Monday, February 1, 2021

DAB Español, Martes 02 de Febrero

Día 033, DAB Español, Martes 02 de Febrero

Éxodo 15:20-17:7; Mateo 22:1-32; Salmos 27:1-7; Proverbios 6:20-26 (Traducción en lenguaje actual (TLA))









Éxodo 15:20-17:7

Traducción en lenguaje actual

 

20 Entonces la profetisa María, que era hermana de Aarón, tomó una pandereta y se puso a cantar. Todas las mujeres hicieron lo mismo, y también comenzaron a bailar. 21 Y María las invitaba a cantar así:

 

«Canten en honor de nuestro Dios,

pues ha tenido una gran victoria:

¡hundió en el mar caballos y jinetes!»

Dios convierte el agua amarga en agua dulce

 

22 Moisés les ordenó a los israelitas que se alejaran del Mar de los Juncos, y ellos obedecieron. Se fueron al desierto de Sur, y durante tres días caminaron sin encontrar una gota de agua. 23 Cuando finalmente encontraron agua, ésta era tan amarga que no la pudieron beber. Por eso los israelitas llamaron a ese lugar Mará, que quiere decir «amarga»; 24 pero también le reclamaron a Moisés: «¿Y ahora qué vamos a beber?»

 

25 Moisés le pidió ayuda a Dios. Entonces Dios le mostró un arbusto y le ordenó que lo arrojara al agua amarga. Moisés así lo hizo, y al instante el agua se puso dulce.

 

En ese mismo lugar Dios puso a prueba a los israelitas y además les dio reglas de conducta. 26 Les dijo: «Yo soy su Dios. Yo soy quien les da salud. Si ustedes prestan atención a mis consejos y obedecen estos mandamientos y estas leyes que hoy les doy, y hacen sólo lo bueno, no los castigaré como a los egipcios».

 

27 Después de esto, los israelitas se fueron a Elim, y allí acamparon en un lugar donde había doce manantiales y setenta palmeras.

Dios alimenta a los israelitas

 

16 Un mes y medio después de haber salido de Egipto, los israelitas partieron de Elim, y llegaron al desierto de Sin, que está entre Elim y la montaña del Sinaí. 2 Allí en el desierto todos los israelitas comenzaron a quejarse de Moisés y de Aarón. 3 Les decían: «Ustedes nos han traído a este desierto para matarnos de hambre. Hubiera sido mejor que Dios nos quitara la vida en Egipto. Allá por lo menos teníamos ollas llenas de carne, y podíamos sentarnos a comer hasta quedar satisfechos».

 

4-5 Entonces Dios le dijo a Moisés: «Voy a hacer que del cielo les llueva comida todos los días, pero la gente recogerá sólo lo necesario para cada día. El día sexto podrán recoger el doble. Voy a ver si me obedecen o no».

 

6-8 Moisés y Aarón les dijeron a los israelitas:

 

«¿Por qué se quejan, si nosotros no tenemos nada que ver en esto? Cuando ustedes se quejan de nosotros, en realidad lo que hacen es quejarse de Dios, que es quien nos dice lo que debemos hacer. ¡Y Dios ya ha escuchado sus quejas!

 

»Fue Dios quien los sacó de Egipto, y no nosotros. Así que esta misma tarde sabrán que Dios está aquí, entre ustedes, porque les dará a comer carne. Y mañana temprano lo sabrán también, porque les dará todo el pan que puedan comer».

 

9 Después de esto, Moisés le ordenó a Aarón que reuniera a todos los israelitas para que se presentaran ante Dios, pues él ya había escuchado todas sus quejas.

 

10 Mientras Aarón estaba hablando con los israelitas, vieron de pronto una nube en el desierto. ¡Era Dios mismo, que se apareció en medio de una nube muy brillante! 11 Y Dios le dijo a Moisés:

 

12 «Ya he oído cómo se quejan los israelitas, pero diles que ahora van a saber quién es su Dios. Por la tarde les daré a comer carne, y por la mañana les daré a comer pan».

 

13-14 Y así sucedió. Aquella misma tarde llegaron al campamento tantas codornices que cubrieron todo el suelo. A la mañana siguiente, todo el campamento estaba cubierto con un rocío que, al evaporarse, dejaba en el suelo algo blanco y pequeño, parecido a migajas de pan. 15 Como los israelitas nunca habían visto nada parecido, se preguntaban qué cosa era. Moisés les dijo: «Éste es el pan con que Dios los va a alimentar. 16 Él ordena que cada uno recoja unos dos kilos por persona. Eso será suficiente para cada uno. Nadie debe recoger más de lo necesario».

 

17 Los israelitas hicieron lo que Dios había ordenado. Unos recogieron mucho y otros poco; 18 pero al medirlo, ni le sobró al que recogió mucho, ni le faltó al que recogió poco. 19 Luego Moisés les dijo: «Nadie debe guardar nada para mañana».

 

20 Sin embargo, algunos israelitas no le hicieron caso y guardaron parte de aquel pan para el día siguiente. ¡Pero el pan que guardaron se llenó de gusanos y olía muy mal! Por eso Moisés se enojó mucho con ellos. 21 Después de esta experiencia, cada uno recogía solamente lo que necesitaba, y lo hacía muy temprano porque con el calor del sol se derretía.

Dios ordena descansar el día séptimo

 

22 El sexto día de la semana, los israelitas salieron a recoger el pan. Pero en vez de recoger dos kilos por persona, como en los días anteriores, recogieron el doble. Alarmados, los jefes de los israelitas fueron a decírselo a Moisés, 23 pero él les respondió:

 

«Dios ha ordenado que el día de mañana sea un día de descanso, un día para adorarlo. Mañana no se debe trabajar. Por eso Dios les ha dado hoy doble cantidad de comida. Si pensaban hornear o hervir algo mañana, háganlo hoy, y guarden para mañana todo lo que les sobre».

 

24 Los israelitas obedecieron a Moisés y guardaron para el día siguiente la comida que les sobró. Por la mañana, vieron que el pan no se había llenado de gusanos ni olía mal. 25 Entonces Moisés les dijo:

 

«Hoy es día de descanso. Es un día dedicado a Dios, y no van a encontrar pan en el suelo. Así que deberán comerse el pan que guardaron ayer. 26 De ahora en adelante, siempre encontrarán pan en el suelo durante seis días, pero nunca en el día séptimo, porque es el día de descanso».

 

27 A pesar de lo dicho por Moisés, algunos salieron a recoger pan el día séptimo, pero no encontraron nada. 28 Entonces Dios le dijo a Moisés: «¿Hasta cuándo me van a seguir desobedeciendo? 29 Si el día sexto les doy el doble de pan, es para que descansen el día séptimo. En ese día, nadie debe salir de su casa».

 

30 Entonces el pueblo descansó el día séptimo. 31 El pan que recogían era blanco como las semillas del cilantro, y dulce como el pan con miel. Los israelitas lo llamaron «maná».

Dios ordena guardar un poco de maná

 

32 Después Moisés le dijo al pueblo: «Dios nos ha ordenado guardar unos dos kilos de maná, para que nuestros descendientes vean el pan con que Dios nos alimentó en el desierto, cuando nos sacó de Egipto».

 

33-34 Luego Moisés le dijo a Aarón: «Toma una olla, pon en ella unos dos kilos de maná, para colocarla frente al cofre del pacto.[a] Allí guardaremos el maná, para que nuestros descendientes sepan lo que Dios nos dio a comer». Y Aarón así lo hizo.

 

35-36 Ése fue el alimento de los israelitas durante cuarenta años; lo comieron hasta llegar a la frontera con Canaán, que ya era una región habitada. Para medir el maná, los israelitas usaban una medida de dos kilos llamada «gomer».

Dios saca agua de una roca

 

17 Los israelitas se fueron del desierto de Sin, y se detenían en cada lugar que Dios les ordenaba. Al llegar a un lugar llamado Refidim, acamparon pero no encontraron agua, 2 así que le reclamaron a Moisés:

 

—¡Tenemos sed! ¡Danos agua!

 

Moisés les contestó:

 

—¿Y por qué me reclaman a mí? ¿Por qué dudan del poder de Dios?

 

3 Pero era tanta la sed que tenían, que comenzaron a criticar a Moisés. Le dijeron:

 

—¿Para esto nos sacaste de Egipto? ¿Para matarnos de sed, junto con nuestros hijos y nuestros animales?

 

4 Entonces Moisés le pidió ayuda a Dios, y le dijo:

 

—¿Qué voy a hacer con esta gente? ¡Poco les falta para matarme a pedradas!

 

5-6 Dios le contestó:

 

—Quiero que lleves a los israelitas hasta la montaña de Horeb. Allí estaré esperándote, sobre la roca. Tú adelántate, y llévate a algunos de los jefes del pueblo. Llévate también la vara con la que convertiste en sangre el agua del río Nilo. Cuando llegues allá, golpea la roca con la vara. Así saldrá agua de la roca, y todos podrán beber.

 

Moisés hizo todo esto en presencia de los jefes del pueblo. 7 A ese lugar le puso por nombre Meribá, que significa «reclamo», pues el pueblo le había reclamado a Dios. También lo llamó Masá, que quiere decir «duda», porque habían dudado del poder de Dios para cuidarlos.

Footnotes

 

    Éxodo 16:33 Cofre del pacto. Véase su descripción en el capítulo 25.

 

Mateo 22:1-32

Traducción en lenguaje actual

La fiesta de bodas

 

22 Una vez más, Jesús les puso un ejemplo a los sacerdotes, a los líderes judíos y a los fariseos:

 

2 «En el reino de Dios pasa lo mismo que cuando un rey hizo una fiesta para celebrar la boda de su hijo. 3 El rey envió a sus sirvientes para que llamaran a los invitados a la fiesta. Pero los invitados no quisieron ir. 4 Entonces el rey envió a otros sirvientes con este mensaje: “La comida ya está lista. He mandado preparar la carne de mis mejores terneros. ¡Vengan a la fiesta!”

 

5 »Pero los invitados no hicieron caso, y cada uno se fue a hacer otras cosas. Uno fue a ver sus terrenos, otro fue a atender su negocio, 6 y los otros agarraron a los sirvientes del rey y los mataron a golpes.

 

7 »El rey se enojó mucho, y envió a sus soldados para que mataran a esos invitados y quemaran la ciudad donde vivían. 8 Luego, el rey dijo a sus sirvientes: “La fiesta de bodas está lista, y aquellos invitados no merecían venir. 9 Vayan por las calles, e inviten a todos los que encuentren para que vengan a la fiesta de bodas.”

 

10 »Los sirvientes fueron a las calles de la ciudad e invitaron a muchas personas, unas malas y otras buenas; y así el salón de la fiesta se llenó de invitados.

 

11 »Cuando el rey entró al salón para conocer a los invitados, vio a uno que no estaba bien vestido para la fiesta, 12 y le dijo: “¡Oye, tú! ¿Cómo hiciste para entrar, si no estás vestido para la fiesta?”

 

»Pero él no contestó nada. 13 Entonces el rey les ordenó a sus sirvientes: “Átenlo de pies y manos, y échenlo afuera, a la oscuridad; allí la gente llora y rechina de terror los dientes.”

 

14 »Esto pasa porque son muchos los invitados a participar en el reino de Dios, pero son muy pocos aquellos a los que Dios acepta.»

Una trampa para Jesús

 

15 Un día, los fariseos se reunieron y decidieron ponerle una trampa a Jesús, para hacer que dijera algo malo. 16 Mandaron a algunos de sus seguidores, junto con unos partidarios del rey Herodes, para que dijeran a Jesús:

 

—Maestro, sabemos que siempre dices la verdad. Tú le enseñas a la gente que debe obedecer a Dios en todo. No te importa lo que digan los demás acerca de tus enseñanzas, porque tú no hablas para quedar bien con ellos. 17 Dinos ahora qué opinas: ¿Está bien que le paguemos impuestos al emperador de Roma, o no?

 

18 Pero como Jesús conocía las malas intenciones que tenían, les dijo:

 

—¡Hipócritas! ¿Por qué quieren ponerme una trampa? 19 Muéstrenme una de las monedas que se usan para pagar el impuesto.

 

Entonces le trajeron una moneda de plata, 20 y Jesús les preguntó:

 

—¿De quién es la imagen que está en la moneda? ¿De quién es el nombre que tiene escrito?

 

21 Ellos contestaron:

 

—Del emperador romano.

 

Jesús les dijo:

 

—Pues denle al emperador lo que es del emperador, y a Dios lo que es de Dios.

 

22 Los fariseos quedaron asombrados al escuchar la respuesta, y se fueron.

Los saduceos hablan con Jesús

 

23 Ese mismo día, unos saduceos fueron a ver a Jesús. Los saduceos no creían que los muertos pueden volver a vivir, 24 y por eso le preguntaron:

 

—Maestro, Moisés escribió que, si un hombre muere sin tener hijos con su esposa, el hermano de ese hombre debe casarse con la viuda y tener hijos con ella. De acuerdo con la Ley, esos hijos le pertenecen al hermano muerto y llevan su nombre.

 

25 »Pues bien, aquí vivieron una vez siete hermanos. El hermano mayor se casó, y tiempo más tarde murió sin tener hijos. Entonces el hermano que seguía se casó con la mujer que dejó el mayor, 26 pero, tiempo después, también él murió sin tener hijos. Con el tercer hermano pasó lo mismo. Y así pasó con los siete hermanos. 27 Finalmente, murió la mujer.

 

28 »Ahora bien, cuando Dios haga que los muertos vuelvan a vivir, ¿de quién será esposa esta mujer, si estuvo casada con los siete?

 

29 Jesús contestó:

 

—Ustedes están equivocados. Ni saben lo que dice la Biblia, ni conocen el poder de Dios. 30 Cuando Dios haga que los muertos vuelvan a vivir, nadie se va a casar, porque todos serán como los ángeles del cielo. 31 Y en cuanto a si los muertos vuelven a vivir, ustedes pueden leer en la Biblia lo que Dios le dijo a Moisés: 32 “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, tus antepasados”. Por tanto, Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para Dios todos ellos están vivos.[a]

Footnotes

 

    Mateo 22:32 Lo que Jesús dice es que, si Dios es adorado por Abraham, Isaac y Jacob, ellos deben estar con vida, porque Dios es Dios de los que están vivos. Véase Lucas 20.37-38.

 

Salmos 27:1-7

Traducción en lenguaje actual

Tú proteges mi vida

SALMO 27 (26)

Himno de David.

 

27 Dios mío,

tú eres mi luz y mi salvación;

¿de quién voy a tener miedo?

Tú eres quien protege mi vida;

¡nadie me infunde temor!

2

Cuando mis malvados enemigos

me atacan y amenazan con destruirme,

son ellos los que tropiezan,

son ellos los que caen.

3

Me puede atacar un ejército,

pero yo no siento miedo;

me pueden hacer la guerra,

pero yo mantengo la calma.

 

4

Dios mío,

sólo una cosa te pido,

sólo una cosa deseo:

déjame vivir en tu templo

todos los días de mi vida,

para contemplar tu hermosura

y buscarte en oración.

5

Cuando vengan tiempos difíciles,

tú me darás protección:

me esconderás en tu templo,

que es el lugar más seguro.

6

Tú me darás la victoria

sobre mis enemigos;

yo, por mi parte,

cantaré himnos en tu honor,

y ofreceré en tu templo

sacrificios de gratitud.

 

7

Dios mío, te estoy llamando:

¡escúchame!

Ten compasión de mí:

¡respóndeme!

Proverbios 6:20-26

Traducción en lenguaje actual

Cuidado con la mujer infiel

 

20

Querido jovencito,

cumple al pie de la letra

con los mandamientos de tu padre

y con las enseñanzas de tu madre.

21

Grábatelos en la memoria,

y tenlos siempre presentes;

22

te mostrarán el camino a seguir,

velarán tu sueño mientras duermes,

y hablarán contigo cuando despiertes.

23

Los mandamientos y las enseñanzas

son como una lámpara encendida;

la corrección y la disciplina

te mostrarán cómo debes vivir;

24

te cuidarán de la mujer infiel,

que con palabras dulces te convence.

25

No pienses en esa malvada;

no te dejes engañar por su hermosura

ni te dejes cautivar por su mirada.

26

Por una prostituta

puedes perder la comida,

pero por la mujer de otro

puedes perder la vida.

Traducción en lenguaje actual (TLA)

 

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