Thursday, December 15, 2022

DAB Español, Viernes 16 de Diciembre

Día 350, DAB Español, Viernes 16 de Diciembre


Miqueas 5:1-7:20; Apocalipsis 7:1-17; Salmos 135; Proverbios 30:5-6 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))









Miqueas 5-7

La Palabra (Hispanoamérica)

El rey mesiánico

5 En cuanto a ti, Belén Efrata,

tan pequeña entre los clanes de Judá,

de ti saldrá el caudillo de Israel,

cuyo origen se remonta a días antiguos,

a un tiempo inmemorial.

2 Por eso el Señor abandonará a los suyos

hasta que dé a luz la que ha de dar a luz.

Y el que aún quede de sus hermanos

volverá a reunirse con el pueblo de Israel.

3 [El que ha de nacer] se mantendrá firme

y pastoreará con la fuerza del Señor

y con la majestad del Señor, su Dios.

Ellos, por su parte, vivirán seguros,

porque él extenderá su poder

hasta los confines mismos de la tierra.

4 Él nos traerá la paz;

y cuando Asiria invada nuestra tierra

e irrumpa en nuestros palacios,

nos enfrentaremos a ella

con siete pastores y ocho príncipes

5 que pastorearán Asiria con la espada

y el país de Nemrod con el acero.

Porque él será quien nos libre

cuando Asiria invada nuestra tierra

y ponga su pie en nuestro territorio.

Un resto entre las naciones

6 Será entonces el resto de Jacob

como rocío del Señor entre las naciones,

como lluvia que cae sobre la hierba

y para nada depende de humanos.

7 Será entonces el resto de Jacob,

entre pueblos y naciones numerosas,

como un león entre fieras salvajes,

como un cachorro de león

en medio de rebaños de ovejas:

penetra, pisotea y desgarra

sin que haya nadie que defienda.

No sirven los apoyos humanos ni los ídolos

8 ¡Muestra tu poder contra tus adversarios

y destruye a todos tus enemigos!

9 Aquel día —oráculo del Señor—

exterminaré tus caballos

y haré desaparecer tus carros.

10 Eliminaré las ciudades de tu país

y demoleré todas tus fortalezas;

11 acabaré con tus hechicerías

y no te quedarán adivinos.

12 Destruiré tus ídolos y tus estelas

y no adorarás más la obra de tus manos;

13 Arrancaré tus postes sagrados

y convertiré en ruinas tus ciudades.

14 Con cólera y con furor me vengaré

de las naciones que no han obedecido.

Nuevo proceso contra Israel (6,1—7,7)

Pleito entre el Señor y su pueblo

6 Escuchen lo que dice el Señor:

Ponte en pie y entabla un pleito

en presencia de las montañas;

que las colinas escuchen tu voz.

2 Oigan, montañas, y también ustedes,

firmes cimientos de la tierra,

el pleito que entabla el Señor:

el Señor entra en juicio con su pueblo,

se quiere querellar contra Israel.

3 Pueblo mío, ¿qué te he hecho?

¿en qué te he ofendido? Respóndeme.

4 Te saqué del país de Egipto,

te rescaté cuando eras esclavo,

te di como guías a Moisés, Aarón y María.

5 Recuerda, pueblo mío, lo que tramaba Balac,

rey de Moab, y cómo respondió Balaán,

hijo de Beor. [Recuerda como pasaste]

de Sitín a Guilgal;

así reconocerás las victorias del Señor.

6 ¿Con qué me presentaré ante el Señor

y me postraré ante el Dios de lo alto?

Me presentaré ante él con holocaustos,

con novillos que tengan un año.

7 ¿Agradarán al Señor miles de carneros?

¿Le complacerán diez mil ríos de aceite?

¿Le entregaré mi primogénito por mi delito,

el fruto de mis entrañas por mi pecado?

8 Se te ha hecho conocer lo que está bien,

lo que el Señor exige de ti, ser mortal:

tan sólo respetar el derecho,

practicar con amor la misericordia

y caminar humildemente con tu Dios.

Castigo de Jerusalén

9 Oigan al Señor que llama a la ciudad,

—y es de sabios respetar su nombre—;

escucha, pueblo y consejo de la ciudad.

10 ¿Voy a seguir soportando su maldad

y el que se hayan enriquecido inicuamente,

usando medidas menguadas y detestables?

11 ¿Voy a dar por buenas las balanzas trucadas

o la bolsa llena de pesas engañosas?

12 Los ricos están llenos de violencia,

miente la población [de la ciudad],

su boca sólo pronuncia mentiras.

13 Pues bien, he comenzado a golpearte,

a devastarte a causa de tus pecados.

14 Comerás sin poder saciarte

y el hambre te devorará por dentro;

si guardas algo, se echará a perder;

lo que conserves, lo entregaré al pillaje.

15 Sembrarás, pero no cosecharás;

molerás en la prensa la aceituna,

pero no te ungirás con aceite;

harás mosto, pero no beberás el vino.

16 Puesto que sigues lo prescrito por Omrí

y las prácticas de la casa de Ajab,

conduciéndote según sus directrices,

yo te entregaré a la devastación;

tus habitantes serán objeto de escarnio

y ustedes soportarán la desgracia de mi pueblo.

Lamentación del profeta

7 ¡Ay de mí! Soy como quien siega en verano,

como quien rebusca después de la vendimia.

Ni un racimo hay para comer,

ni una de esas brevas que tanto me gustan.

2 No hay en el país ninguno que sea fiel,

no queda ningún justo entre la gente;

todos acechan para derramar sangre,

se tienden trampas unos a otros.

3 Emplean sus manos para el mal:

el príncipe pone exigencias para el bien,

el juez se deja sobornar,

el poderoso proclama su ambición.

4 Es como una zarza el mejor de ellos,

y el más recto [peor] que mata de espinos.

Tú vas a intervenir en el día de la cuenta

que tus centinelas han anunciado;

con ello llegará su desgracia.

5 No se fíen de su prójimo,

ni pongan la confianza en el amigo;

incluso con la que duerme en tu seno,

ten buen cuidado de lo que dices.

6 El hijo trata con desprecio al padre,

la hija se alza contra la madre

y la nuera contra su suegra:

los enemigos de uno son sus parientes.

7 Pero yo pongo mi confianza en el Señor,

espero en Dios, mi salvador,

seguro de que mi Dios me escuchará.

Liturgia de esperanza (7,8-20)

Esperanza de restauración

8 No te alegres de mi suerte, enemiga mía;

si he caído, me levantaré,

si estoy en tinieblas, el Señor es mi luz.

9 Tengo que soportar la ira del Señor

hasta que se haga cargo de mi causa

y restablezca mi derecho,

pues he pecado contra el Señor.

Él me llevará hasta la luz

y me hará experimentar su victoria.

10 Lo contemplará mi enemiga,

la que decía: “¿Dónde está tu Dios?”,

y quedará cubierta de vergüenza.

Y yo me alegraré al verla pisoteada

como si fuera barro de las calles.

11 Llega el día de reconstruir tus muros,

el día de ensanchar tus fronteras.

12 Ese día llegarán hasta ti

desde Asiria hasta Egipto,

desde Egipto hasta el Éufrates,

de un mar a otro mar,

de una montaña a otra montaña.

13 El país se convertirá en desierto

por la conducta de sus habitantes.

14 Pastorea a tu pueblo con tu cayado,

al rebaño que constituye tu heredad

y pasta solitario entre matorrales;

que paste, como antaño, en Basán y Galaad.

15 Como cuando salió de Egipto,

haré que experimente maravillas.

16 Lo comprobarán las naciones

y quedarán avergonzadas

a pesar de todo su poderío;

se taparán la boca con la mano

y quedarán sordos sus oídos;

17 lamerán el polvo como la serpiente,

como reptiles arrastrándose por tierra.

Temblando saldrán de sus guaridas

para ir hacia el Señor nuestro Dios;

estarán aterradas [las naciones] ante ti.

18 ¿Qué Dios perdona el pecado

y pasa por alto, como haces tú,

las culpas al resto de su heredad?

No mantendrá por siempre su ira,

pues se complace en el amor.

19 Volverá a manifestarnos su ternura,

olvidará y arrojará al mar nuestras culpas.

20 Otorgarás a Jacob tu fidelidad

y dispensarás a Abrahán tu amistad,

como lo prometiste en otro tiempo

a quienes fueron nuestros antepasados.

Apocalipsis 7

La Palabra (Hispanoamérica)

Los ciento cuarenta y cuatro mil

7 Vi después cuatro ángeles de pie sobre los cuatro puntos cardinales de la tierra. Sujetaban a los cuatro vientos, impidiendo que soplara viento alguno sobre la tierra, sobre el mar o sobre los árboles. 2 Desde el oriente, entre tanto, subía otro ángel, que llevaba consigo el sello del Dios vivo y que gritaba con voz poderosa a los cuatro ángeles encargados de arrasar la tierra y el mar. 3 Les decía:

— No causen daño a la tierra, al mar o a los árboles hasta que marquemos en la frente a los servidores de nuestro Dios.

4 Y pude oír el número de los marcados: eran ciento cuarenta y cuatro mil, tomados de todas las tribus de Israel.

5 Doce mil marcados por tribu:

de Judá, de Rubén y de Gad;

6 de Aser, de Neftalí y de Manasés;

7 de Simeón, de Leví y de Isacar;

8 de Zabulón, de José y de Benjamín.

Una muchedumbre inmensa ante el trono.

Doce mil marcados por cada una de las tribus.

9 Vi luego una muchedumbre inmensa, incontable. Gentes de toda nación, raza, pueblo y lengua; todos de pie delante del trono y del Cordero; todos vestidos con túnica blanca, llevando palmas en la mano 10 y proclamando con voz poderosa:

— La salvación viene de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero.

11 Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, cayeron rostro en tierra delante del trono y adoraron a Dios, 12 diciendo:

— Amén. A nuestro Dios la alabanza,

la gloria, la sabiduría,

la acción de gracias, el honor,

el poder y la fuerza por siempre. Amén.

13 Entonces, uno de los ancianos me preguntó:

— ¿Quiénes son y de dónde han venido estos de las túnicas blancas?

14 Yo le respondí:

— Mi Señor, tú eres quien lo sabe.

Él me dijo:

— Estos son los que han pasado por la gran persecución, los que han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero. 15 Por eso están ante el trono de Dios, rindiéndole culto día y noche en su Templo; y el que está sentado en el trono los protege. 16 Ya no volverán a sentir hambre ni sed ni el ardor agobiante del sol. 17 El Cordero que está en medio del trono será su pastor, los conducirá a manantiales de aguas vivas, y Dios mismo enjugará toda lágrima de sus ojos.

Salmos 135

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 135 (134)

El Señor es grande

135 ¡Aleluya!

Alaben el nombre del Señor,

alábenlo los que al Señor sirven,

2 los que están en la casa del Señor,

en los atrios de la casa de nuestro Dios.

3 Alaben al Señor por su bondad,

festéjenlo por su amabilidad,

4 porque el Señor escogió a Jacob,

a Israel como heredad suya.

5 Yo sé bien que el Señor es grande,

nuestro Dios supera a todos los dioses.

6 El Señor hace cuanto desea,

en el cielo y la tierra, en mares y abismos.

7 Desde el confín de la tierra alza las nubes,

forja rayos para que llueva,

saca el viento de sus refugios.

8 Dio muerte a los primogénitos de Egipto,

desde las personas hasta el ganado.

9 En medio de ti, Egipto,

envió prodigios y signos

contra el faraón y sus siervos.

10 Él abatió a muchas naciones,

aniquiló a reyes poderosos:

11 a Sijón, rey de los amorreos,

a Og, rey de Basán,

a todos los reyes de Canaán;

12 y entregó sus territorios como heredad,

a su pueblo Israel los entregó.

13 Señor, tu nombre es eterno,

tu fama perdura por generaciones.

14 Porque el Señor hace justicia a su pueblo,

se compadece de sus siervos.

15 Los ídolos de las naciones son plata y oro,

obra de manos humanas.

16 Tienen boca y no hablan,

ojos pero no ven,

17 oídos pero no oyen,

no tiene aliento su boca.

18 Que sean como ellos quienes los hacen,

todo el que en ellos confía.

19 Casa de Israel, bendigan al Señor,

casa de Aarón, bendigan al Señor;

20 casa de Leví, bendigan al Señor,

los que veneran al Señor, bendíganlo.

21 ¡Bendito sea el Señor en Sión,

el que habita en Jerusalén!

¡Aleluya!

Proverbios 30:5-6

La Palabra (Hispanoamérica)

5 Toda palabra de Dios es digna de crédito,

es un escudo para cuantos confían en él.

6 No añadas nada a sus palabras,

no sea que te corrija y demuestre tu mentira.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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