Sunday, May 7, 2023

DAB Español, Lunes 08 de Mayo

Día 128, DAB Español, Lunes 08 de Mayo


1 Samuel 2:22-4:22; Juan 5:24-47; Salmos 106:1-12; Proverbios 14:30-31 (Reina Valera Contemporánea (RVC))








1 Samuel 2:22-4

Reina Valera Contemporánea


22 Elí ya era muy viejo, pero sabía todo lo que sus hijos hacían con el pueblo de Israel, y sabía también que ellos se acostaban con las mujeres que servían a la entrada del tabernáculo. 23 Así que los llamó y les dijo:


«La gente se queja de que ustedes se portan muy mal. ¿Por qué lo hacen? 24 No, hijos míos; lo que hacen no está bien. Además, hacen pecar al pueblo del Señor. 25 Si el hombre peca contra el hombre, hay jueces para juzgarlo; pero si alguien peca contra el Señor, ¿quién intercederá por él?»


Pero sus hijos no atendieron los consejos de su padre, porque el Señor había resuelto quitarles la vida. 26 Mientras tanto, el joven Samuel seguía creciendo y era bien visto por Dios y por la gente.


27 Un día, un hombre de Dios fue a visitar a Elí, y le dijo:


«Así ha dicho el Señor: Cuando tus antepasados vivían en Egipto, en la tierra del faraón, ¿no es verdad que me manifesté a ellos con toda claridad? 28 Yo escogí a tu padre de entre todas las familias de Israel, para que fuera mi sacerdote y presentara sobre mi altar las ofrendas, y quemara incienso, y llevara el efod delante de mí. Además, le di a sus descendientes todas las ofrendas de los hijos de Israel. 29 ¿Por qué han pisoteado los sacrificios y las ofrendas que pedi al pueblo ofrecerme en el tabernáculo? ¿Por qué has respetado más a tus hijos que a mí, y los has dejado engordar con las mejores ofrendas que me da mi pueblo Israel? 30 Por todo esto, el Señor Dios de Israel te dice: Yo prometí que tu familia y los descendientes de tu padre estarían siempre a mi servicio; pero hoy te digo que esto se acabó, porque yo honro a los que me honran, y humillo a los que me desprecian. 31 Ya está cerca el día en que tu poder y el de tus descendientes llegará a si fin; ninguno de ellos llegará a viejo. 32 Tu familia caerá en desgracia, mientras que a Israel lo colmaré de bienes. Ya lo he dicho: Ninguno de tus descendientes llegará a viejo. 33 A cualquiera de tus hijos que yo no aparte de mi altar, tú lo verás para llenarte de dolor. Todos tus descendientes morirán en plena juventud. 34 Como señal de lo que te he dicho, tus dos hijos, Jofní y Finés, morirán el mismo día. 35 Pero levantaré un sacerdote que me sea fiel, y que haga lo que a mí me agrada. Yo haré que no le falten descendientes, y estará delante de mi ungido todos los días de su vida. 36 El que haya sobrevivido en tu familia, irá y se arrodillará delante de él, y le rogará que le dé una moneda de plata y un bocado de pan, y que lo ocupe en algún trabajo entre los sacerdotes para tener qué comer.»

El Señor llama a Samuel


3 El joven Samuel servía al Señor bajo la supervisión de Elí. En aquellos días el Señor no se comunicaba ni en visiones, pues éstas no eran frecuentes. 2 Un día, mientras Elí reposaba en su aposento, pues tenía la vista cansada y casi no veía, 3 y Samuel dormía en el santuario donde estaba el arca de Dios y la lámpara de Dios aún no se apagaba, 4 el Señor llamó a Samuel, y él respondió:


«Aquí estoy, Señor.»


5 Así que fue corriendo a donde estaba Elí, y le dijo:


«Aquí estoy. ¿Para qué me llamaste?»


Pero Elí le respondió:


«Yo no te he llamado. Vuelve a acostarte.»


Y Samuel volvió y se acostó. 6 Pero el Señor volvió a llamar a Samuel, así que el joven se levantó, fue a ver a Elí y le dijo:


«Aquí estoy. ¿Para qué me has llamado?»


Y Elí volvió a decirle:


«Yo no te he llamado, hijo mío. Regresa y acuéstate.»


7 En aquel tiempo, Samuel aún no conocía al Señor, ni se le había revelado su palabra. 8 Y el Señor llamó por tercera vez a Samuel, y él se levantó y fue a ver a Elí, y le dijo:


«Aquí estoy. ¿Para qué me has llamado?»


Con esto, Elí entendió que el Señor había llamado al joven, 9 así que le dijo a Samuel:


«Ve y acuéstate. Y si vuelves a escuchar que te llaman, dirás: “Habla, Señor, que tu siervo escucha.”»


Y Samuel fue y se acostó. 10 Entonces el Señor se detuvo junto a él, y lo llamó como las otras veces:


«¡Samuel, Samuel!»


Y Samuel respondió:


«Habla, Señor, que tu siervo escucha.»


11 Y el Señor le dijo:


«Escucha bien. Voy a hacer en Israel algo que, a quien lo oiga, le zumbarán los oídos. 12 Cuando llegue el momento, cumpliré en Elí todo lo que le advertí acerca de su familia, de principio a fin. 13 Voy a demostrarle que dictaré sentencia contra sus descendientes, por la maldad que él sabe, pues permitió que sus hijos blasfemaran contra mí, y él no se lo impidió. 14 Por lo tanto, yo he jurado a los descendientes de Elí que su maldad no será perdonada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas.»


15 Samuel se quedó acostado hasta que amaneció, y fue y abrió las puertas de la casa del Señor. Pero temía revelarle a Elí la visión que había tenido. 16 Entonces Elí llamó a Samuel, y le dijo:


«Samuel, hijo mío.»


Y él respondió:


«Aquí estoy.»


17 Y Elí dijo:


«¿Qué fue lo que el Señor te dijo? Te ruego que no me ocultes nada. Que Dios te castigue, y aún más, si me ocultas lo que Dios te dijo.»


18 Y Samuel le dijo todo, sin ocultarle nada. Entonces Elí dijo:


«Pues él es el Señor, y hará lo que mejor le parezca.»


19 Samuel creció y el Señor estaba con él, y lo respaldaba en todo lo que decía. 20 Y desde Dan hasta Berseba el pueblo de Israel supo que Samuel era un fiel profeta del Señor. 21 Y el Señor volvió a aparecerse en Silo, pues allí se manifestaba a Samuel por medio de su palabra.

Los filisteos capturan el arca


4 La palabra de Samuel llegaba a todo el pueblo de Israel.


Por esos días Israel salió a entablar combate contra los filisteos, y acampó junto a Ebenezer, mientras que los filisteos acamparon en Afec. 2 Los filisteos presentaron una cerrada batalla contra Israel, y lo vencieron, matando como a cuatro mil hombres. 3 Cuando el pueblo volvió al campamento, los ancianos israelitas preguntaron:


«¿Por qué permitió el Señor que los filisteos nos vencieran? Vayamos a Silo, donde está el arca del Señor. Ella tiene que acompañarnos siempre, para que nos salve de nuestros enemigos.»


4 Entonces el pueblo mandó traer de Silo el arca del pacto del Señor de los ejércitos, que habita entre los querubines. Jofní y Finés, los dos hijos de Elí, resguardaban en Silo el arca del pacto de Dios.


5 Cuando el arca del pacto del Señor llegó al campamento, todo el pueblo de Israel gritó con tanto júbilo que la tierra se estremeció. 6 Al oír los gritos, los filisteos se preguntaron: «¿Por qué hay tantas voces de júbilo en el campamento de los hebreos?» Y al saber que el arca del pacto del Señor había llegado allí, 7 con mucho miedo dijeron: «¡Dios ha venido al campamento! ¿Qué va a ser de nosotros? ¡Nunca antes nos había pasado algo así! 8 ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará del poder de este Dios tan poderoso? ¡Fue él quien castigó a los egipcios con plagas en el desierto! 9 Hermanos filisteos, tenemos que luchar con valor para no convertirnos en esclavos de los hebreos, como ellos lo han sido de nosotros. ¡Portémonos varonilmente, y peleemos!»


10 Y los filisteos pelearon y vencieron a los israelitas, y los hicieron huir a sus tiendas. Fue tan grande la mortandad que ese día cayeron treinta mil israelitas de infantería. 11 Además, los filisteos se llevaron el arca de Dios, y mataron a Jofní y Finés, los dos hijos de Elí.


12 Pero ese mismo día uno de los descendientes de Benjamín salió corriendo de la batalla y llegó a Silo. Llevaba rasgada la ropa, y su cabeza estaba cubierta de tierra. 13 Cuando llegó, Elí estaba en una silla vigilando el camino, pues estaba muy acongojado porque se habían llevado el arca de Dios. Cuando aquel hombre llegó a la ciudad, y contó lo que había pasado en la batalla, toda la ciudad se puso a gritar. 14 Elí oyó la gritería, y preguntó:


«¿Por qué hay tanto alboroto?»


Aquel hombre fue y le dio la noticia. 15 Elí tenía noventa y ocho años, y la vista se le había apagado, así que ya no podía ver. 16 Y ésta fue la noticia que recibió:


«Vengo de pelear contra los filisteos, pero logré escapar.»


Y Elí preguntó:


«¿Qué fue lo que pasó, hijo mío?»


17 Y el mensajero le respondió:


«Los soldados de Israel fueron vencidos, y huyeron de los filisteos. Hubo muchos muertos entre el pueblo, entre ellos tus dos hijos, Jofní y Finés. Además, los filisteos se llevaron el arca de Dios.»


18 Cuando el hombre dijo que el arca de Dios había sido capturada, Elí se fue de espaldas y se cayó de la silla, cerca de la entrada del templo, y se desnucó y murió, pues ya era viejo y estaba pesado. Durante cuarenta años había gobernado al pueblo de Israel.


19 Su nuera, la mujer de Finés, estaba encinta y cercana al parto, y cuando oyó que el arca de Dios había sido capturada, y que su suegro y su marido habían muerto, se impresionó tanto que le vinieron los dolores de un parto mortal, y allí mismo dio a luz. 20 Poco antes de morir, las parteras le dijeron: «Ten ánimo, pues has dado a luz un niño.» Pero ella no respondió, ni se dio por enterada. 21 Pero al niño le puso por nombre Icabod,[a] pues dijo: «¡La gloria de Israel ha sido deshonrada!», porque el arca de Dios había sido capturada, y su suegro y su marido habían muerto. 22 Por eso dijo: «La gloria de Israel ha sido deshonrada, pues han capturado el arca de Dios.»

Footnotes


1 Samuel 4:21 Es decir, Sin gloria.


Juan 5:24-47

Reina Valera Contemporánea


24 De cierto, de cierto les digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no será condenado, sino que ha pasado de muerte a vida. 25 De cierto, de cierto les digo: La hora viene, y ya llegó, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan vivirán. 26 Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; 27 y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. 28 No se asombren de esto: Vendrá el tiempo cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; 29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; pero los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

Testigos de Cristo


30 »Yo no puedo hacer nada por mí mismo. Yo juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco hacer mi voluntad, sino hacer la voluntad del que me envió. 31 Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero; 32 Pero el que da testimonio acerca de mí es otro, y yo sé que el testimonio que de mí da es verdadero. 33 Ustedes enviaron mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad. 34 Yo no recibo el testimonio de ningún hombre, sino que digo esto para que ustedes sean salvos. 35 Juan era una antorcha que ardía y alumbraba, y por algún tiempo ustedes quisieron regocijarse en su luz. 36 Pero yo cuento con un testimonio mayor que el de Juan, y son las obras que el Padre me dio para que las llevara a cabo. Las obras mismas que yo hago son las que dan testimonio de mí, y de que el Padre me ha enviado. 37 También el Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han oído su voz, ni han visto su aspecto, 38 ni tienen su palabra permanentemente en ustedes, porque a quien él envió ustedes no le creen. 39 Ustedes escudriñan las Escrituras, porque les parece que en ellas tienen la vida eterna; ¡y son ellas las que dan testimonio de mí! 40 Pero ustedes no quieren venir a mí para que tengan vida. 41 Yo no recibo gloria de parte de los hombres. 42 Pero yo los conozco a ustedes, y sé que el amor de Dios no habita en ustedes. 43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y ustedes no me reciben; pero si otro viniera en su propio nombre, a ése sí lo recibirían. 44 ¿Y cómo pueden ustedes creer, si se honran los unos de los otros, pero no buscan la honra que viene del Dios único? 45 No piensen que yo voy a acusarlos delante del Padre. Hay alguien que sí los acusa, y es Moisés, en quien ustedes tienen puesta su esperanza. 46 Si ustedes le creyeran a Moisés, me creerían a mí, porque él escribió acerca de mí. 47 Pero si no creen a sus escritos, ¿cómo van a creer a mis palabras?»

Salmos 106:1-12

Reina Valera Contemporánea

La rebeldía de Israel


106 ¡Aleluya!

¡Alabemos al Señor, porque él es bueno,

porque su misericordia permanece para siempre.

2

¿Quién podrá contar las grandes obras del Señor?

¿Quién podrá cantar sus alabanzas?

3

¡Dichosos los que imparten justicia

y siempre practican el derecho!


4

Señor, acuérdate de mí

cuando tu bondad alcance a tu pueblo;

¡ven a brindarme tu salvación!

5

Déjame ver tu bondad hacia tus escogidos;

déjame participar de la alegría de tu pueblo,

y alabarte en compañía de los que son tuyos.


6

Somos tan pecadores como nuestros padres.

Hemos hecho lo malo, hemos cometido maldad.

7

En Egipto, nuestros padres no entendieron tus maravillas;

no se acordaron de tu gran misericordia,

y a orillas del Mar Rojo se rebelaron contra ti.

8

Pero tú, Señor, por tu gran amor los salvaste

y diste a conocer tu gran poder.

9

Reprendiste al Mar Rojo, y éste se secó,

y tu pueblo pasó por el mar como por un desierto.

10

Tú los salvaste del poder del enemigo;

¡los rescataste del poder de sus adversarios!

11

El mar cubrió a sus perseguidores,

y ninguno de ellos quedó con vida.

12

Entonces tu pueblo creyó en tu palabra,

y con alegría te cantaron alabanzas.

Proverbios 14:30-31

Reina Valera Contemporánea


30

Un corazón apacible infunde vida al cuerpo,

pero la envidia corroe hasta los huesos.

31

Oprimir al pobre es afrentar al Creador;

tener misericordia del pobre es honrar a Dios.

Reina Valera Contemporánea (RVC)


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