Wednesday, February 10, 2021

DAB Español, Jueves 11 de Febrero

Día 042, DAB Español, Jueves 11 de Febrero

Éxodo 32:1-33:23; Mateo 26:69-27:14; Salmos 33:1-11; Proverbios 8:33-36 (Reina Valera Actualizada (RVA-2015))









Éxodo 32-33

Reina Valera Actualizada

El pueblo adora un becerro de oro

 

32 Al ver el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, ellos se congregaron ante Aarón y le dijeron:

 

—Levántate, haz para nosotros dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.

 

2 Aarón les respondió:

 

—Quiten los aretes de oro que están en las orejas de sus mujeres, de sus hijos y de sus hijas, y tráiganmelos.

 

3 Entonces todos los del pueblo se quitaron los aretes de oro que tenían en sus orejas, y los trajeron a Aarón. 4 Él los recibió de sus manos e hizo un becerro de fundición, modelado a buril. Entonces dijeron:

 

—¡Israel, este es tu dios que te sacó de la tierra de Egipto!

 

5 Al ver esto, Aarón edificó un altar delante del becerro y pregonó diciendo:

 

—¡Mañana habrá fiesta para el SEÑOR!

 

6 Al día siguiente madrugaron, ofrecieron holocaustos y trajeron sacrificios de paz. Luego el pueblo se sentó a comer y a beber, y se levantó para divertirse.

Moisés intercede por su pueblo

 

7 Entonces el SEÑOR dijo a Moisés:

 

—Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto se ha corrompido. 8 Se han apartado rápidamente del camino que yo les mandé. Se han hecho un becerro de fundición, lo han adorado, le han ofrecido sacrificios y han dicho: “¡Israel, este es tu dios que te sacó de la tierra de Egipto!”. 9 —Le dijo, además, a Moisés—: Yo he visto a este pueblo, y he aquí que es un pueblo de dura cerviz. 10 Ahora pues, deja que se encienda mi furor contra ellos y los consuma, pero yo haré de ti una gran nación.

 

11 Entonces Moisés imploró el favor del SEÑOR su Dios, diciendo:

 

—Oh SEÑOR, ¿por qué se ha de encender tu furor contra tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto con gran fuerza y con mano poderosa? 12 ¿Por qué han de hablar los egipcios diciendo: “Los sacó por maldad, para matarlos sobre los montes y para exterminarlos sobre la faz de la tierra”? Desiste del ardor de tu ira y cambia de parecer en cuanto a hacer mal a tu pueblo. 13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a quienes juraste por ti mismo y les dijiste: “Yo multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo, y daré a su descendencia toda esta tierra de la cual he hablado. Y ellos la tomarán como posesión para siempre”.

 

14 Entonces el SEÑOR cambió de parecer en cuanto al mal que dijo que haría a su pueblo.

La ira de Moisés contra los idólatras

 

15 Entonces Moisés se volvió y descendió del monte trayendo en sus manos las dos tablas del testimonio, tablas escritas por ambos lados; por uno y otro lado estaban escritas. 16 Las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios, grabada sobre las tablas.

 

17 Al oír Josué el estruendo del pueblo que gritaba, dijo a Moisés:

 

—¡Estruendo de batalla hay en el campamento!

 

18 Pero Moisés respondió:

 

—No es estruendo de victoria ni estruendo de derrota. Yo escucho estruendo de cantares[a].

 

19 Aconteció que cuando llegó al campamento y vio el becerro y las danzas, la ira de Moisés se encendió, y arrojó las tablas de sus manos y las rompió al pie del monte.

 

20 Y tomó el becerro que habían hecho y lo quemó en el fuego. Luego lo molió hasta reducirlo a polvo, lo esparció sobre el agua, y lo hizo beber a los hijos de Israel. 21 Y Moisés dijo a Aarón:

 

—¿Qué te ha hecho este pueblo, para que hayas traído sobre él un pecado tan grande?

 

22 Y Aarón respondió:

 

—No se encienda la ira de mi señor. Tú conoces al pueblo, que es inclinado al mal. 23 Ellos me dijeron: “Haz para nosotros dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido”. 24 Y yo les respondí: “Los que tengan oro, que se lo quiten”. Ellos me lo dieron, y lo arrojé al fuego; y salió este becerro.

Los levitas ejecutan la ira de Dios

 

25 Al ver que el pueblo se había desenfrenado, pues Aarón les había permitido el desenfreno, de modo que llegaron a ser una vergüenza entre sus enemigos, 26 Moisés se puso de pie a la entrada del campamento y dijo:

 

—¡Quien esté de parte del SEÑOR únase conmigo!

 

Y se unieron con él todos los hijos de Leví. 27 Y él les dijo:

 

—Así ha dicho el SEÑOR, el Dios de Israel: “¡Cíñase cada uno su espada, y pasen y vuelvan, de entrada a entrada del campamento! ¡Maten cada uno a su hermano, a su amigo y a su pariente!”.

 

28 Entonces los hijos de Leví hicieron conforme al dicho de Moisés, y aquel día cayeron del pueblo como tres mil hombres. 29 Entonces Moisés dijo:

 

—Hoy se han investido a ustedes mismos para el SEÑOR, cada uno a costa de su hijo o de su hermano, para que él les dé hoy bendición.

El SEÑOR se aparta del campamento

 

30 Al día siguiente Moisés dijo al pueblo:

 

—Ustedes han cometido un gran pecado. Pero yo subiré ahora hacia el SEÑOR; quizás yo pueda hacer expiación por su pecado.

 

31 Moisés regresó al SEÑOR y le dijo:

 

—¡Ay! Este pueblo ha cometido un gran pecado al haberse hecho dioses de oro. 32 Pero ahora perdona su pecado; y si no, bórrame del libro que has escrito.

 

33 El SEÑOR respondió a Moisés:

 

—¡Al que ha pecado contra mí, a ese lo borraré de mi libro! 34 Vuelve, pues; conduce a este pueblo al lugar[b] que te he dicho; he aquí que mi ángel irá delante de ti. Pero en el día del castigo yo los castigaré por su pecado.

 

35 Y el SEÑOR hirió al pueblo con una plaga por lo que habían hecho con el becerro que Aarón formó.

 

33 Después el SEÑOR dijo a Moisés:

 

—Ve, sube de aquí, tú con el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra acerca de la cual juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: “A tus descendientes la daré”. 2 Yo enviaré un ángel delante de ustedes y arrojaré a los cananeos, amorreos, heteos, ferezeos, heveos y jebuseos. 3 Sube a la tierra que fluye leche y miel, pero yo no subiré en medio de ti, no sea que te consuma en el camino, porque eres un pueblo de dura cerviz.

 

4 Al oír el pueblo esta mala noticia, ellos hicieron duelo. Ninguno se atavió con sus joyas. 5 Entonces el SEÑOR dijo a Moisés:

 

—Di a los hijos de Israel: “Ustedes son un pueblo de dura cerviz; si yo estuviera un solo instante en medio de ustedes, los consumiría. Ahora pues, quítense sus joyas, y yo sabré qué he de hacer con ustedes”.

 

6 Y los hijos de Israel se desprendieron de sus joyas a partir del monte Horeb.

La tienda fuera del campamento

 

7 Entonces Moisés tomó una tienda y la levantó fuera del campamento, a considerable distancia. A esta tienda la llamó: tienda de reunión. Y sucedía que todo el que buscaba al SEÑOR, iba a la tienda de reunión que estaba fuera del campamento.

 

8 Cuando Moisés se dirigía a la tienda de reunión, todo el pueblo se levantaba y se ponía de pie junto a la entrada de su propia tienda. Miraban a Moisés hasta que él entraba en la tienda. 9 Cuando Moisés entraba en la tienda, la columna de nube descendía y se detenía a la entrada de la tienda; y Dios hablaba con Moisés. 10 Al ver la columna de nube, que se detenía a la entrada de la tienda, todo el pueblo se levantaba y se postraba, cada uno a la entrada de su propia tienda.

 

11 Entonces el SEÑOR hablaba a Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo. Después regresaba Moisés al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su ayudante, no se apartaba de la tienda.

El SEÑOR revela su gloria a Moisés

 

12 Moisés dijo al SEÑOR:

 

—Mira, tú me dices a mí: “Saca a este pueblo”. Pero tú no me has dado a conocer a quién has de enviar conmigo. Sin embargo, dices: “Yo te he conocido por tu nombre y también has hallado gracia ante mis ojos”. 13 Ahora, si he hallado gracia ante tus ojos, muéstrame, por favor, tu camino para que te conozca y halle gracia ante tus ojos; considera también que esta gente es tu pueblo.

 

14 El SEÑOR le dijo:

 

—Mi presencia irá contigo, y te daré descanso[c].

 

15 Y él respondió:

 

—Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. 16 ¿En qué, pues, se conocerá que he hallado gracia ante tus ojos, tu pueblo y yo? ¿No será en que tú vas con nosotros y en que tu pueblo y yo llegamos a ser diferentes de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?

 

17 El SEÑOR dijo a Moisés:

 

—También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia ante mis ojos y te he conocido por tu nombre.

 

18 Entonces Moisés dijo:

 

—Muéstrame por favor tu gloria.

 

19 Y le respondió:

 

—Yo haré pasar toda mi bondad delante de ti y proclamaré delante de ti el nombre del SEÑOR. Tendré misericordia del que tendré misericordia y me compadeceré del que me compadeceré. 20 —Dijo además—: No podrás ver mi rostro, porque ningún hombre me verá y quedará vivo. 21 —El SEÑOR dijo también—: He aquí hay un lugar junto a mí, y tú te colocarás sobre la peña. 22 Sucederá que cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado. 23 Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas. Pero mi rostro no será visto.

Footnotes

 

    Éxodo 32:18 Peshita tiene estruendo de pecados; cf. Éxo. 32:21.

    Éxodo 32:34 Según vers. antiguas; heb. omite lugar.

    Éxodo 33:14 O: reposo.

 

Mateo 26:69-27:14

Reina Valera Actualizada

Pedro niega a Jesús

 

69 Pedro estaba sentado afuera en el patio, y se le acercó una criada diciendo:

 

—¡Tú también estabas con Jesús el galileo!

 

70 Pero él lo negó delante de todos diciendo:

 

—No sé lo que dices.

 

71 Pero cuando él salió a la puerta, otra criada le vio y dijo a los que estaban allí:

 

—Este estaba con Jesús de Nazaret.

 

72 Y otra vez negó con juramento:

 

—Yo no conozco al hombre.

 

73 Y poco después se acercaron los que estaban por allí y dijeron a Pedro:

 

—Verdaderamente, tú también eres de ellos, porque aun tu modo de hablar te descubre.

 

74 Entonces comenzó a maldecir y a jurar:

 

—¡No conozco al hombre!

 

En seguida cantó el gallo, 75 y Pedro se acordó de la palabra de Jesús que le había dicho: “Antes que cante el gallo, tú me negarás tres veces”. Y saliendo fuera, lloró amargamente.

Jesús es llevado ante Pilato

 

27 Al amanecer, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo tomaron consejo contra Jesús para entregarle a muerte. 2 Y después de atarlo, lo llevaron y lo entregaron al procurador Pilato.

La muerte de Judas

 

3 Entonces Judas, el que le había entregado, al ver que era condenado, sintió remordimiento y devolvió las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, 4 diciendo:

 

—Yo he pecado entregando sangre inocente.

 

Pero ellos dijeron:

 

—¿Qué nos importa a nosotros? ¡Es asunto tuyo!

 

5 Entonces él, arrojando las piezas de plata dentro del santuario, se apartó, se fue y se ahorcó. 6 Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron:

 

—No es lícito ponerlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre.

 

7 Y habiendo tomado acuerdo, compraron con ellas el campo del Alfarero, para sepultura de los extranjeros. 8 Por eso aquel campo se llama Campo de Sangre hasta el día de hoy. 9 Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según el precio fijado por los hijos de Israel; 10 y las dieron para el campo del Alfarero, como me ordenó el Señor[a].

Pilato interroga a Jesús

 

11 Jesús estuvo de pie en presencia del procurador, y el procurador le preguntó diciendo:

 

—¿Eres tú el rey de los judíos?

 

Jesús le dijo:

 

—Tú lo dices.

 

12 Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, no respondió nada. 13 Entonces Pilato le dijo:

 

—¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?

 

14 Él no le respondió ni una palabra, de manera que el procurador se maravillaba mucho.

Footnotes

 

    Mateo 27:10 Zac. 11:12, 13; Jer. 32:6-9; 18:2, 3.

 

Salmos 33:1-11

Reina Valera Actualizada

Alabanza al Dios creador y providente

 

33 Alégrense, oh justos, en el SEÑOR; a los rectos es hermosa la alabanza.

 

2

Den gracias al SEÑOR con lira; cántenle con arpa de diez cuerdas.

3

Cántenle un cántico nuevo;

háganlo bien, tocando con júbilo.

4

Porque recta es la palabra del SEÑOR,

y toda su obra ha sido hecha con verdad.

5

Él ama la justicia y el derecho;

de la misericordia del SEÑOR está llena la tierra.

6

Por la palabra del SEÑOR fueron hechos los cielos;

todo el ejército de ellos fue hecho por el soplo de su boca.

7

Él junta como un montón las aguas de los mares,

y guarda en depósitos los océanos.

8

Tema al SEÑOR toda la tierra;

témanle todos los habitantes

del mundo.

9

Porque él dijo, y fue hecho;

él mandó, y existió.

10

El SEÑOR hace nulo el consejo

de las naciones

y frustra las maquinaciones

de los pueblos.

11

El consejo del SEÑOR permanecerá para siempre,

y los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.

Proverbios 8:33-36

Reina Valera Actualizada

 

33

Escuchen la corrección y sean sabios;

no la menosprecien.

34

Bienaventurado el hombre que

me escucha

velando ante mis entradas cada día,

guardando los postes de mis puertas.

35

Porque el que me halla, halla la vida

y obtiene el favor del SEÑOR.

36

Pero el que me pierde se hace daño

a sí mismo;

todos los que me aborrecen aman

la muerte”.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

 

Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano

 

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