Wednesday, December 14, 2022

DAB Español, Jueves 15 de Diciembre

Día 349, DAB Español, Jueves 15 de Diciembre


Miqueas 1:1-4:13; Apocalipsis 6:1-17; Salmos 134; Proverbios 30:1-4 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))









Miqueas 1:1-4:13

La Palabra (Hispanoamérica)

Proceso contra Israel (1—3)

Título

1 Palabra del Señor que fue dirigida a Miqueas de Moréset en tiempos de Jotán, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá, y visiones que tuvo referentes a Samaría y Jerusalén.

Condena de Israel

2 ¡Escuchen, pueblos todos!

Presta atención, tierra,

y todo cuanto la llena:

El Señor Dios en su santo Templo

va a testimoniar contra ustedes.

3 El Señor sale de su morada,

desciende sobre los montes de la tierra.

4 A su paso se derriten los montes

como cera en presencia del fuego,

se resquebrajan los valles

como cortados por el agua

que se precipita en torrentera.

5 Y es que Jacob se ha rebelado,

Israel amontona pecados.

¿Cuál es la rebelión de Jacob?

¿No está acaso en Samaría?

¿Cuáles los altozanos de Judá?

¿No están en la misma Jerusalén?

6 Pues bien, reduciré a Samaría

a un montón de ruinas,

a un campo donde se planten viñas.

Haré rodar sus piedras hasta el valle

y dejaré al descubierto sus cimientos.

7 Todos sus ídolos serán destruidos

y echadas a las llamas sus ganancias;

haré trizas todas sus imágenes

que, si fueron paga de prostitución,

en paga de prostitución se convertirán.

Lamento del profeta

8 Por eso me lamentaré y haré duelo,

caminaré descalzo y desnudo,

aullaré como hacen los chacales

y gemiré como las avestruces.

9 Porque su herida es incurable,

ha llegado hasta Judá,

hasta la capital de mi pueblo,

hasta alcanzar Jerusalén.

10 No lo proclamen en Gat,

no se lamenten en Kabón,

revuélquense en el polvo de Bet Leofrá.

11 Desnudos y avergonzados

caminan los habitantes de Safir;

los de Saanán no pueden salir;

resuenan lamentos en Bet Ezel

y nadie puede ayudarlos.

12 Llenos están de amargura

los habitantes de Marot

porque hasta las puertas de Jerusalén

ha llevado el Señor la desgracia.

13 Enganchen los corceles al carro,

habitantes de Laquis;

allí comenzó el pecado de Sión,

en ti se dieron cita las rebeldías de Israel.

14 Da, pues, acta de divorcio a Moréset Gat;

trampa para los reyes de Israel

serán las casas de Aczib.

15 Sobre ustedes, gente de Maresá,

todavía enviaré un conquistador

y la flor de Israel tendrá que huir a Adulán.

16 Aféitate y córtate el pelo,

hazlo por tus hijos tan amados;

vuélvete calvo como el buitre,

pues han sido deportados lejos de ti.

Contra los opresores

2 ¡Ay de los que planean la maldad

y traman iniquidades en sus lechos!

En cuanto se hace de día lo ejecutan,

pues tienen poder para ello.

2 Codician campos y los roban,

casas y se apoderan de ellas;

oprimen al cabeza de familia

y a los que conviven con él,

a la persona y a sus propiedades.

3 Por eso, así dice el Señor:

Yo planeo contra esta gente un mal

del que no podrán sacar el cuello

ni tampoco caminar altaneros,

pues serán tiempos de tragedia.

4 Ese día les dedicarán una copla

y les entonarán una elegía que diga:

“Nos han arruinado del todo,

han vendido mi herencia familiar;

se nos arrebatan los campos

y se reparten entre los invasores”.

5 Así que no tendrás a nadie

que, en la asamblea del Señor,

eche a suertes los lotes de la tierra.

Contra los profetas

6 Ustedes no desvaríen,

(que sean ellos quienes desvaríen);

no desvaríen diciendo:

“No nos alcanzará la desgracia”.

7 ¿Está acaso maldita

la descendencia de Jacob?

¿Se ha agotado la paciencia del Señor

y va a ser esa su manera de actuar?

¿No son benévolas sus palabras

para quien procede honradamente?

8 Ayer mi pueblo se alzaba contra el enemigo,

hoy arrebata túnica y manto

a quienes transitan confiados

al regreso de la guerra.

9 A las mujeres de mi pueblo

las expulsan de sus queridos hogares,

a sus hijos los privan para siempre

del honor que procede de mí.

10 ¡Levántense, pónganse en marcha,

que no es este un tiempo de descanso!

Tu impureza provoca la destrucción,

una destrucción que será terrible.

11 Si alguien corriera tras del viento,

urdiendo falsedades como esta:

“por vino y licor vaticinaré en tu favor”,

ese sería el profeta de este pueblo.

El Señor reúne al resto de Israel

12 Voy a reunirte, Jacob, todo entero;

voy a congregar al resto de Israel.

Los juntaré como a ovejas en redil,

como a rebaño en la pradera,

y producirán un rumor de multitud.

13 Al frente está el que abre camino;

los demás ensanchan la brecha,

cruzan la puerta y salen por ella.

Delante de ellos va su rey,

el Señor a la cabeza.

Contra los jefes que abusan del pueblo

3 Yo digo: Escúchenme, jefes de Jacob,

óiganme, dirigentes de Israel:

¿No les corresponde a ustedes

ocuparse del derecho?

2 Odian el bien y aman el mal,

arrancan la piel a la gente

y dejan sus huesos al desnudo.

3 Esos que comen la carne de mi pueblo,

le arrancan la piel y quiebran sus huesos,

cortan su carne en pedazos

para echarlos a la olla o la caldera,

4 cuando griten al Señor,

no tendrán respuesta alguna.

El Señor les ocultará su rostro

a causa de sus malas acciones.

Los profetas que se venden

5 Así dice el Señor contra los profetas

que extravían a mi pueblo:

Mientras tienen algo que comer,

proclaman: “Todo es paz”,

pero declaran una guerra santa

a quien se niega a llenarles la boca.

6 Por eso se abatirá sobre ustedes

una noche sin visiones,

una oscuridad sin predicciones;

se ocultará el sol para esos profetas,

el día se les convertirá en tinieblas.

7 Avergonzados y ruborizados,

videntes y adivinos taparán su rostro

al no tener respuesta de Dios.

8 Pero yo estoy lleno de valor,

de espíritu divino, justicia y fortaleza,

para reprochar a Jacob sus crímenes

y sus pecados a Israel.

Denuncia y castigo

9 Escuchen esto, jefes de Jacob,

oigan, gobernantes de Israel,

los que detestan la justicia

y violan todo derecho,

10 construyendo a Sión con sangre

y a Jerusalén a fuerza de delitos.

11 Sus jueces juzgan por soborno,

sus sacerdotes predican a sueldo

y sus profetas vaticinan por dinero.

Pero aún se apoyan en el Señor y dicen:

“¿Acaso no está el Señor con nosotros?

¡No nos alcanzará la desgracia!”.

12 Pues bien, por culpa de ustedes

Sión será arada como un campo,

Jerusalén terminará en montón de piedras

y el monte del Templo en cerro de espinos.

Promesas a Sión (4—5)

Afluencia de las naciones a Jerusalén

4 Cuando pase mucho tiempo

el monte de la casa del Señor

quedará afianzado entre los montes,

descollará entre las colinas.

Hacia él confluirán las naciones,

2 acudirán pueblos numerosos que dirán:

“Vengan, subamos al monte del Señor,

a la casa del Dios de Jacob.

Él nos indicará sus caminos

y nosotros iremos por sus sendas.

Y es que de Sión saldrá la ley,

de Jerusalén la palabra del Señor”.

3 Él será juez de pueblos numerosos,

arbitrará a naciones poderosas y lejanas.

Convertirán sus espadas en arados,

harán hoces con sus lanzas.

No se amenazarán las naciones con espadas,

ni se adiestrarán más para la guerra.

4 Reposarán bajo su parra y su higuera

sin que nadie los moleste.

Lo ha dicho el Señor del universo.

5 Otros pueblos caminan en nombre de su dios,

nosotros lo hacemos en nombre del Señor

que es nuestro Dios por siempre jamás.

6 Ese día —oráculo del Señor—

recogeré a las ovejas cojas,

reuniré a las descarriadas

y a las que yo había maltratado.

7 Con las cojas formaré un resto,

con las alejadas una nación poderosa.

Y será el Señor en el monte Sión

su rey ahora y para siempre.

8 En cuanto a ti, torre del rebaño,

colina donde se asienta Jerusalén,

recobrarás el poder de antaño

y la realeza volverá a Jerusalén.

Liberación de Sión

9 Y ahora, ¿a qué vienen esos gritos?

¿Te has quedado sin rey?

¿Ha desaparecido tu consejero

y estás atenazada por el dolor

como mujer en trance de parto?

10 Retuércete de dolor, Jerusalén,

y gime como parturienta, Sión,

porque ahora saldrás de la ciudad

y tendrás que vivir en el campo.

Irás a Babilonia, pero serás liberada;

allí te rescatará el Señor de tus enemigos.

11 Ahora se reúnen contra ti

un sinfín de naciones que dicen:

“Que [Jerusalén] sea profanada

y que nuestros ojos se recreen

contemplando la ruina de Sión”.

12 Pero desconocen los designios del Señor

y no comprenden que los ha reunido

para [trillarlos] como gavillas en la era.

13 ¡Arriba, pues, Jerusalén y tríllalos!

Te armaré con cuernos de hierro,

te daré pezuñas de bronce.

Triturarás a esos pueblos,

consagrarás al Señor su botín

y sus riquezas al dueño de toda la tierra.

Apocalipsis 6

La Palabra (Hispanoamérica)

Los cuatro primeros sellos

6 Vi entonces cómo el Cordero rompió el primero de los siete sellos, al tiempo que uno de los cuatro seres vivientes decía con voz de trueno:

2 — ¡Ven!

Al mirar, vi un caballo blanco, cuyo jinete iba armado de un arco. Le dieron una corona, y salió como seguro vencedor. 3 El Cordero rompió el segundo sello, y oí que el segundo ser viviente decía:

— ¡Ven!

4 Salió entonces otro caballo de color rojo. A su jinete se le dio una gran espada con la misión de borrar la paz de la tierra provocando guerras fratricidas.

5 Rompió el Cordero el tercer sello, y oí al tercer ser viviente que decía:

— ¡Ven!

Al mirar, vi un caballo negro, cuyo jinete sostenía una balanza en la mano. 6 Emergiendo de entre los cuatro seres vivientes, una especie de voz proclamaba:

— Por un kilo de trigo, el jornal de un día; por tres kilos de cebada, el jornal de un día; no causes daño, sin embargo, al aceite y al vino.

7 El Cordero rompió el cuarto sello, y oí la voz del cuarto ser viviente, que decía:

— ¡Ven!

8 Al mirar, vi un caballo amarillo montado por un jinete que se llamaba “Muerte”. Detrás de él galopaba el “Abismo”, ambos con poder para aniquilar la cuarta parte de la tierra valiéndose de la espada, el hambre, la peste y los animales salvajes.

El quinto y sexto sello

9 El Cordero rompió el quinto sello, y vi debajo del altar, vivos, los que habían sido asesinados por haber proclamado la palabra de Dios y haber dado testimonio de su fe. 10 Y gritaron con voz poderosa:

— Señor santo y veraz, ¿cuánto vas a tardar en hacernos justicia y vengar la muerte que nos dieron los que habitan tierra?

11 Recibió entonces cada uno una túnica blanca, mientras les decían:

— Esperen todavía un poco hasta que se complete el número de sus compañeros y hermanos que han de morir como ustedes.

12 Vi cómo el Cordero rompía el sexto sello. Se produjo entonces un formidable terremoto; el sol se oscureció como si se vistiera de luto; la luna se volvió completamente como sangre; 13 las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como frutos aún verdes sacudidos por un viento impetuoso; 14 el cielo se replegó sobre sí mismo como un pergamino que se enrolla, y todos los montes y las islas sintieron estremecerse sus cimientos. 15 Entonces, los reyes de la tierra, los nobles, los generales, los ricos, los poderosos, todos absolutamente, esclavos y libres, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes, 16 diciendo a cumbres y peñascos:

— Caigan sobre nosotros; ocúltennos para que no nos vea el que está sentado en el trono, para que no dé con nosotros la ira del Cordero. 17 Porque ha llegado el gran día de su ira, y ¿quién podrá resistir en pie?

Salmos 134

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 134 (133)

Bendigan al Señor desde Sión

134 Cántico de peregrinación.

Bendigan al Señor los que al Señor sirven,

los que en la casa del Señor pasan las noches.

2 Alcen sus manos hacia el santuario

y bendigan al Señor.

3 Desde Sión te bendiga el Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

Proverbios 30:1-4

La Palabra (Hispanoamérica)

VI.— SABIDURÍA DE AGUR (30)

El escéptico y el creyente

30 Palabras de Agur, hijo de Jaqué, de Masá. Oráculo de este hombre.

Me he fatigado, oh Dios, y estoy agotado.

2 Nadie hay más estúpido que yo,

no tengo inteligencia humana.

3 No he aprendido sabiduría,

no conozco la ciencia santa.

4 ¿Quién subió hasta el cielo y luego bajó?

¿Quién encerró el viento en su puño?

¿Quién recogió el mar en su vestido?

¿Quién estableció los confines de la tierra?

¿Sabes cuál es su nombre y el de su hijo?

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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