delante del Señor. 18 Miren, puesto que la sangre no había sido traída dentro, al santuario, ciertamente debieran haber comido la ofrenda en el santuario, tal como yo ordené». 19 Pero Aarón respondió a Moisés: «Mira, hoy mismo han presentado ellos su ofrenda por el pecado y su holocausto delante del Señor. Ya que esto me ha sucedido, si yo hubiera comido hoy de la ofrenda por el pecado, ¿hubiera sido grato a los ojos del Señor?». 20 Cuando Moisés oyó esto, quedó satisfecho.
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Marcos 4:26-5:20 Nueva Biblia de las Américas (NBLA)

Parábola del crecimiento de la semilla

26 Jesús decía también: «El reino de Dios es como un hombre que echa semilla en la tierra, 27 y se acuesta[a] de noche y se levanta de día, y la semilla brota y crece; cómo, él no lo sabe. 28 La tierra produce fruto por sí misma; primero la hoja, luego la espiga, y después el grano maduro[b] en la espiga. 29 Y cuando el fruto lo permite, él enseguida mete[c] la hoz, porque ha llegado el tiempo de la siega».
Parábola del grano de mostaza

30 También Jesús decía: «¿A qué compararemos el reino de Dios, o con qué parábola lo describiremos? 31 Es como un grano de mostaza, el cual, cuando se siembra en la tierra, aunque es más pequeño que todas las semillas que hay en la tierra, 32 sin embargo, después de sembrado, crece y llega a ser más grande que todas las hortalizas y echa grandes ramas, tanto que las aves del cielo pueden anidar bajo su sombra».

33 Con muchas parábolas como estas Jesús les hablaba la palabra, según podían oírla; 34 y sin parábolas[d] no les hablaba, pero lo explicaba todo en privado a Sus propios discípulos.
Jesús calma la tempestad

35 Ese mismo día, caída ya la tarde, Jesús les dijo*: «Pasemos al otro lado». 36 Despidiendo[e] a la multitud, lo llevaron* con ellos en la barca, como estaba; y había otras barcas con Él. 37 Pero se levantó* una violenta tempestad[f], y las olas se lanzaban sobre la barca de tal manera que ya la barca se llenaba de agua. 38 Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre una almohadilla; entonces lo despertaron* y le dijeron*: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».

39 Jesús se levantó, reprendió al viento y dijo al mar: «¡Cálmate[g], sosiégate[h]!». Y el viento cesó, y sobrevino una gran calma. 40 Entonces les dijo: «¿Por qué están atemorizados? ¿Cómo no tienen fe?».

41 Y se llenaron de gran temor, y se decían unos a otros: «¿Quién, pues, es Este que aun el viento y el mar le obedecen?».
El endemoniado gadareno

5 Llegaron al otro lado del mar, a la tierra de los gadarenos[i]. 2 Cuando Jesús salió de la barca, enseguida se acercó a Él, de entre los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, 3 que tenía su morada entre los sepulcros; y nadie podía ya atarlo ni aun con cadenas; 4 porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie era tan fuerte como para dominarlo. 5 Siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y en los montes dando gritos e hiriéndose con piedras.

6 Cuando vio a Jesús de lejos, corrió y se postró delante de Él; 7 y gritando a gran voz, dijo*: «¿Qué tengo yo que ver contigo[j], Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te imploro por Dios que no me atormentes». 8 Porque Jesús le decía: «Sal del hombre, espíritu inmundo». 9 «¿Cómo te llamas?», le preguntó Jesús. «Me llamo Legión», respondió*, «porque somos muchos». 10 Le rogaba entonces con insistencia que no los enviara fuera de la tierra.

11 Había allí una gran manada de cerdos paciendo junto al monte. 12 Y los demonios le rogaron, diciendo: «Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos». 13 Jesús les dio permiso. Y saliendo los espíritus inmundos, entraron en los cerdos; y la manada, unos 2,000, se precipitó por un despeñadero al mar, y en el mar se ahogaron[k].

14 Los que cuidaban los cerdos[l] huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos. Y la gente vino a ver qué era lo que había sucedido. 15 Vinieron* a Jesús, y vieron* al que había estado endemoniado, sentado, vestido y en su cabal juicio, el mismo que había tenido la legión; y tuvieron miedo. 16 Los que lo habían visto les describieron cómo le había sucedido esto al endemoniado, y lo de los cerdos. 17 Y comenzaron a rogar a Jesús que se fuera de su región.

18 Al entrar Él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que lo dejara ir con Él[m]. 19 Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo*: «Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas[n] el Señor ha hecho por ti, y cómo tuvo misericordia de ti».

20 Y él se fue, y empezó a proclamar en Decápolis cuán grandes cosas[o] Jesús había hecho por él; y todos se quedaban maravillados.
Footnotes:

    Marcos 4:27 Lit. Y duerme.
    Marcos 4:28 O lleno.
    Marcos 4:29 Lit. envía.
    Marcos 4:34 Lit. sin una parábola.
    Marcos 4:36 Lit. Dejando.
    Marcos 4:37 Lit. tempestad de viento.
    Marcos 4:39 Lit. Calla.
    Marcos 4:39 Lit. enmudece.
    Marcos 5:1 Otros mss. dicen: guerasenos, o, guerguesenos.
    Marcos 5:7 Lit. ¿Qué a mí y a ti.
    Marcos 5:13 Lit. se ahogaban.
    Marcos 5:14 Lit. Y los que los cuidaban.
    Marcos 5:18 Lit. para que estuviera con Él.
    Marcos 5:19 O todo lo que.
    Marcos 5:20 O todo lo que.

Nueva Biblia de las Américas (NBLA)
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Salmos 37:29-40 Nueva Biblia de las Américas (NBLA)

29
Los justos poseerán la tierra,
Y para siempre morarán en ella.
30
La boca del justo profiere sabiduría
Y su lengua habla rectitud.
31
La ley de su Dios está en su corazón;
No vacilan sus pasos.
32
El impío acecha al justo
Y procura matarlo.
33
El Señor no dejará al justo en sus manos,
Ni permitirá que lo condenen cuando sea juzgado.
34
Espera en el Señor y guarda Su camino,
Y Él te exaltará para que poseas la tierra.
Cuando los impíos sean exterminados, tú lo verás.

35
He visto al impío, violento,
Extenderse como frondoso árbol en su propio suelo.
36
Luego pasó, y ya no estaba;
Lo busqué, pero no se pudo encontrar.
37
Observa al que es íntegro, mira al que es recto;
Porque el hombre de paz tendrá descendencia.
38
Pero los transgresores serán destruidos a una;
La posteridad de los impíos será exterminada.
39
Pero la salvación de los justos viene del Señor;
Él es su fortaleza en el tiempo de la angustia.
40
El Señor los ayuda y los libra;
Los libra de los impíos y los salva,
Porque en Él se refugian.
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Proverbios 10:6-7 Nueva Biblia de las Américas (NBLA)

6
Hay bendiciones sobre la cabeza del justo,
Pero la boca de los impíos oculta violencia.
7
La memoria del justo es bendita,
Pero el nombre del impío se pudrirá.
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