Monday, May 1, 2023

DAB Español, Martes 02 de Mayo

Día 122, DAB Español, Martes 02 de Mayo


Jueces 15:1-16:31; Juan 2:1-25; Salmos 103; Proverbios 14:17-19 (Traducción en lenguaje actual (TLA))








Jueces 15-16

Traducción en lenguaje actual

La venganza de Sansón


15 Después de algún tiempo, Sansón fue a visitar a su prometida, y le llevó un cabrito. Era el tiempo de la cosecha. Al llegar dijo:


—Voy a entrar al cuarto de mi mujer. Quiero verla.


Pero el padre de ella no lo dejó entrar, 2 sino que le explicó:


—Yo pensé que ya no la querías, así que la casé con otro. ¿Por qué no te casas con su hermana menor? ¡Es más linda que ella!


3 Lo único que contestó Sansón fue:


—¡Ahora tengo más razones para acabar con los filisteos!


4 Entonces fue y atrapó trescientas zorras, y las ató por la cola, de dos en dos, y a cada par le sujetó una antorcha. 5 Luego soltó a las zorras en los campos de los filisteos, y así se quemó todo el trigo, tanto el cosechado, como el que todavía estaba en pie. También se quemaron todos los viñedos y olivares.


6 Los filisteos preguntaron quién había hecho eso, y les dijeron que era una venganza de Sansón contra su suegro, porque lo había dejado sin esposa. Por eso los filisteos fueron y quemaron a la prometida de Sansón y al padre de ella. 7 Al saber esto, Sansón los amenazó: «¿Conque esas tenemos? ¡Pues les juro que no voy a descansar hasta acabar con todos ustedes!» 8 De inmediato los atacó con furia, y mató a muchos de ellos. Luego se fue a la cueva que está en la peña de Etam, y allí se quedó.

La quijada de burro


9 Los filisteos vinieron y acamparon en Judá. Cuando atacaron la ciudad de Lejí, 10 los de Judá les preguntaron:


—¿Por qué nos atacan?


Ellos contestaron:


—Hemos venido a capturar a Sansón, para hacerle lo mismo que nos hizo a nosotros.


11 Al oír esto, tres mil hombres de Judá fueron a la cueva de Etam y le dijeron a Sansón:


—¿Por qué nos has metido en problemas? ¿No sabías que los filisteos nos dominan?


Él les respondió:


—Yo les hice a los filisteos lo que ellos me hicieron a mí.


12 Entonces le dijeron:


—Nosotros hemos venido para capturarte y entregarte a los filisteos.


Sansón contestó:


—Júrenme que no me matarán.


13 Ellos le aseguraron que no lo harían. Le dijeron:


—Nosotros no te vamos a matar. Sólo vamos a entregarte a los filisteos.


Así que lo ataron con dos sogas nuevas y lo sacaron de la cueva.


14 Cuando se acercaron a Lejí, los filisteos, muy alborotados, salieron a su encuentro. En ese momento el espíritu de Dios llenó a Sansón de fuerza, y éste reventó las sogas que le sujetaban los brazos y las manos como si fueran hilos viejos. 15 Luego encontró una quijada de burro que todavía no estaba seca, y con ella mató a muchos filisteos. 16 Después de eso dijo:


«Con la quijada de un burro

maté a muchísimos hombres,

y los junté en uno y dos montones».


17 Dicho esto, tiró la quijada. Por eso a ese lugar se le llamó Ramat-lejí, que quiere decir: «Colina de la quijada».


18 Como Sansón tenía muchísima sed, le suplicó a Dios: «¿Después de darme una victoria tan grande, me vas a dejar morir de sed? ¿Vas a dejar que estos filisteos me capturen?»


19 Entonces Dios permitió que saliera agua de un hueco. Al beberla, Sansón se sintió mucho mejor. Por eso, hasta el momento en que esto se escribe, ese lugar se llama En-hacoré, que significa: «Manantial del que suplica».


20 Durante veinte años, Sansón fue jefe de los israelitas. Era el tiempo cuando los filisteos dominaban la región.

Sansón va a Gaza


16 Cierto día, Sansón fue a la ciudad de Gaza. Allí vio a una prostituta, y entró a su casa para pasar la noche. 2 Los de Gaza se enteraron de que Sansón estaba allí, así que rodearon el lugar y se pusieron a vigilar la entrada de la ciudad. Decidieron esperar toda la noche y matar a Sansón al amanecer. 3 Pero él se levantó a la medianoche, fue hasta la entrada y arrancó el portón con todo y pilares y cerrojos. Cargó todo sobre sus hombros y se lo llevó a lo alto del cerro que está frente a Hebrón.

Sansón y Dalila


4 Después Sansón se enamoró de una mujer llamada Dalila, que vivía en el valle de Sorec. 5 Los jefes filisteos le fueron a decir a ella:


«Engaña a Sansón, y averigua el secreto de su gran fuerza. Necesitamos saber cómo vencerlo y atarlo para mantenerlo bajo nuestro poder. Si logras averiguarlo, cada uno de nosotros te dará más de mil monedas de plata».


6 Cuando Sansón fue a visitarla, Dalila le preguntó:


—¿Cuál es el secreto de tu gran fuerza? ¿Cómo se te puede atar sin que te liberes?


7 Sansón le contestó:


—Si me atan con siete cuerdas nuevas, de las más fuertes y resistentes, perderé mi gran fuerza y seré como cualquier otro hombre.


8 Entonces los jefes filisteos le llevaron a Dalila siete cuerdas de las más fuertes y resistentes, y ella ató a Sansón. 9 Dalila había escondido en su cuarto a unos hombres, así que gritó: «¡Sansón! ¡Los filisteos te atacan!»


Pero Sansón rompió las cuerdas como si fueran hilos viejos, y los filisteos no pudieron descubrir el secreto de su gran fuerza.


10 Dalila le dijo a Sansón:


—¡Te burlaste de mí! ¡Me engañaste! ¿Qué hay que hacer para sujetarte?


11 Sansón le respondió:


—Si me atan con sogas nuevas, de las que se usan para atar ganado, perderé mi fuerza y seré como cualquier otro hombre.


12 Entonces Dalila consiguió esa clase de sogas, lo ató, y después gritó: «¡Sansón! ¡Los filisteos te atacan!»


Los hombres estaban esperando en otro cuarto, pero Sansón rompió las sogas que le sujetaban los brazos como si fueran hilos delgados.


13 Dalila le dijo a Sansón:


—¡Volviste a engañarme! ¿Por qué insistes en mentirme? Por favor, dime, ¿qué hay que hacer para sujetarte?


Sansón le contestó:


—Si tomas las siete trenzas de mi cabello y las entretejes entre los hilos de ese telar, y luego sujetas el telar fuertemente al suelo con estacas, perderé mi fuerza y seré como cualquier otro hombre.


14 Cuando Sansón se durmió, Dalila entretejió las trenzas en el tejido del telar, y sujetó el telar al suelo con las estacas. Luego gritó: «¡Sansón! ¡Los filisteos te atacan!»


Pero Sansón se despertó, arrancó el telar con todo y estacas, y se libró.


15 Entonces Dalila exclamó:


—¿Cómo puedes decir que me amas, si me sigues engañando? ¡Ya es la tercera vez que te burlas de mí, y todavía no me dices cuál es el secreto de tu gran fuerza!


16 Todos los días Dalila seguía insistiendo con la misma pregunta, y tanto se hartó Sansón que se quería morir. 17 Finalmente, Sansón le confesó a Dalila su secreto: «Jamás se me ha cortado el cabello, porque antes de nacer fui dedicado a Dios como nazireo.[a] Si me cortaran el cabello, perdería mi fuerza y sería como cualquier otro hombre».


18 Dalila comprendió que esta vez Sansón le había dicho la verdad, y mandó este mensaje a los jefes filisteos: «Vengan acá otra vez, porque ahora sí me ha dicho la verdad».


Entonces los jefes filisteos volvieron con el dinero en la mano. 19 Dalila hizo que Sansón se durmiera recostado en su falda, y mandó llamar a un hombre para que le cortara las siete trenzas. Después comenzó a maltratarlo, 20 y le gritó: «¡Sansón! ¡Los filisteos te atacan!»


Sansón despertó pensando que iba a librarse como antes, pero no sabía que Dios ya lo había abandonado. 21 Los filisteos lo sujetaron y le sacaron los ojos; luego se lo llevaron a Gaza, le pusieron cadenas de bronce, y lo obligaron a trabajar en el molino de la cárcel. 22 Pero con el tiempo, su cabello comenzó a crecer de nuevo.

Muerte de Sansón


23 Los jefes de los filisteos se reunieron para ofrecer un gran sacrificio a su dios Dagón. Festejaban así su triunfo y cantaban esta canción:


«Nuestro dios nos ha dado la victoria;

hemos vencido a Sansón, nuestro enemigo».


24-25 Estaban tan contentos que mandaron traer a Sansón para burlarse de él. Cuando lo trajeron de la cárcel, lo pusieron de pie entre dos columnas, y se divertían haciéndole burla. Al verlo, la gente alabó a su dios, y todos cantaban:


«Sansón destruyó nuestros campos

y mató a miles de los nuestros.

Pero nuestro dios nos ha dado la victoria,

hemos vencido a Sansón, nuestro enemigo».


26 Al ver cómo se burlaban de él, Sansón le dijo al muchacho que lo guiaba: «Déjame tocar las columnas que sostienen el templo. Quiero apoyarme en ellas».


27 El templo estaba lleno de hombres y mujeres. Además de los jefes de los filisteos, había en la terraza unas tres mil personas que se divertían viendo a Sansón.


28 Entonces Sansón oró: «¡Dios todopoderoso, ayúdame sólo una vez más! Los filisteos se han burlado de mí sacándome los ojos, te ruego que me des fuerzas para vengarme de ellos».


29 Dicho esto, Sansón apoyó sus dos manos sobre las columnas centrales que sostenían el templo, 30 y gritó: «¡Que mueran conmigo los filisteos!» Luego empujó las columnas con todas sus fuerzas, y el templo se vino abajo sobre los jefes filisteos y sobre todos los que allí estaban. Sansón mató a más personas al morir, que las que había matado en toda su vida.


31 Después vinieron los hermanos de Sansón con todos sus parientes a recoger su cuerpo. Lo enterraron en la tumba de Manoa, su padre, entre Sorá y Estaol. Sansón fue jefe de los israelitas durante veinte años.

Footnotes


Jueces 16:17 Nazireo. Véase nota en Nm 6.1-21.


Juan 2

Traducción en lenguaje actual

Jesús convierte agua en vino


2 Tres días después María, la madre de Jesús, fue a una boda en un pueblo llamado Caná, en la región de Galilea. 2 Jesús y sus discípulos también habían sido invitados.


3 Durante la fiesta de bodas se acabó el vino. Entonces María le dijo a Jesús:


—Ya no tienen vino.


4 Jesús le respondió:


—Madre,[a] ese no es asunto nuestro. Aún no ha llegado el momento de que yo les diga quién soy.


5 Entonces María les dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que Jesús les diga.» 6 Allí había seis grandes tinajas para agua, de las que usan los judíos en sus ceremonias religiosas. En cada tinaja cabían unos cien litros. 7 Jesús les dijo a los sirvientes: «Llenen de agua esas tinajas.»


Los sirvientes llenaron las tinajas hasta el borde. 8 Luego Jesús les dijo: «Ahora, saquen un poco y llévenselo al encargado de la fiesta, para que lo pruebe.»


Así lo hicieron. 9 El encargado de la fiesta probó el agua que había sido convertida en vino, y se sorprendió, porque no sabía de dónde había salido ese vino. Pero los sirvientes sí lo sabían.


Enseguida el encargado de la fiesta llamó al novio 10 y le dijo: «Siempre se sirve primero el mejor vino, y luego, cuando ya los invitados han bebido bastante, se sirve el vino corriente. Tú, en cambio, has dejado el mejor vino para el final.»


11 Jesús hizo esta primera señal en Caná de Galilea. Así empezó a mostrar el gran poder que tenía, y sus discípulos creyeron en él.


12 Después de esto, Jesús fue con su madre, sus hermanos y sus discípulos al pueblo de Cafarnaúm, y allí se quedaron unos días.

Jesús va al templo


13 Como ya se acercaba la fiesta de los judíos llamada la Pascua, Jesús fue a la ciudad de Jerusalén. 14 Allí, en el templo, encontró a algunos hombres vendiendo bueyes, ovejas y palomas; otros estaban sentados a sus mesas, cambiando monedas extranjeras por monedas judías. 15 Al ver esto, Jesús tomó unas cuerdas, hizo un látigo con ellas, y echó a todos fuera del templo, junto con sus ovejas y bueyes. También arrojó al piso las monedas de los que cambiaban dinero, y volcó sus mesas. 16 Y a los que vendían palomas les ordenó: «Saquen esto de aquí. ¡La casa de Dios, mi Padre, no es un mercado!»


17 Al ver esto, los discípulos recordaron el pasaje de la Biblia que dice: «El amor que siento por tu templo me quema como un fuego.»


18 Luego, los jefes de los judíos le preguntaron a Jesús:


—¿Con qué autoridad haces esto?


19 Jesús les contestó:


—Destruyan este templo, y en sólo tres días volveré a construirlo.


20 Los jefes respondieron:


—Para construir este templo fueron necesarios cuarenta y seis años, ¿y tú crees poder construirlo en tres días?


21 Pero Jesús estaba hablando de su propio cuerpo. 22 Por eso, cuando Jesús resucitó, los discípulos recordaron que él había dicho esto. Entonces creyeron lo que dice la Biblia y lo que Jesús había dicho.

Jesús conoce a todos


23 Mientras Jesús estaba en la ciudad de Jerusalén, durante la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en él porque vieron los milagros que hacía. 24-25 Pero Jesús no confiaba en ellos, ni necesitaba que le dijeran nada de nadie, porque los conocía a todos y sabía lo que pensaban.

Footnotes


Juan 2:4 Madre: lit. mujer. Se ha traducido madre por el contexto del relato, y porque en nuestra cultura un hijo no se dirige a su madre llamándola mujer .


Salmos 103

Traducción en lenguaje actual

¡Te alabaré con todas mis fuerzas!

SALMO 103 (102)

Himno de David.


103 ¡Con todas las fuerzas de mi ser

alabaré a mi Dios!

2

¡Con todas las fuerzas de mi ser

lo alabaré y recordaré

todas sus bondades!

3

Mi Dios me perdonó

todo el mal que he hecho;

me devolvió la salud,

4

me libró de la muerte,

¡me llenó de amor y de ternura!

5

Mi Dios me da siempre todo lo mejor;

¡me hace fuerte como las águilas!


6

Mi Dios es un juez justo

que reconoce los derechos

de la gente que sufre.

7

A Moisés y a los israelitas

les dio a conocer sus planes

y lo que esperaba de ellos.


8

Mi Dios es muy tierno y bondadoso;

no se enoja fácilmente,

y es muy grande su amor.

9

No nos reprende todo el tiempo

ni nos guarda rencor para siempre.

10

No nos castigó como merecían

nuestros pecados y maldades.

11

Su amor por quienes lo honran

es tan grande e inmenso

como grande es el universo.

12

Apartó de nosotros

los pecados que cometimos

del mismo modo que apartó

los extremos de la tierra.

13

Con quienes lo honran,

Dios es tan tierno

como un padre con sus hijos.

14

Bien sabe nuestro Dios cómo somos;

¡bien sabe que somos polvo!

15

Nuestra vida es como la hierba,

que pronto se marchita;

somos como las flores del campo:

crecemos y florecemos,

16

pero tan pronto sopla el viento,

dejamos de existir

y nadie vuelve a vernos.

17

En cambio, el amor de Dios

siempre será el mismo;

Dios ama a quienes lo honran,

y siempre les hace justicia

a sus descendientes,

18

a los que cumplen fielmente

su pacto y sus mandamientos.


19

Mi Dios es el rey del cielo;

es el dueño de todo lo que existe.

20

Ustedes, sus ángeles poderosos,

que cumplen sus mandatos

y llevan a cabo sus órdenes,

¡alaben a mi Dios!

21

Y ustedes, sus ejércitos,

que están a su servicio

y cumplen su voluntad,

¡alaben a mi Dios!

22

Y ustedes, sus criaturas,

que llenan todos los rincones

de todo lo que existe,

¡alaben a mi Dios!


Yo, por mi parte,

¡alabaré a mi Dios,

con todas las fuerzas de mi ser!

Proverbios 14:17-19

Traducción en lenguaje actual


17

El que pronto se enoja

pronto hace tonterías,

pero el que piensa en lo que hace

muestra gran paciencia.


18

La recompensa de los tontos

es su propia estupidez;

el premio de los sabios

consiste en saber cómo actuar.


19

Los malvados no resisten

la justicia de los buenos.

Traducción en lenguaje actual (TLA)


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